◈ 39
❝Silencio en el bosque❞
La noche fue difícil. Tan difícil que no pude dormir nada.
El chico que estaba a mí lado pareció destrozado, y no era para menos. Después de todo, ambos sabíamos quién era la dueña de ese collar, y que estuviera en nuestras manos no era para nada una buena señal.
No me atreví a indagar más para ver si en verdad él sabía algo al respecto y tampoco se me ocurrió qué podía decir. Una mezcla de emociones me invadió. Prácticamente no conocía a esa mujer, pero él, quien había pasado parte de su infancia con ella, por supuesto que había tenido una conexión más cercana independiente de cómo había terminado todo.
En serio los lazos de sangre no lo eran todo cuando se podía crear conexión de otro modo.
Pensé en si era normal sentir más tristeza por el chico que estaba llorando sin consuelo en vez de sentirme mal por haber perdido a la mujer que me había llevado en su vientre. Sin embargo, al final no tenía ningún recuerdo con ella, ni bonito ni feo... Simplemente no había nada. Para mí ella era una extraña que había roto el corazón del chico que me gustaba y había raptado a mi hermano menor. Por lo mismo, mi imagen de ella no era la mejor, aun así quise pensar en que todo era una gran mentira que solo tenía la intención de causar daño.
Había provenido de Padre, y de ese monstruo tampoco había que fiarse.
Cuando Jungkook finalmente se quedó dormido, aproveché para pensar en qué podíamos hacer para escapar de ahí. La puerta que daba hacia el patio interior no era una opción muy buena, no obstante, la puerta que daba hacia el bosque sí pareció algo mejor. Aunque todas mis esperanzas se vieron momentáneamente acabadas cuando, tras correr el mueble que la tapaba, me di cuenta que estaba cubierta por varias tablas que hacían imposible escapar sin tener alguna herramienta o sin hacer ruido para intentar destruirlas.
Estábamos en problemas.
En grandes problemas.
Me acerqué a Jungkook grande, quien todavía dormía, notando que su rostro no estaba en paz. Se movía inquieto, con el ceño fruncido, como si incluso en sueños no pudiera escapar del peso de todo lo que estábamos pasando. Pasé mi mano por su cabello, intentando darle algo de consuelo. Aunque no se despertó, me pareció que su expresión se suavizó un poco y sonreí suavemente por ello.
Tan solo podía centrarme en esos pequeños detalles para no sentirme tan inquieta.
Deseé que Jungkook pequeño junto con Yoonah y Sangho llegaran para ayudarnos a escapar de de ahí, pero por más que las horas pasaron, no sentí ni el más mínimo ruido que indicara aquello. Por supuesto, de seguro habían ido a buscar ayuda como les había dicho, ¿pero de qué iba a servir si no se escuchaba ningún niño?
Solté un suspiro viendo el rostro maltratado que no merecía tener ni la más mínima marca. ¿Por qué Padre le había hecho daño? ¿Cómo alguien era capaz de maltratar a su propio hijo? Mis pensamientos viajaron a aquella noche en donde nos escapamos con el pequeño Jungkook, recordando que la mujer que había prometido hacerlo feliz al final había hecho exactamente lo mismo que ese hombre engañador.
Realmente no lograba comprenderlo. ¿Por qué maltratar a quien prácticamente era una parte de ti mismo?
La angustia no tardó en llegar. Había soportado toda la noche para que Jungkook grande no me viera tan vulnerable, pero aprovechando que él estaba dormido, mi cuerpo solo reaccionó por sí solo.
¿Qué iba a pasar con nosotros? ¿Qué iba a hacer Padre una vez que los rayos del sol comenzaran a iluminar? Distante a lo que había pasado años atrás, en ese momento no tenía ninguna emoción de subir al techo para ver el amanecer. En su lugar, estaba casi pidiendo para que el amanecer no llegara nunca.
Observé la habitación con cuidado, sin encontrar ningún otro lugar por el cual escapar. La ventana estaba cubierta con barrotes, la puerta hacia el bosque estaba tapada y la puerta hacia el interior...
No quería quedarme de brazos cruzados, pero no tenía nada más que hacer al respecto.
Si salía sin avisarle a Jungkook grande, de seguro se iba a preocupar por no verme de un momento a otro, pero en su estado... Escapar también parecía algo difícil. Por la forma en que dormía estaba segura de que hace mucho que no había descansado como correspondía. La idea de que llevaba un tiempo encerrado ahí tomó más fuerza entre mis pensamientos.
Me puse de pie para ir hacia la ventana. El cielo cada vez se notaba más claro, lo cual indicó que estábamos más cerca del alba. Miré hacia los pasillos, notando que no había ningún indició de movimiento. Por un momento cruzó la idea de despertar a quien estaba en la cama para ver si teníamos una oportunidad para marcharnos, pero la idea quedó descartada al verlo tan tranquilo, roncando suavemente mientras estaba bien arropado.
No era capaz de molestarlo si lo veía descansando tan bien.
Tomé asiento en la misma silla en la que alguna vez Jungkook grande se había sentado cuando junto con el más pequeño dormimos en su cama. Pensar que eso había sucedido hace tiempo fue algo extraño. En ese momento habíamos sido más bien unos extraños, pero con el tiempo nos habíamos acercado hasta formar lo que teníamos.
Tal vez no estábamos saliendo con todas sus letras, pero nos gustábamos y nada podía cambiar eso.
—Sun... ¿Por qué estás allá?
Para cuando me di cuenta, se había sentado en la cama buscándome al no sentirme a su lado.
—No podía dormir más —le mentí. Aunque en parte había cierta verdad.
Todavía algo dormido, me hizo una seña para que me acercara a él. Le hice caso, pues tampoco era como si hubiera estado haciendo mucho solo sentada sin hacer nada. Levantó las mantas para que me metiera a su lado, y así lo hice. Me recosté de lado y de inmediato pasó uno de sus brazos bajo mi cabeza mientras que el otro acarició mi espalda para cubrirme bien, quedando mi rostro hundido a la altura de su cuello.
No había lugar más seguro que ese. Incluso buscando en todo el mundo, estaba segura de que siempre iba a regresar ahí.
—Perdón por dormir tanto y no darme cuenta de que te habías levantado.
—Está bien, estabas cansado y tu cuerpo necesitaba descansar bien.
Él dejó un suave beso en mi frente, que si bien me enterneció, también me dio unas inmensas ganas de llorar. Y lo abracé fuerte, queriendo no soltarlo nunca.
¿Por qué estar juntos tenía que ser tan complicado? Extrañé los días en el pueblo donde parecíamos una pareja de casados. Si bien no era la mejor vida, por lo menos era mucho más tranquilo que estar esperando a que Padre pudiera aparecer en cualquier momento.
—Todo va a estar bien. No te preocupes —sus suaves palabras me relajaron un poco, pero los nervios no desaparecieron del todo.
—Pensé que podríamos escapar por la puerta trasera, pero estaba reforzada con tablas.
—Culpa mía. Me descubrió y la clausuró —se alejó un poco para verme a los ojos—. Ahora que recargué fuerzas... Vamos a movernos.
Lo observé un poco extrañada, sin comprender muy bien a lo que se refería.
—¿Movernos?
—Sí. Vamos a escaparnos de aquí como sea. Y teniendo la llave de la habitación, la tarea es mucho más fácil.
Fue así como, minutos después, estaba detrás de él esperando a que abriera la puerta para ver si era seguro poder escapar. Era una total locura pensando en que su padre lo había maltratado, por lo que podíamos correr la suerte de que nos hiciera daño a los dos. Sin embargo, su seguridad me transmitió la suficiente calma para poder pensar en que en verdad había una posibilidad de escapar sin que nos pasara algo malo. Y me aferré a esa idea al igual que me aferré a su camisa.
—No te alejes. Vamos a irnos los dos bien juntos, ¿está bien?
—Está bien.
Abrió la puerta despacio, tan despacio que estuve segura de que fuimos los únicos que pudieron escucharla. Sacó su cabeza para ver si era seguro y, tras unos segundos examinando, la abrió más para que ambos pudiéramos salir. Mis piernas estaban temblando sin que lo pudiera controlar, pero me obligué a avanzar para irnos de una buena vez.
Íbamos a ocupar la misma ruta que siempre habíamos usado cuando me llegaba el periodo, y esperaba que todo estuviera a nuestro favor.
—A la cuenta de tres, vamos a avanzar. No mires para atrás y solo preocúpate de que vayamos al mismo ritmo —asentí sin dudarlo—. Uno, dos y... Tres.
Empezamos a avanzar por el pasillo tan rápido que ni siquiera pasó por mi cabeza mirar hacia atrás. Él llevaba mi bolso colgado de su hombro izquierdo mientras que su mano derecha tomó mi mano con fuerza, pero sin llegar a ser brusco.
Los rayos del sol hicieron presencia, al igual que una pequeña figura que de repente apareció en nuestro camino, obligandonos a parar para no pasar a llevarlo.
—¿Jungha?
El pequeño miró a mi acompañante y todavía algo dormido, movió una de sus manos para saludarlo. Aquel nombre resonó entre mis recuerdos y de repente lo recordé: era el pequeño que había alimentado la primera vez que me había ido del hogar. Pero ya no era un bebé que comía papillas, en su lugar era un pequeño niño que nos llegaba más o menos a la altura de la cadera.
—Padre salió más temprano. Voy a tomar agua.
Me sorprendió que siendo tan pequeño se desenvolviera con tal naturalidad como si no hubiera sido raro ver a dos personas corriendo. Pero más me llamó la atención que estuviera ahí frente a nosotros, pues en lo que llevaba ahí no había escuchado ningún ruido que indicara que hubiera algún niño.
—¿Dónde están tus compañeros de cuarto?
No era momento de detenernos, pero como había aparecido frente a nosotros, no había forma de que hubiéramos seguido solo ignorando su presencia.
—Estoy solo. La señora Hyeji está cuidando al resto.
Jungkook grande y yo permanecimos quietos frente al pequeño Jungha. Su rostro tranquilo no coincidía con el caos que latía en mi pecho. Algo no cuadraba. Era imposible que no hubiera hecho ningún ruido antes.
—¿Dónde dijiste que están los demás? —insistí, intentando mantener la voz firme.
—Con la señora Hyeji —repitió el niño, como si fuera lo más obvio del mundo. Luego bajó la mirada y empezó a balancearse sobre sus pies descalzos—. Ella me dijo que saliera solo si tenía sed. Así que por eso salí.
Sus palabras parecieron tan inocentes, pero había algo en su tono, algo demasiado... automático. Jungkook grande se inclinó un poco, poniéndose a su altura. Imaginé que él tampoco sabía que había alguien más además de él y su padre, pues también lo noté sorprendido.
—¿Y Padre? ¿Sabes cuándo volverá? —preguntó con cuidado.
Jungha lo miró y negó con un gesto rápido.
—Ayer me leyó un cuento y dijo que hay que levantarse con los pajaritos, justo cuando sale el sol.
El Sol.
La parte sin techo, en donde los primeros rayos de luz comenzaban a filtrarse de forma más notoria. El tiempo se nos acababa. Miré a Jungkook grande, esperando que compartiera mi urgencia, pero él permaneció unos segundos estudiando al niño, como si buscara algo en su expresión.
—Jungha, ¿por qué estás aquí? —mi voz se quebró un poco. No pude evitarlo; mi instinto me decía que algo andaba mal.
—Padre me dijo que los esperara —contestó con una naturalidad escalofriante, como si acabara de confesar que el cielo era azul.
Sentí cómo el frío me recorrió de pies a cabeza. Jungkook grande se puso de pie de golpe, sujetando mi mano nuevamente.
—Vámonos. Ahora.
Pero algo me detuvo. No podía simplemente dejar al pequeño ahí, incluso si algo en mi interior gritaba que no confiara en él. ¿Y si realmente estaba siendo manipulado por Padre? ¿Y si nos íbamos y él terminaba pagando las consecuencias?
—No podemos dejarlo aquí —le dije a Jungkook grande, quien me miró con incredulidad.
No era momento de intentar ser un héroe, pero en lo más profundo de mi ser sentí que no podía dar un paso si lo veía a él, tan pequeño e indefenso, quedándose a solas con un hombre tan malo.
—Sunbin, él está aquí por una razón, y te aseguro que no es para ayudarnos. Padre lo está usando, está más que claro. No hay que ser tontos y dejarnos convencer.
—¡Pero solo es un niño! —respondí, mi voz quebrándose por completo.
La expresión de su rostro lejos de suavizarse, se volvió más seria. Sabía que estaba siendo muy arriesgada, ¿pero cómo podíamos dejarlo atrás? Ya una vez había dejado una mirada brillante sola y las cosas no habían resultado nada bien...
—Y mi papá sabe cómo usar a los niños mejor que nadie.
Su tono era duro, pero la verdad en sus palabras me golpeó como una bofetada. Quería discutir, quería llevar a Jungha con nosotros, pero antes de que pudiera decidir, la voz del niño volvió a cortar el aire.
—¿Sunbin? Padre dijo que te estaba esperando. Dijo que quería hablar contigo. Que si no te veía, se iba a enojar mucho.
Sus palabras con su voz tan chillona de repente me regresaron a la realidad. Estábamos escapando y detenernos a hablar con él tan solo había sido un retraso. El chico a mi lado tenía razón, su padre tan solo sabía aprovecharse de la inocencia de los niños, ¿y quién no iba a caer ante una voz tan dulce y una carita tan tierna?
Un ruido detrás de nosotros nos alertó. Al darnos la vuelta, Padre apareció en escena, en su rostro tenía esa sonrisa llena de veneno por muy angelical que se viera.
—Jungha, muchas gracias por avisarle a Sunbin. Tengo algo muy rico para el desayuno, ¿por qué no vas al comedor y miras la sorpresa que te tengo?
Antes de poder detenerlo, el pequeño salió corriendo con rapidez. El agarre en mi mano se volvió más fuerte, indicando que teníamos que salir de ahí lo más rápido posible.
Pero mis pies parecieron pegarse al piso.
Qué ingenua había sido, cayendo siempre en las trampas de ese hombre.
—Vámonos. No te quedes quieta.
Salí de mi estado estando quieta cuando Jungkook grande tiró fuerte de mí, logrando que avanzara. Ahí mi cuerpo reaccionó y no echamos a correr lo más rápido que pudimos. Ni siquiera miré hacia atrás, pues era obvio quien estaba ahí observándonos.
Cuando llegamos hasta la muralla blanca, subimos por unas cajas que estaban apiladas con la suficiente altura para ayudarnos. Yo fui primero, mientras que el chico que iba conmigo me ayudó para que pudiera subirme encima con mayor facilidad.
Quien nos estaba esperando no tardó mucho en llegar hasta donde estábamos. Sus pasos lentos pero firmes se detuvieron a un par de metros, justo cuando conseguí subirme sobre el muro.
—Pensé que ya sabían qué podía pasar si me traicionaban —Jungkook grande se quedó en su lugar, mientras mi corazón iba a mil esperando que subiera—. Sunbin, ¿acaso se te olvidó que íbamos a charlar? Más temprano charlé con tu hermanito. ¿No te interesa saber sobre qué hablamos? Tal vez debería traerlo aquí para que entres en razón y no cometas una locura.
Mi corazón se detuvo por un momento y pareció que el muro era tres veces más alto de lo normal. ¿Le había hecho algo al pequeño Jungkook? Una parte de mí decía que tan solo estaba intentando manipularme, pero otra parte creyó en lo que decía.
La cadena que había guardado en mi bolsillo cayó al piso, como apoyando el pensamiento que se había cruzado por mi cabeza.
—No le hagas caso. Solo quiere causar miedo.
Si bien sus palabras fueron firmes, sus puños temblando no demostraron lo mismo. Si Padre había sido capaz de maltratar a su propio hijo... ¿Cómo no podría haberle hecho algo al niño que odiaba? Pero Jungkook pequeño estaba con Yoonah y Sangho, ellos no iban a permitir que les pasara algo, ¿o si?
—Callate, Joohyuk. No estoy hablando contigo.
Mi sangre que se había sentido congelada, empezó a tornarse caliente; prácticamente hirviendo. Su tono me molestó como nunca y exploté:
—No, el que se debe callar es otro. ¿De qué tenemos que hablar nosotros? No quiero saber nada que venga de una boca tan sucia. Estoy agotada... Estoy agotada de no poder vivir tranquila, agotada de haber visto cómo tantos niños han vivido aquí bajo el cuidado de un enfermo. Quiero tranquilidad y-y solo vivir como una chica normal.
Mis ojos se llenaron de lágrimas y Jungkook grande se giró a verme, completamente sorprendido. Padre, por su parte, soltó una suave risa.
—Vaya, pensé que tu madre era la única loca, pero veo que tú también puedes tener esa faceta —se acercó todavía más y temí que mis palabras solo hubieran empeorado la situación—. Baja de ahí ahora. Vamos a hablar como corresponde, no a gritos. Y tú —se dirigió a su hijo—, hazte a un lado.
El sonido de una bofetada reinó y la herida en la boca de Jungkook se abrió producto del golpe, logrando que algo de color rojo comenzara a brotar. Mi sangre nuevamente comenzó a hervir y la idea de bajar se me cruzó por la cabeza, pero incluso antes de intentarlo, Jungkook tomó uno de los cajones y se lo lanzó al hombre frente a él, provocando que este cayera de espalda al piso.
Antes de que se pusiera de pie, Jungkook rápidamente se dio la vuelta y sin decir nada, se estiró y me empujó para que pasara hacia el otro lado. Unas cuantas plantas amortiguaron un poco mi caída y agradecí que estuvieran verdes y flexibles, de otro modo las ramas secas hubieran punzado más feo. No tardé mucho en ver la silueta del chico que me gustaba, quien saltó para caer a mi lado.
—Perdón, perdón, perdón.
Entre disculpas me puse de pie cuando él tomó mi mano, y nos echamos a correr como si nuestras vidas dependieran de ello. Nos adentramos en el bosque todavía de la mano, sorteando las ramas, piedras y malezas que estaban en el suelo.
Probablemente alcanzamos a correr unos cuatrocientos metros cuando un sonido fuerte irrumpió en el silencio del bosque. Nunca antes había escuchado ese ruido o alguno similar, pero claramente indicaba peligro, mucho más cuando junto a él se acompañó de un grito firme y claro.
—¡Ya basta de juegos estúpidos! —sentí que en cualquier momento me iba a desvanecer entre la repentina bajada de adrenalina y el cansancio de no haber dormido nada. Sin poder aguantarlo más, caí de rodillas al suelo al doblarme un tobillo— ¡Vamos a hablar ahora!
Jungkook intentó ayudarme a ponerme de pie, pero sin éxito. Toda la fuerza que había tenido se esfumó de un segundo a otro. No haber dormido había sido una muy mala idea y la fuerte punzada no ayudó en mucho.
—Hay que seguir —me suplicó. Al verlo, sus ojos estaban inyectados en miedo. Como pude me puse de pie apenas, y él me subió en su espalda, pero tras unos segundos terminó cayendo al piso cuando otra vez se volvió a escuchar el fuerte ruido— M-mierda.
Deseé con todas mis fuerzas que Jungkook pequeño llegara junto a los otros con ayuda, pero todo se vio imposible cuando se logró ver claramente esa figura de la que estábamos escapando.
—¿Sunbin, escuchaste todo lo que dije? Hazme caso antes de que esto se vuelva más difícil, ¿si?
Sus pasos estaban más cerca, eran los únicos que se escuchaban al estar Jungkook y yo tirados en el suelo.
—¡SUNBIN!
No fui capaz de decir nada. Mis ojos pasaron de ver paredes blancas a sumergirse en un profundo negro y, junto a ello, dejé de escuchar lo que estaba pasando.
●▬▬▬▬15/08/24▬▬▬▬●
¡Ya solo falta un capítulo!
Nos vemos ahí 🙊
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