◈ 31
❝Sin fuerzas❞
—Tengo miedo, padre.
Mi voz apenas salió. Parecía que tenía atrapadas las palabras en medio de la garganta, y por alguna razón decirlas me estaba costando mucho.
—No te preocupes. Confía en mí.
Su rostro tenía una expresión que me transmitió paz, aun así no pude evitar echarme hacia atrás intentando alejarme lo que más podía de su persona. ¿Cómo me había encontrado? ¿Dónde estábamos? Los pensamientos en mi mente eran muy difusos, lo único que tenía claro era que no lo quería cerca por nada del mundo.
Mi corazón chocaba contra mis costillas con tanta fuerza que por poco podía percibir que se lograba ver en el movimiento de la tela de la ropa.
—Todavía falta para mi cumpleaños. Por favor, no haga nada. En serio me da miedo.
Estábamos los dos solos, no había nadie más en el lugar. Mis ojos recorrieron cada rincón de aquella habitación en busca de compañía; alguien que me ayudara. Sin embargo, por más que puse esfuerzo en ello, no logré dar con nadie.
Únicamente mi respiración fuerte interrumpía el ambiente, y el pensamiento que más inundaba mi cabeza era que no quería cumplir dieciocho años. No quería crecer más, no quería que el tiempo siguiera avanzando.
—Tranquila. Todo va a estar bien. Solo estamos practicando, ¿si?
De repente una tela cubrió mi campo de visión y todo se transformó en una oscuridad que puso en alerta el resto de mis sentidos.
—Padre...
La palabra salió más bajo de lo que tenía planeado. Ni siquiera sé cómo fue capaz de oírme, tal vez la poca distancia que había entre nosotros estaba ayudando en que no fuera necesario elevar más la voz para que me pudiera oír.
Intenté llevar mis manos hasta lo que cubría mi rostro, pero su cálido tacto me detuvo de hacer cualquier movimiento.
—Ya, ya. No te destapes los ojos. Mientras no veas, todo va a estar bien.
Tragué saliva con fuerza y lo último que pude sentir fue su mano al rededor de una de mis muñecas. La piel de su palma era ligeramente áspera y logró rodear toda la extensión de mi muñeca sin mucho esfuerzo. No estaba siendo brusco, al menos no demasiado, pero estaba usando la suficiente fuerza para que no pudiera moverme. Apreté los ojos volviendo la oscuridad todavía más espesa, y sintiendo una gran congoja en el pecho, solo dejé que aquella neblina tan conocida invadiera mi mente.
No tenía fuerzas para ir en su contra.
—¿Sun, qué pasa?
El rostro del pequeño Jungkook apareció en mi campo de visión. Abrí mis ojos como pude, dándome cuenta que solo había tenido una pesadilla y que en realidad estaba en esa cómoda cama con las mantas más suaves que alguna vez mi piel había tocado.
—Perdón, tuve un mal sueño —me senté y me cubrí bien con las mantas. El sol todavía no salía y el ambiente se sentía fresco—. Por cierto, ¿Qué haces aquí? No vaya a ser que te regañen por colarte en mi habitación.
—Menos mal que te desperté —su suave sonrisa calmó un poco mi corazón, el cual todavía estaba agitado por el recuerdo de ese rostro del pasado— Y tranquila. Ya todos en la mansión saben que me gusta pasar tiempo contigo... Si tú no estás aquí, yo tampoco.
Sin querer, por su ocurrencia se me escapó una pequeña risa. Era verdad que ya llevábamos cerca de medio año viviendo junto con su familia adoptiva, y si bien yo era parte como tal... El pequeño Jungkook me había mantenido a su lado. Y así fue como terminé viviendo entre algunos lujos que nunca pensé tener. Mi cabello había crecido un poco, había vuelto a los vestidos e incluso tenía clases particulares con maestros que iban al hogar para enseñarnos a ambos. Era la vida soñada de cualquiera, de eso no podía quejarme, pero me faltaba algo... Bueno, más alguien.
Jungkook, el chico con el cual había tenido mi primer beso.
Al principio confié en que no nos volveríamos a separar cuando apareció cuatro días después de que nos habíamos visto en la estación de trenes. Pero al final las cosas no salieron como había pensado, al menos no del todo. Cuando pensé en que podríamos regresar a vivir juntos, tuvimos una larga charla que terminó en que lo mejor era que me quedara junto con Jungkook pequeño y su familia adoptiva. Ellos me habían aceptado en su hogar y me habían abierto las puertas, por lo que era una oportunidad difícil de rechazar. Y habiendo en el pueblo tantos malos recuerdos, me terminó por convencer, incluso si eso significaba pasar muy poco tiempo solos y mucho tiempo sin vernos.
—Lo sé. Estoy muy agradecida por dejarme tener este tipo de vida —guardé silencio un momento, pensando en lo que iba a decir—. ¿De casualidad no estás aquí porque él llegó?
Su amable sonrisa pasó a ser una fina línea recta.
—No, estuve atento viendo... Pero hoy no apareció. Tal vez Joohyuk está muy ocupado, después de todo, la última vez dijo que pronto empezaría a trabajar.
Y de aquello ya habían pasado dos meses. No lo podía olvidar.
El pequeño Jungkook nos había ayudado a vernos, después de todo, estar bajo aquel techo significaba cumplir los estándares de una señorita bien portada, y verse a escondidas con un chico que no era nada formal... Claramente iba contra eso. Por lo mismo todos nuestros encuentros eran lo más tranquilos que se podía... Así fue como Jungkook grande trabajó de jardinero un par de semanas y nos pudimos ver aunque sea por medio de las ventanas. Y, si teníamos suerte, lograba escabullirme un par de minutos mientras el menor de los tres se encargaba de llamar la atención del resto. Había sido todo un éxito, al menos hasta que la madre adoptiva de Jungkook pequeño pareció sospechar de que había algo entre nosotros, y no dudó en llamarme para charlar a solas.
"Sunbin, ¿conoces al chico que es jardinero?". Su pregunta me había sorprendido, y no podía olvidar su rostro serio. Su vestimenta elegante y sus facciones duras eran bastante intimidantes a pesar de que la mayoría de tiempo era una mujer muy amable y con buenos modales. "Uh, bueno... ¿Sí?", mi respuesta al parecer no había sido mucho de su agrado, y la mueca que puso me lo hizo saber. "Quiero decir, nos conocemos del hogar, tal y como conozco a Jungkook...", y lo que agregué no pareció mejorar en nada la situación.
Mis manos nunca habían sudado tanto. Era la primera vez una mujer lograba ponerme tan tensa. Casi siempre habían sido hombres con sus prácticas brutas, pero ella lo logró sin necesidad de hacer algo más que solo hablar.
"Ambas somos mujeres, no me puedes engañar", sus brazos en su regazo demostraban una postura bastante tranquila. "Estoy muy agradecida de que hayas traído a Jungkook de vuelta, pero no por eso voy a pasar por alto esto Eres una chica joven y acepté tenerte con nosotros como si fueras una hija más, sin embargo, tú también debes poner de tu parte. Así que dime la verdad de mujer a mujer, ¿Hasta dónde han llegado? ¿Has dormido con ese chico? No puedo permitir que te embaraces a esta edad. No seremos una familia muy importante para que todo el mundo hable de nosotros, pero somos conocidos en el pueblo y en los pueblos cercanos, no puedes tener una gran panza sin una sortija en tu dedo y lo ideal es siempre llegar virgen al matrimonio, pero lo hecho ya hecho está y si ustedes...". Ya ni siquiera podía recordar bien todo lo que había dicho después. Tan solo podía sentir cómo mis mejillas amenazaban con volverse rojas cada vez que ese momento llegaba a mi mente.
Había sido la charla más vergonzosa e incómoda de toda mi existencia. Lo bueno es que desde ahí el tema no había vuelto a surgir.
—Tienes razón —terminé por decir una vez que regresé a la realidad. Algunos rayos de sol comenzaron a verse a través del gran ventanal de la habitación, avisando que el día ya estaba llegando.
—Papá pronto va a tener un viaje de negocios y mamá lo va a acompañar para ir a todas esas fiestas de adultos. Escuché a una empleada hablar sobre ello.
—Supongo que van a reforzar la seguridad como precaución.
Él rápidamente movió la cabeza en un gesto de negación.
—Nos van a llevar con ellos. Hoy va a venir una modista a tomarte las medidas y hacerte muchos vestidos bonitos. Es por eso que vine para avisarte y que no te tome por sorpresa. A veces puede ser incómodo que gente extraña invada el espacio personal de la nada. Pero ya debes estar conociendo mejor a mi madre adoptiva, le gusta la exclusividad si se trata de eventos más importantes... Y no hay nada más importante que mostrarte a la sociedad como parte de esta familia.
Si bien él no estaba al tanto de todas las cosas por las que había pasado, y mucho menos por esos momento en los que sentí que estaba en un pozo del que no podía salir, agradecí que fuera atento y se fijara en esos detalles. Que él estuviera cerca no me incomodaba después del tiempo que habíamos pasado juntos, pero de vez en cuando las malas memorias aparecían y me era difícil actuar como si nada estuviera pasando.
—¿Sabes? Nunca pensé que terminaríamos así. Se siente irreal... En el pasado solo estábamos tú y yo, y después de muchas vueltas de la vida, volvimos a estar juntos y vivimos en esta mansión en donde tenemos todo lo que queremos y mucho más. ¿No te sientes igual que yo?
Aunque fuera más pequeño, tenía que hablar del tema con alguien y no confiaba del todo en alguien más del lugar como para ventilar lo que pensaba y sentía.
—Estoy feliz de que estemos juntos, incluso si no fuera aquí y estuviéramos viviendo bajo un puente.
Su comentario nos hizo reír a ambos a la par. Aunque unos golpecitos en la puerta nos obligaron a guardar silencio.
—Señorita Sunbin, ya está lista la tina para que tome su baño —esa era la voz de una de las empleadas. No tenía que tener mucho más años que yo, pues la sentía bastante joven, aun así se dirigía de forma muy educada—. Y joven Jungkook, ya pasé por su habitación y no había nadie, por favor regrese antes de meterse en problemas.
El chiquillo frente a mí agachó su cabeza sabiendo que ya era momento de irse. Por mucho que nunca se metiera en problemas, seguía siendo ese niño pequeño que iba detrás de mí, aunque al menos ya sabía atar los cordones de su zapatos y estaba creciendo tan rápido que ya no lo podía cargar sobre mi espalda.
—Nos vamos a ver otra vez al desayunar. Ahora ve a tu habitación, Kook.
Y sin reclamar o hacer una escena, se puso de pie y salió de la habitación para dejarme sola nuevamente. Me saqué las mantas de encima y colé una de mis manos bajo el escote del precioso camisón que había usado para dormir, de esa manera entre mis dedos tomé el collar que Jungkook grande me había dejado para recordarlo en cada momento y lo examiné por largos segundos. Pensé en lo que habría estado haciendo, si había dormido bien o si estaba tan ocupado trabajando que ni siquiera tenía tiempo para eso.
Las ganas de verlo me estaban carcomiendo, y todo lo demás pasaba a segundo plano si se trataba de pensar en él.
Quería ver su rostro, que sus ojos me miraran con ese brillo especial que solo él poseía. Realmente anhelaba tenerlo frente a mí para darle un abrazo y que él me rodeara con su cuerpo como si nunca me fuera a soltar. Yo... Le había entregado mi corazón, pero cada día que no lo veía, crecía mi malestar por no tenerlo tan cerca como me hubiera gustado. Pasamos de darnos nuestro primer beso a una despedida sin saber cuándo nos veríamos otra vez, y de ahí a una cercanía que parecía estar prohibida.
Sin duda habíamos llegado a un punto que no me gustaba para nada.
El día pasó rápidamente. Entre la modista y una clase por la tarde, de repente me vi nuevamente entre las mantas, solo con la diferencia de que me estaba preparando para dormir y no para levantarme. A mi mente regresó la pesadilla que había tenido por la mañana y la cual había ignorado con todas mis fuerzas para que no me hiciera mal, pero estando en el silencio de mi habitación, los pensamientos simplemente surgieron. Me abracé a mí misma en busca de consuelo y calma, por mucho que solo se hubiera tratado de mi imaginación, de igual forma lograba ponerme inquieta.
Ni siquiera sabía qué era de aquel hombre, pues los últimos meses había estado viviendo en un burbuja que nadie podía traspasar. No obstante, ese pensamiento no duró mucho, pues unos pequeños golpecitos contra el ventanal me obligaron a abrir los ojos y dejar de pensar en lo que estaba pensando. Mi habitación estaba en el segundo piso y el pequeño Jungkook podía ingresar por la puerta sin necesidad de hacer algo más. Me quedé quieta analizando lo que estaba pasando, transcurridos unos segundos, los golpecitos se volvieron a sentir.
No hubiera sido difícil ignorar aquel sonido y taparme con las mantas hasta la cabeza, pero algo me dijo que no podía ignorarlo y que tenía que ver de qué se trataba. Busqué una bata para cubrir mi ropa de dormir y me calcé unas mullidas pantuflas para el frío de la noche. El corazón me comenzó a latir con más fuerza a medida que me acercaba al ventanal. La oscuridad no me daba miedo, pero sí logró ponerme nerviosa. Abrí las cortinas dejando entrar la luz nocturna y algo chocó con el ventanal a la altura de mis ojos. Agité la cabeza hacia los lados como reflejo, y me asomé un poco más para ver de qué se trataba.
Entre los arbustos que estaban debajo logré ver una figura de una persona, y todo indicio de temor se esfumó cuando agudizando mi vista logré ver de quién se trataba. Cómo pude abrí el ventanal sin hacer mucho ruido y una sonrisa entre la oscuridad pareció iluminar un poco más la noche.
—Bajo enseguida —apenas le dije antes de juntar el cristal.
Me saqué lo que cubría mis pies para hacer menos ruido, y salí de la habitación viendo que no había ninguna luz encendida. El cuarto matrimonial estaba al fondo del lugar y a ello le seguía la habitación de Jungkook, en cambio hacia la entrada estaba mi cuarto, el más cercano a las escaleras. Baje tan despacio que probablemente mis pisadas se sentían más como las de un ratón que las de una chica de diecisiete años. No queriendo hacer un escándalo, me dirigí a la cocina para salir por la puerta trasera. A esa hora no debía haber nadie, a excepción de algunos hombres que resguardaban la entrada, pero poco me importó con tal de llegar a ese rostro que tanto había estado esperando.
Cuando lo tuve frente a mí, no pensé en nada más. Me tiré a sus brazos y él no tardó en envolverme. Pareció que tenía más musculatura, tal vez en parte debido a que no lo había abrazado hace mucho y la forma de su silueta estaba difusa en mi mente.
—Perdón la demora —su cuerpo estaba cálido y lo abracé más fuerte. Él, por su parte, dejó un beso en mi cabeza que me revolvió todo en la panza—. Menos mal que apareciste, ya estaba pensando en que me había equivocado de habitación.
—Te extrañé demasiado —el sonido de su corazón me tranquilizó—. Gracias por aparecer. Ya no estaba soportando no verte.
Me alejé para ver su rostro y me topé con esos ojos brillantes que me observaban con total atención. ¿Siempre me había mirado de esa forma? ¿Cómo es que no había caído antes? Sus manos, incluso siendo ásperas por el trabajo, se sintieron suaves acunando mis mejillas.
—Yo también te extrañé demasiado... Tanto que ni siquiera podía dormir por pensarte durante toda la noche —su rostro se inclinó hacia mí. Su nariz tocó la mía produciéndome cosquillas—. ¿Puedo?
Ni siquiera tuve que abrir la boca para decir algo. Simplemente recibí sus labios como si se hubiese tratado de algo indispensable para vivir. Y tal vez así era, pues sentí que mis piernas perdieron un poco de fuerza al llevar toda mi concentración hacia lo que estábamos haciendo. Por suerte me sostuvo por la cintura para no terminar de rodillas en el suelo.
—Sigues igual de linda... —susurró. Su aliento era cálido en medio de la brisa de la noche—. Ahora que te tengo enfrente, por fin puedo respirar tranquilo de nuevo. No me gusta estar separados, Sun.
Y pensé lo mismo. Junto a él pareció que no había nada malo en el mundo.
●▬▬▬▬10/07/24▬▬▬▬●
Chan, chan, primer capítulo de la cuarta parte.
Las invoco: @Sei_jaku @https_LUISAF @Valecandy_2018 @lazafiro26 @liloystihs
En otro tema... Más o menos así está el cabello de Sunbin:
¿Alguna pregunta? ¿Algo que no se entendió?
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