◈ 25
❝Rayos de luz❞
A la mañana siguiente partimos hacia la estación de tren. Había bastante gente, pero Jungkook se encargó de tenerme cerca para que no estuviera tan nerviosa. Sirvió un poco y su mano tomando la mía realmente lograron tranquilizarme bastante. Compramos los boletos y esperamos que llegara al andén para poder abordar.
Mientras tanto, me dediqué a observar el ambiente del lugar. La gente se despedía de sus familiares con emoción. Padres dejando a sus hijos, mujeres despidiendo a sus maridos... Y luego estábamos nosotros, que íbamos hacia el mar para cambiar un poco el aire que últimamente nos había estado rodeando.
Nos sentamos uno al lado del otro. Quedando él hacia el pasillo y yo hacia la ventana. Había bastante bullicio en el vagón que nos tocó, pero no lo suficiente para que fuera insoportable. Observé el paisaje por la ventana, dandome cuenta que de a poco íbamos dejando atrás el pueblo. Las casitas fueron sustituidas por naturaleza, habiendo un montón de árboles y arbustos que antes no había visto, al menos no de esa perspectiva. Por un momento deseé que el pequeño Jungkook hubiera estado con nosotros, él siempre había anhelado ver la naturaleza y seguramente aquel paisaje hubiera enamorado sus ojos.
—Vas muy pensativa. ¿Hay algo que te inquiete?
—No, solo estaba pensando un poco en Jungkook. Él siempre quería ver cómo era fuera del hogar y por eso nos subíamos a ver qué hasta donde sé alcanzaba a divisar —di un ligero suspiro—. Espero que esté bien. Sé que hace bastante que no hablamos de estos temas, pero a veces me vienen a la mente sin querer.
—Está bien. Tampoco es que los tengamos que olvidar. Estamos intentando seguir con nuestras vidas, pero eso no significa que absolutamente debemos dejar todo nuestro pasado de lado, ¿no crees?
—Sí, tienes razón. Aunque espero llegar al mar para desconectarme un poco.
Guardó silencio y, al igual que yo, se dedicó a mirar el paisaje. Me pregunté cuántas personas viajarían diariamente viendo lo que yo mía estaba viendo con mis ojos. La naturaleza era hermosa y los árboles parecían mágicos. Estar entre ellos definitivamente daba un poco de miedo, pero en ese momento sentí que eran unas de las cosas más preciosas que había visto en mi vida.
Me sumergí tanto en observar hacia afuera que no fui consciente de cuánto demoraba el viaje. Mis ojos viajaban por todos los detalles que era capaz de ver. Casitas en medio de la nada, plantaciones e incluso animales. Fue increíble ver cómo algo que parecía tan lejano, a la vez estaba tan cerca. Jungkook a mi lado, también parecía estar sumergido observando el paisaje.
Nuestros ojos no estaban obligados a solo ver blancas paredes. Había todo un mundo lleno de colores a nuestra disposición.
Sin querer, me terminé quedando dormida. De forma extraña aquel bullicio y vista de lugar, lograron relajarme un poco. Y lo último que sentí, fue como Jungkook acomodó mi cabeza en su hombro para que no fuera chocando contra el cristal.
Fue cómodo y me sentí segura, pero no lo mencioné en voz alta.
Para cuándo me desperté ya era nuestra parada y había soñado algo, aunque no logré recordar de qué trataba ya que la idea se fue desvaneciendo apenas fui consciente de que nos teníamos que levantar de los asientos para poder bajar. Jungkook llevamos el pequeño equipaje que llevamos con nosotros, y tomando mi mano fue que salimos del grupo de gente que se había acumulado.
El cielo estaba algo gris y los colores vivos y fuertes ya no predominaban tanto, pero el ambiente seguía siendo agradable. Por sobre nuestras cabezas pasaron unas cuantas aves y Jungkook me indicó que iban hacia el mar. Estábamos bastante cerca, así que solo hacia falta que caminaramos para poder llegar.
Los árboles cambiaron sus formas y pareció que todo estaba cubierto por un fino polvillo. Caminamos por las calles que estaban algo solitarias, pero tenían su encanto al estar decoradas por piedras y elementos que hacían alusión al mar. Respiré profundo, comprobando cómo efectivamente el aroma del lugar era diferente a todo lo que había sentido en el pueblo anterior o en el hogar.
El sol comenzó a estar a nuestro favor mientras que algunas nubes se empezaron a dispersar. Jungkook se detuvo a comprar algunos dulces a uno de los lugareños y seguimos nuestro recorrido por las calles para llegar hasta el mar.
—¿Escuchas las olas? Cada vez estamos más cerca del mar.
La emoción en su tono de voz me hizo emocionarme.
Nos metimos por una calle más.esttrcja que las anteriores y bajamos varios escalones. Pude sentir cómo mi corazón comenzó a latir más rápido cada vez más rápido a medida que nos acercabamos. Un frondoso árbol nos saludó por sobre nuestras cabezas y finalmente tras llegar a un camino plano, a mi derecha pide ver aquella gran masa de agua que tanto había estado esperando por nosotros.
Mi imaginación no le hizo justicia a lo que había imaginado. Simplemente era el paisaje más bello que había visto en toda mi vida.
Una suave brisa movió mi cabello y genuinamente disfruté sentir los mechones tan cortos cerca de mi rostro. En el horizonte el agua se tocaba con el cielo, y en la orilla las olas rompían produciendo un sonido que me ponía nerviosa, pero que a la vez era sumamente relajante.
Por varios minutos me quedé en silencio contemplando la hermosa postal frente a mí, y Jungkook guardó silencio dejándome disfrutar al máximo.
—Gracias, Jungkook —me atreví a romper el silencio entre nosotros— Es... Es hermoso.
Él me sonrió con ternura.
—Me alegra que el sol haya salido. El mar brilla más y tus ojos también.
Sus palabras me hicieron sentir algo avergonzada. ¿Tan apagada había tenido mi mirada? De seguro era así, pero aquella frase sonaba más como una adecuada para coquetear con alguien. Tal vez solo era yo que me estaba formando ideas erróneas en la cabeza. Regresé a la realidad y salí de mi cabeza cuando un par de aves pasaron por sobre mi cabeza.
—¿Podemos bajar?
—¿A la arena? ¡Claro! Ven, vamos a buscar un lugar por el cual bajar.
Seguimos caminando por la calle hasta dar con una pequeña escalinata que daba hacia la playa. Jungkook bajó primero y yo fui detrás de él siguiéndolo. Se descalzó los zapatos y copié su acción. La arena tenía una textura peculiar a pesar de que parecía ser similar a la tierra, pero al tocarla fue completamente diferente. Cuando empezamos a caminar pude sentir como al principio me hundía, pero mientras más cerca estábamos del agua, el terreno se iba volviendo más compacto.
Finalmente, cuando llegamos hasta donde alcanzaba el agua, sentí cosquillas en mis pies. Estaba un poco frío y la textura era divertida. Observé a Jungkook, quien tenía una gran sonrisa en su rostro, y con un gesto me invitó a que me acercara hasta él.
Iba a meter los pies al mar y me estaba invitando a acompañarlo.
Al principio dudé, el mar se veía enorme y un ligero sentimiento de miedo me invadió, pero su mano extendida hacia mí, siguió invitándome a que me atreviera.
Vi el mar, mi mirada regresó a él y de esa forma alterné lo que veía un par de veces más. Jungkook soltó una risa gracias a mi acción y, viendo que no me decidía, se me acercó y tomó mi mano con cuidado. No lo aparté ni tampoco intenté soltarme de su agarre.
—Vamos con cuidado. Si te da miedo, no seguimos y nos regresamos a la arena seca, ¿si?
Asentí todavía sin palabras.
Su mano cálida fue un gran contraste en comparación al agua que estaba más fría que caliente. Lo afirmé fuerte cuando el agua avanzó hacia nosotros y terminó por cubrirnos los pies. Él me observó asegurándose que todo estaba bien, y yo terminé por dejar ir todo ese miedo que tenía guardado en mi interior.
Los problemas parecieron pequeños viendo la inmensidad de la masa de agua frente a nosotros.
Casi y me sentí como uno de los granos de arena que había pisado antes.
Moví mis pies, percibiendo como el agua sonaba mientras que algo de arena se levantaba. ¿Cómo es que algo tan simple podía ser tan bonito? ¿Acaso será algo tan complejo que lo llegaba a sentir como simple? Nuestras cosas, que habíamos dejado en la orilla, me dejaron de importar e incluso olvidé que estaban ahí. Toda mi atención fue a parar a ese momento que se sintió mágico.
—Creo que em verdad nunca había visitado el mar. Debe ser imposible olvidar algo tan lindo como esto —le comenté observando todo lo que nos rodeaba.
—¿Y sabes qué es lo mejor? Hay muchas cosas que se pueden hacer. Podemos caminar por la orilla, buscar caracolas, ver los botes lejanos... Es todo un panorama. Aunque no sé nadar, así que lo mejor son las actividades que no tienen mucho peligro.
Su risa genuina me hizo sentir viva. Verlo lograba hacer que mi corazón latiera muy rápido, y nada tenía que ver con ese latir producto de algún miedo.
Él me hacía sentir feliz y una sonrisa se me escapó.
No importaba si días atrás solo quería fundirme con mi cama, o si las sonrisas no querían surgir. En ese momento simplemente no pude evitar que mis comisuras apuntaran hacia arriba.
—Me gusta todo lo que dices. Aunque... ¿Podemos comer un poco? Creo que hasta el apetito me regresó.
—Por supuesto. Hay que aprovechar que quieres comer, así los alimentos se disfrutan más.
Todavía tomados de la mano, regresamos hasta donde habíamos dejado nuestras cosas. Y observando el mar, no pusimos a comer los dulces que había comprado. No eran la gran cosa, pero mi estómago los recibió con gusto y gozo como si se hubiera tratado del platillo más delicioso del mundo.
Entre mordida y mordida, charlamos por largo rato. No eran temas importantes, más bien trivialidades. Contamos las gaviotas e intentamos ver hasta donde llegaban sin importar que en algún punto nuestros ojos ya no alcanzaban a verlas. También observamos los botes y nos fijamos en quienes estaban pescando. Incluso comentamos sobre unos niños que pasaron en bicicleta por la calle detrás de nosotros.
El mundo definitivamente tenía cosas bonitas.
No todo era tan gris como había pensado.
De esa forma el tiempo fue pasando y de estar un par de minutos pasamos a estar horas. El sol cada vez estaba más cerca de la línea del horizonte y nos dedicamos a caminar por la orilla, abarcando toda la extensión que podíamos, hasta que llegamos a un gran casa, o al menos lo que en algún momento fue, pues tan solo quedaban partes y el resto eran ruinas.
Nos paseamos con cuidado, viendo que a pesar de que estaba abandonada, se mantenía siendo un lugar seguro. Todo parecía estar limpio, excepto por el polvo que invadía cada rincón. Las olas del mar se sentían romper en las rocas cercanas, nada similar a aquel lugar en el que habíamos estado todo el día, en dónde había suave arena que recibía la marea.
Las partes que se mantenían mejor de la estructura me intrigaron, pensando en por qué alguien se iría de un lugar tan bonito. La vista hacia el mar era algo de de seguro cualquiera querría ver.
—Cuidado, está un poco resbaloso —me avisó mientras empezamos a subir unos escalones.
Con lo grande del terreno, comencé a pensar que no solo era una gran casa, fácilmente se podía tratar de una mansión. Por lo menos habían unas tres escaleras y por la estructura al menos se veían que en su momento tenía que haber tenido dos pisos como mínimo.
—¿De quién será esto? ¿Estaremos en problemas por estar aquí?
—Se ve abandonado y no había nadie vigilando, así que no te preocupes. Si a alguien le importara, probablemente no lo tendría en este estado.
Asentí dándole la razón. Si algo se quería, lo más razonable era seguir a su lado. Sin embargo, no siempre era así, y ambos lo sabíamos bien.
—Debe ser genial tener una casa enorme. Se puede vivir con muchas personas porque hay espacio suficiente —dejé de caminar, intentando imaginar cómo habría sido el edificio antes de terminar en ese estado—. Siento que aquí tuvo que vivir una familia con muchos hijos. Cada uno con su propia habitación, sus pertenencias bien ordenadas... Incluso tenían que tener empleados.
—De seguro es como dices, los ricachones no hacen las cosas por sí solos, siempre tienen a alguien que lo hace por ellos.
Los últimos rayos de sol estaban iluminando con fuerza. La postal frente a nosotros fue incluso más mágica que la que habíamos visto al llegar.
—Y bueno... ¿Qué hacemos ahora? —cambié de tema. Por muy bonito que fuera el paisaje, era momento de regresar al mundo real.
—¿Te parece si buscamos un lugar donde dormir? Seguir aquí por la noche no debe ser muy bonito.
—Aunque está tan alejado de todo... Y hasta hemos dormido apoyados en un árbol. ¿No podemos..? —sugerí.
Pasar todo el día con él había sido agradable, pasar la noche no tenía que ser tan distinto.
—Qué ocurrencias tienes, Sun. Pero si es lo que quieres, podemos armar algo rápido aprovechando el sol que queda —empezó a mirar alrededor y yo copié su acción—. Vi una puerta tirada... Si la usamos para cubrir, se sentirá más seguro aunque no sea la gran cosa. Al lado de una de las escaleras habían unos muros decentes. Vamos hacia allá para ordenar un poco.
Y, sin más intercambio de palabras, nos pusimos manos a la obra, tal y como esos días en los que nos dedicábamos a reparar y trabajábamos codo contra codo.
●▬▬▬▬07/03/24▬▬▬▬●

Nuevo capítulo, chikis Jeon-Jenis fer_army613 Valecandy_2018 Emi_mimi_bonito95 salyoof
Comenten que ya me estoy poniendo al día con la historia. Spoiler: serán 40 capítulos en total.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro