◈ 22
❝Ave sin alas❞
Estaba nerviosa, los días habían pasado rápidamente y de repente ya había llegado la fecha del cumpleaños de Jungkook. Había pensado arduamente en qué regalarle, pero todos los pensamientos habían llegado a la misma respuesta: nada. No sabía qué regalarle por más que había pasado largas noches pensando en lo que podría ser más adecuado.
Había hecho mención de ver a aquella mujer. Sin embargo, no me había atrevido a aventurarme a ir a la casa en dónde la habíamos visto por última vez. Por otro lado, estábamos todos los días juntos, así que sinceramente no creía que se podía considerar un regalo el pasar el día con él.
Miré a Jungkook, quién seguía durmiendo en la otra cama. ¿Cómo podía hacer que fuera un día especial cuando no tenía nada que ofrecerle? Él me había regalado la cadenita de su madre y yo ni siquiera tenía algo similar para dárselo. Quienes alguna vez habían sido mi familia solo me habían regalado recuerdos que de a poco si iban desvaneciendo... Lo vi removerse en su cama. Era solo un nuevo día para ir a trabajar, y me dio tristeza saber que su día podía empezar de una manera aburrida por no tener nada.
Con cuidado y sin hacer mucho ruido me levanté de la cama para salir de la habitación. Al menos le podía preparar un buen desayuno para tener un detallito hacia él. Bajé las escaleras lo más lento posible para que la vieja madera no resonara tanto. Habíamos ido de compras hace poco, por lo que por suerte tenía algo para ofrecerle. La paga había disminuído en los últimos días, pero estábamos siendo lo más optimistas posibles por verle el lado positivo a las cosas.
Tomé unas cuantas frutas y las comencé a picar después de asegurarme que estuvieran en buen estado. Mi humor mejoró pensando en que se pondría feliz cuando me viera llegar con el pequeño banquete. No sería un manjar de reyes, pero estaba poniendo las mejores intenciones para hacerlo feliz como se merecía. Acomodé todo en una bandeja tras haber puesto un pequeño mantel. Todo fue tomando la forma que había tenido en mente y solo bastó poner una pequeña flor para decorar.
Cursi o no, sentí que lograba hacer que el detalle fuera más especial.
Con todo listo, regresé a la habitación para poder despertarlo, pero me llevé una sorpresa cuando al abrir la puerta me encontré de frente con él. Su rostro tenía una expresión preocupada, parecía que estaba a punto de salir.
—Sun —sus ojos se pasearon desde mi rostro hasta la bandeja que tenía entre mis manos—. Me asustaste mucho. Me desperté y de repente vi que tu cama estaba vacía...
—Perdón, estaba preparándote este desayuno especial como es tu día. Por cierto, feliz cumpleaños.
Le pedí permiso para que me dejara ingresar por completo a la habitación y dejé la bandeja sobre mi cama. Me di la vuelta para verlo y me acerqué para darle un abrazo. Sinceramente el contacto físico estaba siendo un problema, pero hice un esfuerzo ya que por ser su cumpleaños no quería que las cosas estuvieran incómodas.
Sus brazos me rodearon con cuidado incluso aunque yo lo abracé con más fuerza. Puso su mentón sobre mi hombro y no me dejó ir por unos segundos que se hicieron eternos.
—Muchas gracias por el detalle. Debo admitir que me desperté asustado al no verte, pero ya estoy muchísimo más tranquilo al tenerte aquí conmigo.
Su voz ligeramente más ronca al haber despertado hace poco, dio directamente contra mi oído. Sus brazos me rodearon con más fuerza y me puse nerviosa por esa cercanía, así que siendo lo más educada que pude, terminé por terminar el abrazo disimulando lo mejor posible mi incomodidad que al parecer no tomó muen cuenta al estar concentrado en el desayuno que le había llevado.
—Espero que te guste, aunque lamento que sea tan poco...
—¿Poco? Ya te había dicho que para mí es más que suficiente que estés aquí a mi lado. Es más, comamos juntos, ¿si?
Era increíble como podía tener esa faceta más tierna que sí lograba hacerme recordar a Jungkook pequeño. Rápidamente intenté borrar esa idea de mi cabeza. Quería poner mi atención en él, era lo mínimo que podía hacer.
—Prefiero alistarme para salir a trabajar. Aunque te puedo robar unos cuantos cubitos de manzana si no te molesta.
—Saca cuántos quieras. No me molesta para nada.
Y tras su aprobación tomé unos cuantos y los comí mientras tomaba algo de ropa para cambiarme. Había pensado que sería capaz de poder actuar de forma más cercana con él, pero fue imposible cuando la cercanía se volvía incómoda cuando superaba lo que parecía soportar.
Esperaba algún día poder superar aquello, no quería vivir el resto de mi vida escapando de momentos así solo porque mi mente no lo podía resistir.
En ocasiones por la noche no paraba de pedir por poder olvidar esas horrible noche donde ese asqueroso tipo me había tocado, y si bien por días lo podía olvidar, el recuerdo de repente aparecía sin que yo lo quisiera así.
Salí de la habitación mientras le regalé una suave sonrisa para trasmitirle tranquilidad. Esperaba que pudiera ser un día tranquilo y que la pasara lo mejor que podía. Él me sonrió de vuelta mientras comenzó a comer el desayuno que le había llevado.
Ya finalmente ambos habíamos estado de cumpleaños junto al otro. Sin duda nos habíamos más vuelto más cercanos por las circunstancias que nos había puesto el destino.
Después de haberme aseado, me cambié la ropa y regresé a la habitación para dejar mi pijama. Jungkook ya no estaba ahí, y me lo topé cuando fui a la cocina a prepararme un té de manzanilla. Estaba ordenando todo lo que había usado y no había dejado ni la más mínima prueba de que había existido algo de comer, pues se había comido absolutamente todo lo que le había llevado.
—Todo estaba muy rico, Sun. Realmente gracias por el detalle del desayuno,debo admitir que no lo esperaba.
—Si quieres algo más solo dímelo y haré lo mejor que pueda para dártelo. Mientras esté a mi alcance no creo que haya problema...
Pensé que volvería a nombrar a esa mujer, pero guardó silencio con expresión pensativa, y terminó por decir:
—¿Puedes ponerte en el cabello la flor que estaba en la bandeja? Sería un desperdicio dejarla por ahí cuando la puedes lucir.
—Mientras sea aquí en casa no hay problema.
Caminó hacia mi y puso la flor sobre mi oreja izquierda. Había peinado mi cabello hace poco, así que no tuvo que hacer mucho para acomodarlo. Era una bonita flor blanca que combinaba bastante bien con la ropa que me había puesto. Él sonrió viendo que le había cumplido su pequeño capricho de cumpleañero.
—Bien, ya me voy a cambiar mejor. Que tú ya estás lista y no debemos llegar tarde. Por cierto, la señora Kim pidió que por la tarde fuera a arreglarle un mueble o algo así, para que me lo recuerdes si no lo menciono.
Y así fue como por la tarde regresamos a casa totalmente cansados de haber trabajado todo el día. Lo bueno es que había podido pensar con mayor tranquilidad en qué otro regalo le podía dar y, aprovechando un momento en dónde Jungkook se distrajo con el asunto de la señora Kim, vi a un señor vendiendo collares, que si bien no supe si eran de hombre o de mujer, estaban bastante bonitos.
No llevaba mucho dinero conmigo, pero de igual forma me acerqué a preguntarle cuánto salían, de todas formas no perdía nada. En especial uno que tenía lo que parecía ser una ave llamó mi atención. Tal vez al hombre le di pena, pues sorprendentemente me dijo que era el más barato que tenía, y yo, contando hasta la última moneda que tenía, se lo compré sin importar que fuera un lujo para nuestra situación.
Jungkook justo regresó a mi lado cuando ya había logrado mi cometido y de esa forma pareció ni siquiera sospechar sobre lo que había hecho.
En casa esperé el momento correcto para darle su regalo.
Dejé que se bañara, también que comiera algo y que de preparara para dormir, pero probablemente sí comenzó a sospechar que estaba ocultando algo, pues estaba bastante emocionada por entregárselo.
—Jungkook, me gustaría decirte algo.
Sin poder resistir más, terminé sentándome a su lado en su cama. Se notó ligeramente extrañado, pero no hizo ningún comentario que me hiciera sentir más nerviosa.
—Dime, soy todo oídos.
—Para mi cumpleaños fuiste muy tierno dándome ese collar con la mariposa, y yo te quería dar algo que fuera así de importante, pero nunca tuve nada de ese estilo, así que no sabía que... —me puse nerviosa yo sola. Quería que le gustara como a mí me había gustado el detalle— Es por eso que, tras mucho pensarlo, conseguí esto y te lo quiero dar.
Finalmente de uno de mis bolsillos saqué el collar con el ave que mostraba sus alas. Jungkook lo observó sin poder creerlo, había logrado sorprenderlo y no lo pudo ocultar en su expresión. Puede que no fuera la mejor calidad ni tampoco con un precio como el que él me había dado, pero aquella ave con sus alas estiradas me había llamado totalmente la atención al pensar en que iba perfectamente con él.
—¿Y esto?
—Es mi regalo para ti, y sería genial si te lo pusieras para ver cómo te queda.
Su expresión cambió y pensé que en cualquier momento de pondría a llorar, y aquello era lo que menos quería. ¿Había sido un gesto que lograba emocionarlo a ese punto? Lo observé un par de segundos en silencio, esperando lo que iba a hacer luego.
—Sun, me mentiste. ¿Por qué lo hiciste?
Su repentina pregunta logró hacer que me confundiera. ¿Mentirle? ¿En qué momento lo había hecho? Observé su rostro buscando una respuesta, pero no me dijo nada.
—No sé que quieres decir... Yo no... No entiendo.
—El collar que te di, no lo tienes contigo. Me mentiste diciendo que lo habías guardado cuando no fue así.
Mi sangre se congeló de forma abrupta. De repente me sentí la peor persona del mundo. ¿Cómo se había enterado? ¿Desde cuándo lo sabía? Muchas preguntas comenzaron a invadir mi mente como si se hubiera tratado de una tormenta en invierno. Su mirada había cambiado, su semblante se había transformado y temí que se hubiera enojado mucho.
Había arruinado su cumpleaños, y no siquiera había estado en mis planes.
—Perdón. En serio perdóname. Se lo especial que es para ti... No lo hice con la intención de hacerte daño —mis manos comenzaron a temblar—. N-no tuve más opción. Cuando te enfermaste era lo único que tenía a mano para poder cambiarlo por medicina. Estaba muy asustada, no se me ocurrió otra manera, no supe qué más hacer.
Me comencé a sentir mal. No podía creer que algo del pasado estuviera arruinado un día que tenía que ser especial. Los ojos de Jungkook eran una mezcla entre rabia y tristeza. Le había fallado con mis acciones pasadas y tuve que apartar la mirada al no poder con la culpa.
Se acercó más hacia mí y en mi estado nervioso sentí todavía más nervios, pero estaba congelada en mi lugar, así que no pude hacer nada al respecto. Sus manos pasaron de estar en su regazo a dirigirse hacia mi cuerpo, especialmente hacia la altura de mi cuello y me solté a llorar al haber llegado a mi límite de emociones justo cuando sus manos rozaron mi cuello.
Nuevamente recuerdos de esa noche parecieron estallar en mi mente y ni siquiera pude acallar mis sollozos. Era como una niña pequeña la cual no podía regular sus emociones ni sus acciones. Mi respiración era rápida y sentía que en cualquier momento mi corazón podría estallar. Y de repente sentí como Jungkook me rodeó con sus brazos en un abrazo al cual tampoco supe cómo reaccionar. No entendía la situación, no tenía claridad sobre lo que estaba ocurriendo.
—No llores, Sun. No llores que se me rompe el corazón —su voz sonó entrecortada, como estuviera por llorar—. Discúlpame por asustarse. Tan solo quería ponerte el collar que nunca tuvo que abandonar tu cuello —un sollozó se le escapó y yo al final guardé silencio al escucharlo—. No estoy enojado contigo, estoy enojado conmigo por todo lo que has tenido que pasar por mi culpa. Siempre tienes que hacer como que las cosas están bien aunque la estás pasando mal. Lo siento tanto por llevarte a conocer este tipo de vida de mierda y por hacerte pasar por tantas cosas por las que no tendrías que estar pasando.
Mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas. ¿Por qué lo sentía? No era su culpa todo lo que había pasado... Él tan solo había hecho lo mejor que podía. Era yo quien estaba siendo muy débil sabiendo que me había advertido que la vida allí no era para nada fácil.
—Tú mamá... el collar. Hay que encontrarla —ni siquiera entendí si mi frase tenía sentido. Tenía muchas ideas mezcladas en mi cabeza y escucharlo llorar no ayudaba mucho—. No es tu culpa. Nosotros solo...
—Olvídala, Sun. No sé para qué gastar fuerzas en encontrarla cuando al final eres la única a mi lado... —su cuerpo se sacudió y rompió en llanto— El collar no me importa por ella, solo quiero que tú lo tengas. Solo quiero que tú seas feliz, pero no sé cómo. No sé cómo hacer que olvides todo lo malo... No sé cómo hacer para que no sientas asco de estar así conmigo... Pero soy egoísta, sigo aferrándome porque de esa forma me siento más tranquilo.
Un fuerte vacío se instaló en mi pecho. Por más que me había esforzado, al final se había dado cuenta de cómo evitaba tener contacto con él. Y eso me hizo sentir todavía más triste, porque tenía tanta razón en que estaba odiando sentirlo pegado a mí, pero había una pequeña parte en mí que también deseaba tenerlo así de cerca siempre para tener una mínima certeza de que tenía a alguien a mi lado.
—Yo tampoco sé qué hacer, Jungkook. No sé cómo dejar de sentirme de esta forma
¿Por qué todo estaba sucediendo en su cumpleaños? ¿Por qué seguíamos intentando hablar cuando nuestras voces rotas eran tan difíciles de entender?
La cadenita que le había dado cayó al piso, lo sentí por el ruido que hizo, pero ninguno hizo algo al respecto. Solo seguimos siendo un torpe e incómodo abrazo lleno de lágrimas. Dábamos pena, por suerte nadie nos podía ver.
—Sun, tal vez... Tal vez tenemos que separarnos —mi corazón se detuvo por sus palabras, e incluso las lágrimas también dejaron de brotar—. Conozco una familia en dónde todas son mujeres... Son buenas personas y acogen a chicas que no tienen a nadie más. Si tú quieres... Si tú quieres, puedes buscar algo mejor con ellas. A-aunque me duela, puede que estar con ellas sea lo mejor. Ellas no te darán asco, te lo prometo
No supe qué decir, tampoco cómo reaccionar. Me aferré a su camisa de dormir con todas mis fuerzas, como si en ese momento alguien pudiera entrar a la habitación para intentar separarme de él.
—N-no te quiero dejar —mi voz apenas salió— N-no quiero. Te tengo a ti, no necesito a alguien más.
Y de repente volví a ser esa niña la cual se había quedado dormida mientras lloraba sabiendo que la iban a separar de la persona que más amaba en el mundo.
Éramos como una ave que iba a extender sus alas para volar, pero el problema era que no teníamos esas alas. Cuando parecía que por fin íbamos a vivir una vida tranquila, algo tenía que suceder.
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Lloré de verdad editando el capítulo. Cosas de estar con las hormonas sensibles 😀
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