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Oscuro amanecer

Luego de pasar el muro, caminamos por largo rato. Cada vez sentía más manchado entre mis piernas, pero no quería a detenerme. Sentía que alguien me podría perseguir, que me atraparía y ni siquiera tendría tiempo para gritar o defenderme.

Me aferré a uno de los brazos de Joohyuk. Estaba agotada e incómoda. Realmente me dolía el vientre y no se me pasaba por mucho que intentara ignorarlo. Mi falda no se seguía manchando como antes, pero sentía mi propio color ahí donde había visto la primera mancha. Me detuve un momento intentando recuperarme de todo eso que no me hacía sentir bien, incluso si parar no estaba en mis planes.

—¿Qué pasa? ¿Te duele?

Asentí, porque si bien no era algo horrible, quería tomar un descanso.

—¿Hacia dónde vamos? Ya hemos caminado mucho. Va a oscurecer y seguimos en medio de estos árboles.

Joohyuk observó todo lo que nos rodeaba para luego dar un suspiro. Esperaba que no estuviéramos perdidos, pues realmente no me sentía en condiciones para siquiera regresar al hogar junto a los otros niños. Le había seguido hasta ahí ciegamente y esperaba estar en buenas manos.

—Ya falta poco. Cuando lleguemos podrás descansar. Te lo prometo —al parecer se percató de la duda en mis ojos, porque continuó hablando—. Cuando... cuando a las chicas les llega su período puede ser algo incómodo para ellas. No soy un experto, pero no quiero que te sientas tan... mal.

Período. Así que de esa manera se llamaba cuando la ropa interior se manchaba por el propio color. De seguro había escuchado esa palabra de alguna de las chicas del hogar, pero no lo suficiente como para grabarla por siempre en mi memoria. Supuse que para cosas así no tenía la información  necesaria. Era más niña que mujer.

—¿Tú sabes sobre lo que trata el período?

—Eh... sí. Como te dije, no soy un experto, pero manejo algo de información —sus mejillas se tiñeron de un sutil rosa y tomó una de mis manos para que siguiéramos caminando.

—Esto es raro. Pareciera que antes nunca hablamos, pero ahora estás aquí ayudándome, aunque no sepa de lo que me debo proteger...

Por unos cuantos minutos el silencio reinó entre los árboles y la brisa avisaba que cada vez se hacía más tarde. En serio estaba metida en un lío del cual no sabía su magnitud. Habían pasado seguramente un par de horas o por lo menos largos minutos desde que habíamos salido del hogar. Era incierto para mí nuestro paradero y solo Joohyuk parecía saber lo que hacía. Yo estaba perdida en el bosque y en mi mundo interior.

Cuando nos detuvimos tras la caminata más corta que dimos luego de nuestro descanso, frente a nosotros se encontró algo así como una casita. No era mucho más grande que la habitación que compartía, pero sí que estaba descuidada y un tanto sucia, por lo menos a primera vista. Las ventanas estaban llenas de polvo y su color original tenía manchas producto de la humedad.

—Es aquí, Sunbin. Estaremos hasta que se controle el asunto entre... tus piernas —soltó mi mano y de entre un arbusto sacó una llave, la cual utilizó para abrir la puerta.

El aspecto del interior no era muy diferente al de afuera. El suelo estaba descuidado y las cortinas de un color opaco. Había una pequeña mesa con una silla y más allá una cama con mantas tristes. Por lo visto no había luz mucho menos electricidad, con suerte y tal vez agua, aunque por lo que pude ver no era muy probable. Si había un baño tenía que ser un milagro. No era por ser mala ni por juzgar, pero era obvio que el lugar estaba bastante abandonado.

—¿Ya me puedo cambiar o..?

—Ah, claro —sobre la mesita dejó la tela que traía consigo. Ahí la abrió y sacó algunas cosas de su interior—. Debes ocupar esto —me entregó unos pequeños cuadros que al parecer también eran de tela—. Se pueden lavar después... Ahora las debes colocar en tu ropa interior y...

—¿Cómo... Cómo se coloca?

Joohyuk era un chico, lo sabía, pero yo ignoraba todo lo que tenía que ver con lo que me estaba dando y prefería saber antes de hacer un desastre. Le podía estar poniendo en una situación incómoda, sin embargo, prefería un ambiente así por sobre un silencio en el cual cada uno estuviera por su lado, tal vez ignorando al otro.

—Tiene una parte clara y una oscura. La oscura va pegada a la tela de tu ropa interior y la clara hacia arriba. Cuando la hayas acomodado tiene unos pequeños broches en estas alitas. Estos los juntas y los presionas para que la tela se quede en su lugar y así no te sigas manchando. ¿Entendiste?

Asentí ante su gran explicación. Joohyuk había dicho no saber mucho, pero me pareció un experto en el tema.

—¿Podrías salir para que me cambie?

—Claro. Si llegas a necesitar ayuda, llámame.

Desde la puerta me lanzó la llave y cerró dejándome hundida en un silencio que me caló hasta los huesos. Solo el vago sonido de la madera crujiendo sonaba de vez en cuando mientras bajaba la falda por mis piernas. Las cortinas estaban cerradas y no creía que Joohyuk fuera un mirón, así que no estaba muy preocupada por eso. Dejé la falda manchada tirada en el suelo a un lado de mis pies, mientras observaba mis piernas desnudas.

Tenía cierto temor de ver mi ropa interior. El período era algo nuevo.

Entre el cambio que había traído me percaté de que se había colado una pieza de ropa interior inferior, y aunque no estaba en mis planes, agradecí que hubiese sido así. La que tenía puesta tenía una una mancha no menor y era incómodo moverme y sentir que estaba ahí. Bajé la tela que llegó hasta mis tobillos y al igual que la falda, la dejé a un lado mientras me colocaba la limpia. Llegué hasta mis rodillas y la dejé en ese lugar para tomar uno de los trozos de tela que Joohyuk me había dejado. Hice todo lo que me dijo y terminé por vestirme.

El sol ya estaba desapareciendo y dejar a mi acompañante fuera del lugar por más tiempo no me parecía lo correcto.

Le llamé cuando ya había ordenado un poco mi ropa manchada.

Me senté en la cama mientras él permaneció en la silla.

—¿Qué más sabes sobre el período?

Mi pregunta le sorprendió, sin embargo, se acomodó en la silla y empezó a contarme todo lo que sabía. Así seguimos hasta que la noche finalmente llegó. Tenía un poco de hambre, pero un nudo en mi estómago no me permitía decirle. Joohyuk ya había hecho mucho por mí, y más que parecer un nono su actuar se me hacía similar al de un papá. Me había respondido tantas dudas que estaba segura de que decirle algo más ya hubiese sido aprovecharme.

Descubrí que teníamos la misma edad, aunque Joohyuk había estado en el hogar desde que tenía memoria. Sentí un poco de pena al saber que era un chico solitario desde pequeño, pero intenté animarlo diciéndole que era alguien muy maduro. Porque ser maduro era algo bueno, ¿no? Joohyuk sabía mucho sobre distintos temas. Era simplemente... ¡Un experto!

A mí no me gustaba mucho leer, pero si haciéndolo podía saber tanto como él, estaba dispuesta a visitar la biblioteca más seguido.

Con las horas pasando, ambos terminamos en la cama. Estaba haciendo más frío que en el hogar y el vientre bajo me comenzó a doler un poco. Joohyuk dijo que tenía que intentar abrigarme un poco, que probablemente me aliviaría cuando la zona sintiera calor, pero por mucho que lo intenté, no logré entrar en calor. Estaba acostumbrada a dormir con unas de las chicas mientras me abrazaba, y estando ahí en medio del bosque no podía esperar mucho.

Me saqué los zapatos y me metí bajo las mantas. Me coloqué de lado porque Joohyuk me había dicho que así era más fácil no mancharme, pero estando en esa posición sentía fría la espalda. La falda no abrigaba mucho y de seguro los pies los tenía helados. Joohyuk, quien estaba a mi lado sobre las mantas, seguramente sintió un poco de pena por mi cuerpo temblando mientras intentaba conciliar el sueño para olvidar la molestia en mi vientre.

—¿Quieres que te abrace?

Asentí.

Después de lo que me había contado no estaba segura de querer estar cerca de un chico que no fuera Jungkook, pero quería un poco de calor y en vista de que yo no lo estaba consiguiendo, el calor de alguien más no parecía una mala idea. Al igual que yo, se sacó los zapatos e ingresó bajo las mantas.

—Aunque estabas fuera estás bastante abrigado —comenté—. ¿Te incómoda mucho estar tan cerca de mí?

—Es raro, pero no incómodo —pasó una de sus manos por mi costado hasta colocar su palma sobre mi vientre—. La pregunta es: ¿tú estás incómoda?

—La verdad es que no. Tu cuerpo está un poco lejos y solo siento tu mano y algo de calor en la espalda.

—Bueno, sería extraño si estuviera muy pegado a ti... Solo quiero abrigarte el vientre.

—Gracias por eso.

Ambos guardamos silencio mientras nos dedicábamos a nuestros pensamientos. Estar junto a él no estaba siendo desagradable, pero extrañaba mucho a Jungkook. Por la situación en la que estaba ya no podría ver el amanecer con él y eso me llenaba el pecho de mucha angustia. Esperaba que estuviera bien en su habitación y que se quedara ahí hasta que los otros niños se despertaran. Tenía la manía de despertarse temprano junto a mí... Pero esperaba que por una vez lo olvidara.

Pasaron los minutos y gracias al cielo el calor me invadió y mis ojos se fueron cerrando con un poco más de gusto. El cansancio finalmente me había vencido y me quedé dormida sin esperarlo.

Mientras estaba completamente vencida en el mundo de los sueños, pude sentir como Joohyuk se iba de mi lado y se calzaba los zapatos. Estaba muy dormida y confusa como para comprender lo que hacía, y con los ojos entreabiertos solo pude ver que tomaba la tela que ocupaba como bolsa y se iba cerrando la puerta.

Regresó a las horas, frío como hielo, pero con la bolsa improvisada con algunas cosas.

Se acostó dándome la espalda y como mi calor corporal había disminuido al estar tanto rato sola, colé uno de mis brazos sobre su estómago y me acerqué a su cuerpo que de a poco comenzaba a generar calor nuevamente.

De ahí nos quedamos dormidos, al menos hasta que me desperté como de costumbre a la misma hora de siempre sin necesidad de un despertador. Seguía un poco oscuro, pero pude ver sus facciones que estaban frente a las mías. Su cabello un tanto largo no me había dejado ver su rostro por completo, pero dormido podía apreciar todo eso que despierto no había visto. Se veía muy tranquilo, prácticamente relajado, sin embargo, mi mirada tuvo que perturbar su sueño, pues solo bastaron unos segundos para que sus ojos chocaran con los míos.

Profundo, pero suave. Una mezcla entre confusión y sorpresa. Me quedé mirándole y él a mí.

—Deberías seguir durmiendo.

—Estaba pensando —le confesé—. ¿Qué comeremos? ¿Cuánto estaremos aquí exactamente?

—No te preocupes. Fui a buscar comida ya, así que una preocupación menos —me explicó—. Y estaremos el tiempo que sea necesario. No sé cuánto durará tu período con exactitud, por eso no te puedo responder cuando nos iremos.

—Ya veo...

Guardé silencio pensando en si era correcto poder seguir acostada mientras Jungkook podía estar inquieto buscándome. Confiaba en que sería un buen chico, pero después de todo seguía siendo pequeño. ¿Y si se asustaba y pensaba que no regresaría? ¿Se podría escapar? Si alguien le veía... Ni siquiera quiera quería pensar en ello.

—Hey... —su voz adormilada llamó mi atención. A diferencia de la de Jungkook, la de él no era tan chillona— ¿Qué más pasa? ¿Estás así de pensativa por tu chico pequeño?

¿Mi chico pequeño? Bien, tal vez sí se podía decir que Jungkook lo era, pero por alguna razón sentí vergüenza cuando lo dijo.

—Él no... Él no es mi chico pequeño.

—¿Por qué lo dices tan avergonzada? Quiero decir, no me refería a que te gusta o algo parecido.

—Lo sé. Yo tampoco dije que me gustara.

Una pequeña sonrisa decoró su rostro.

—Eres más boba de lo que creía. Querer a alguien no está mal y tampoco extrañar. Es parte de ser humano, ¿no?

Su forma de decirlo fue con simpatía, e incluso así no pude evitar que mis ojos se pusieran llorosos. Tenía razón. Quería a Jungkook y lo extrañaba muchísimo. A pesar de su edad era una compañía muy grata y siempre lograba sacarme una sonrisa. Mientras amanecía solo pude pensar en él.

Estaba en medio de los árboles con el Sol surgiendo entre frondosas ramas, pero no era para nada bonito como había pensado. Me faltaba él. Su sonrisa tierna y aquellos ojitos de estrella.

Joohyuk lo tuve que saber, por algo dejó que le abrazara mientras la tristeza me invadía. Me dijo que tal vez eran las hormonas las que me tenían tan sensible, yo solo le escuché mientras mojaba su camisa con mis ojos. Yo solo quería a Jungkook, no me importaban las hormonas.

Al final solo me terminé quedando dormida nuevamente.

●▬▬▬▬07/09/21▬▬▬▬●

Mi nivel de estrés estos días ha estado llegando a un punto bastante alto, pero editar el capítulo me relajó un poco.

Espero que hayan disfrutado de la lectura ♡

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