◈ 17
❝Bajo cerradura❞
No sabía qué pensar, mi mente parecía estar en una clase de viaje, aunque no sabía hacia dónde.
¿Cómo interpretaba el gesto de Jungkook? ¿Me había reconocido al final? Supuse que tenía que haber sido así, de otra forma no tendría sentido que hubiera hecho ese gesto hacia una completa extraña... Y aunque me sentía feliz de que me hubiera reconocido, todo seguía siendo muy extraño como para sentir el sentimiento de manera genuina.
Por otro lado... Joohyuk estaba furioso. Ni siquiera me había esperado para ir de regreso al pueblo. Sangho en su lugar había sido el que se quedó esperándome tras salir de la propiedad.
—¿Tú... Crees que metí la pata?
Solo podía observar el suelo. No me atrevía mirar hacia adelante.
—La pata y todo el cuerpo, pero no te juzgo —su voz sonó dulce. Mi rostro tenía que estar muy mal como para que se apiadara de mí—. No sé quién es Jungkook o la relación que tiene contigo... Pero si algo sé, es que no actuaste de esa forma para interferir a propósito con la meta de Jung.
—Claro que no. Todo este tiempo lo he ayudado para encontrar a su madre. Solo actué sin pensar.
Mi ropa estaba llena de polvo y mi mente llena de pensamientos. Dolía un poco ver qué Joohyuk me había dejado atrás y también me dolía ver qué ni siquiera lo podía llamar en mi cabeza por el nombre con el cual se identificaba más. Ver a Jungkook me había hecho hacer esa diferencia. Repentinamente mi pasado y mi presente estaban luchando entre sí para ver cuál era el que permanecía.
—No te agobies tanto. A Jung se le va a pasar el enojo, solo hay que darle algo de tiempo para que procese todo lo que pasó. Su madre estaba cerca del niño y no pudo hacer nada.
¿Era esa la mujer a quien buscaba? Ni siquiera la había visto bien por estar complemente centrada en Jungkook. Había visto su cabello recogido y el vestido que llevaba puesto, pero más allá de eso no recordaba sus facciones. ¿Sería que en verdad me parecía a ella? Todo quedaría en un misterio hasta que la pudiera ver nuevamente.
El sol se comenzó a esconder, y con él se fue llevando todas las pequeñas esperanzas que habían surgido durante el día. El chico a mi lado me acompañó hasta que finalmente la luz natural desapareció. Me ofreció ir a cenar para pasar un poco el mal rato, pero en serio ya no quería más problemas y por mucho que se hubiera portado bien, no me iba a arriesgar a exponerme.
Pasé por la cocinería dónde estaban las señoras ordenando el lugar, y me ofrecí a ayudarlas para que no tuvieran tanta carga. Limpié manteles, recogí los servicios y me encargué de barrer el lugar mientras ellas lavaban y limpiaban los utensilios con los que cocinaban. Al finalizar, a cambio de mi labor me entregaron una porción de cena y otra para llevar. Quise negarme, pues principalmente había ayudado para poder tener mi cabeza ocupada, pero no sabía si mi compañero de habitación había comido algo, por lo que terminé aceptando para llevársela, claro si es que estaba en la habitación y quería aceptar mi ofrecimiento.
No significaba que haríamos las paces de inmediato, pero al menos se podía dar pequeños pasos para lograrlo.
Cuando ingresé a la habitación estaba en completa oscuridad. A lo más un par de rayos de luna se colaban por la fina cortina que tapaba una gran ventana. Sobre la cama había un bulto que me daba la espalda, me acerqué despacio, intentando adivinar si se había dormido o si solo estaba callado. Sin embargo, no llegué a ninguna conclusión por más que intenté escuchar su respiración.
—Lamento lo de la tarde. Te traigo algo de cenar como ofrenda de paz —no hubo respuesta—. ¿No quieres comer? Comprendo. Tal vez ya comiste algo antes, no te preocupes, lo dejaré por aquí por si te da hambre luego.
Dejé el plato de comida en el pequeño mueble al lado de la cama, y caminé hacia una de las esquinas de la habitación en donde había dejado mi bolso con ropa. Por la mañana tendría que lavar el vestido que estaba ocupando, pues el polvo lo había dejado más sucio de lo que esperaba. Y aprovechando que mi compañero de habitación ni siquiera había puesto la más mínima atención en mí, comencé a cambiarme la ropa para poder ir a dormir. Dudaba que me fuera fácil conciliar el sueño, pero era eso, permanecer en la habitación sin hacer nada o salir a caminar para despejar la mente. Y si bien la última opción era la que más me parecía, salir por la noche sin compañía de nadie más era como entregarme a las manos del diablo.
Bien sabía yo que padre no era el único que hacía de las suyas unas vez que el sol desaparecía.
Ya cambiada, doblé el vestido sucio y lo dejé sobre el bolso para recordar que lo tenía que lavar. Por lo que había logrado ver, al final del edificio había un sector en dónde podía ir temprano a lavar y luego a colgar la ropa para que se secara.
—Con permiso...
Como él estaba acostado al rincón cercano a la ventana, por esa noche me iba a tocar dormir hacia la orilla. Sin embargo, antes de acostarme recordé que no había puesto el seguro en la puerta, por lo que me levanté rápidamente para ponerlo antes de quedarme dormida. Así fue que, tras asegurarme de que estaba puesto, regresé a la orilla de la cama para acostarme dándole la espalda.
Y tal y como había pensado, quedarme dormida era algo que me estaba costando mucho.
Ni cerrar los ojos ni contar cien ovejas parecía ser suficiente.
Cuando por fin sentí que mis ojos se estaban cerrando, detrás de mí el colchón se hundió un poco. Jungkook grande se había movido y pareció que estaba más cerca de mí. Aquella noche no hacía tanto calor, pero pude sentir el calor que emanaba de su cuerpo. ¿Alguna vez habíamos dormido tan cerca? Claro, cuando me llegaba el periodo y no me sentía muy bien, pero en ese momento no tenía el periodo ni tampoco me sentía mal. Me corrí un poco más a la orilla, pero uno de sus brazos pasó por sobre mi cintura atrayéndome hacia su cuerpo.
Una alarma de alerta se instaló en mi cabeza. No entendía por qué estaba haciendo eso.
—E-estás muy cerca —intenté safarme de su agarre, pero era lo suficiente fuerte como para que me pudiera soltar solo con palabras y pequeñas sacudidas— Detente, por favor.
Parecía que incluso aprovechaba de acercarse más cada vez que intentaba safarme de su agarre.
Una de sus piernas se coló entremedio de las mías y su mano en mi cintura subió hasta acunar mi pecho izquierdo. La alarma en mi cabeza se disparó a la vez que se empezó a escuchar la puerta intentando ser abierta.
—Sunbin, ábreme. Soy yo.
Ahí definitivamente caí en cuenta de que si la voz de Jungkook grande se escuchaba afuera, quien estaba detrás de mí no podía ser él.
—¡Hay alguien más aquí!
Entre sacudida y sacudida logré avanzar lo suficiente hasta que el colchón se terminó y me logré safar cayendo al piso. Lo primero que encontré para defenderme fue uno de mis zapatos, y se lo lancé dándole un golpe contra su hombro izquierdo. Y tal vez no tuve que haber hecho eso, pues parecía estar mucho más tranquilo antes de que lo hiciera.
Me levanté de una buena vez y corriendo hasta la puerta le saqué el seguro, pero aquel tipo que estaba en la cama me siguió hasta acorralarme y provocar un fuerte ruido.
—¡Sunbin!
No pude responder, aquel tipo me había tapado la boca con una de sus manos. Mientras que la otra la pude sentir levantando mi camisón para dormir.
La sangre se me enfrió por completo. Pero no podía permitir que hiciera lo que quisiera. No lo iba a permitir
Comencé a empujarlo con todas mis fuerzas, tanto con manos como piernas, pero su cuerpo era lo suficiente robusto como para tenerme inmovilizada. Además estaba aprovechando la fuerza que estaba ejerciendo Joohyuk para abrir la puerta para presionar más mi cuerpo. Así que como última opción, corrí un poco la cara y le mordí la mano para safarme. Con su distracción y repentina falta de fuerza hacia la puerta, Joohyuk empujó lo suficiente fuerte como para botarnos. Gateé con rapidez hacia la cama mientras el tipo sostenía su mano herida.
Mi camisón se había abierto a la altura del pecho, seguramente cuando me había tocado ahí, y la parte de abajo se había levantado un poco dejando al descubierto mi muslo derecho. Me comencé a arreglar como pude, sintiendo que mi corazón latía a mil y en cualquier momento se iba a salir de mi cuerpo. Era incluso peor que cuando había visto al pequeño Jungkook.
Jungkook grande me vio y de un momento a otro pasó de estar en la puerta a estar sobre el tipo golpeando su rostro.
—¡¿Qué mierda le hiciste, eh?! —pensaba que lo había visto enojado, pero ese era otro nivel— Te dije que no la siguieras, ¿acaso quieres que te deje ciego para no puedas volver a verla?
Un puñetazo tras otro. Parecía que no podía detenerse. Me asusté al ver la brutalidad con la que estaba actuando. ¿Lo podía matar? Sentí que lo iba a hacer si seguía golpeándolo de es forma.
—Ba-basta, Jungkook —no sabía qué más decir. La situación me tenía muy nerviosa. Sentí que en cualquier momento iba a llorar de los nervios.
—Te dijo que pares —el rostro de Jungkook quedó mirando hacia la pared con el puñetazo que le dio el tipo.
Hubo un pequeño silencio.
—¿Tú pensaste en detenerte cuando ella te lo pidió? —su mano izquierda estaba hecha un puño sosteniéndolo por el cuello. Le tela estaba totalmente arrugada.
En medio de la poca luz que había, pude ver cómo aquel tipo formó una pequeña sonrisa. Fue tétrico, de su labio inferior salía sangre y parecía no estar para nada arrepentido. Lo confirmé cuando se atrevió a responderle.
—Claro que no. Si no hubieras llegado podría haber terminado —soltó una risa que genuinamente me perturbó—. ¿Cómo duermes sin tocarla? Estuve a nada de poder darle una buena follada...
—Muérete, maldito asqueroso —tiró de su ropa y lo soltó dejando que su cabeza rebotara en el suelo. Llevé mis manos a mi boca por la impresión del sonido que provocó—. Estás completamente enfermo. Vete de aquí antes de que yo mismo te mate.
Todo estaba saliendo mal, demasiado mal.
No podía creer que existiera gente tan mala. Jungkook grande había tenido razón cuando me había advertido por tanto tiempo, pero nunca había creído que lo podría vivir de tan cerca. Podía sentir sus asquerosas manos tocándome como quería. ¿Qué tenía en su cabeza para haber actuado así?
Jungkook se levantó dejándolo tirado en el piso. No le dio la espalda, tampoco lo siguió golpeando, simplemente se quedó observándolo mientras el tipo se intentaba poner de pie. Estaba bastante malherido, los golpes que había recibido no habían sido para nada una broma.
—Ya verás cuando te descuides... —las bajas amenazas del tipo no se dejaron de escuchar.
El tiempo pareció eterno mientras se marchaba de la habitación. Cuando finalmente ya estuvo en la entrada, Jungkook cerró la puerta de un portazo, colocó el pestillo y dio un fuerte suspiro. La comisura izquierda de su labio tenía sangre, él también había recibido un fuerte puñetazo. Aunque agradecía que solo hubiera sido uno.
Yo también suspiré. Era como si hubiera estado teniendo una pesadilla.
—Perdón, creí que eras tú... Como estabas enojado pensé que solo te habías ido a dormir sin decirme nada, nunca pasó por mi cabeza que fuera alguien más...
Mi cuerpo estaba temblando un poco. Aunque no estaba segura de si era producto de recordar lo que me había hecho aquel tipo o si era por todos esos golpes que había visto.
Nunca en mi vida había presenciado o vívido ninguna de las dos situaciones.
—Perdóname tú a mí. Nunca tuve que dejarte sola. Ni aunque estuviera molesto —caminó hacia mí, y aunque pensé que me iba a dar un abrazo, se detuvo y se arrodilló en el piso—. También lo siento por haberte asustado, pero cuando te vi ahí en el piso, no supe qué más hacer. Solo pude pensar el golpearlo hasta que dejara de decir estupideces.
—Tú tampoco sabías que él estaba ahí. No te sientas culpable.
Y aunque me intentaba convencer a mí misma, no podía dejar de pensar en que tal vez eso no habría pasado si él no me hubiera dejado sola. Pero las cosas ya habían sucedido de esa forma, y no se podía regresar en el tiempo por mucho que se deseara.
—¿Él... Él qué te hizo, Sunbin? —su expresión de preocupación logró hacer que otra grieta se abriera en mi corazón. No sé de dónde saqué la valentía para verlo a los ojos—. Dime que no logró hacer lo que quería.
—Me tocó, pero no llegó a más —no quería recordar lo que había pasado, pero tampoco quería que la culpa lo consumiera—. Le mordí la mano con todas mis fuerzas y-y no dejé que siguiera —la voz me tembló—. Aunque de todas formas... logré que no le pasara nada a la cena que te traje.
Guardé silencio cuando me di cuenta de que no podía seguir hablando. La voz finalmente se me había terminado por quebrar. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Ni siquiera podía pensar en cosas lindas, era como si por un momento todas las cosas buenas hubieran desaparecido de mi cabeza.
Jungkook grande parecía que tampoco tenía el humor como para reírse de mi intento para aligerar el ambiente.
—Mañana mismo nos vamos de aquí.
Mi limpié las lágrimas. No podía creer que estuviera diciendo eso.
—Pero tu mamá y... Jungkook. No podemos irnos todavía.
—Sunbin, te prometí que te protegería y fallé —sus ojos estaban brillantes. Se notaba que estaba intentando retener lágrimas de frustración—. Te dije que mi padre no te pondría un dedo encima, y al final resultó que ese imbécil se intentó aprovechar de ti.
Se limpió la sangre que seguía brotando un poco, aunque una mancha rojiza quedó en parte de su mejilla. Tomé su rostro entre mis manos y terminé por limpiar ese pequeño rastro de sangre con mi propio pulgar.
—Verte así me da mucha tristeza —nuevas lágrimas surgieron, no lo pude controlar. Mis manos estaban temblando con fuerza a pesar de que no hacía frío—. No dejes que esto afecte tu meta de encontrar a tu mamá. Es la persona que más quieres en el mundo, no te rindas solo por esto.
—Sunbin, tú ahora eres mi prioridad —puso sus manos sobre las mías. Sus nudillos estaban rojos, en parte por los golpes y en parte por la sangre de aquel tipo—. A la mierda el pasado. Lo que necesito es que tú estés bien. Ahora tú estás conmigo, ahora eres tú la persona de la cual me debo preocupar. Tú eres la única que ha permanecido a mi lado, que no se ha ido incluso sabiendo quien soy... Y no quiero que la pases mal, menos por mi culpa.
La rabia hizo que presionara su labio, una pequeña gota de sangre brotó y fue a parar a mi dedo pulgar. Se deslizó con lentitud como si el tiempo casi no avanzara o fuera muy lento.
—No arriesgues tu felicidad...
—Mi felicidad está contigo. Si te pasa algo más no podré soportarlo.
Aquella noche gané nuevas manchas en mí. Primero estaban las manchas invisibles que había dejado aquel tipo con su desagradable tacto, y luego estaba la débil mancha de sangre que había ido a parar a mi mano.
Nuestro dolor estaba bajo cerradura. Nuestros pensamientos y cualquier sentir estaba bajo cerradura.
Y si bien teníamos que preocuparnos del presente, el pasado siempre nos iba a perseguir. La cadena en mi cuello siempre me lo iba a recordar.
●▬▬▬▬22/07/23▬▬▬▬●
Capítulo dedicado a: Jeon-Jenis Valecandy_2018 y fer_army613
Esto estuvo un poco intenso. Yo misma me quedé sin palabras 👁️👄👁️
Siento que está tomando un rumbo medio romántico, pero no se crean tanto, que siempre se vienen cositas nuevas.
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