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◈ 32

❝Luz apagada❞

No quería armar ningún escándalo y mucho menos llamar la atención de alguien. Si bien no me había importado al principio, quería seguir hablando con Jungkook grande sin problemas, por lo mismo tomé su mano y nos llevé hacia una bodega que estaba detrás de la gran casa. Era un lugar poco concurrido y mucho menos si se trataba de ir en medio de la noche.

Con cuidado fuimos hasta allí asegurándonos de que no hubiera nadie viendo lo que hacíamos. Había poca luz, sin embargo, el lugar estaba bastante ordenado. Constantemente alguien se encargaba de hacer una limpieza, por lo que aunque había polvo por algunas partes, no era como si hubiera sido un lugar abandonado por completo.

Había un pequeño mueble que me llegaba a la cadera y Jungkook grande se sentó ahí para invitarme a quedar entre sus piernas. Fue así cómo nuevamente lo abracé, dejándome llevar por su aroma y su cuerpo cálido que se sintió reconfortante en medio de la noche. Eso era todo lo que necesitaba, definitivamente estar cerca de él lograba hacer que el mundo se volviera más ameno.

—Lo he estado pensando y siento que nos parecemos al clásico de Romeo y Julieta.

Mi comentario le sacó una suave risa que sentí a la perfección estando contra su cuerpo.

—¿Eso crees?

—Claro. Justo ahora nos estamos viendo de esta forma... Al menos se parece un poco.

—Bueno, yo no tengo una familia que se interponga. Supongo que estar solo en el mundo tenía que servir de algo.

Su comentario me hizo sentir un poco de tristeza. Mientras yo me dedicaba a estar rodeada de lujos con una familia, por mucho que no se sintiera del todo como tal. Él se la pasaba solo, simplemente luchando cada día por sí mismo. Pasé mis brazos por su cintura para abrazarlo con fuerza, para que de esa forma también sintiera el cariño que sentía por él.

—No estás solo, me tienes a mí. Tal vez no tan cerca como me gustaría... Pero de alguna forma siempre estoy a tu lado.

Apoyó sus manos en mi cadera, obligándome a retroceder un par de centímetros. El corazón me comenzó a latir con fuerza, sabía lo que venía después de ello, y lo confirmé cuando su mano derecha fue a parar a mi mejilla izquierda. En medio del silencio del ambiente, pensé en que fácilmente podría sentir mis latidos. Tal vez fue así, pero no dijo nada al respecto, en cambio, decidió responder a mis palabras.

—Lo sé, creo que solo fui un exagerado —su pulgar acarició la piel de mi mejilla. Una sonrisa pequeña se formó en mi rostro—. ¿Puedo besarte? Antes no te pregunté y lo hice sin pensar.

Una risita se me escapó.

—Para este punto... Ya no deberías ni siquiera preguntar. Me gusta cuando me besas.

Su respuesta no se hizo esperar. Con cuidado me acercó hasta él y envolvió mi boca con la suya. Por suerte había tomado algo de aire, pero no sirvió de mucho debido a que de todas formas se me escapó un suspiro. Él no se hizo problemas y lo tomó con gusto y aquello solo logró que mis mejillas se encendieran más en rojo vivo. Era vergonzoso tener ese tipo de contacto, pero había algo en mí que lo anhelaba.

No sabía en qué punto las cosas habían cambiado tanto, pero de repente el miedo se alejaba cuando estaba entre sus brazos.

Su tacto era delicado, tan cuidadoso que me sentía como un cristal que apenas se podía tocar. Sus dedos iban despacio por sobre mi ropa de dormir y mi mejilla sentía la presión de su mano tomando mi rostro para poder cambiar lentamente el ritmo. El beso suave tomó un poco más de fuerza, llevé mis manos hasta la tela que cubría su pecho para buscar algo de lo que afirmarme. Nuestras respiraciones estaban inundado la bodega y cada vez mi corazón estaba más cerca de salirse de mi pecho. Sus propios latidos iban tan rápido como los míos; su corazón estaba tan emocionado como el propio.

—Sun, estar contigo me hace tan feliz...

Me invitó a sentarme en su regazo, aunque lo dudó por un par de segundos. Cómo pude lo hice y mis piernas quedaron colgando en la dirección de su pierna izquierda. No entendí muy bien lo que estaba pasando, pero entonces apoyó su cabeza en mi pecho. El beso quedó en el olvido y en su lugar me abrazó con mucha fuerza. Estaba segura de que ya estaba sintiendo con claridad mis latidos al tener su oreja apoyada justo en dónde más resonaba mi latir.

Sus brazos terminaron por rodear por completo mi cintura. Y aunque la tela de mi ropa de dormir se subió un poco, no le tomé mayor importancia. Entre la oscuridad del lugar, que se me borra un poco más la piel de las piernas no era la gran cosa. Acaricié el cabello de su nuca, notando lo corto que estaba por detrás. Su respiración acarició mi piel, provocándome cosquillas que tuve que ocultar para seguir en esa posición.

—¿Qué pasa, Jungkook? —le pregunté con delicadeza— Dime lo que pasa por tu mente...

—No sé si ahora sea el momento adecuado. Simplemente quiero estar así por mucho tiempo. Creo que no te lo he dicho antes, pero tu aroma es muy rico.

Mis mejillas empezaron a hervir todavía más. Su nariz contra mi piel me estaba poniendo nerviosa, pero de alguna forma ese nerviosismo tenía un gustito especial.

—D-debe ser por el perfume que me dio la madre adoptiva de Jungkook —susurré despacio—. Dijo que era una fragancia muy usada por las jóvenes... Debe ser eso.

Sentí su rostro negando contra mi piel.

—No es eso... Tu aroma siempre ha sido muy agradable. Incluso antes de que llegaras a esta casa.

Su mano derecha acunó mi cintura mientras que la izquierda fue a parar a uno de mis muslos. Incluso con la tela cubriendo mis piernas, pude sentir el calor de su tacto. Alejó su rostro de mi cuerpo tan solo con la intención de mirarme. A pesar de la poca luz, podía sentir a la perfección su mirada. Su mano en mi cintura viajó hasta mis clavículas y cerré los ojos pensando en lo que podría venir.

Ya no éramos tan pequeños. Sabía mejor que nadie que los besos podían evolucionar y que la ropa podía ocultar el cuerpo, pero no los sentimientos.

No estaba segura de querer dar un paso tan grande, incluso más allá de los vagos recuerdos del pasado que me daba terror recordar. Pero él era un buen chico... El mejor chico que podría haber encontrado. Nada tenía que ver con el recuerdo del pasado cuando mi camisón había quedado abierto a la fuerza. Él no estaba haciendo nada aun cuando yo quería que hiciera algo más.

¿Pero qué quería exactamente? ¿A qué quería llegar él?

—Qué cosas dices...

—Solo la verdad —sentí sus dedos en el cuello del camisón—. Qué desabrigada estás. Ya es hora de que regreses a casa a dormir. Lamento haber venido tan tarde.

Me tomó por la cintura para bajarme de su regazo, pero no se lo permití. No quería que se fuera, no tenía la certeza de cuándo lo volvería a ver, por lo que quería aprovechar hasta el más mínimo segundo de pasar a su lado. Además, ya me había dejado con curiosidad por lo que tenía para decirme.

—Pasemos juntos lo que queda de noche. Si no quieres seguir hablando... Está bien. Podemos hacer algo más, incluso si eso significa dar otro paso en... esto que tenemos.

Su cuerpo se tensó, no era para menos. Esa osadía no era frecuente en mí, claro que lo había tomado por sorpresa.

—Pasos tan importantes no se dan en medio de una bodega. Además tú y yo ni siquiera...

Detuvo sus palabras cuando sentimos un sonido cerca de la bodega. Era muy tarde como para que alguien estuviera rondando por esos lados, pero enseguida nos pusimos alerta para ver lo qué estaba pasando. Me paré, dejando de lado el calor de su regazo. Pasos se escucharon todavía más cerca, hasta que finalmente la puerta de la bodega fue abierta sin aviso alguno. Quien me estaba acompañando no tuvo tiempo para esconderse y mucho menos yo, que solo me quedé de pie ante la suave luz que surgía de una vela frente a mí.

—¿Qué haces aquí, Sun? —los ojos del pequeño Jungkook se pasearon desde donde yo estaba hasta parar en la figura del chico mayor— Ah... Ya veo. Así que Joohyuk finalmente llegó a verte.

Su tono fue algo hostil, bastante diferente al tono que había empleado en ocasiones anteriores.

—C-casi me da un infarto, Kook —dije apenas para luego dar una fuerte exhalación—. ¿Qué haces despierto a esta hora? Deberías estar durmiendo.

—No podía dormir y siempre vengo aquí para distraerme, así que salí a dar una vuelta. Te vi cuando entraste y pensé en qué estabas haciendo.

Rápidamente comencé a pensar en si habría escuchado algo o si había visto algo. Solo Jungkook grande conocía ese lado de mí que no le importaba dar caricias y besos torpes, y no quería que nadie más lo descubriera. Era vergonzoso y no estaba del todo segura de si podría traer problemas en un futuro. A veces hasta la acción más significante podría traer grandes consecuencias.

—Sunbin solo vino a charlar conmigo, no tienes que preocuparte por ella.

—De todas formas me voy a preocupar. No quiero que se meta en problemas, y menos por ti, Joohyuk.

El menor de los tres dejó la pequeña lámpara que traía consigo sobre un estante mientras caminó hacia nosotros. Por inercia me cerré mejor la bata, sintiendo un gran nerviosismo recorrer mi cuerpo al pensar en que podía sospechar que algo había pasado entre el chico mayor y yo. Su actitud me estaba extrañando demasiado.

—Kook, tranquilo. No pasa nada malo, para no meternos en problemas es que estábamos hablando aquí. Mientras esto quede entre los tres... Todo está bien.

Jungkook pequeño no pareció muy convencido. Su mirada siguió fija en el chico mayor, quien se puso a mi lado. Quise intervenir de nuevo viendo el actuar del más pequeño, pero el chico a mi lado se me adelantó.

—Yo nunca la metería en problemas. Y déjame decirte que no entiendo tu actitud, ¿acaso hice algo para que me trates así?

—Joohyuk esto, Joohyuk aquello... Aunque yo estoy siempre a su lado, todo se trata de ti —era la primera vez que veía al pequeño tan molesto—. Pensé que por fin podría tener a Sunbin para mí, pero al parecer ni siquiera estar a su lado es suficiente. Estoy harto de sentirme solo. Parece que en todas partes termino estando sin nadie más. Sé que para todos solo soy un niño que no le toma importancia a las cosas, ¡pero soy bastante consciente de todo lo que ha estado pasando!

En su rostro, todavía con algunas facciones infantiles, pude ver un mar de emociones mezclarse. ¿Era así cómo se sentía? ¿Por qué nunca me lo había dicho? Me era difícil comprender porqué se estaba desquitando con el chico a mi lado, quien solo había hecho lo mejor para que estuviéramos bien. Se había sacrificado quedándose en el pueblo para darnos boletos de tren, su corazón era muy bondadoso... Tanto que había hecho eso y mucho más.

—No eleves tanto la voz, nos puedes meter en problemas —el tono del chico a mi lado se puso firme, nada similar a la dulzura con la que me había hablado—. Aquí nadie la ha pasado precisamente bien, pero no por eso hay que hacer un escándalo.

Sus palabras sólo acrecentaron el malestar del chico frente a nosotros.

—Pero es injusto. Yo estaba primero con Sunbin. Ella me ha gustado desde que tengo memoria.

—Pero no te puede gustar.

—Chicos... —intenté intervenir. De un momento a otro pareció que las cosas estaban escalando muy rápido.

Mis palabras parecieron una brisa imperceptible, ya que ninguno me hizo caso y en su lugar se sostuvieron la mirada por un par de segundos. Incluso el menor teniendo la edad que tenía pareció demostrar esa actitud que tanto había visto en hombres mayores.

—¿Por qué no? ¿Acaso vas a mandar a mi corazón?

—Jungkook, desde lo más profundo lamento lo que te voy a decir, pero Sunbin no te puede gustar porque es tu hermana. Ambos son hijos de Yang Haeyi, esa mujer que dijo que era tu madre.

Por un momento pareció que todo el mundo se sumió en un espeso silencio, o tal vez solo fui yo que dejé de escuchar luego de haber recibido esa noticia tan impactante. El rostro del pequeño Jungkook solo se movió negando en reiteradas veces sin poder creer lo que acababa de escuchar y yo estaba de la misma forma. ¿Hermanos? ¿Ser hija de esa mujer? Algo en mis recuerdos hizo clic al escuchar su nombre, y mis pensamientos viajaron hacia muchos años en el pasado.

"¡Soy Yang Sunbin. Seamos todos amigos!

No pasaron ni dos segundos cuando todos se giraron en mi dirección. Nunca había tenido tanta atención... Y se sintió raro que tantos ojos me observaran, pero en el fondo una sensación de gozo se fue expandiendo por mi pequeño ser.

—Hola. Aquí no ocupamos apellidos, Sunbin. Me puedes llamar...".

—Joohyuk —La palabra se me escapó y el chico a mi lado se giró a verme. Como pude ordené mis pensamientos—. ¿Esto es lo que no sabías cómo decirme?

—Perdón por decirlo de este modo, lo había planeado de otra forma, pero... pero lo terminé diciendo.

Su expresión afligida no se hizo esperar, gracias a la luz de la lámpara lo pude ver con claridad. Si en serio era verdad lo que estaba diciendo... todo tenía un poco de sentido aunque la información me tuviera confundida. Que Jungkook pequeño fuera mi hermano sí era algo inesperado. Si bien sí parecíamos como tal, el tema de la sangre era algo completamente diferente.

—Y-yo no seguiré escuchando —dio unos pasos torpes hacia atrás—. Pueden hacer lo que quieran.

—Kook, espera...

Intenté ir detrás de él, pero el chico a mi lado me detuvo al tomar una de mis muñecas. No me solté y solo me quedé parada viendo qué decía al respecto. La lámpara frente a mí pareció disminuir la intensidad de su luz y con ello mis pensamientos se volvieron más difusos.

—He estado en contacto con mi padre —empezó diciendo—. Quería encontrar la información para ver si Jungkook era hijo de esa mujer, pero entonces di con unos papeles sobre ti. Estaba la información de tu madre, también que te habías criado con tu tía y su familia.

Muchos más recuerdos de mi niñez vinieron a mi mente. Recuerdos que ni siquiera sabía que tenía, pues parecían haber estado guardados en un baúl del cual había perdido la llave hace mucho, pero solo había bastado con decir el nombre de esa mujer para que se abriera sin mayor esfuerzo.

Recordé a esa mujer que me había cuidado, a sus hijos y a su esposo. Tuve que pasar saliva ante el repentino dolor en mi pecho. Esas personas nunca me habían querido, nunca les había importado y para más había descubierto que la mujer que me había llevado en su vientre me había querido mucho menos.

Y fue un golpe saber que la había visto. ¿Acaso ella no me había reconocido? ¿Tal vez no lo sabía? Pero por Jungkook había hecho lo imposible por tenerlo junto a él y yo... Yo solo había quedado en el olvido y a mi suerte.

El estómago se me revolvió y sentí que en cualquier momento podría vomitar.

—No sigas, por favor.

Me solté de su mano y me agaché en cuanto sentí que me podría derrumbar ahí mismo. Mi cerebro ni siquiera estaba funcionando bien, pues de la nada nuevamente quedó en blanco, o puede que tanta información lo hubiera llevado a apagarse por un momento. Yo no tenía nada que hacer de cuclillas en esa bodega, tenía que ir detrás del pequeño Jungkook, pero mis piernas tampoco estaban siendo de mucha ayuda.

La bonita sensación de los besos de hace minutos se esfumó por completo, y en su lugar un espeso amargo llenó mi boca hasta llegar a lo más profundo de mi estómago. Y como si se hubiese tratado de una representación de mi sentir, la lámpara se terminó por apagar, de esa forma volvimos a estar sumidos en la oscuridad de la noche.

—En serio... En serio no quería que te enteraras de esta manera. Perdón por ser tan brusco, tan...

—Necesito un momento para pensar. ¿Podrías dejarme sola?

Pasar la noche juntos quedó completamente en el olvido y mientras él se marchó de la bodega, me permití soltar un par de lágrimas antes de regresar a casa.

●▬▬▬▬06/08/24▬▬▬▬●

Estuvo potente 

Se supone que la historia ya está lista, pero la he estado revisando y todavía no sé si se acabará en el capítulo 40 o si agregaré más capítulos. Maldita imaginación

Nos leemos en el próximo capítulo

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