◈ 26
❝Explosión del corazón❞
El ruido del mar me despertó varias veces en medio de la noche. Las olas chocando contra las rocas producía un ruedo muy fuerte, pero no me dio miedo. Mi compañero de aventuras me sostuvo la mano por el mayor tiempo posible, incluso estando dormido, me buscaba para sentirme. Era increíble pensar que podía estar tan cerca de él.
El funcionamiento de la mente era muy complejo.
Una parte de mí seguía temiendo. Era un chico y su tacto y actuar en ocasiones podía ser brusco. Sin embargo, estaba siendo muy cuidadoso en la forma en que sostenía mi mano, me atrevía a pensar que incluso lo podía llamar como algo dulce.
Lo observé dormir, con su rostro pareciendo como si estuviera enojado. Su mano seguía sosteniendo la mía y, aunque hice el intento de soltarme, él no lo permitió. El tiempo estaba fresco, al parecer las partes costeras amanecían un poco más heladas de lo común, al menos a lo que estaba acostumbrada. Me acurruqué un poco a su cuerpo y enseguida sentí la calidez que emanaba. Por otra parte, nos habíamos cubierto bajo parte de un techo y con unas cuantas ropas. La humedad en ambiente se sentía, pero el lugar donde estábamos nos protegía un poco de ello.
—¿Tengo algo en la cara? —su voz, ronca y adormilada a no más poder, se coló en mis oídos.
Me alejé un poco ante la sorpresa de que se hubiera despertado.
—No, no tienes nada.
Una sonrisa se formó en su rostro.
—Es que como me mirabas tanto... Pensé que tenía que tener algo para que me observaras de esa forma.
La vergüenza me invadió a un nivel rapidísimo. Ni siquiera la brisa fresca aportó a que el calor de mis mejillas disminuyera un poco. ¿Por qué lo había estado observando con tanto detalle? Probablemente lo había incomodado, pensé que en su lugar me habías sentido de esa forma.
Otra vez vez intenté alejarme un poco, pero su mano que sostenía la mía, no me lo permitió. Sentí su mirada, ya no tenía sus ojos cerrados ni estaba durmiendo. ¿Era consciente de lo que estaba haciendo? El corazón se me aceleró, era una sensación incómoda, pero a la vez me emocionaba un poco.
—Has sostenido mi mano durante toda la noche.
—Hacía y hace frío.
—Te cubrí con algunas telas.
—No es lo mismo que el calor humano.
Guardamos silencio, sosteniendo nuestras miradas. De repente, él soltó mi mano, se enderezó más y se acercó hacia mí. El corazón me comenzó a ir más rápido, por mi mente pasaron miles de pensamientos, pero el que predominó fue que me iba a besar. Mi vista bajó hacia sus labios y tuve que pasar saliva. No recordaba haber visto con tanto detenimiento esa parte de su cuerpo.
—¿Qué haces?
—Sun, cierra tus ojos, por favor... —su voz fue suave y baja.
No repliqué, tampoco me alejé más. Cerré mis ojos como él pidió, y quedé expectante a lo que pasaría. ¿Iba a tener mi primer beso? ¿Aquel chico, que hace unos años me había dicho que mi falda estaba manchada, me iba a besar? A pesar del sonido de las olas, sentí que mi corazón sonaba más fuerte.
Esos no eran latidos normales. Mi corazón iba a explotar en cualquier momento.
¿Por qué estaba pensando en él de esa forma? Habíamos sido criados como nonos; hermanos prácticamente. Pero nadie me hacía sentir como él. En mí surgían sentimientos que ni siquiera sabía que podía tener.
Esperé aquel tibio tacto, incluso si algo me decía que sus labios estaban más tibios que calientes, pero nada sucedió. Sus manos no acunaron mi rostro, su aliento tampoco chocó contra mis labios, y mucho menos nuestras narices se rozaron por la cercanía. Sentí lo que pareció ser una caricia en mi cabello, y abrí mos ojos totalmente descolocada.
—¿Qué fue eso?
—Tenías una araña en el cabello. No te quise asustar.
Miré hacia el piso buscando aquel ser con ocho patas, pero no lo hallé por ninguna parte.
—Gracias... Aunque no me dan miedo.
¿En serio pensé que iba a suceder algo más? Me sentí tonta por ello. ¿Por qué lo estaba viendo de esa forma cuando él no me veía así? Era injusto. Mi corazón había estado a punto de explotar. ¿Acaso él no lo podía notar? Su voz, su cuerpo... Todo de él parecía llamar mi atención de una forma peculiar. ¿Desde cuándo mi corazón se había vuelto tan vulnerable?
Tal vez la verdadera pregunta era: ¿Y si no estaba siendo vulnerable y solo lo estaba dejando ingresar?
—Como cerraste tus ojos cuando te dije, pensé que te habías dado cuenta de que te caminaba por la cabeza.
—No, yo pensé que... —¿Por qué me sentí tan decepcionada? Negué intentando disipar todos mis pensamientos— Nada. No me había dado cuenta la verdad. Ahora... Deberíamos levantarnos y hacer algo, ¿no?
—Espera. ¿Te molestó que te tocará? Lo lamento. No quería que pasaras frío, así que creí que lo mejor sería estar juntos.
—Está bien. No me molestó. De todas formas, no es la primera vez que estamos tan cerca...
Me puse de pie, y esta vez no dejé que me detuviera. Me actitud lo tuvo que dejar confundido, y no me extrañó que se quedara sentado analizando lo que acababa de ocurrir. Tratar conmigo en serio tenía que ser difícil, por momentos era más dulce, pero de repente volvía a tener una actitud indiferente que podía descolocar a cualquiera. Quería encararlo y preguntarle si él también se estaba sintiendo como yo, pero me pareció algo inútil.
¿Podía un corazón estar tranquilo al momento de tocar a quien te gustaba?
Salí de nuestro pequeño escondite, dejando tiradas las prendas de ropa y mi bolso. Necesitaba un poco de aire para despejarme... No podía seguir a su lado cuando mi corazón estaba tan inquieto. Quería algo de cariño... Pero más allá de eso, quería que fuera algo más allá de palabras. Me había dicho que era bonita ante sus ojos sin importar todos los cambios por los que había pasado, sin embargo, deseaba que su mirada hacia mí fuera tan brillante como un cielo lleno de estrellas.
Quería tener su atención tal y como él tenía la mía.
Lo sentí venir detrás de mí, pero por un momento quería no verlo. A su lado me sentía tonta y mucho más luego de lo que había ocurrido. Había observado sus labios con detenimiento y había deseado que rozaran los míos. Llevé mis dedos hacia la rosa piel de ahí, pensando en qué tenía que hacer para que mi sentir fuera correspondido y las acciones fueran más allá de todo lo que había experimentado. ¿Acaso eran mis hormonas que me estaban provocando aquello? Me abracé a mí misma viendo el mar.
El día anterior a su lado había sido precioso con un bonito sol brillando, pero en ese momento solo habían nubes y una neblina que no dejaba ver todo con claridad.
—Sun, cuidado por donde caminas. No se ve muy bien por la neblina.
Ignoré su advertencia. No quería que me siguiera, así que apuré mi pasó para alejarme lo más rápido posible. Quería un momento a solas para pensar y reflexionar bien acerca de lo que estaba sintiendo. Tal vez solo estaba exagerando, nunca nadie había llamado mi atención, por lo que podía estar confundiendo mis sentimientos. Pero por otro lado, había leído libros de romance y lo que estaba sintiendo se parecía mucho a cómo lo describían en ese tipo de libros.
No me detuve mientras seguía pensando, al menos así fue hasta que el piso dejó de ser plano y mi cuerpo se fue hacia adelante. Jungkook estaba lo suficiente cerca para agarrarme, pero mi lado terco terminó tirando de él hasta que ambos rodamos por la arena. Y menos mal, ya que por un momento había pensado que podríamos haber caído sobre algunas rocas o directamente al mar, pero por suerte el camino que había tomado solo llevaba a una pequeña playa llena de suavidad.
Quedé mirando el cielo nublado, sintiendo la humedad en mi rostro. Jungkook, quién había quedado tirado a mi lado, estiró su mano y tomó la mía.
—Perdón —fue todo lo que dije.
Él suspiró con fuerza, dejando escapar el aire de sus pulmones.
—A veces puedes ser realmente terca. Por tu culpa mi corazón casi explota del susto y la ropa quedó toda tirada.
—Lo siento —repetí otra vez.
—¿Qué pasó? Vamos, dime. Supongo que estamos lo suficiente grandes para hablar y no guardarnos las cosas.
Giré mi rostro para verlo. Su cabello estaba desordenado y se había llenado de arena, probablemente yo estaba de la misma forma.
¿Le podía decir lo que estaba pasando por mi cabeza? Sentí que mi dignidad iba a llegar a las profundidades del mar si seguía de esa forma, sin embargo, la duda me estaba carcomiendo. Quería saber si al menos existía la mínima posibilidad de que sus ojos se fijaran en mí más allá de la lástima o la extraña relación que teníamos.
—Pensé que... Me ibas a besar —mi rostro quiso apuntar hacia el cielo, pero me mantuve viendo sus ojos, tal vez esperando una reacción de su parte—. Lo sé es una bobería, pero cuando te acercaste y me dijiste que cerrara los ojos, en verdad pensé que nuestros labios se iban a tocar.
Sus ojos, que me habían estado mirando a los ojos, por un momento se deslizaron hasta detenerse en mis labios. Estaban ligeramente secos, incluso un poco ásperos, pero su expresión no demostró asco ni nada similar a ello.
—¿Te fuiste porque te dio miedo?
Su preocupación pareció genuina.
—No, no me dio miedo.
—¿Entonces..?
—Yo... Quería que lo hicieras.
Mi corazón se detuvo cuando dejé salir las palabras. Lo había dicho, lo había admitido teniéndolo ahí frente a mí. No resistí más y aparté mi rostro de su mirada, no sabiendo qué hacer luego de haberlo admitido en palabras. Él guardó silencio, lo cual me puso todavía más nerviosa.
—Sé que es una tontería —cerré mis ojos—. No tendría que pensar en estas cosas... Es raro. Pero no lo puedo evitar —al igual que él, solté un suspiro—. Los hombres en general me dan miedo o me ponen nerviosa, pero contigo se siente diferente.
—Sun...
—Estoy confundida con lo que siento. Lamento... Lamento si lo que estoy diciendo te incomoda.
Mi pecho se elevó debido al aire que estaba respirando. No quería que las cosas se pusieran más raras entre nosotros, pero era difícil luego de haber dicho en voz alta lo que estaba pensando.
Su mano, tan cálida como siempre, me transmitió tranquilidad impropia de la situación. ¿Por qué no me respondía nada? ¿Sería tan desagradable que yo le hubiera confesado mi sentir? No es como si le hubiera dicho que me gustaba, no obstante, mis palabras daban para interpretar.
—Me tomaste por sorpresa, pero no me incómoda. Creo que incluso se siente... Un poco lindo.
De un momento a otro ya no estaba a mi lado, y en su lugar estaba sobre mi cuerpo, viendo mi rostro y limpiando un poco la arena que había quedado allí. Sentí que el corazón genuinamente me iba a explotar por su acción. ¿Cómo podía interpretar sus palabras? ¿Acaso significaba que podía tener esperanzas?
—¿Entonces... Tú me besarías?
En su mirada pude ver una ligera contradicción. Estaba tan cerca, prácticamente rozando mi cuerpo. Sus piernas al rededor de las mías y sus manos a los costados de mi cabeza. Y yo, lejos de tener la intención de alejarlo, me quedé lo más quieta que pude, a la espera de algo.
—Es tu primer beso... No deberías esperarlos de alguien como yo... —su vista fue a parar al costado derecho de mi cabeza, probablemente viendo la arena para no mirarme a los ojos— Hay mejores chicos en este mundo.
—Jungkook —le llamé a la vez que tomé su rostro—, si algo he aprendido, es que en este mundo cualquier imbécil se puede atrever a robarme cosas que aprecio, ¿por qué no me puedo adelantar y dejar que lo haga alguien que quiero?
Su rostro se había puesto más rojo, especialmente sus mejillas y orejas. Sus ojos, los cuales pensé que no vería brillantes, por un momento parecieron ser ese cielo con estrellas que tanto había anhelado.
—¿Por qué me pones en esta situación tan difícil? —su naríz rozó la mía. Temblé levemente por la emoción que estaba sintiendo— No quiero aprovecharme de ti, no quiero ser como los otros hombres...
Cuando me di cuenta, nuestras respiraciones estaban muy aceleradas, casi pareció que habíamos estado corriendo, cuando en verdad ya llevábamos un rato tirados en la arena. Mis pensamientos cuerdos estaban todos revueltos, era como si cada llegada de una ola a la orilla me enredara más. ¿Se podía aprovechar de mí siendo que yo era la que por poco le estaba rogando?
Aunque la mayoría del tiempo intentabamos ser maduros; actuar como adultos, en ese momento sentí que fácilmente podíamos tener doce años con la ingenuidad que hablábamos de un primer beso.
La ropa tirada a nuestro alrededor solo era muestra del caos que estábamos siendo.
—Te quiero y confío en ti —le estaba entregando mis sentimientos, mi corazón e incluso mi vida. Por lo visto mi amor era lo suficiente intenso para que se me escapara de las manos—. Puedes ser el primero sin culpa.
Una de sus manos tomó mi rostro con cuidado. Mis mejillas estaban ardiendo al punto de que su mano se sintió fría, como si estuviera intentando bajar la temperatura. Su cabeza se inclinó un poco, hasta que sentí un suave roce en mis labios. Ni siquiera cerré mis ojos, cuando alejó un poco su rostro, fui una total espectadora de la expresión que tenía en su cara.
Y nunca la iba a olvidar.
No importaba que el tiempo pasara, que tomaramos rumbos distintos o que luego pensaramos que era un error. Sin duda en el mundo no había nadie mejor para entregarle mi primer beso que no fuera él.
●▬▬▬▬25/03/24▬▬▬▬●
Sé que dije que no iba a haber romance, que el misterio era lo central y bla, bla bla. Pero qué les puedo decir, los personajes eligen sus propias decisiones. Yo quiero escribir algo, pero a veces se da totalmente distinto 🤣
Son adolescentes que están descubriéndose a ellos mismos además del mundo que los rodea, no los puedo deteneeer.
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