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Capítulo 7 - El orgullo y el ego

Hey, ¿qué tal? Espero que bien. Yo he pasado por momentos mejores, pero no pasa nada. Vamos a lo que de verdad os interesa. Aquí os traigo el cap 7 de este fic, espero que os guste, si es así pues dadle a la estrellita y comentarme algo. Gracias por leerlo, espero que os guste y ya nos leeremos por ahí :D

P.D: Estoy escribiendo un fic que sería un crossover entre glee y victorious... No sé, es una idea , pero la escribiré en papel a ver qué tal queda y si me gusta pues lo pasaré aquí. Si os interesa la idea, decídmelo en los comentarios.

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Era por la mañana y Rachel aún estaba durmiendo en su gran cama. De repente notó una leve brisa en su cara, arrugó su nariz y pasó los nudillos por sus ojos para despertarse lentamente. Cuando los abrió vio la cara de Finn sonriéndole.

¡Aaaaaah! — Gritó Rachel muy asustada. — ¿Qué diablos haces aquí?— Preguntó mientras se sentaba en la cama.

¡Soy el nuevo secretario de tu padre!— Dijo Finn muy emocionado mientras la abrazaba, pero ella no le siguió el abrazo. — ¿Qué pasa?— Preguntó él curioso y un poco desilusionado por la reacción de la morena.

Rachel bajó corriendo al despacho de su padre y cuando abrió la puerta se encontró con su padre sentado en una gran silla mientras fumaba de su pipa y veía un partido de fútbol americano en una televisión enorme.

¿Desde cuándo necesitas un jodido secretario?— Le preguntó la chica a su progenitor.

Desde que firmamos 5 contratos con nuevos inversores al día, cielo. Por cierto, mejora ese vocabulario o los vecinos pensarán mal de nosotros.— Respondió el hombre sonriente.    

Rachel después de esa respuesta resopló y se fue fue a desayunar, después se vistió y peinó. Entonces Finn apareció por la puerta de su habitación.

Hey, ¿vienes conmigo al instituto, no? — Preguntó el chico sonriente mientras miraba a Rachel.

Sí.— Respondió ella cortante mientras cogía su mochila y se dirigía hacia abajo.

Ella no quería discutir más, además sabía que seguía locamente enamorada de Finn... Sí, ella pensaba eso.

Mientras que iban por la calle los dos iban andando en completo silencio, uno muy incómodo ya que los dos se acordaban perfectamente de lo que pasó en la fiesta pero no se atrevían a sacar el tema.

Sé que sabes lo que te dije en la cama... Lo de que te quiero. Lo siento, no quería mentirte. Puedes tener novio o estar con alguien... No me importa.— Dijo Finn no muy convincente.

¿Qué?— Preguntó Rachel muy confundida, no se esperaba eso para nada.

Pues eso.— Contestó el chico muy cortante.

Rachel se rió en tono irónico. — ¿Quién te crees que eres tú?, ¿Andrew Lincoln? ¡JÁ! Eres un imbécil.— Concluyó la morena.  

Yo no me creo ser ese.— Se rió el chico de forma irónica también. — Pero tú me quieres.— Dijo con una sonrisa triunfante en la cara.

Mira, Finn, deja de fumar porros porque te están afectando gravemente.— Respondió la chica tajante.

Rachel adelantó a Finn y se fue al instituto sola. Cuando llegó lo primero que hizo fue buscar a Kurt para contarle todo. Miró por todas partes hasta que finalmente lo encontró en su taquilla.

¡Kurt!, tengo que hablar contigo sobre Finn... Sé que es tu hermano y todo eso, pero es que lo necesito.— Dijo la chica rápidamente, le faltaba el aire.

La morena se lo terminó contando todo a Kurt, éste se quedó mirándola con una expresión que solía poner cuando le prohibían hacer algo o le echaban la bronca. Tenía el ceño fruncido y una mirada asesina bastante notable.

¿Así que Finn puede estar en tu casa todo lo que quiera pero yo no puedo pasar por tu barrio sin que tus padres me amenacen con llamar a la policía?— Preguntó el chico de los ojos azules muy indignado.

¡Kurt! ¿Sólo has escuchado eso cuando te lo he contado todo?— Preguntó la morena en un tono de leve enfado.

No, lo he escuchado todo, pero es que no es nada justo.— Reprochó Kurt con los brazos cruzados y mirando hacia otro lado con una mueca de desagrado.

Sí, tienes razón... No entiendo cómo es que lo ha contratado mi padre. No es nada justo que... Un momento... — Dijo Rachel un poco confusa ya que ese no era el tema principal. — ¡No me cambies de tema que me confundes, Kurt!— Terminó por decir la morena mientras le daba un leve golpe en el brazo a su amigo.

— Lo siento, ya me centro... Creo que deberías pasar de él, quiero decir, se ha comportado como un idiota contigo y debería disculparse.— Respondió Kurt más centrado y comprensivo.

Iba a pasar de él y no darle importancia, pero es que haga lo que haga me hace daño y pff... Necesitaba desahogarme.— Dijo Rachel con las lágrimas saltadas se podía notar que estaba bastante agobiada por todo.

Kurt al ver a su amiga así lo único que se lo ocurrió fue abrazarla y dejar que se desahogara todo lo que necesitase, no le gustaba verla así. Cuando por fin estuvo más tranquila, el chico de los ojos azules se llevó a su amiga a dar una vuelta, pasaron de las clases, no tenían ánimos para eso.   


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En el instituto estaba Brittany guardando unos libros en su taquilla mientras se debatía entre hablar con Santana o no, no sabía qué había pasado pero tenía que arreglarlo. Por fin vio a su amiga, corrió hacia ella y la paró en medio del pasillo.

Santana, tenemos que hablar de lo que ocurrió ayer, no entiendo por qué te enfadaste, no pasó nada.— Soltó Britt rápidamente mientras miraba fijamente a su amiga.

Brittany deja de fingir, sé perfectamente que tú y Puck tenéis algo.— Respondió Santana indignada.

¿Pero quién te ha dicho eso?— Preguntó la rubia confundida.

Pues aunque no lo creas, Kitty os vio el otro día.— Dijo tajante la morena.

¿Y tú vas a creerla sabiendo cuánto me odia?— Preguntó incrédula Brittany.

Pues sí, además, lo de ayer fue algo más para ser "sólo amigos".  — Reprochó Santana.

La pelea iba a más e iba a ir a peor, en ese momento Puck entró en el pasillo y las vio. Dispuesto a hablar con Brittany se acercó a ellas.

Britt, ¿podemos hablar un momento?— Preguntó el chico. La rubia se giró y allí estaba Puck.

¡Oh no, el que faltaba!— Se quejó Santana. Todo le estaba saliendo mal, no soportaba a Puck por lo que intentó salir de allí pero Brittany la sujetó del brazo, no la iba a dejar ir.

  — Puck, vete de aquí. No quiero verte. Además, estoy hablando con Santana y no tengo nada de qué hablar contigo.— Respondió tajante la rubia.

Vamos Britt, siento mucho lo de ayer. Si me dejaras explicarme...— Insistió el chico de nuevo.

No hay nada que explicar, no quiero saber nada de ti, lo has estropeado todo.— Respondió Brittany bastante alterada ya.

La pelea se estaba convirtiendo en algo público, todo el pasillo los miraba sin perderse ni un detalle hasta que Britt se hartó y echó a Puck, cosa que Santana aprovechó para escabullirse de allí también. Al final no había solucionado nada y todos estaban peleados sin dirigirse la palabra.


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Ya era por la tarde y Santana se sentía muy mal por Brittany pero a la vez seguía muy enfadada con ella, no sabía qué hacer y lo único que se le ocurrió fue llamar a Sebastian, él era el único que podía ayudarla.

Ella le suplicó que fuera a su casa para así ayudarla. Después de un rato Sebastian llegó junto con Blaine. Justo en ese instante Santana estaba en medio de una discusión con su madre por lo que les dijo que subieran a su habitación mientras ellas terminaban de discutir.

Los chicos subieron las escaleras pero una vez en el piso de arriba Blaine tuvo que ir al baño y Sebastian se disponía a ir a la habitación de su amiga pero no sabía cuál era la puerta así que abrió la primera que vio y se encontró a Kitty tumbada en su cama llorando. Ésta al escuchar el sonido levantó la vista y al ver a Sebastian allí se sorprendió mucho.

¿Qué haces aquí? ¡Fuera de mi habitación!— Gritó Kitty enfadada mientras se secaba las lágrimas que caían por sus mejillas.

Eh tranquila, ya me voy... ¿Pero qué te pasa?— Preguntó curioso el chico.

No es tu problema, además, seguro que no te interesa escucharme.— Respondió la chica cabizbaja.

Sebastian se acercó poco a poco y con una sonrisa pícara le respondió. — Querida soy gay, me encanta escuchar.—  

Kitty le contó todo lo que le pasaba. Al parecer después del cambio de instituto se había quedado sin amigos, ya nadie se interesaba por ella, incluso su propia hermana le daba de lado. Todo le estaba saliendo mal, ella esperaba otra reacción, es decir, más popularidad.

Sebastian se sentía realmente mal, él pensaba que Kitty era una persona fría y despegada, que no le importaba nada. Pero en realidad sí que le importaba, le dolía lo que pasaba a su alrededor.

Bueno, la verdad es que no pensaba que tuvieras éste tipo de problemas... A decir verdad, ni siquiera pensaba que tenías sentimientos. Pero con un poco de mi ayuda todo va a cambiar, yo puedo hacer de ti alguien muy importante.— Dijo Sebastian bastante comprensivo.  

El chico iba a seguir hablando pero la puerta se abrió de golpe y segundos después apareció Santana junto con Blaine.

¡Eh, que habías venido a ayudarme a mí!— Reprochó la morena.

Vale, traquila, ya voy.— Sebastian se levantó y comenzó a seguir a Santana, pero antes de salir por la puerta se giró y miró a la rubia. — Bueno, ya seguiremos con esta conversación.— Dijo finalmente el chico antes de cerrar la puerta tras él.

Una vez en la habitación de Santana, ésta les contó todo lo que había ocurrido entre Puck, Britt y ella y lo mal que se sentía al respecto, sobre todo con la situación en la que había puesto a Brittany. Tras un rato pensando y haberse desahogado un poco con un saco de boxeo improvisado con algunas almohadas que había hecho Blaine, Sebastian por fin habló.

No te enfades, pero creo que deberías ir a hablar con ella, arreglarlo y contarle lo que realmente sientes.— Concluyó el chico muy serio. Blaine asentía en acuerdo con lo que dijo su amigo.

Santana no se esperaba eso, pero realmente tenía que ir a hablar con Brittany.

La morena salió corriendo de su casa dejando a los chicos en su habitación un poco anonadados. Cuando llegó a la casa de Britt, la rubia estaba en su habitación.

Brittany tengo que contarte algo... Desde el día de la fiesta en la casa de Kurt, nuestra relación no es la misma.— Soltó rápidamente la morena.

Sé que te he dejado de lado y que ya no hablamos tanto, por eso quería disculparme antes, todo es culpa mía y lo sé.— Respondió Britt sin parar de hablar en ningún momento, estaba nerviosa y empezaba a divagar por lo que Santana tuvo que pararla.

Britt para. Ésto no es culpa tuya, fue ese día que lo cambió todo... Bueno, más bien fue el beso.— Concluyó Santana y Brittany no sabía a lo que se refería, no sabía cómo interpretarlo. —  Sí, ese beso lo cambió todo. Me cambió a mi...— Dijo la morena dejando a la rubia con una cara de confusión increíble. La tensión se podía notar cada vez más.

  



  


 


 





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