Capítulo 5 - Mentiras y reconciliaciones
Kurt fue hacia casa de Rachel lo más rápido que pudo, era de noche pero eso no le importaba. Cuando por fin llegó allí, se quedó en la puerta dando vueltas en círculos nervioso e indeciso. De repente, Rachel abrió la puerta de espaldas rápidamente.
— ¡Ojalá viviese debajo de un puente muy lejos de aquí! — Gritó la morena mientras levantaba la gran bolsa de basura que llevaba en la mano.
Rachel sin querer golpeó con la bolsa a Kurt en la cabeza y éste cayó al suelo. La chica asustada por el golpe que escuchó se volvió y logró ver tras aquella gran bolsa a su amigo en el suelo.
— ¡Kurt! — Gritó y soltó la bolsa para así ayudar a su amigo a levantarse.
— ¿Problemas en el paraíso? — Preguntó el ojiazul irónicamente mientras se incorporaba y miraba la gran casa.
— Estoy bien. — Contestó la morena mientras volvía a sujetar la bolsa de basura.
— Rachel... Siento haberme enfadado y gritado sin sentido antes, he comprendido que fui un estúpido. Lo siento, de verdad.— Dijo el castaño mientras miraba a su amiga.
— Gracias, Kurt. — Contestó la chica mientras se abalanzaba sobre el chico y lo estrujaba en un abrazo.
— Además, ya mataré a Finn cuando llegue a casa.— Comentó él mientras respondía el abrazo de su amiga, pudo ver como Rachel sonreía un poco. — Vamos, anímate.— Terminó diciendo el ojiazul.
— Ya estoy bien, de verdad.— Dijo ella mientras miraba hacia otro lado.
Rachel le contó todo lo sucedido con Finn al castaño. Kurt no podía creer lo estúpido que había sido su hermano, así que cuando la morena terminó de contar todo lo ocurrido decidió ir hacia su casa para echarle la bronca a Finn, pero antes de que pudiera decirle a Rachel que se marchaba, recordó lo que había hecho antes de llegar a la casa de la chica y se puso más pálido de lo normal, los ojos y la boca muy abiertos mientras miraba hacia el infinito.
— Kurt... ¿Estás bien?, ¿has vuelvo a ver a alguien llevar sandalias y calcetines a la misma vez de nuevo? — Preguntó divertida mientras pasaba su mano por delante de la cara de su amigo, sin obtener respuesta alguna.
— Ésto es más grave...— Dijo aún con la misma expresión y sin mirar a su amiga.
— ¿Qué? ¿Un vestido con un estampado horroroso? No te preocupes esa será mi vecina, tiene un gusto malísimo para la ropa. — Contestó la chica haciendo un gesto con la mano restándole importancia al asunto.
— Rachel... He b-besado a Blaine...— Respondió el castaño tartamudeando un poco, mirando por fin a su amiga.
Rachel al principio quedó muy asombrada, pero poco a poco su cara fue cambiando y tenía una sonrisa enorme en el rostro, soltó un chillido que casi hace romper las ventanas de su casa mientras daba saltitos, estaba muy emocionada por sus amigos.
— ¿¡Cómo no me lo has contado antes!? — Preguntó aún en el mismo tono agudo y aún dando saltitos.
— ¡Controla los agudos, por favor, Rachel! — Dijo el chico mientras se cubría con las palmas de sus manos los oídos.
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En ese mismo instante estaban Santana y Brittany en la casa de la morena hablando sobre ese beso que se dieron en la fiesta.
— ¿Cómo... Cómo que algo más?— Preguntó Britt nerviosa.
Santana estaba muy nerviosa y no sabía bien qué responderle. — Es que no sé cómo explicarlo, fue muy extraño, no fue como un simple beso, pero tampoco sé qué significa eso...— Respondió mirando fijamente sus pies.
Britt no sabía qué hacer o responder, se había quedado paralizada y perpleja ante esa respuesta por parte de su mejor amiga. En ese mismo instante recibió un mensaje de Puck, en el cual ponía: "¿Quieres que nos veamos? ;)"
— Santana, lo siento mucho pero mi madre quiere que vaya a casa ahora mismo... De verdad, lo siento.— Dijo Brittany intentando disimular que le estaba mintiendo.
Britt se levantó y salió de ahí lo antes posible, no sabía cómo actuar ante esa situación. Lo podía cambiar todo, podría ser el fin de su amistad.
Santana se quedó mirándola mientras se iba. Estaba paralizada, esperaba escuchar cualquier otra respuesta de parte de su amiga, no eso de que se tenía que ir. No sabía cómo sentirse ante eso. Su hermana, como buena cotilla que era, se había enterado de todo y decidió acercarse a la morena y le pasó el brazo por encima de los hombros en señal de apoyo, aunque viniendo de ella ese comportamiento parecía muy falso.
— Bueno... Parece que te ha evitado.— Dijo Kitty mientras le daba palmaditas en la espalda a su hermanastra.
— ¿Sabes? Así no ayudas en absoluto.— Contestó Santana irritada.
La morena se levantó y se dirigió a su habitación, necesitaba distraerse y decidió ver una serie o película de risa.
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Kurt llegó a su casa y nada más entrar vio a su hermano sentado en el sillón viendo la televisión.
—Hey, ya has llegado. ¿Dónde has estado?— Preguntó su hermano inocente.
El ojiazul se acercó a él y sin decir nada le dio una colleja muy fuerte. Su hermano sorprendido se volteó a ver al chico, el cual lo miraba bastante enfadado con una ceja alzada y los brazos cruzados.
— ¿A qué diablos ha venido eso? — Preguntó él mientras se rascaba la parte en donde su hermano le había pegado.
— Viene a que eres un imbécil. Te dije que no la jodieras más con Rachel y tú lo que haces es hundirla. — Contestó el castaño tajante.
— Bueno... Yo... — No terminó la frase ya que su hermano lo paró hablando él de nuevo.
Kurt cada vez más alterado empezó a echarle la bronca de tal forma que acabó repitiéndose. Cuando terminó de hablar respiró muy agitadamente porque le faltaba el aire. Finn se quedó mirándolo entre asustado y anonadado.
— ¿Lo... Siento? — Dijo él dudoso.
— ¿Que lo sientes? ¡Con eso no solucionas nada! — Reprochó Kurt furioso.
— ¿Qué quieres que haga entonces? — Preguntó Finn de la misma forma que su hermano.
— Que te disculpes y que dejes de ser tan idiota, así no vas a llegar a ningún lado. El orgullo no engorda, deberías tragártelo más a menudo. — Respondió serio el ojiazul mientras se cruzaba de brazos.
— ¿Sabes? Cada vez me cabrea más que siempre tengas razón. — Comentó él mientras se levantaba y se ponía a la misma altura que su hermano.
— Pero me quieres. — Le respondió Kurt más relajado mientras le sonreía.
— Eres mi hermano... Tengo que hacerlo. — Contestó de la misma forma que su hermano.
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Los padres de Sebastian no saben que él ha salido del armario y por eso mismo no quiere que nadie vaya a su casa y vea que se comporta de forma diferente.
Al mismo tiempo que Finn se dirigía a casa de Rachel, Sebastian está en su habitación pensando en todo lo ocurrido con la morena, sin saber que en ese momento Puck iba a su casa para solucionarlo y menos aún que iba acompañado de Brittany.
Llamaron a la puerta y les abrió la madre de Sebastian, la cual los dejó pasar amablemente. Subieron y entraron a la habitación del ojiverde.
— ¡Hey! — Saludó Puck mientras entraba a la habitación junto con Britt.
— ¿Qué haces aquí? — Preguntó Sebastian levantándose y sentándose en la cama.
— Sabes por qué estoy aquí, Sebastian. ¿No echas de menos pasar toda la tarde con Rachel? — Comentó serio Puck.
Sebastian suspiró. — Claro... Pero es que... Tengo demasiado orgullo. — Terminó diciendo cabizbajo.
— Finn fue el que la besó, no ella a él. — Dijo Britt intentando ayudar a Puck y así poder incorporarse a la conversación también.
— A demás... — Añadió Puck. — A ti sólo te pone Finn, al igual que medio instituto. — Terminó por decir y todos rieron.
Estaban ya por salir de la habitación para buscar a Rachel cuando de repente Sebastian se percata de algo.
— Oye, una cosa Britt, ¿qué haces aquí? — Preguntó curioso el chico.
Brittany sin saber bien qué decir, responde. — Bueno... Es que Puck me llamó porque pensó que sería más fácil que te convenciera yo. — Dijo mientras miraba nerviosa a Puck.
— ¡Eh! ¿No estaréis juntos verdad? — Volvió a preguntar pero ésta vez de forma cotilla.
— No, para nada, por supuesto que no. — Contestaron Puck y Britt a la vez mientras se dirigían miradas nerviosas.
— Definitivamente algo ha pasado entre vosotros dos. — Concluyó Sebastian mirándolos con los ojos entrecerrados.
Puck se estaba poniendo muy nervioso, así que cambió de tema. — Bueno, tú deberías preocuparte por Rachel. — Contestó rápido.
— Tienes razón. — Contestó mientras salía de la habitación en busca de la morena.
Sebastian sabía que Rachel tenía clases por la tarde en el teatro donde solía actuar, así que se dirigió hacia allí. Se puso a esperarla en la salida, al rato la vio salir y se acercó a ella.
— ¿Perdonarías a éste idiota? — Preguntó Sebastian mientras le daba golpecitos en la espalda para llamar la atención de la chica.
Rachel se dio la vuelta y lo miró asombrada, sin dudarlo respondió. — Por supuesto. — Para después abalanzarse sobre él y fundirse en un tierno abrazo, echaba de menos a su amigo.
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Finn estaba en la casa de Rachel y esperaba bajo la ventana de la habitación de ella a que le respondiera el mensaje que le había mandado. Pero la morena no lo hacía, así que decidió subirse por el árbol que estaba ahí al lado y colarse en la habitación. Una vez dentro fue sigilosamente hasta donde estaba Rachel durmiendo y así despertarla con cuidado... Pero pasó todo lo contrario.
— ¡Aaaaahhh! — Gritó Rach muy asustada mientras se intentaba incorporar en la cama.
— Sshh, tranquila soy yo, Finn. — Dijo el chico intentando tranquilizarla para que no gritara.
— ¿Se puede saber qué haces aquí? — Preguntó la chica muy alterada pero intentando no gritar.
— Te envié un mensaje pero no contestabas, así que decidí venir para hablar contigo. — Intentaba explicarse el chico.
— ¿Y entras por la ventana como un ladrón? — Preguntó ella aún adormilada.
— Tus padres ni siquiera me hubieran abierto. — Contestó él cortante.
— ¡Rachel! ¿Estás bien querida? — Preguntó la madre de la morena que estaba yendo hacia la habitación.
— Mierda, son mis padres... Corre escóndete. — Le dijo al chico muy nerviosa.
Finn se metió en el armario muy callado para no llamar la atención y que no lo pillaran.
— Rachel, ¿qué ha pasado? — Preguntó la madre una vez que ya estaba en la habitación de su hija.
— No ha sido nada, mamá... Sólo una pesadilla. — Contestó ella nerviosa.
— Oh, está bien. Pero no grites querida que sino los vecinos van a pensar que no te queremos. — Dijo la madre mientras salía de la habitación para ir a dormir de nuevo.
Rachel estaba procesando lo último que había dicho su madre ya que le había parecido muy estúpido hasta que Finn salió y la interrumpió.
— Nunca habría pensado que salir del armario sería así... — Dijo él riendo mientras se acercaba a la chica.
Rachel se reía por el comentario pero su cara cambió de repente.
— Finn... Quiero que te vayas. — Dijo la morena cabizcaba.
— ¿Qué? Pero si venía a disculparme. — Respondió él empezando a enfadarse.
— No quiero que te disculpes, quiero que te vayas. — Dijo ella igual que el chico.
— ¡Vale, de todas formas ésto ha sido una idea estúpida! — Comentó Finn mientras salía por la misma ventana por la que entró.
Rachel vio como se iba el chico por la ventana y cuando ya no hubo rastro de él, se puso a llorar. Sentía una impotencia y una rabia que no sabía cómo calmar, así que se puso a llorar hasta que se volvió a dormir.
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Bueeeno, aquí estoy después de algún tiempo. Lo sé, debí actualizar antes pero no he podido hasta ahora... De todas formas aquí tienen el capítulo 5 de este fic, espero que lo disfruten. Si todo sale bien, quizás por la noche tengan otro capítulo, aunque no prometo nada xD
Ya sabéis, podéis dejar vuestra opinión en los comentarios, siempre me agrada leelos, el feedback es bueno jaja. También podéis darle a la estrellita para saber si os ha gustado el capítulo, just saying... :D
¡Nos leemos por ahí, hasta el próximo cap! ^_^
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