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20.☠︎

—Wow, HyunWoo no mentía cuando dijo que eras ardiente —Hoseok sonrió de lado. El chico no estaba mal, era ligeramente más bajo que él pero con un buen cuerpo trabajado.

—Tú tampoco estás nada mal —le indicó al chico que tomara asiento y fue a buscar unas cervezas—. Entonces, ¿de dónde lo conoces a Nunu?

—Coincidimos algunas veces en el gimnasio. Es un tipo genial... —el chico le echaba miradas francamente descaradas y Hoseok se sintió raro. Pero él le había insistido a su amigo para que le diera el teléfono de alguno de sus amigos. Así que ahí estaba, dispuesto a empezar a disfrutar de la soltería que había estado evitando.

—Lo es... ¿Qué te parece si vamos a mi habitación? —sugirió. El chico se levantó como impulsado por un resorte. Lo tomó de la mano y una vez que cerró la puerta, se lanzó a devorar los labios del chico.

Era raro. Raro e incómodo. El chico era un pésimo besador, pero intentó concentrarse en el físico que tenía entre sus brazos. El chico ya entusiasmado le quitó la camisa y sin previo aviso empezó a repartir besos en su cuello. El timbre sonó. No le dio importancia. No era momento para distracciones. Devolvió los besos y empezó a desvestir a su amante de turno. El timbre volvió a sonar, esta vez de manera más insistente. Demonios.

—Lo siento —dijo— espérame aquí, ponte cómodo. Estaré de vuelta en un abrir y cerrar de ojos.

Enojado se encaminó a la puerta dispuesto a echar a patadas a quien quiera que se hubiera atrevido a interrumpir su sesión de cachondeo improvisada.

Abrió la puerta de un tirón y se quedó de piedra al ver a HyungWon de pie frente al umbral. Se veía más hermoso que nunca con su cabello suelto, sus mejillas coloradas por el frío, sus labios curvados en una mueca inocente y sus ojos... Esos ojos que a veces lo asaltaban en sueños y no le daban paz.

—HyungWon —dijo en un susurro.

—Hola, Hoseok... —pero antes de que el alto pudiera decir algo más le cerró la puerta en la cara. Se apoyó en la madera fría, con la respiración agitada.

—Hoseok —la voz ronca de HyungWon lo hizo cerrar los ojos. Todo lo llevaba a esa noche.

—Vete. —Dijo en un tono cortante.

—Por favor... No me iré hasta que me hayas escuchado.

—Entonces será mejor que busques abrigo para pasar el frío. A la madrugada refresca
Hazme caso y vete.

—No. Por favor... Abre y hablemos.

La puerta se abrió y Hoseok se apoyó en el marco. HyungWon tragó con fuerza al notar que Hoseok estaba semi desnudo. Quiso estirar la mano y tocarlo.

—¿Qué quieres? Sé breve que estoy ocupado. —Se señaló el torso y frunció la boca.

—Oh... eh...

—¿En serio viniste hasta aquí para balbucear? HyungWon...

—Lo siento, ¿si? Fui un idiota, yo... ¿Por qué me devolviste el dinero? Era tuyo.

Hoseok resopló molesto. —No era el monto que habíamos acordado, además...

—¿Está todo en orden?

A HyungWon se le fueron los colores al ver a un chico de físico imponente asomarse cubriendo su desnudez con una sábana. Sintió un vértigo en la boca del estómago. Hoseok estaba con alguien.

—Yo lo siento... —HyungWon luchaba por acomodar las palabras en su cabeza. Había repasado mil veces lo que quería decirle a Hoseok y ahora de golpe, no recordaba nada.

—Te dije que estaba ocupado —Hoseok lo miró y algo se agitó en su interior, pudo ver cómo el brillo en los ojos de HyungWon iba desapareciendo de a poco.

—Sí, claro... —se retorció las manos y esbozó una sonrisa que a Hoseok le traspasó el corazón—. Bien, lo siento. Siento haberlos molestado —miró al chico y le hizo una pequeña inclinación con la cabeza. Luego miró a Hoseok e hizo lo mismo.

—De nuevo, lo siento. Solo... solo quería decirte eso. Bien... —miró alrededor luchando con las lágrimas que amenazaban con escapar de sus ojos—. Adiós...

Salió lo más rápido que pudo y se metió en su auto. Su corazón golpeaba con fuerza y por fin dejó salir las lágrimas que había estado aguantándose. Era un idiota. ¿Qué esperaba que iba a lograr con haber ido a buscarlo a su casa? ¿Que Hoseok se lanzara a sus brazos apenas lo viera?

Iluso. De veras te lo creíste, ¿no es así?

—¿Quién era? —Hoseok se sobresaltó cuando dos brazos lo abrazaron por atrás.

—Nadie. No era nadie...

—Entonces volvamos a lo nuestro —el chico prácticamente lo arrastró a la habitación.

Los labios del chico estaban por todos lados y él no podía sacarse a HyungWon de la cabeza. Quiso salir corriendo detrás de él, decirle que no se fuera, que lo perdonaba, que quería sentir su cuerpo otra vez, sus besos, sus caricias...

—Oye —el chico dejó de besarlo y lo miró— ¿de veras quieres esto?

—¿Cómo?

—Que se nota que no estás acá. Mira —el chico empezó a vestirse— no sé que sucedió entre tú y ese bombón que acaba de irse pero es obvio que te dejó... distraído.

—Espera —Hoseok estiró el brazo agarrando al chico por la muñeca—. ¿Qué haces? ¿Te irás así porque sí?

—Creo que no soy yo quién debería estar en tu cama —dijo el chico terminando de vestirse—. Ah, un consejo, si realmente lo quieres, no lo dejes ir...

Hoseok quiso decir algo pero el chico le palmeó la espalda y se fue del departamento. Genial. Ahora sí que había tocado fondo.


HyungWon repasó los documentos por última vez. Jooheon estaba apoyado en su escritorio esperando a que su amigo terminara de leer.

—¿Y bien? —le preguntó. HyungWon se quitó los lentes y se frotó los ojos cansados.

—No hay mucho que agregar, el veredicto se unificará con otra condena de febrero de este año por la agresión a otra de sus ex parejas.

—El tribunal rechazó todos los pedidos de nulidad que había presentado la defensa
—Jooheon cerró la carpeta y se sentó en la silla frente a su amigo.

—Tranquilo, con las pruebas que hay es suficiente para condenarlo de por vida.

—Si, yo también lo creo.

El celular de HyungWon comenzó a sonar.

—Madre —dijo cansinamente.

Jooheon sonrió al ver la expresión del otro.

—Si, te dije que si. No me interesa saber mucho más, confío en tu criterio. Está bien, dile que a las ocho estará bien. Adiós.

—’Confío en tu criterio...' —Jooheon repitió sus palabras— ¿debo preocuparme?

HyungWon sonrió. Se sentía cansado. Estaba seguro que en los últimos tres meses solo había envejecido.

—No es nada. Mi madre me arregló una cita.

Jooheon levantó las cejas no creyendo lo que su amigo le decía. —¿Y tú aceptaste? ¿Así sin más?

—Si, creo que es hora de pasar página y... estoy cansado. Eso es todo.

—¿Por qué no lo llamas? —HyungWon lo miró y sonrió sin ganas.

—¿Y decirle qué? Nunca me buscó en todo este tiempo, así que creo que entendí el mensaje.

—No digas eso. Quizás no sabe cómo acercarse.

—Ya, deja eso. Hoseok se merece alguien que lo presuma con orgullo. Un tipo así ¿cuánto tiempo crees que estará lamentándose por un idiota con el que solo se acostó dos veces y encima lo trató de prostituto? —soltó una risita triste—. En fin, vamos saliendo que tengo que arreglarme para una cita.

—Wonnie... ¿tu cita es con una mujer?—Jooheon frunció el ceño.

—Sí.

—¿Qué es lo que estás haciendo?

—No sé, supongo que hacer lo que se espera que haga —respondió encogiéndose de hombros—. Deja de mirarme así, llevo haciéndolo toda mi vida.

—Vaya, tu derrotismo me saca las ganas de vivir.

HyungWon se echó a reír. —Basta, ahora salgamos que me muero por un café. ¿Pasarás por Min?

Jooheon asintió y ambos salieron de las oficinas. Se despidieron en la puerta y cada uno se fue por su lado.

—Una cena. Es solo una cena. Tú puedes hacer eso, HyungWon.

Pero el reflejo que le devolvía el espejo de su auto no decía lo mismo.

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