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19.☠︎

HyungWon

La había cagado. Y la había cagado en grande. Cuando me desperté y vi que Hoseok ni sus cosas estaban, quise morir. Bien. Me lo merecía. Pero el estar consciente de mi estupidez no lo hacía menos doloroso. Los recuerdos de la noche reciente estaban tan frescos que estaba seguro de que mi piel aún hormigueaba por el increíble orgasmo que Hoseok me había dado. Al final, todos tenían razón con respecto a mí. Ahora además de aburrido debía sumarle el calificativo de imbécil. Me senté en la cama y me llevé las manos a la cara. Estaba algo alcoholizado pero una vez que Hoseok me empezó a desvestir, todo rastro de ebriedad se había ido evaporando. Pero tenía que dejar que mis prejuicios estúpidos salieran a flote otra vez. Agarré el celular y llamé a Min.

—Hola, lover boy, ¿cómo va tu finde caliente? ¿Aún caminas? —una carcajada se escuchó salir del teléfono.

—La cagué feo —dije.

Un silencio seguido de un ruidito molesto.
—¿Ahora qué hiciste?

—Estábamos teniendo sexo —Min chilló— pero yo y mi bocota...

—Oh, oh. ¿Qué le dijiste? No me digas que le dijiste lo que creo que le dijiste.

—Algo así. Le dije que hiciera valer el dinero que pagué por él —eso sonó tan mal como lo recordaba.

—Ah... —se que mi amigo se estaba tomando el tiempo de crear un insulto que probablemente no había sido inventado todavía—. Sabes, a veces no entiendo cuál es tu problema. Tienes todo para ser feliz, eres hermoso, tienes un buen trabajo, un departamento soñado, un auto de lujo... Y sin embargo te encanta autosabotearte. Eres increíble.

—No me encanta autosabotearme —dije aunque en parte las palabras de Min tenían su fundamento—. Pero no sé qué me pasa. Necesito ayuda profesional.

—Necesitas un buen par de golpes que te acomoden esa cabeza llena de ideas estúpidas. ¿Qué piensas hacer ahora?

—Ya está. La cagué. Bajaré, diré alguna excusa y me iré.

—Me refería a qué piensas hacer con Hoseok.

—Nada. Tiene razón en haberse ido...

—Ve a buscarlo.

—¿Estás loco? ¿Qué quieres que le diga?

—No sé,  discúlpate, pídele perdón de rodillas, hazle un regalo.

Cuando bajé anuncié que me iba y ante las preguntas de dónde se encontraba mi novio, solo dije que tuvo una emergencia y tuvo que irse de inmediato. Sentía vergüenza de mi mismo. Todo el viaje de vuelta a Seúl estuve devanándome los sesos para encontrar una solución al problema que había creado. ¿Debería llamarlo? ¿Qué le iba a decir? ¿Discúlpame por ser tan idiota? Repasé toda la noche con cuidado y seguía queriendo darme la cabeza contra cualquier superficie lo suficientemente dura como para ponerle fin a mi estúpida existencia. Cuando bajé del taxi en la puerta de mi departamento, decidí que lo mejor era dejar pasar un par de días antes de llamarlo. Si Hoseok estaba muy enojado eso le daría tiempo para tranquilizarse y no mandarme a la mierda apenas abriera la boca. Si. Eso haría. Hacía apenas dos semanas que lo conocía y ya había echado por el caño una relación que no había llegado a ver la luz del día.

Tiré los zapatos en un rincón apenas crucé la puerta y fui directamente a mi pequeño bar para servirme un whisky.  Me recosté en mi costoso sofá de cuero, dándole vueltas al asunto.

Sus manos en mi cuerpo, sus dedos tenían el agarre perfecto para mis caderas, su boca se sentía tan bien sobre la mía. Y esos ojos oscuros que me habían hecho sentir deseado... ¿Qué había hecho?

Probablemente un psicólogo se hubiera hecho la panzada del año conmigo. Un idiota con una madre demandante, con una vida sexual nula y encima con un complejo de superioridad que ya, por lo visto, no me molestaba en ocultar. ¿Desde cuando me había empezado a sentir mejor que los demás? Porque aunque me lo negara una y otra vez, en el fondo sabía que era algo que estaba latente, esperando el momento para salir a la superficie. Solo que salió en el momento menos esperado y con alguien que no se lo merecía.

'Eres un imbécil, HyungWon. ¿De veras creíste que todo esa farsa del novio de fin de semana iba a salir bien? Tú sabías desde un principio que era una mala idea. Y decidiste no escucharme. Hoseok era demasiado para tí. Esta vez los papeles se voltearon y tú saliste perdiendo. ¿Cómo pudiste pensar por un momento que alguien como él iba a poder fijarse en tí? Pero al final tu verdadera personalidad de mierda hizo todo el trabajo. Lo humillaste y ahora no sabes que hacer con lo que sientes. Y tampoco te harás cargo de lo que te pasa con él...'

No me pasa nada con él. Mientes.

Me mandé una cagada. Lo admito. Nunca quise hacerlo sentir mal. Él había sido tan amable y tan atento. Nunca me había sentido tan cómodo en la intimidad. Lo siento, Hoseok.

Agarré mi celular y marqué su número. Necesitaba sacarme ese peso de encima. Pero nadie atendió. Hoseok nunca atendió, ni ese día no los días que siguieron hasta que mis llamadas empezaron a ir al buzón de voz.


Hoseok

—¿No piensas atender? —HyunWoo me miró de reojo mientras nos alistábamos para salir al escenario.

Sacudí la cabeza y lancé el teléfono al fondo de mi bolso. No tenía ganas de hablar con nadie, pero mucho menos con Chae HyungWon. Ya había pasado casi un mes desde Jeju y el maldito seguía insistiendo.

—¿No crees que estás exagerando? —Nunu me miró preocupado.

—No empieces. No estoy de ánimo.

—Solo pienso que deberías darle la oportunidad de disculparse.

—¿Para qué? ¿Para escuchar que seguramente dijo todo eso porque estaba ebrio? Me importa un carajo. Él y toda su mierda.

No quería tener nada que ver con ese tipo. Ya había hecho lo que tenía que hacer. Incluso le había devuelto la plata que me había dado demás. Listo. La transacción estaba hecha y cerrada. No necesitaba a un idiota con complejo de superioridad en su vida. Ya suficientes problemas tenía como para sumarle uno más. Me había dejado llevar y se había equivocado. Me jodía, sí. Había llegado a confundirme cuando estaba en sus brazos, pero ya todo eso había terminado.

—Escúchalo y luego decide si lo perdonas o no. Él te gusta.

—No digas estupideces. —Me terminé de alistar ante la mirada atenta de mi mejor amigo.

—Di lo que quieras si eso te ayuda a sobrellevar el malhumor, pero a mi no me mientas. Sé que esto te tiene mal porque ese tipo te gusta en serio. ¿Por qué sigues engañándote?

—¿Terminaste con tu sermón de la noche? No sigas, por favor. No sé por qué insistes en esto, no es algo que deba importarte. De hecho, ni siquiera a mí debería importarme.

—Pero lo hace, solo que cuando te pones en ese plan idiota no hay quién te gane. Está bien, haz lo que quieras, pero te estás equivocando. Sé que hay algo ahí.

—Cierra la boca, hazme ese favor. Ahora vamos, que la noche recién empieza.

Ni siquiera me molestaba en fingir que estaba bien, ni en poner una buena cara. Bailaba automáticamente, coqueteaba sin siquiera fingir que no estaba asqueado de todo, dejaba que manos desconocidas tocaran mi cuerpo. Era eso para lo que me pagaban. Era un prostituto de lujo al fin y al cabo, sin sexo pero que me exhibía por dinero, me dejaba manosear por dinero. Curioso, resultó que HyungWon tenía razón después de todo. No debería haber sido tan duro con él. Una risa casi histérica se apoderó de mí y el tipo que me tenía sentado sobre sus piernas me miró algo asustado.

—Lo siento —dije levantándome— yo, no me siento bien.

—Pagué por ti —dijo el hombre ahora visiblemente enojado.

—Le devolveré el dinero —le hice una inclinación y salí del salón.

Estaba harto de sentirme como la mierda.
Cuando llegué a mi departamento me metí bajo de la ducha para sacarme esa asquerosa sensación de todas esas manos que me habían tocado. Y por primera vez en mi vida, sentí asco de mi mismo. Agarré el teléfono y llamé a Nunu.

—¿Tú no tenías algunos amigos que querían conocerme...?

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