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18.☠︎

Dos horas después, Hoseok entraba a la habitación llevando a un muy ebrio HyungWon a la rastra.

—Hace calor —se quejó el alto tirando del cuello de su camisa en un intento por arrancarse la corbata—. Ayúdame a quitarme esta cosa que me está ahorcando.

Hoseok rio por lo bajo, era gracioso ver al recto abogado luchando con su ropa y arrastrando las palabras.

—Quédate quieto —le dijo afirmándolo por la cintura y aflojándole el nudo con delicadeza. HyungWon le dedicó una sonrisa muy reveladora.

—Tengamos sexo —soltó sin más—. Vamos, quítate todo —las delgadas manos del alto atacaron sus botones y Hoseok lo dejó hacer. —Tienes un cuerpo caliente —HyungWon se inclinó hacia adelante y pellizcó un pezón. Hoseok suspiró.

—¿Por qué mejor no vas a darte un baño? Creo que alguien tomó demasiado.

HyungWon sacudió la cabeza de un lado a otro. —No, no... aunque si vienes a la ducha conmigo podría reconsiderarlo...

Hoseok terminó de quitarle la camisa y lo hizo sentar en la cama para desatarle los cordones de los zapatos.

—Tomaste mucho —dijo— quizás deberías descansar...

HyungWon lo apartó de un manotazo e intentó ponerse de pie.

—¿Por qué todos me dicen lo que tengo que hacer? —se desabrochó los pantalones y los dejó caer para terminar de descartarlos de una patada. Se tambaleó y estuvo a punto de caer si no fuera porque Hoseok lo atajó a tiempo.
—. No tengo diez años para que sigan mandoneándome —las palabras salían atropelladamente de su boca— 'Wonnie, haz esto', 'Wonnie, come aquello', 'Wonnie, vas a morir soltero', 'Wonnie tienes que casarte', 'Wonnie, deja de hacer el ridículo en público...'

—Hey, bebé, cálmate... —Hoseok intentó volver a hacer que se sentara porque veía que su andar por la habitación era algo errática.

—¡Ves!, hasta tú me mandas a callar... Estoy harto. —Se volvió a acercar a Hoseok y de un tirón terminó de sacarle la camisa—. Quiero que hagas todo lo que dijiste que querías hacerme... —y sin decir más se le fue encima. Hoseok estaba con la guardia baja y trastabilló, cayendo hacia atrás contra el sofá. Las manos de HyungWon ya estaban sobre su cuerpo.

—Wonnie espera un segundo, ven, vamos a sentarnos un momento y hablemos.

HyungWon no le estaba prestando atención, los efectos el alcohol estaban nublando su buen juicio y si el alto no hubiera dicho esas palabras sobre cómo se sentía, probablemente no le hubiera molestado el asalto. Pero era obvio que HyungWon estaba actuando así porque alguien le había dicho algo.

—No quiero hablar —dijo. Tomó la pretina del pantalón y agarrando ambos extremos a los lados del botón, pegó un tirón con ambas manos y rasgó la cremallera. Hoseok, en otra situación menos seria hasta se hubiera impresionado y excitado por el arrebato de violencia contra su ropa. La mano de HyungWon se cerró contra su miembro y jadeó muy en contra de su voluntad. Maldito cuerpo traicionero y maldito abogado seductor.

—Hey, hey —dijo mordiéndose los labios, tenía que mantener la cabeza despejada. Uno de los dos tenía que hacerlo—. Tranquilo, mira, Wonnie, estás... —HyungWon lo miraba con los ojos brillantes y hambrientos mientras movía la mano despacio por encima de la tela, dando pequeños, pero efectivos apretones. Hoseok se obligó a tragar con fuerza— estás algo enojado ahora y... dios santo... y hablar te hará sentir mejor...

—Pero quiero hacerte sentir bien a ti, estás tenso —y como hizo con el pantalón, tiró del bóxer de Hoseok hacia abajo, liberando una muy prominente erección. HyungWon lanzó una exclamación feliz.

Hoseok estaba perdiendo la batalla.
—Mierda, bebé —dijo entre dientes— esto no es lo que planeaba...

HyungWon se humedeció los labios con un golpe de su lengua y asintió, mirándolo a los ojos. —¿No? Pues es una pena —acercó su boca al miembro de Hoseok y pasó la lengua despacio por toda la longitud. Hoseok carraspeó y echó la cabeza hacia atrás—. Sabes a miel. Me encanta, podría estar todo el día probándote...

Bien, Hoseok mentiría si dijera que esas palabras no estaban afectándolo. Jodido infierno, HyungWon le ponía la sangre a punto de ebullición. Pronto sus sentidos estaban nublados, sus ojos desenfocados y su respiración era pesada. La boca del abogado estaba haciendo maravillas en su zona sensible. Y entonces HyungWon se levantó y Hoseok casi llora cuando la presión húmeda en su miembro desapareció. Abrió los ojos y vio al alto luchar y casi perder la batalla contra sus propios boxers. Tenía las mejillas coloradas y los labios hinchados. Se veía hermoso y sexy como el infierno. Hoseok se levantó.

—Espera, déjame ayudarte con eso —buscó su boca mientras terminaba de desvestir al atrevido abogado que lo tenía como estúpido. Lo besó de una manera tan hambrienta que HyungWon por un segundo se asustó por la intensidad del beso. Aunque solo fue un segundo, quería que Hoseok hiciera con él lo que quisiera. Terminaron cayendo a la cama, desnudos y jadeando. Todo era húmedo y caliente. Piel, dientes, uñas... HyungWon se trepó encima del musculoso y comenzó a moverse despacio haciendo que la erección de Hoseok se pusiera como cemento.

—Oh, dios, bebé... —sus dedos se clavaron en la cintura de HyungWon—. Eres increíble...

HyungWon solo se limitó a sonreír y a admirar esa obra de arte que tenía entre sus piernas. Hoseok quitaba el aliento. Tan grande y fuerte. Tenía a esa hombre hermoso suspirando de deseo y placer por él. Él había logrado doblegar a ese hombre de deseo. Subió las manos tanteando esos pectorales de ensueño y apretó un poco su trasero. Hoseok siseó de placer perdido en una nube de sensaciones más que placenteras, se dejó arrastrar por los besos hambrientos del alto que se afanaba por hacerlo gritar de deseo. Hasta que sin aviso, HyungWon agarró su miembro y lo alineó contra su entrada, haciendo que su cuerpo se crispara de gusto. La piel dorada del abogado brillaba sobre su cuerpo bajo la luz de las lámparas y Hoseok creyó que jamás había visto algo más hermoso. Desesperado y al borde de la locura, terminó de cerrar la brecha entre su cuerpos con una certera estocada que hizo que HyungWon soltara un gemido que habría activado las alarmas contra incendios.

—Oh, por dios... —susurró con la cabeza echada hacia atrás, el cabello oscuro se pegaba a sus sienes por el sudor. HyungWon se sentía dolorosamente excitado. Su cuerpo se derretía como hielo al sol entre las caricias de Hoseok. Cuando el musculoso se empezó a mover dentro suyo, HyungWon se retorció, sintiendo quemarse por dentro. Los gemidos roncos de Hoseok eran música para sus oídos. ¿Haría sentir así a todos con su cuerpo? Su cuerpo temblaba mientras acariciaba el firme abdomen masculino bajo suyo. ¿Cuántos hombres o mujeres habían llorado de placer con Hoseok?

—Estás tan apretado... —las palabras de Hoseok le arrancaron una sonrisa de satisfacción. Pero necesitaba sentirlo más adentro, su cuerpo pedía más. Ajustó el ritmo y se inclinó para besarlo. Mordió ligeramente el labio de Hoseok mientras se movía acelerando las estocadas. ¿Cuántas personas habían probado ese cuerpo glorioso? Una punzada amarga le pinchó la boca del estómago. Por supuesto que Hoseok sabía cómo hacerlo sentir... era su trabajo después de todo, ¿no?

—Vamos, boxeador —dijo con la voz ronca— muévete, ganate el dinero que pagué por ti...

Hoseok se despertó de golpe. Todo la atmósfera sensual se había disipado para ser reemplazada por una negra y asfixiante.

'Gánate el dinero que pagué por ti'.

Se giró apresando a HyungWon contra el colchón. Escrutó el hermoso rostro del abogado. —Así que esto es lo que piensas que soy... —dijo embistiendo con fuerza. HyungWon gimió, cerrando los ojos.
—Piensas que hago esto todo el tiempo, ¿no es así? —agarró una de las piernas de HyungWon, llevándola hacia arriba para volver a embestirlo con brutalidad—. Los ojos de HyungWon se pusieron en blanco y de su boca se escapó un jadeo impresionante. Eso solo lo hizo enojar más. Maldito idiota. Su cuerpo se movía violentamente contra el delgado que ya no se privaba de gemir a los gritos. Bien, si eso quería, eso tendría. Haría valer los malditos cinco mil dólares. Haría que se arrepintiera de sus palabras.

—Oh, así, Hoseok... más fuerte...

Se movía poseído por una rabia sorda que le golpeaba los oídos. Todo rastro de la ternura que había sentido un rato antes se había disipado. Las palabras de HyungWon resonaban en su cabeza. Pensando en eso y con el enojo creciendo en su interior, dio una embestida tan violenta que HyungWon se vino entre sus cuerpos, gritando su nombre con desesperación. Siguió penetrándolo con fuerza, mientras un HyungWon sobreestimulado intentaba frenarlo sin éxito.

—Ho... Hoseok... espera...

No lo escuchó. No quería escucharlo. Quería lastimarlo, quería que se sintiera tan mal como se sentía él. Y entonces un orgasmo brutal lo asaltó, haciéndolo rugir y clavar los dientes en el hombro de HyungWon que apenas se quejó. Ambos temblaban. Había sido todo demasiado intenso.

—Eso fue impresionante —dijo el abogado entrecortadamente.

—Espero haber hecho valer tu dinero —respondió. Se levantó y se metió en el baño. Cuando salió, un largo tiempo después, HyungWon dormía plácidamente. Se lo quedó mirando un rato largo y al final sacudió la cabeza. Se sentía como la mierda. Se vistió en silencio, metió sus cosas en la maleta y dejó la habitación.

Su trabajo había terminado.

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