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12.☠︎

HyungWon

¿Cómo iba a hacer para concentrarme en el libro que había llevado si Hoseok se paseaba alrededor de la piscina con ese pedazo de tela que llamaba traje de baño? Bajé disimuladamente el libro unos centímetros y espié a mi flamante 'novio' de fin de semana. Su piel pálida era impresionante bajo el sol del mediodía, mis primas cuchicheaban entre ellas cuando Hoseok pasó por su lado y les hizo una pequeña inclinación con la cabeza, con su sonrisa matadora y sus ojitos más chinos de lo normal. Todas se callaron cuando lo vieron y puedo asegurar que ninguna fue discreta al lanzarle miradas que iban desde la muda admiración al abierto descaro. Todas, absolutamente todas, mi madre y mi tía incluidas, le miraron el trasero cuando él siguió de largo para acercarse hasta donde estaba yo. No podía culparlas, ya habíamos establecido que el trasero de Hoseok era una obra de arte y ese disque traje de baño no era precisamente de mucha ayuda.

—Hola, bebé —dijo inclinándose hacia mí y dejándome un beso en la mejilla. Lo miré sorprendido, pero luego moví la vista hacia mi familia y vi que estaban todas pendientes de todo lo que hacíamos.

—Hola... —dije cerrando el libro e incorporándome en la reposera. —¿Disfrutando del sol?

—Eso intento —contestó—. ¿Me podrías pasar protector solar por la espalda? El sol me deja como camarón.

—Eh... claro —se sentó entre mis piernas y me pasó el pomo de crema—. Mis primas te miran como si fueras la última presa de la cacería, ¡dios mío, te juro que estoy muriéndome de vergüenza! —eché una buena cantidad de crema en mi mano y dudé unos segundos antes de apoyarlas en su piel. Se sentía tan suave al tacto que pronto me vi recorriendo su ancha espalda con entusiasmo.

—¿Siempre te llevas así con tu familia?
—preguntó moviendo la cabeza en círculos mientras yo masajeaba sus hombros.

—Lamentablemente si, éramos más unidos cuando éramos pequeños, pero con el tiempo la relación con mis primas se fue deteriorando. Con Seol, la que se va a casar mañana, éramos muy unidos de pequeños ya que nuestras familias vivían en la misma cuadra, luego nos fuimos distanciando por un pequeño incidente que sucedió cuando teníamos dieciocho y bueno... Digamos que no está muy contenta con mi presencia.

—¿Incidente? ¿Puedo preguntar qué pasó?
—gimió por lo bajo cuando apreté sus hombros en un suave intento de masaje.

—Em... digamos que su noviecito de secundaria decidió declararse gay conmigo... y ella me culpó por ello. —Hoseok giró la cabeza.

—¿Tú y él...?

—Oh, no, no —pasé crema por sus musculosos brazos con pequeños movimientos circulares. No sabía que una simple tarea como ponerle crema a alguien pudiera sentirse tan estimulante. —Él se me declaró y la dejó... pero ella cree que yo hice algo para alentarlo.

—¿Y con Hye Jin? —relajó los hombros y yo seguí masajeando sus bíceps. Sus músculos se tensaron bajo mis dedos.

—Bueno, ella siempre fue una perra —soltó una carcajada y sacudió la cabeza.

—A propósito, tu madre es muy agradable.

—¿Tú crees? —respondí— eso es porque recién la conoces. Espera y verás. —Terminé de pasarle la crema, un poco reticente a dejarlo ir, pero ya no había excusas para seguir tocándolo. —¿Vas a meterte al agua?

Se levantó estirándose, dándome la espalda y una hermosa vista a esas nalgas fabulosas. Debería haberle puesto crema allí también...

—Sí, hace bastante calor... —se giró hacia mí y me estiró la mano—. ¿Vienes conmigo?

—No sé si sea buena idea.

—Oh, vamos. No está mal divertirse de vez en cuando.

—Si me pagaran un dólar cada vez que oigo eso... creo que la diversión está muy sobrevalorada —dije sin mucho ánimo de meterme al agua.

—¿Me vas a decir que un libro es mejor plan que una pileta, en este hotel y en este día? —me miró frunciendo el ceño como si yo estuviera recitando la reforma protestante.

—Digo que quizás diferimos en eso a lo que llamamos diversión... —me encogí de hombros.

—No seas así... —se acercó a mí y me tomó por la cintura. Me sonrojé violentamente y vi que mi mamá sonreía demasiado. Carraspeé y apoyé con timidez mis manos en sus hombros—. Puedes abrazarme, se supone que somos novios, Wonnie. Tienes que ser más creíble que eso si quieres que tu madre no te moleste más con ese tema.

—¿Y qué crees que le pasa por la cabeza a esa mujer al vernos así? Te aseguro que ya está comprándonos un departamento y eligiendo los nombres para nuestros hijos... —pero cedí a sus demandas y le rodeé el cuello con mis brazos. Me miró a los ojos, con una sonrisa socarrona pintada en su hermosa cara. Me aclaré la garganta y desvié la mirada. Estaba empezando a pensar en que todo el viaje era una mala idea.

—Mira, sé que te debe resultar incómodo el tener este tipo de actitudes con un tipo que apenas conoces. Y si realmente te molesta podemos limitarnos a un trato un poco más distante... tú sólo dime cuándo parar.

Sí, claro. Como si yo fuera a querer eso...

—No, está bien —dije suspirando—.  Yo te metí en todo esto... Así que vamos a atenernos al plan original.

—Bien —dijo ajustando un poco la presión de sus dedos en mi cintura, su aliento fresco haciéndome cosquillas en la nariz—. Ahora, bebé, vamos al agua... —Agarró los pliegues de mi remera y me la quitó lentamente bajo la atenta mirada de las víboras de mis familiares.

Hoseok

Intenté distraer mi cabeza con otra cosa mientras las manos de HyungWon recorrían mis hombros. Tenía un tacto fuerte sin llegar a ser agresivo, haciendo presión en los puntos exactos para hacerme desenfocar mi atención del propósito original que era pasarme crema. Se sentía maravillosamente bien, sus dedos presionando cerca de mi zona erógena, el cuello. Empecé a farfullar preguntas para no terminar gimiendo como un idiota. Su voz grave y cavernosa tenían un efecto sedante que me hacía querer cerrar los ojos y escucharlo todo el día. Abrí un ojo y vi que sus primas y su madre estaban muy pendientes de lo que hacíamos. Ya había comprobado que como había dicho HyungWon, todas las mujeres de su familia eran muy absorbentes y metidas. Trataban a HyungWon como si fuera una criatura y no un hombre. Curiosamente esperaba encontrarme con cierta hostilidad con respecto a nuestra 'relación', pero todas parecían estar bien con el tema, me habían recibido con relativa normalidad y amabilidad por el momento. Lo único en lo que aún debía trabajar era con el ligero recelo que HyungWon sentía hacia las demostraciones de afecto. Se sonrojaba fácilmente, lo cual yo, personalmente, encontraba totalmente devastador. Cuando salí al área de la piscina y lo vi recostado con la nariz enterrada en un libro, algo se agitó en mi interior. Parecía fuera de lugar con su pelo perfectamente peinado hacia atrás, sus ojos grandes escondidos tras unos lentes de marco dorado que le daban un aire de bibliotecario sexy y esos labios que eran un pecado y que hacían que mis ratones se alborotaran en mi cabeza. Era ridículamente atractivo y no sabía con exactitud si eso e molestaba o me gustaba... O tal vez eran ambas cosas.

Literalmente me derretí bajo sus manos. No quería que la sesión de masajes improvisada terminara, pero no podía prolongar las caricias por mucho tiempo más sin levantar sospechas de mis verdaderas intenciones.

Me levanté a regañadientes de entre sus piernas y me estiré. —¿Vas a meterte al agua? —preguntó en un tono que más parecía un ronroneo. Sonreí... Este hombre iba a hacerme perder la cabeza si seguía comportándose como si recién descubriera el mundo.

—Si, hace bastante calor —dije estirando una mano para invitarlo a que se me uniera.
—¿Vienes conmigo?

—No sé si sea buena idea.

—Oh, vamos. No está mal divertirse de vez en cuando... —Aunque él ya me había puesto al tanto de sus particulares gustos, yo estaba decidido a sacarlo un poco de su lugar de confort. Quería que él también disfrutara un poco y no que se la pasara con la cara enterrada en libros.

—Si me pagaran un dólar cada vez que oigo eso... creo que la diversión está muy sobrevalorada.

—¿Me vas a decir que un libro es mejor plan que una pileta, en este hotel y en este día?
—Me negaba a creer que prefería sentarse a leer con el impresionante día que hacía.

Se encogió de hombros y se sacó los lentes. Pestañeó un par de veces e hizo un leve mohín con la boca. Basta, HyungWon. Eso es jugar sucio... —Digo que quizás diferimos en eso a lo que llamamos diversión.

—No seas así... —Me acerqué y lo agarré por la cintura acercándolo a mi cuerpo. Sus mejillas se tiñeron de un color rojo hermoso, tragó con fuerza, pude ver su nuez de Adán moverse bajo la delicada piel de su cuello. Quise pasar la lengua por su garganta. Aspiró con fuerza y apoyó las manos en mis hombros con timidez. —Puedes abrazarme —le dije— se supone que somos novios, Wonnie. Tienes que ser más creíble que eso si quieres que tu madre no te moleste más con ese tema... —Su cuerpo temblaba suavemente, interiormente estaba disfrutando llevarlo al límite, quería ver hasta dónde era capaz de llegar si lo presionaba un poco. ¿Qué quería lograr con todo eso? No lo sé... HyungWon me gustaba, eso estaba más que claro para mí. ¿Quería llevar todo ese plan más allá de lo establecido? Quizá... La línea entre lo que era un trabajo y lo que realmente quería era demasiado fina. Yo me sentí atraído por él desde esa noche en el club. Y teniéndolo ahí entre mis brazos, con sus mejillas sonrosadas, su respiración agitada y su piel ardiendo bajo mis manos era algo demasiado tentador para tomarlo como un simple trabajo de fin de semana.

—¿Y qué crees que le pasa por la cabeza a esa mujer al vernos así? —susurró mirando de soslayo a su primas—. Te aseguro que ya está comprándonos un departamento y eligiendo los nombres para nuestros hijos... —Hizo una mueca y entrelazó los brazos en mi cuello. Olía increíble. Levanté la mirada, buscando sus ojos. Se aclaró la garganta y desvió la mirada.

—Mira, sé que te debe resultar incómodo el tener este tipo de actitudes con un tipo que apenas conoces. Y si realmente te molesta podemos limitarnos a un trato un poco más distante... —dije despacio— tú sólo dime cuando parar.

—No, está bien. Yo te metí en esto. Así que vamos a atenernos al plan original.

—Bien —apreté los dedos contra su cintura, como queriendo dilatar el momento en el que estábamos—. Ahora, bebé, vamos al agua...
—Sin dejar de mirarlo, levanté su remera, quitándosela, cuidando de rozar con mis uñas, su piel. Hice un bollo con la prenda y la lancé al piso.

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