11.☠︎
HyungWon
Por supuesto que no pude pegar un ojo en toda la noche. Wonho había decidido que era una excelente idea dormir en bóxer. Cuando bajó a buscar un vaso con agua casi me atraganto con mi propia saliva. Yo estaba recostado en el sofá y no pude reaccionar cuando lo vi bajar las escaleras en ropa interior. Si, ya sé, no era la primera vez que lo veía semi desnudo (y esperaba que tampoco fuera la última), pero ahora él estaba en mi casa.
-Oh, lo siento -dijo cuando me incorporé- pensé que dormías. Tenía sed.
Me puse de pie de un salto y corrí a la cocina. Él me siguió.
-No te preocupes -dije casi metiéndome en la heladera para enfriar mi cara- no tengo mucho sueño... - Serví agua en un vaso y se lo pasé-. La cama... ¿es cómoda?
No sé qué estaba diciendo. Cuando mi modo estúpido se activa, soy imparable.
-Mucho, pero no era necesario que me la cedieras, puedo perfectamente dormir en el sofá.
-Ni loco -dije rápidamente-. Ya suficiente haces por mí.
Lo oí suspirar. -Siento que me estoy aprovechando de tu buena voluntad -se sentó en el sofá. Sus cuádriceps se tensaron e intenté no mirarlo demasiado.
-Eh, no, es todo lo contrario. Ya te dije que estoy más que agradecido de que hayas aceptado hacer todo esto, ni siquiera me conoces.
-Tú tampoco a mí y sin embargo me lo ofreciste. -Sonrió y se recostó sobre el respaldo soltando un suspiro de satisfacción. Tocó el cuero con el dorso de su mano. Debería comprarme un sillón así... es muy cómodo... -pasó su mano suavemente por la superficie bajo sus piernas. Maldita sea, ¿todo lo que hacía tenía que verse así de sexy?. Mis ojos no podían moverse de su cuerpo. Su piel pálida resplandecía bajo las luces tenues de la sala.
-Emmm, creo que deberíamos dormir un poco, ¿necesitas algo más? Dime si puedo hacer algo más por ti.
Me miró a los ojos y se llevó una mano a la boca, acariciando su labio inferior con el pulgar.
¡Piensa en Kihyun. Imagina a Kihyun haciendo lo mismo! Tragué con fuerza, pero no rompí el contacto visual. Movió la cabeza lentamente y se puso de pie.
-Así estoy perfecto -dijo acercándose hacia mí. Estiró una mano y pasó un dedo a lo largo de mi mejilla. Juro que estuve a punto de sufrir una combustión espontánea-. Descansa, bonito -dijo y pasó por mi lado para dirigirse escaleras arriba. Cerré los ojos con fuerza y me recosté en el sofá que aún estaba tibio. ¿En qué diablos me había metido?
A la madrugada nos alistamos para viajar. Cargamos las maletas en el auto y partimos hacia el aeropuerto. Yo aún estaba algo turbado por los sucesos de la noche anterior y no sabía cómo manejar mis nervios. Por suerte Hoseok lo hizo por mí y todo el viaje estuvo hablando de diferentes temas haciendo que mis nervios se disiparan rápidamente.
Cuando llegamos al hotel, ambos nos miramos y Hoseok me apretó la mano.
-Bueno -dijo- supongo que ahora empieza el verdadero show, ¿no?
Asentí lentamente, mirando hacia el imponente hotel, aún queriendo darme la vuelta y huir.
Cuando nos registramos nos enteramos que mi madre nos había reservado una suite. Típico de ella. Subimos y nos dirigimos al quinto piso. Cuando abrí la habitación, Hoseok soltó un silbido de admiración. La habitación era enorme, todo decorado en tonos crema y madera. Sobrio y elegante. El balcón tenía una vista increíble. Se veía el mar y la piscina del hotel. Hoseok recorrió todo el lugar maravillado.
-Wow -dijo saliendo al balcón- esto es increíble.
Lo miré y me reí. Parecía un niño al que llevaban por primera vez a la tienda de dulces.
-¿Podremos ir a la piscina? -preguntó entusiasmado girando la cabeza para buscar mi aprobación.
-Claro. Puedes hacer todo lo que tú quieras. ¿Quieres descansar un rato antes de bajar a cenar?
-Preferiría repasar nuestra historia una vez más. Parecía más sencillo cuando estábamos en tu casa los dos solos... -dijo entrando y sentándose en la cama. Cuando su cuerpo se hundió en el colchón, gimió de satisfacción. -Dios santo, dormir aquí debe ser como estar en el paraíso -dijo cerrando los ojos y estirando su gran y hermoso cuerpo. Aparté la mirada para empezar a desempacar.
-Bien... tú tranquilo. Mi madre puede ser algo intensa, así que será mejor que nos atengamos a la historia que nos inventamos.
-Ok. -Hoseok se sentó y abrazó una almohada-. Entonces, bebé... -El apodo cariñoso me tomó desprevenido y lo miré. Él me sonrió- nos conocimos cuando fui a buscar asesoría legal. Te invité a... ¿tomar un café?
-Hace dos meses que estamos conociéndonos. No te sientas presionado por las preguntas, son en su mayoría mujeres y mis primas son insoportables. Podemos improvisar sobre la marcha. Intenta no tomarte en serio los comentarios sobre nuestra sexualidad... ya sabes, aún no aceptan del todo que a mí me gusten los hombres.
-Tú no te preocupes, seré todo lo encantador que pueda. Sé tratar con mujeres...
-Lo sé -dije despacio- eso es lo que me preocupa. Tengo miedo de que uses tus tácticas de seducción con ellas.
Hoseok levantó una ceja. -¿No quieres eso?
-Es que tú estás acostumbrado a las mujeres que van a... bueno a ver cómo te desnudas.
Se echó a reír. -Tampoco voy a menear las caderas frente a tu madre y tías. Un voto de confianza de tu parte no estaría mal.
Hoseok tenía razón, no tenía motivos para dudar de sus palabras y me había prometido no ceder ante los prejuicios. Después de todo, estaba dándome una ayuda enorme al exponerse a ese nido de víboras.
-Tienes razón -dije finalmente-. Tú se tu mismo. Solo luzcamos enamorados cuando nos estén mirando.
A la hora, ambos estábamos listos para encontrarnos con mi familia. Vi como Hoseok se acomodaba compulsivamente la camisa sobre su cuerpo. Se veía estupendo en una camisa color azul francia y unas bermudas caqui se resaltaban esos muslos gloriosos. Se giró y me miró.
-¿Cómo me veo? ¿Crees que tu familia me aprobará? -preguntó.
-Te ves muy bien, quizás demasiado -dije echándome a reír-. Bien, ¿listo?
Asintió, se miró por última vez al espejo y salimos.
-Deberíamos entrar tomados de la mano. ¿Qué dices? -preguntó en el ascensor.
-Sí, está bien... -lo miré-. Gracias, de nuevo.
Me guiñó un ojo y me agarró la mano, entrelazando sus dedos con los míos.
-Tranquilo, vamos.
Hoseok
Mentiría si dijera que no estaba nervioso, pero HyungWon estaba peor que yo, así que me tragué todas las dudas y entrelacé mis dedos con los suyos. Su mano estaba helada pero se las arregló para sonreír y apretar mi mano.
-Gracias de nuevo -dijo. Hizo un mohín con la boca y por un momento sus labios fueron todo lo que podía ver. Estaba increíblemente atractivo. Vestía una remera blanca lisa y unos pantalones negros sueltos y aún así se veía como recién salido de una pasarela. Las puertas del ascensor se abrieron y salimos.
Un grito cruzó el vestíbulo y HyungWon cerró los ojos.
-¡Wonnie, hijo querido! -gritó una mujer pequeña y delgada. Corrió hacia nosotros con los brazos abiertos. Pude escuchar a HyungWon lanzar una maldición por lo bajo.
-Hola, ma... -saludó con una sonrisa que intentaba parecer sincera-. Deja de gritar, por favor.
-Ay, hijo, deja de quejarte y abraza a tu pobre madre.
La señora lo atrapó en un abrazo que podía dejarlo con algunas costillas fisuradas. Luego sus ojitos se fijaron en mí. Le sonreí con toda la cara.
-Y tú debes ser...
-Hoseok, mamá -se apresuró a decir HyungWon mientras estiraba una mano para acercarme a su lado.- Él es Hoseok, mi novio.
Quise reír cuando la madre aplaudió y lanzó un gritito. Todos en el vestíbulo se dieron vuelta a mirarnos.
-¡Wonnie, no me dijiste que era tan mono! -chilló la mujer y luego me abrazó tan fuerte que por un momento temí por mis extremidades. Para ser una mujer tan pequeña tenía mucha fuerza. Luego procedió a apretarme las mejillas. HyungWon la alejó de mí con suavidad y me pasó un brazo por los hombros.
-¡Mamá! ¡Por dios, lo vas a lastimar!
La señora sonrió y sacudió la mano. -No sé cómo lo aguantas -dijo tomándome del brazo para empezar a caminar hacia el restaurante del hotel- siempre fue así, todo le molestaba, un chiquillo gruñón, sin una pizca de diversión ese ese cuerpito flaquito. Cuando nació lloró por dos horas seguidas -reprimí una risita cuando vi a HyungWon rodar los ojos y agarrarse la cabeza con ambas manos- es una suerte que lo hayas encontrado. Ya habíamos perdido las esperanzas con él. Un chico tan bello pero sin embargo le huye a los compromisos... Ya decía mi difunto marido, que tanta belleza en un hombre no era nada bueno...
La pequeña mujer parloteaba sin respiro.
-Basta, mamá o te juro que agarro el primero vuelo a Seúl... -HyungWon se apresuró a pararse a mi lado-. Ni siquiera conoces a Hoseok y ya estás avergonzándome.
Su madre me miró e hizo un gesto con el dedo en su sien, moviéndolo en círculos.- ¿No te dije? Quejas, juro que va a terminar llevándome a la tumba este hijo que parí...
Cuando entramos al restaurant, vi que unas chicas hacían señas para que nos acercáramos. La madre de HyungWon no me soltó hasta que estuvimos en la mesa.
-Este hombre precioso es el novio de Wonnie -dijo al resto de la familia. Sin querer me sonrojé. HyungWon gruñó a mi lado y me agarró de la mano. Todas las mujeres empezaron a cuchichear entre ellas mientras nos miraban.
-¿Tú eres el novio de mi primo? -dijo una muchacha de pelo largo y oscuro. Increíble
-dijo.
-¿Qué es lo increíble, Hye Jin? -ladró HyungWon haciéndome sentar a su lado. Llevé una mano a su muslo y lo apreté ligeramente para que no se dejara llevar por su temperamento.
-Que tú hayas encontrado un novio.
-Hola -dije finalmente- soy Hoseok.
Todas inclinaron la cabeza, la mayoría sonrió. Las más jóvenes se codeaban entre ellas.
-Ella, es mi prima Seol -dijo HyungWon presentando a su prima, una chica bonita que estaba sentada frente nuestro-. Y él es Lay, su prometido.
-Hola, es un placer conocerlos. Felicitaciones -dije. Ambos me sonrieron y el muchacho se apresuró a estrecharnos las manos.
-Hoseok -una jovencita habló- ¿cómo conociste a nuestro primito?
-La pregunta es ¿cómo alguien como tú se fijó en HyungWon? -acotó otra chica riendo.
-Bueno, nos conocimos hace algunos meses... -dije girando la cara hacia él que miraba a sus primas con ganas de cometer un doble homicidio-. Fui por una asesoría a su despacho y... fue amor a primera vista-HyungWon me miró y sonrió. Me incliné y dejé un beso en su mejilla. Pude ver como sus orejas se ponían rojas.
-¿En serio? -dijo la tal Hye Jin.
Asentí. -Bueno, ¿y tú? -Hyungwon se inclinó hacia adelante mirándola con abierto desprecio-. Hasta donde sé tenías un novio encantador. ¿No lo trajiste?
-Él la dejó -dijo una niña de unos doce años que estaba sentada al lado de la madre de HyungWon.
-¡Yeji! -la retó Seol. -¿Qué te dijo mamá sobre meterse en las conversaciones de adultos?
La niña se encogió de hombros. -Es la verdad -dijo-. Aparte ella siempre molesta a Wonnie. Es odiosa.
Hye Jin frunció la boca y miró a su primita.
-¡Cállate, enana insufrible! -dijo entre dientes. HyungWon estiró una mano para chocar el puño con su primita.
-Le decía a Hoseok que era una suerte que haya encontrado a nuestro Wonnie -comentó la madre de HyungWon a una señora que miraba a Hoseok con desconfianza. -Pueden ver que mi bebé luce más rejuvenecido.
El almuerzo transcurrió lento y lleno de reclamos. HyungWon estaba tenso y no lo culpaba, su familia era todo un asunto. Ambos íbamos a necesitar fuerzas para soportar otros dos días completos en su compañía.
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