₅₈
-Necesito ir al gimnasio.
-Es que no debimos dejarles los niños a tu madre, ¿no crees que le pueden ir hartando poco a poco? Los podíamos haber traído. - le cambio el tema porque no dejo de pensar en ello desde que salimos y él está concentrado en cualquier otra cosa, como vacilarse el volumen de los brazos por ejemplo.
-Nena, ¿sabes adónde vamos?
-Lo supiera si me lo hubieras respondido en vez de recordarme que es sorpresa.- digo obvia.
-A Seúl, vamos a Seúl.- responde.
-¿Seúl? ¿Tienes que darme la sorpreda taan lejos?
-Pues no tuviese que dártela taan lejos si la sorpresa no estuviera en Seúl.
-Ou...- murmuré.- ¿Y no me pudes dar un adelanto?
-Sí, que te va a gustar.
-Anda ya, eso no cuenta.- protesto.
-Amor, shh, mira, escucha la música.- sube la radio, y la canción llena todo el auto.
Le sigo mirando desaprobatoria pero él se roba mi mano para cruzar nuestros dedos y besar el dorso de la mía con cariño más de una vez mientras me miraba a los ojos. No me suelta en todo el camino, dándome apretones suaves y caricias con su pulgar. La platica sobre temas triviales fue ininterrumpida todo el tiempo, y los minutos se terminaron haciendo más cortos aunque sí admito que ansié mucho llegar por fin.
Tras unas horas de viaje el auto se aparcaba en el jardín delantero de una gran casa.
-Baja y no me mires así, te lo explicaré.- me dice riendo al ver mis cejas fruncidas.
Le veo salir por su puerta, y para cuando llega a mi lado yo ya he salido también.
-Ven.- sonriente, me toma de la mano nuevamente, y le sigo sin decir nada.
Cuando me fijo hay un señor en la entrada que al parecer espera por nosotros.
-Sean bienvenidos.- el desconocido usa anteojos , es un señor ya de la tercera edad.- Señor Kim Taehyung, un gusto conocerle.- se hacen una reverencia adicional.
-Igualmente. Espero no hayamos tardado.- mi yo interior reacciona con un emoji enamorado a la actitud tratable de Tae, pero por fuera sigo estando fuera de contexto con lo que pasa.
-No, no, en lo absoluto, yo suelo ser puntual.- niega- Bueno, ¿pasamos ya?.- nos indica la puerta.
-Cuanto antes mejor.- comentó él.
-Claro, solo denos un minuto.- Tae hace un gesto con los dedos indicando que sería rápido.
-De acuerdo.- el señor va adelante dejándonos a solas.
Tae se voltea hacia mí, y se coloca en frente.
-Amor, ¿qué es esto?.- hablo primero.
-Nena, verás...- empieza a decir, tocándome el cabello-, ya sé que dijimos que buscaríamos un hogar entre los dos dos, pero decidí investigar por mi parte. Encontré... esto.- dice mirando en rededor brevemente.- y-
Lo interrumpo.- Tae, amor, tu gesto es... de verdad precioso, pero yo... yo no puedo pagar esto, y quedamos en que cada cual pondría una parte.
-Sí, sí, lo sé.
-¿Entonces?
-Yo no he hecho nada aún. Solamente te traje para observar juntos, si no te parece podemos dejarlo. Y el dinero... nena, yo lo puedo pagar todo. Ya sabes que tengo para hacerlo, nos merecemos esto, y no quiero que te esfuerces.
Suspiré.
-¿Que tal si dejamos que nos muestren la casa primero? hablamos esto luego, ¿te parece?.- sugiere.
-Sí, está bien.- asentí mirándolo. Él besó mi frente y entonces entramos.
(...)
Cinco cuartos, sala de estar, cuarto de juegos para los niños, cocina, patio extenso, pisina. No se quedó nada por ver, el señor nos habló sobre todo con profesionalidad, hace bien su trabajo. La casa está ubicada en el centro de la cuidad, cerca de Empire, supongo que fue uno de los motivos por los que Tae se decidió por esta. Es grande, la estructura es bonita, el tipo de lugar que te sale en internet cuando buscas una casa de ensueño, aunque en parte agradezco que no sea tan enorme como la que solíamos tener antes.
Cuando el tour termina Tae acompaña a nuestro guía a la puerta mientras yo me quedo en el balcón de la segunda planta, hay una vista genial de la cuidad detrás del muro que protege el patio trasero.
-¿Te lo imaginas en la noche? Tenemos una vista de diez.- la voz de Tae me avisa que viene, y giro a verle, soltando la sonrisa cuando abraza mi cintura quedándose un paso detrás de mí.
-Es verdad, da gusto pararse aquí.- admito.
Pasan unos segundos de silencio.- ¿Y? Necesito escucharte ahora.- Tae me mira.- ¿Que opinas? Bonita, ¿no?
Humedezco mis labios tomándome mi tiempo.- Sí, tienes razón es muy bonita.
-Anja.- murmura prestándome atención.
-Sabes yo... -mis ojos se van a la atrayente vista en lo que organizo mis palabras.- Puedo quedarme contigo en donde sea... - le vuelvo a mirar- da igual si es un basurero o esta casa inmensa de arquitectura genial. Sólo... ya no quiero más cosas nuevas, quiero que pase el tiempo y sentirme a gusto en un lugar, con las personas que amo. Estoy... cansada de tener que acostumbrarme a un ambiente diferente a cada rato. Si vamos a tener una oportunidad, que sea desde y para siempre.- sin darme cuenta le acuno el rostro mientras le hablo con sinceridad.- No pido más.
Tae, que estuvo mirándome con ojos brillantes a la par que me escuchaba, me atrajo un un poco más a él para besarme sutilmente en los labios. El beso se va más allá de pequeños roces, y nuestros labios terminan tomándose por completo a un ritmo no tan lento. No hay lujuria como tal, sino un deseo puro de demostrarnos amor mutuamente. Los chasquidos suenan con normalidad en el cómodo entorno, siento el zumbido del viento al moviéndose a nuestro alrededor. Y si no nos llega a faltar el aire, no nos separamos. Él no despega su frente de la mía, y la cercanía de sus labios me tienta a volverlos a tocar.
Dicen que nadie se aburre de algo que le encanta.
-¿Te digo algo?- dijo meintras me miraba, mordiéndose los labios con maña. Se aleja un poco, sin dejar de estar cerca- yo también quiero todo lo que has dicho.
-¿Sí?- le sigo el rollo.
Él me da una sonrisa con complicidad y cariño, a la vez que asiente con la cabeza de forma casi imperceptible.
Se me va una risita enamorada, y miro a otro lado negando con la cabeza.
-Nena.- le atiendo cuando me llama, Tae se me queda mirando.
Establecemos contacto visual unos segundos, pero lo rompo agachando la cabeza para ver como se aprecia de mis manos.- Llevo... tiempo esperando para hacer esto. Creo que has visto que he hecho lo que está en mis manos para estar bien contigo, enmendar lo que hice y... ya sabes, todo lo demás... Ahora que estamos bien, ya no quiero esperar más.
Me torno confundida, aunque no me da tiempo a estarlo por mucho cuando de repente lo veo sacar algo del bolsillo de su pantalón y arrodillarse justo frente a mí.
-¿Me aceptarías como tu esposo otra vez?
La pregunta suena sencilla, pero en realidad mi respuesta tendría consecuencias muy pesadas, de hecho sus nervios son visibles, y ahora los míos posiblemente también.
Me torno un poco seria, procesando su pregunta.
-Uhm... bueno.- me humedezco los labios bajando la mirada.
Sus ojos persiguen mis gestos, y hasta le veo tragar fuertemente con mi duda al hablar.
-Yo...
Muerdo mi labio inferior aparentemente indecisa. Y lo digo así porque es obvio que no tengo indecisión alguna.
Empiezo a ver su impaciencia.- ¿Nena?
Mi réplica sigue siendo nula.
Taegyung oprimió los labios mientras su mirada descendía lentamente, bajando entonces la cabeza.
-Tae...
-Me apresuré ¿no?- dijo sin mirarme.
La situación no es graciosa, pero me da ternura, la verdad. Por eso reprimo la risa y me arrodillo frente a él, lo que llama su atención. Sin embargo desvía la mirada como avergonzado.
-¿En serio no quieres? No entiendo, creí que ya estábamos bien.
Me miró, y aproveché para acoger sus mejillas entre mis manos por segunda vez y darle un beso en la boca.
-Tae. Yo te amo en verdad mucho.- él me mira atento. La risa que se me escapa ahora es nerviosa.-.Claro que quiero. Te acepto y te aceptaría mil veces, amor.- no puedo evitar exudar emoción mientras le hablo.
Su rostro cambia por completo.- ¿Estás segura?
-Nunca estuve tan segura.- yo asentía inconscientemente mientras le sonreía.
-Ahh.- me abraza sin previo aviso, aliviado- no uses esas bromas conmigo, nena, es cruel.
Me río y le doy besos por la mejilla y la oreja.- Anda, ponme el anillo.
Me levanto y al instante lo hace él.
Saca el anillo de la pequeña caja y le tiendo la mano para que lo coloque en mi dedo anular.
-Es precioso.- comento maravillada. Era muy a mi gusto, sinceramente mejor que el de antes.
-¿Te gusta?
-Sí, me gustas.- digo riendo ladina. Rodeo sus hombros y el alza una ceja.
-Sigues usando eso conmigo...
-Cuidado te sonrojas.
-Ou...- hace una mueca agarrándome de la cintura.- Parece que no lo vas a superar. ¿Ahora crees que soy tú que te sonrojas por todo?
-Uhmm eso ya no es así.
-¿No?
-No.- le hago frente.
-¿Te lo demuestro?.- habla como si le retase.
-¿Por qué mejor no me besas?.- mis palabras son susurros por lo cerca que estamos.
Y en un milisegundo tengo sus labios encima. El beso termina con una risilla tonta y un "te amo" por parte de los dos.
(...)
Nuestros invitados llegaron por la noche tal cual esperábamos, el plan era una cena por navidad y pasar un rato en familia así que no podían faltar Jungkook y Jimin, quienes no dudaron en venir, lo sorprendente fue verlos llegar de la mano. A pesar de que esto pudo resultar incómodo no hubieron polémicas o algo así. Hoy Jeon y Jimin lucían muy bien juntos, y Seokjin y mi mejor amiga tenían la relación más fortalecida y bonita, así que todos cruzaron palabras como si nada.
El cojín se hunde a mi lado, no reacciono hasta que siento un par de labios besando con cariño mi pómulo. Giro el rostro para encontrarme con el atractivo rostro de mi futuro esposo. Viene de haberse bañado, y la verdad es que esos risos azabaches en su cabeza y ese delicioso olor al perfume que usa me adormecieron momentáneamente.
-Hola, amor.
-¿Qué haces?- le dejo pasar el brazo por mis hombros, y lo tomo como almohada cuando acomodo la espalda en el sofá.
-Uhmm, nada.- contesto tranquilamente volviendo la vista al citio en que la tenía.- ¿No son lindos?- señalo y Tae mira en la misma dirección.
-Mhm.- admite emitiendo un sonido.
En el sofá paralelo al nuestro, están mi hermano y Lisa, quien ya luce una adorable pancita de dos meses y medio. Sí, descubrimos que estaba embarazada mucho antes que yo. La vida no se cansa de dar sorpresas. Esta noticia le sentó estupendamente a la relación de ambos, no por nada no me canso de verles, me gusta ver lo unidos que están.
-Pienso que tu hermano será un gran padre.- oigo la vos gruesa de Taehyung en mi oido- solo hay que ver como cuida de los niños.- el comentario se basa en que Jin está ocupado en cambiarle la camiseta a Dae ya que se la había embarrado de helado.
-Sí.- digo.- estoy feliz de que su familia esté creciendo.- hablo cohibida.- Es decir, siempre me tendrá a mí, claro... pasa que siempre hemos sido él y yo.- cambio la mirada, desenterrando una mixtura de recuerdos del pasado.
-Tarde o temprano las cosas cambiarían.- Tae me besa de nuevo, esta vez en la sien.
-Sí, lo sé.
-¡Mírame, abuela!- el gritito de Dae nos hace olvidar el tema. Jin le ha puesto sus gafas y se ve mono. Tae ríe junto conmigo.
-Ay ¡estás guapísimo, cielo!- Sook Hee carga en brazos a su nieto para plantar un beso en su mejilla que lo hizo sonreír como el consentido que es.- ¿Vamos por un dulce?- escucho que le dice, y me río por la felicidad con la que asiente.
-¡Anda, aquí si que pensaron en la bebida!.- Jimin llega con una caja de cervezas seguido de Jungkook.
El último deja la caja en el suelo para descansar del peso, y Tae no duda en levantarse.
-Espera, te ayudo.
Eun-Sang, que también había ido con sus tíos a recibir el encargo a la puerta, viene corriendo unos segundos después.
-Oigan, ¿donde está la abuela?- dice levemente sofocada.
-Está en la cocina, Eun. ¿Por qué?- respondo yo.
-Por nada. En la puerta hay un señor que la busca.- dijo encogiendo los hombros.
Taehyung, que había sostenido ya por un extremo la caja con las bebidas, deja lo que hace y observa a nuestra hija con el ceño fruncido, Jungkook le mira entonces a él sin entender.
De repente hay una nueva presencia en la sala que capta la atención de todos los presentes. Se trata de un hombre blanco, viste elegante, y suspiro rasgos físicos dicen mucho de su nacionalidad, al parecer no es coreano.
-Buenas noches.- saluda cordial y algo tímido. Todos le devolvemos el saludo excepto Taehyung.
Eun-Sang se viene a sentar conmigo.
Creo que sé lo que sucede. Conozco un poco sobre este tema, pues Tae me comentó sobre ello cuando estaba teniendo problemas con su madre. Yo obviamente le aconsejé hacer lo correcto, y era ahora cuando me demostraría que tomó en cuenta mis palabras.
Sook Hee hace presencia en la habitación, y veo como casi da un respingo de la sorpresa. Sus ojos van desde su hijo hasta el desconocido más de un par de beses antes de que avance entre ellos.
-Thor, viniste.- intenta murmurarlo pero la verdad es que entre tanto silencio todo el mundo le escuchó. Ella lo abraza cortamente, y cuando se separan, Tae me busca detrás de él. Pero no me deja hacerle ninguna ceña, simplemente va hasta allí y extiende la mano hacia el recien llegado.
-Bienvenido.- y se dan un apretón.
-Gracias.
Sonrío instintivamente.
-Hijo, él es. . .
-Sí, entiendo, mamá.- interrumpe Tae- Que se quede, de hecho no me molestaría si nos conocemos.
Thor sonríe aliviado antes que nada.- Gracias por eso también.
-Claro, adelante.
La noche fue más agradable de lo esperado. El rato transcurrió volátil entre charlas triviales. Los niños jugaban en el patio mientras los mayores conversaban, y así. Jungkook, Lisa, y yo tuvimos nuestra oportunidad de chismorrear entre mejores amigos; desde que a Manoban le ha sentado bien el embarazo hasta que me gusta Italia para la luna de miel. Taehyung y su nuevo "padrastro" terminaron creando amenidad, y Sook Hee no podìa estar más a gusto con esto.
-Se me terminó el hielo.
-Ten, tráeme también.- Jeon se bebió todo el contenido de su vaso y me lo tendió.
-¿Y quien dice que voy a por más? Búscatelo tú.- dije riendo.
-Venga, no seas pesada.- me lo acerca más para que lo coja.
-Ah, en fin.- lo tomo y miro a Lisa. - ¿Segura no quieres al menos jugo?- le insisto de nuevo, pues según me dijo tiene el estómago sensible por el embarazo y trata de no comer cosas innecesarias para no vomitar.
-Uh, no, ni loca.- hace un ademán con la mano.
-Okey, ya vuelvo.- dije y me levanté de mi sitio para irme a la cocina.
Entré yendo directo a la nevera.
-¡He!- Tae me asusta por detrás haciéndome dar un respingo.
-Ah... ¿¡Estas loco!? ¡Por poco me muero!- giro sobre mis talones poniéndome de frente a él, quien solo me sonríe con picardía para luego abrazarme de la cintura y dejar un beso en mis labios.
-¿Ese es el vestido que te compre?
-¡Vaya, lo notaste! -digo sarcástica mirando a otro lado.- Resulta que la primera vez que me lo viste puesto me decías piropos hasta repetidos y hoy ni siquiera te das cuenta de que lo estoy usando.
-Oh, por Dios, ¿como pude? Nena, perdón.- me abraza aunque me resisto un poco. Huele a vodka con perfume.- Pero ¿como no me fijé en esta carita hermosa desde el principio- mi rostro cabe entre sus manos.- ¿En serio no te dije ningún piropo?
-Ni uno.
-Lo siento, nena preciosa, hermosa- pica mis labios entre cada palabra- ¿ya dije que ese vestido fue hecho para ti, uhm?
Sus manos van a mi cintura de nuevo, y giro el rostro haciéndome la difícil.
-¿Y ese pintalabios rojo tan bonito? ¡Uhm! Que rico hueles, joder.- lo último me acaba de sacar la sonrisa.
Le rodeo el cuello, nuestras miradas chocan, y mas tarde nuestros labios también. Abro la boca enseguida, y el profundiza arrinconándome contra la encimera. Suelto un gruñido cuando sus manos se adueñan de mi culo dando caricias suaves. Me recorre un escalofrío, Tae me atrae más a él, devorando mis labios con vehemencia. Su lengua se mete en mi boca con libertad, de lo que no me quejo para nada. Llega el momento en que me dejo llevar demasiado y llevo una pierna a su cintura, pero a regañadientes me digo que no es precisamente el lugar ni el momento.
-Ya, ya, Tae.- hablo entre besos.
Me ignora. No hay espacio entre los dos y... joder, está como la puta roca.
Gruño y me ralajo un poco más.
-Park, hubiese venido yo si... ¡Oh, mierda!
La voz de Jungkook nos separa.
-Lo siento, en verdad.- dijo riendo.
-Uh, no. No te precupes.- Tae estira disimuladamente su camisa, mientras yo estoy que me muero de la risa con la cara de Jeon.
Tae besa mi mejilla como si no me estuviese metiendo la lengua hasta la campanilla hace nada, y se va.
-Pobre, se tendrá que ir al baño.- se mofa Jungkook acercándose a mí. - Eh ¿quieres ir con el? No quiero arruinarle el polvo a nadie.
-Cállate, anda.- digo sonrojada disponiéndome a abrir por fin la nevera.
Sin duda necesito algo frío.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro