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₃₈

Taehyung.

El agua cae sobre mi cuerpo empapado, me paso las manos por la cabeza para quitarme el cabello de los ojos y luego me froto la cara. Noto como el dolor de cabeza con el que entré al baño ha ido aplacándose, y ya me visualizo tomándome un paracetamol cuando salga de aquí. Hoy sería otro día con resaca, ojeras y por supuesto sueño, sin embargo me he visto en esta situación tantas veces que puedo decir que se volvió llevadera. Trasnochar por estar en la madrugada bebiendo en algún club ya no afectaba tanto.

Luego de algunos minutos en la ducha, salí a mi vestidor, escogiendo uno de mis usuales conjuntos formales. Me observo en el espejo de cuerpo entero, y noto que he adelgazado, también he perdido la musculatura que me preocupaba por mantener con mi rutina de ejercicios. Mi cara está mas flaca, palida e inexpresiva, y mi expresión me da miedo incluso a mí. Acomodé el cuello de la camisa y me peiné un poco los crespos naturales que me caían en la frente. Me coloqué el reloj en la muñeca, me perfumé y por último cogí unas gafas, no iría por ahí luciendo las vistosas manchas oscuras en mis pómulos.

Eché un vistazo en mi cocina, pero no daba gusto mirar, todo era un desastre. Solo tomé la pastilla que tenía pensado tomarme para el dolor de cabeza y otra para la resaca.

Minutos más tarde, mi chofer abría la puerta de la camioneta para mí. Bajé en silencio recibiendo las monótonas reverencias de los tipos trajeados de la entrada y crucé las puertas de cristal entrando al edificio. Subí hasta el piso de mi oficina después de llevarme la mirada temible de los empleados que me encontraba de camino.

-Estamos últimos, ¡últimos!- Jimin camina de un lado a otro mientras espeta inquieto- ¡Todo es una mierda! ¡Nuestras producciones no sirven!¡Nadie quiere negociar! ¡No tenemos un maldito proyecto de calidad en meses!- sus gritos se encierran en las cuatro paredes de mi oficina provocándome una migraña horrible.

Aprieto la mandíbula y me sobo el entrecejo, tomando más de mi agua.

Mi secretaria toma el tablet cuando se lo doy, ella lo entiende y en segundos dejamos de oír la irritante voz de la reportera que habla pestes de Empire Kim. No es su primer vídeo, a la perra le divierte infamarnos, o mas bien: infamarme. Le pedí a la mujer con un movimiento de cabeza que se retirara de mi oficina y así lo hizo.

-Debemos hacer algo.- mascullé, estaría un poco mas molesto si esto no fuese mi culpa y si me sintiera mejor físicamente.

-Corrección, tú debes hacer algo.- me señala y yo alzo una ceja.

-¿Cómo dijiste?

Jimin me mira, y recién noto lo alterado que se ve. Luce como si quisiera golpearme.

-Sí, señor Kim. Te informo que estoy harto de tener que salvar cada una de tus cagadas.- espetó- Te pierdes las reuniones, llegas tarde, ¡sales en el maldito periódico! ¡Eres un fenómeno por tus recientes fracasos y no por tus éxitos! ¿Qué te sucede?.- sus orbes incriminatorios no paran de escudriñarme.

Por un momento no encuentro una réplica. No tengo fuerzas para recordarle que me ha alzado mucho la voz, porque de alguna manera tiene derecho a sacarme las cosas en cara por ser mi mano derecha y mejor amigo.

Cabizbajo, pongo una mano en mi cintura y sobo mi frente, los vistosos rascacielos que se muestran tras mi ventanal presencian la tensión que vino con la discusión. No tengo nada que decir, no hay nada con lo que pueda defenderme.

Pero Jimin exclama otra vez.

-¡Otro de tus escándalos y...!- él no conluye con la oración, y yo lo miro enquisitivo y serio.

Sus hombros bajaron ligeramente, se pasó la mano por el pelo y humedeció sus labios. Me miró receloso, al mismo tiempo arrepentido, como si fuese a decir algo que jamás pensó.

-Renuncia, Taehyung.- dijo, mi mirada se volvió escéptica. ¿Qué?- Si ya no quieres ni puedes dirigir, renuncia. Yo si quiero un futuro próspero para esta empresa, yo si estoy dispuesto a esforzarme.

-¿Estás diciendo que. . .

-Te estoy piediendo que me dejes tomar tu lugar- aclaró sin balbucear, me sorprendía la firmeza en sus palabras.

Se me acercó para poner una mano en mi hombro, lucía un poco más calmado, yo lo miraba fijamente.- Eres mi amigo, y me preocupas, ya no sé que hacer contigo. Tú... no te dejas ayudar, y me molesta. Me molesta tu actitud autodestructiva, me molesta en serio.- dijo sinceramente, yo evité su mirada, con el ceño inevitablemente fruncido.- Y te pediría por milésima vez que dejaras de hacer lo que estás haciendo, pero sé que no conseguiré nada.

Sus palabras me ablandaron aunque no fui transparente para que se diera cuenta.

-Piénsalo.- había retirado su mano de mi hombro.- Si ya te rendiste contigo y con todo, al menos permíteme llevar este imperio antes de que se venga abajo junto a ti.

Lo seguí con la mirada hasta que salió de la oficina dejándome sólo.

El resto de la mañana me la pasé sentado en mi escritorio tras un montón de papeles mientras bebía whisky.  Las palabras de Jimin estuvieron acorralándome todo el tiempo. Llevo bastante aguantando sus sermones, sus regaños y sus cara de decepción con respecto a mí, pero lo de hoy no ha sido fácil de superar.

Cuando y la tarde llegó ya había adelantado lo suficiente el papeleo pendiente así que decidí dejarlo hasta ahí. Pedí conducir por mi mismo, trajeron mi auto y entonces me marché. Anduve un poco por las calles sin intenciones de irme a encerrar en las paredes del pent-house en el que me hospedo. Y aparqué en un sitio desolado. Bajé del coche y me recosté del capó, había una vista decente y buen aire, supongo que podría pasar aquí un rato. Da igual la hora a la que vaya a dormir, o en la que cene, a veces eso ni siquiera lo hago, tal vez a detalles como esos se debe mi pérdida de peso.

No contaba con volver a Corea del Sur a continuar con la vida de mierda que había dejado, acabar así no era realmente mi plan, pero el destino me jugaba una mala pasada otra vez. Y es cuando caigo en lo de siempre, y soy el que decepciona, el fiestero, el drogadicto, el fracasado.

Estoy tan cansado de todo. Los remordimientos, los recuerdos, el dolor en el pecho, el arrepentimiento, pensar en lo que hice, en lo que no hice y debí hacer.

Antes de comenzarme a preguntar las mismas tonterías de siempre, metí la mano en el bolsillo de mi pantalón sacando el pequeño pomo que contenía mis píldoras,  dejé una pastilla en mi mano y me la llevé a la boca. La tragué y cerré mis ojos, disfrutando de la brisa que ofrecía mi entorno.

(...)

Día siguiente

Inglaterra/Londres

9:00 am

Tn.

-¡Te queda precioso, este es, definitivamente!

Después de probarme todas las opciones de vestidos de boda más exclusivos y caros, mismos que la señora Dian pidió a la dependienta de la tienda, este había despertado el interés de las mujeres que me acompañaban. En realidad todos eran hermosos, incluso me gustó uno que anteriormente me puse, pero todas dijeron que me no era el indicado, pude poner una excusa, sin embargo no objeté ya que el fin de cuentas ellas conocían mucho más de este tema.

-Uhm! ¡Sí, es perfecto!.- Maya se despegó de su tasa de té para opinar en acuerdo con su tía, mirando desde un sofá junto a su hermana.

-No way. Diva.- deletreó Helena, mirándome impactada.

-¿En serio les gusta este? Han pasado mejores.- Lisa opinó haciendo alzando la ceja. Sí , ella había venido también, insistió a pesar de que le advertí que no le gustaría.

-Imposible, este le va mejor, querida, créenos.- contradice Helena, hablando con obviedad.

-Sí, dejánoslo a nosotras, sabemos todo de esto.- Maya encrespó un mechón de su cabello rubio, mientras asentía analizándome.

Lisa rodó los ojos disimuladamente.

-Pero cariño, acércate al espejo, anda.- la señora Dian me dio un empujoncito, señalando el espejo de cuerpo entero.

Avancé unos pasos hasta que conseguí ver mi reflejo. El vestido tenía una cola voluptosa y larga, pero como tal era estrecho, un escote un poco pronunciado, un par de tirantes que caían en mis hombros finamente. Palpé con mis manos el encaje del torso, descendiendo la vista lentamente. Me veo bien.

Flashback.

-He engordado en serio.- comenté sacudiendo algunas arrugas de la gran falda blanca mientras salía del vestidor.

Las chicas, que estaban entretenidas, que me notaron. Lisa dejó caer la quijada, Chaeryeong esbozó una sonrisa ladina, y la señora Sook Hee se cubrió la boca con las dos manos, observándome como si fuese a llorar. Eun-Sang por su parte simplemente siguió ensimismada dando lamidas a su helado sin prestar mucha atención.

-¿Y?- puse mis manos en mi cintura y me giré en varios ángulos.

-Aah, ¡este es perfecto, por Dios!- exclamó Lisa, emocional mientras pataleaba en su asiento.

-¿Si?- pregunté alzando las cejas con una ilusa sonrisa, y me aproximé al espejo para verme.

-Bueno, ignorando que pareces tener tres niños dentro... sí.- dijo Chaeryeong entre carcajadas, lo que me hizo mirarla ceñuda de inemdiato.

-Auch, Yeong, mi autoestima.- me quejé con un puchero, volviendo a mirar mi reflejo. Me viré de lado admirando la voluptuosidad de mi vientre y sonreí acariciándome la pancita.

-Mírenla.- dijo Lisa orgullosa y yo me puse normal haciéndolas reír.

-¿Entonces? ¿Qué dicen, este?- pregunté queriendo oirlas decir que sí.

-Yo digo que sí.- Manoban alzó la mano divertida.

-Sí a todo.- dijo Chaeryeong.

-¿Señora Sook Hee?- pregunté

-A Tae le encantará.- respondió y yo suspiré contenta.

Alguien dio un apretón a mis hombros trayéndome de vuelta, y miré a la señora Dian dedicándome una sonrisa noble. Se la devolví y miré a mi mejor amiga sentada en el sillón individual, quien subió y bajó sus hombros, mostrándome sus pulgares arriba dudosamente.

.

.

.

.

Holaaa!
Un milenio sin actualizar -cry-
No se a donde rayos se ha ido mi inspiración
Aunque no sé, tal vez si estoy muy ocupada (? 🙇‍♀️🏃‍♀️

Pero bueno ignorando eso:

¿Tienen alguna hipótesis de lo que pueda pasar?

¿Qué creen de la actitud de Tae?

¿Esperan un final feliz o uno triste?

Si no responden al menos una pregunta me suicido :)

Graciasxleer ❤

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