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Capítulo 8 - Final Parte I

¿Podría alguien decirle que no estaba soñando? Sonaba algo inmaduro pero deseaba pellizcarse para saber si todo aquello era real. Es decir, lo que menos se esperó cuando se levantó esa mañana para ir a trabajar fue recibir una confesión acompañada de algunos cuantos besos por parte de Jungkook.

Durante todas esas semanas después de haber sido él quien le dijera sobre sus sentimientos, el castaño se mantuvo distante. Intentaba acercarse para poder hablar, admirarlo pero nada pasaba de ahí. Entonces de repente este lo arrastraba por media calle para decirle que estaba enamorado de él. ¿Qué clase melodrama con protagonistas homosexuales era ese?

Ahora estaba nuevamente en el apartamento de Jungkook por segunda vez. Desde el día en donde fue un mar de lágrimas luego de enterarse del compromiso de Seojoon que vio como un martirio y ahora veía que fue una bendición, no había vuelto a pisar ese lugar. Después de decirle que estaba enamorado de él y besarse por varios minutos hasta que murmullos de algunos transeúntes les recordó el lugar en donde se encontraban.

Ambos estuvieron de acuerdo en que necesitaban hablar y que deseaban un espacio libre de interrupciones que les brindara privacidad. Ningún lugar público les ofrecería eso a puertas del horario de almuerzo. La casa del rubio con Jin trabajando desde casa mucho menos porque claramente no les iba a dar el espacio que necesitaban, fue por ello que se decidieron ir al apartamento del castaño.

Ahora estaban ahí, bebiendo té sin intercambiar palabra pero con un contacto visual que los mantenía tensos de una forma que no era para nada incómodo aunque sí los ponía un tanto nerviosos y torpes.

— ¿Cómo te va en el trabajo? — Preguntó Jungkook torpemente confundiendo al rubio. — Es decir, con el que haces por la izquierda en los funerales y eso.

— Oh... — De acuerdo, esa pregunta le parecía un tanto incómoda para responder y que no esperó recibir luego de una confesión.

Siempre había tenido ese recelo para hablar de su trabajo porque aunque sabía que lo que hacía no era ilegal, podía no ser bien vistos por otros pero a fin de cuentas, el castaño lo sabía todo. Gracias a eso se conocieron aunque posiblemente lo hubieran hecho de todos modos en el trabajo, mas tal vez no hubieran conectado de la misma manera, era impredecible ese hecho.

No quería cometer los mismos errores y empezar algo con alguien sin bases sólidas o mentiras que no le permitieran ser él. Por eso, aunque algo reticente, decidió hablar sin evasivas o mentiras.

— Sé que desapruebas lo que hago, que no te gusta...

— A ver, espera, antes de que continúes. — Rió Jungkook nervioso dejando su asiento para sentarse junto a él en el sofá, dudando por varios segundos antes de buscar sus manos. — Si bien es cierto que no me agrada del todo, ahora lo respeto hasta cierto punto lo entiendo. Hice mis búsquedas en internet y pude entenderlo mucho mejor. No es tan ofensivo y descarado como pensé. Tú también me ayudaste a darme cuenta de eso cuando nos vimos en el funeral de mi amigo.

— ¿Tú buscaste en internet sobre ser plañidero? — El castaño asintió y él no pudo evitar sonreír mordiéndose su labio inferior frente a la idea del contrario pensándolo mientras buscaba material para comprenderlo. — Entonces ya sabrás las cosas básicas. En la actualidad no se usa tanto como antes pero aquellos que continuamos ejerciendo esa antigua profesión no lo pasamos mal.

— ¿Te gusta?

— Hasta cierto punto, tiene sus cosas buenas y malas. Es triste ver a alguien partir, estar envuelto en tanto sufrimiento que te llega a afectar, sin embargo, también puede ser una especie de terapia como lo fue para mí. Hubo una época que pensé en dedicarme solamente a eso, ganaría más que en la televisora pero ser guionista es algo que también me apasiona. Además, cada vez me gusta más estar en la compañía y se me dificulta más llorar.

— ¿Por qué? — Cuestionó con interés.

— ¿Será porque hay un castaño muy atractivo que me encanta y cuando estoy con él solamente quiero sonreír? — Vio esas oscuras cejas elevarse casi con descaro, haciéndolo reír nuevamente.

— Voy a cobrarte por las miradas que me das. — Bromeó dirigiendo sus ojos a los labios que se perdían entre los dientes del rubio, terminando por morder los suyos propios para controlar lo que aquello despertaba en él, ese acto tan simple lo descontrolaba. — Necesito...

Ambos lo necesitaban así que decirlo estaba de más, es por eso que sus labios volvían a buscarse con cierta desesperación pero sin perder totalmente en control. Querían disfrutarse, sentirse, conocerse de la forma en que no lo habían hecho hasta el momento, íntimamente.

No habían hablado de algunas cosas típicas que cualquiera intentando comenzar una relación hubieran discutido pero tenían tiempo para eso. La información básica ya la tenían, se estuvieron conociendo por meses, sabiendo qué le gustaba comer o beber al otro, sus cumpleaños y familia.

Sus gustos generales como colores preferidos, comida, pasatiempos y demás, eso es algo que ya conocían. Ahora debían trabajar en otro tipo de conocimientos, en construir y desarrollar su relación pero no había prisa para eso. Toda la prisa parecía estar centrada en descubrir sus cavidades bucales, en cuán suaves y precisas podían ser sus caricias, en cuánta agilidad para desvestir al otro mental y físicamente tenían.

Eso era extraño para el rubio, podía sentir la ansiedad y necesidad emanando del cuerpo contrario. Cada beso de Jungkook le gritaba que lo quería, que lo deseaba, pero aún así parecía no querer avanzar demasiado rápido. Iba extremadamente lento y si bien lo estaba disfrutando, había un hilo de desespero que se estaba adueñando de su persona.

— E-Espera... — Musitó sorprendido, riéndose por el nerviosismo cuando el castaño tiró de sus piernas y lo agarró en sus manos para sacarlo del sofá. — ¿A dónde vamos?

— Ya estrenaremos el sofá pero no ahora, no en la primera ronda.

— ¿Primera ronda? — Preguntó enarcando una ceja con una sonrisa que no podía ocultar por esa tonta risa lasciva que le estaban dando. — ¿Tanto crees que aguantarás?

— Puede que me tome un tiempo aunque con verte estoy seguro que no podré resistirme. Además, ¿sabes cuántas hora trae el día, cuántos días tiene la semana, cuántas semanas tienen los meses y cuando meses tiene el año?

— ¿Muchos?

— Muchísimos y eso es sin contar que nunca se sabe cuántos años tendremos para ello. — Guiñó su ojo acomodándolo en su cama, agradeciendo mentalmente haber cambiado toda la ropa de esta en la mañana.

En otro momento se hubiera quedado con el Taehyung realista que no quería pensar en el futuro y viviendo solamente el presente para no llevarse un fiasco como el que lo ocurrió con Seojoon. Mas ahí estaba, sintiendo eso en su estómago que no sabía si eran parásitos enamorados y las tan nombradas mariposas con esa leve insinuación.

— ¿Estás bien? — Asintió ante la pregunta del castaño sintiéndose levemente tímido porque ese cuidado que estaba poniendo en todo lo estaba poniendo un tanto susceptible.

En los últimos años la mayoría de sus encuentros casuales fueron tan superficiales que carecían de todos para ser memorables y muy pocas realmente satisfactoria porque venirse no significaba haberlo disfrutado. Tener sexo no significó intimar porque para quienes deseaban quedar como extraños les era imposible tal cosa.

Dejó su cabeza caer, entregándose a las leves mordidas a acompañadas de besos que le fueron depositados en cada centímetro de su piel expuesta. Podía perderse en la mirada contraria cada vez que hacían contacto visual, arder con ella siempre que notaba el deseo y fuego que se disparaba en sus pupilas. En esa ocasión, le iban a hacer el amor de verdad.

¿Cómo no hacérselo? Jungkook había anhelado tenerlo entre sus manos por meses, llevaba semanas queriendo amarlo como sentía que solamente él podía hacerlo. Quizás eso sonaba algo más ególatra de lo que quería pero estaba seguro de eso. Mordió suavemente cada costado de su torso, alternando entre uno y otros mientras descendía sin dejar esas manos que vagaban por todo el cuerpo del rubio tranquilas.

Una sorpresa grata era ver que su sensibilidad era mucho más elevada de los que se esperó, lo veía cerrar los ojos, morderse sus labios y contener no solo suspiros sino leves gemidos que se convertían en un delicioso sonido gutural que hacía resáltale las venas de su cuello.

Su piel era lisa, tersa, cálida, su rostro tan atractivo como suave pero esas mandíbulas que se tensaban lo hacían ver tan jodidamente varonil y encantador que no encontraba un adjetivo en su cabeza que abarcara todo lo que sus ojos captaban.

Hermoso, ese cuerpo debía ser venerado con amor y mucho placer. Todavía no comprendía cómo un idiota como Park lo podía dejar ir, ahora se lo agradecía pero definitivamente él no haría lo mismo.

Su lengua recorrió con suavidad toda la virilidad contraria, disfrutando de ver como las caderas se elevaban para buscarlo, para sentirlo. Tenía claro qué hacer para verlo desbordarse de placer, para hacerlo gozar y gemir pero habían dos cosas esenciales que quería desde el primer encuentro íntimo.

La primera, escuchar a Taehyung pedirle, rogarle con ese color de voz tan única que tenía. La segunda, sacarlo de ese caparazón en el que se metió por su antigua relación. No hablaron mucho de la intimidad pero hubieron cosas que pudo deducir por su forma de expresarse. Junto a él, quería a un hombre con completo conocimiento de su valía, que no se limitara solamente a aceptar sus gustos o temiera decir lo que pensaba.

Sus labios besaron la cúspide de su masculinidad, sintiendo y saboreando el líquido pre seminal que en sus labios untó antes de alejarse, bajando hasta sus dídimos para besarlos y succionarlos gentilmente. Sonreía victorioso aunque el contrario no lo podía ver, notaba su urgencia pero no se dejaba influenciar, continuando su tortuoso ritmo.

El rubio abrió sus ojos al sentirse completamente engullido y devorado, amando la humedad de su boca, su tibieza, la forma en que su lengua lo recorría era su nueva forma preferida de delirio. Se veía exquisitamente erótico y sexy el castaño en esa posición, acostado an la cama como él, con su miembro en la boca y una sonrisa pícara que le regalaba cada vez que se alejaba.

Su cuerpo era perfección pura, evidentemente en estatura era más bajo que Seojoon pero no tenía absolutamente nada que envidiarle. A decir verdad, lo excitaba aún más, tal vez porque la atracción que sintió por él desde que lo sacó de aquel funeral y lo miró directamente a los ojos, así como sus sentimientos por él simplemente fueron en aumento hacía que se uniera todo en perfecta sincronía que enloquecía cada uno de sus sentidos.

— ¿Te gusta? — Preguntó Jungkook succionando sus testículos, difuminando un poco sus pensamientos.

¿Por qué preguntaba algo que era obvio? No quería hablar solamente sentir, él tenía que saber que cada caricia que le proporcionaba, cada beso lo estaba haciendo delirar de placer.

Cerró los ojos con cierta decepción cuando su masculinidad fue abandonada y el castaño subió dándole besos por cada centímetro de su cuerpo. Los dientes arrugando levemente su cuello hasta que se acomodó sobre él y lo miró fijamente durante varios segundos hasta que lo acarició con su nariz y lo besó.

— ¿No te sientes bien conmigo? Podemos detenernos ahora, no te sientas presionado. — Murmuró sobre los labios de Taehyung mientras provocativa pero casi imperceptiblemente movía sus caderas creando fricción entre sus miembros, escuchándolo gemir tan bajo que su piel se le erizaba en respuesta. — Te hice una pregunta... ¿Te gusta?

— Creo que sabes muy bien que sí me gusta. Pero, realmente tengo que decírtelo en voz alta para que lo sepas. Es extraño.

— ¿Es extraño querer saber qué quieres, qué te gusta y cómo te sientes bien? — Enarcó las cejas con una sonrisa dulce en sus labios a la que Taehyung no estaba acostumbrado.

Con Jungkook sí, cuando eran amigos a veces se encontraba embobado mirando esa sonrisa pero no era una experiencia asidua el tener a alguien tan pendiente de su sentir. Por todos los ángeles, era su primer encuentro, pensaba que simplemente se dejarían llevar y no hacer el amor como principiantes.

— Puedes verlo, Kook, puedes ver lo excitado que estoy. — Musitó con voz entrecortada, cerrando sus ojos con fuerza ante la presión del cuerpo del castaño que se frotaba con el suyo.

— Sabes... — Besó uno de sus párpados luego el otro con suma calma pero sin dejar de frotarse. — Los ojos con excitación se engañan y así mi cuerpo podía ser influenciado por esa pseudo seguridad que me muestran tus expresiones, creyendo que gritas de placer cuando lo haces por dolor o ver como frunces el ceño por incomodidad creyendo que es por lujuria. Quiero saber qué y cómo te gusta. Por eso siendo esta nuestra primera vez juntos, prefiero conocer tus gustos con antelación. Ya después podré continuar descubriendo o, crearé nuevas cosas que no tienes ni idea de que te gustan pero... — Mordió su oreja, mandíbula y cuello. — No será hoy.

Descendió nuevamente a succionando algunas zonas procurando hacérselo sentir pero sin llegar a crear marcas, mordiendo y besando todo a su paso hasta volver a tomar en su mano su palpitante virilidad. Levantó una ceja sin apartar la mirada del rubio que no pudo ocultar su risa.

Taehyung estiró la mano, enredando sus dedos en las hebras castañas con fuerza, empujándolo hacia abajo.

— Dime cómo es que te gusta. — Sentenció Jungkook guardando la distancia sosteniendo sus muslos, luchando sutilmente contra la fuerza que ejercía el mayor.

— Quiero que se pierda en tu garganta, me succiones fuerte y enrolles tu lengua en mi glande. — Con firmeza presionó su cabeza.

No se quedaba corto cuando pensaba en que esa era la mejor felación que había recibido en su vida. Jungkook cogió todo lo que le dijo que le gustaba e hizo una actualización increíble, tanto que no puedo evitar encorvarse y presionar al castaño contra él hasta liberarse como hacía siglos no hacía.

— Eso estuvo genial. — Taehyung sonreía mientras intentaba controlar su respiración, tirándolo de sus cabellos hasta besarlo, sintiendo su sabor en esa lengua que bailaba junto con la suya. — Eres bueno en lo que haces.

— Pues aún no sabes lo que tu pareja es capaz de hacer por ti. — Respondió risueño, notando la sorpresa en el rubio. — ¿Qué?

— ¿Pareja?

— No pensarías que íbamos a ser amigos complacientes, ¿o sí? — Preguntó alejándose serio para observarlo.

— N-no, no es eso es solo que... No sé, está sucediendo todo muy rápido y aunque me siento bien junto a ti, no puedo evitar estar sorprendido. — Respondió sincero, acercándose nuevamente para besarlo. — Me gusta que desde el comienzo me veas como tu pareja, que no hayan obstáculos o vacías promesas que no se van a concretar.

— ¿Seguimos hablando de nosotros dos aquí? Recuerda que yo no soy tus exes, no soy Park Seojoon. — El rubio maldijo internamente, besándolo una vez más con suavidad.

— Lo sé, lo sé... Solo digo que todo esto me llegó tan imprevisto. Es decir, pasaron semanas desde que te dije que me gustabas y no obtuve una respuesta de tu parte, te alejaste mucho más de mí. Antes de eso pasaron meses en los que quise de ciruelo pero habías levantado un muro entre ambos que no me lo permitía. De buenas a primeras me confiesas que también estás enamorado de mí, me besas y estamos aquí. — Sonrió empujando al castaño sobre la cama, subiéndose a horcajadas sobre él. — Te quiero, Jeon. — Lo besó castamente acariciando sus mejillas. — Creo que no hemos terminado.

Sujetó ambas manos del castaño encima de su cabeza, surcando un camino de besos disfrutando de la mirada y sonrisa de su pareja. Era hermoso...

— ¿Qué te gusta que te hagan? — Repitió la pregunta antes recibida, riéndose junto al castaño que negaba incrédulo porque no esperaba recibir esa carta antes jugada por él.

— Sinceramente todo lo que me hagas sé que me va a gustar pero... Prefiero que uses todo lo que tengas a tu alcance para consentirme, me gusta la velocidad, cuando los dientes me rozan sutilmente sin infligir dolor y que te concentres preferiblemente en la parte superior de mi miembro sin olvidar mis testículos, esos bebés también merecen cariño.

— ¿Acabas de llamar bebés a tus testículos?

— Nuestros testículos, cariño. — Bromeó arrancando una sonrisa del rubio que desapareció en cuanto comenzó con su sensual encargo. — Oh, tú sí que sabes trabar esa boca. No me equivoqué desde que vi esa boca supe que hacía maravilla.

Le marcó sutilmente el ritmo y el rubio lo siguió al pie de los gemidos, alternándose, succionándolo, lamiéndolo y complaciéndolo hasta que fue retirado con fuerza cuando todo el cuerpo del castaño se tensó augurando un orgasmo que detuvo.

Habían varias cosas que un hombre sin pareja o vida sexual activa no tenía, entre ellas, lubricante. Tenían dos condones uno en la billetera de cada uno de ellos pero esa era toda la protección y utensilios que tenían pero por ese día, no necesitaban más.

Según los minutos iban pasando, Taehyung literalmente se abría y relajaba más. Entre besos, caricias y comentarios lascivos que no dejaban de llevar dulzura y cariño. Con los dedos empapados de sus salivas, el castaño se tomó el tiempo necesario para prepararlo, siguiendo el típico proceso que la excitación lo ayudó a soportar.

Agitaba sus manos frotando y masajeando su próstata con movimientos certeros, abrazándolo y deleitando cada uno de sus rosáceas protuberancias con su boca, haciéndolo gemir obscenamente.

¿Era posible que se gustasen mucho más cada segundo? Dejando de lado el furor del momento, la ola de calor que arremetía contra ellos, es como si se compenetraran más sentimentalmente.

— Creo que ya es hora d-e que... — Su voz se cortó cuando sintió los dedos del castaño presionar nuevamente en ese lugar. — Joder, cambia tus dedos por lo otro ya.

— ¿Qué otro? — La mano de Taehyung se aferró a su entrepierna, dejándole saber tácitamente lo que quería. — Oh, esto... — Sonrió triunfante. — Todo tuyo.

Se acercó a su boca para que su saliva sirviera de lubricante, extendiendo en momento sin querer más de lo planeado porque era divina la forma en que ese rubio lo trabajaba. Entró tomándose su tiempo para no lastimarlo y una vez que estuvo adentro, detuvo todos sus movimientos pélvicos, delineando su cuerpo con los dedos, besando a gusto sus labios.

Las oscilaciones comenzaron lentas, aumentando la velocidad rítmicamente según sus cuerpos pedían pero en algún momento, todo el tacto que Jungkook estaba teniendo se cayó por un barranco cuando el rubio le rogó por más con la cara más sexy y provocativa que había visto en su vida.

Retrocedió completamente, tirándolo de las piernas, presionándolas por la parte trasera de los muslos contra el cuerpo contrario para apoyarse e insertarlo en un solo intento llegando a la parte más profunda.Lo penetraba con precisión y fuerza sin dejar de besarlo, de admirarlo, de hacerle el amor como deseó por meses.

El rubio lo abrazó con fuerza con sus manos y piernas, vibrando y gimiendo sin medida cada vez que su próstata era masacrada por su pareja. Sus labios estaban siendo succionado y sentía como si su cuerpo estuviera siendo exorcizado por todo lo que se producía en su interior, hasta sus pensamientos — que no eran muchos en ese momento — se desvanecían por completo.

— Kook.. — Lo llamó en ruego.

— Quiero que te vengas para mí, que me la des toda y sin reservas. — Musitó en sus labios. — Te quiero tanto, superior Kim. — Taehyung sonrió pero cuando el castaño se apoderó de su erección esta se convirtió en una mueca y pronto desapareció completamente dejando su boca abierta, lanzando gemidos obsesos mientras se liberaba, siendo seguido segundos después por el contrario.

Era vergonzoso el hecho de que sus lágrimas hubieran encontrado el camino de salida pero estas no eran falsas, no eran de dolor o nada negativo. Eran lágrimas reales, de felicidad, lágrimas que fueron retiradas por los labios del contrario.

Entre risas un tanto tímidas que estaban demás y algunos besos, se separaron y quedaron en la cama. Pese a la insistencia del rubio por levantarse y tomar un baño, este no pudo hacer más que permanecer en la cama abrazado por Jungkook. A decir verdad, en ese momento prefería guardar, mantener un poco más su esencia, varado en su cama y sus brazos.

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