Capítulo 3
No comprendía por qué continuaba pensando en aquel farsante, se insultó y molestó tanto cuando lo vio pretendiendo conocer a sus padres y llorar por ellos que estuvo desde entonces pensando constantemente en él. Lo menos que se imaginó fue encontrárselo en su nuevo centro de trabajo, en su propia oficina.
Se dejó caer en el sofá con una botella de vino y una copa luego de haberse duchado, recordando como esa tarde chocó con el rubio cuando este entraba por las escaleras agitado y recomponiéndose para segundos más tarde encontrarse con su jefe que entraba por el piso de abajo seguramente para disimular.
Siendo adultos con viviendas y un sueldo que les permitía alquilar la habitación de un hotel, no comprendía la desfachatez de utilizar la escalera del centro para sus andanzas. ¿Cómo era posible que nadie se hubiese dado cuenta de lo que había entre ellos?
El tono de llamada de su teléfono lo atrajo a la realidad, haciéndole pausar la película a la que no le estaba prestando atención.
— Hobi... — Musitó escuchando la voz de su amiga romperse mientras le contaba lo ocurrido. Maldijo en silencio sin poder creer la mala suerte que parecían tener, poniéndose rápidamente de pie para ir a su habitación.
Se cambió de ropa a gran velocidad, tomando las llaves de su vehículo para salir de su apartamento como alma que llevaba el diablo. Se detuvo en una florería, reviviendo aquella llamada que el propio Hoseok le había hecho hacía dos semanas atrás avisándole sobre el fallecimiento de sus padres mientras él trabajaba.
Sostuvo con fuerza su volante observando el ramo de flores, limpiándose con el dorso de su mano las lágrimas que comenzaban a descender nuevamente antes de ponerse finalmente en marcha. Un amigo en común de ambos había muerto en un accidente mientras practicaba puenting. Al parecer la cuerda elástica atada a su tobillo fue demasiado larga, extendiéndose más de lo debido culminando con el fallecimiento instantáneo de él al colisionar con el suelo.
— Estás aquí... — Musitó Hoseok abrazándolo.
Parecía mentira que en menos de un mes estuvieran asistiendo a dos funerales, que tres personas importantes para ellos hubieran perecido. Le devolvió el abrazo con fuerza durante algunos segundos para luego presentarle los respetos a la familia y a su amigo.
— O-Oye... ¿Ese no es el hombre que estuvo en el funeral de tus padres? — Jungkook arrugó el entrecejo al escuchar a Hoseok, siguiendo la dirección de su mirada para encontrarse a Kim entrando seguido de una mujer para colocar un ramo de flores frente a la foto del difunto. — ¿Crees que a este si lo conozca o es también una farsa?
El castaño empuñó sus manos sin poder creerlo. ¿Cuántas personas en la actualidad continuaban utilizando plañideros? ¿Cuán alta era la probabilidad de encuentros en funerales que se lo topaba en dos de forma tan seguida sin ser ellos conocidos?
Dado a que ese lugar tenía muchas más personas que la despedida íntima que ellos quisieron darle a sus padres, esperó en su sitio a que Taehyung culminara con su actuación, observándolo desde lejos. Sí que era bueno en lo que hacía, cualquiera que lo viese creería que ese hombre realmente lo conocía y estaba sufriendo por su muerte.
No podía comprender cómo podía hacer aquello, aunque eso hubiese sido una tradición, para él no era más que una falta de respeto. No le parecía correcto cobrar por ir a llorarle a desconocidos, a personas que al menos en su último adiós se merecían sinceridad y respeto.
— Vengo ahora. — Anunció a su amigo sin darle tiempo a preguntar hacia dónde iba.
Había estado esperando que el rubio se alejara del gentío y por eso decidió seguirlo una vez que se levantó para salir de la habitación. Lo tomó fuertemente del brazo arrastrándolo hacia el estacionamiento de la funeraria ignorando sus quejas.
— ¿Se puede saber qué estas haciendo aquí? ¿Cómo puedes continuar con esta farsa y cobrar descaradamente por derramar lágrimas falsas en funerales de personas que en tu vida has visto.
No podía ser, no podía estar nuevamente frente a su compañero de trabajo, encontrándose bajo las mismas circunstancias que semanas atrás. Palideció, aún cuando su brazo había sido liberado permanecía en trance sin saber qué decir.
Solamente sus hermanos sabían lo que hacía, a decir verdad, sólo Seokjin porque luego de recibir un sermón sobre la moralidad, Namjoon le dejó bien claro que no estaba de acuerdo con lo que hacía y por eso ni siquiera a él le decía que continuaba con eso que tan despreciable él encontró.
Jungkook no fue solamente un "cliente" más, sino que fue alguien que lo sacó a rastras del funeral de sus padres y para rematar, terminó siendo su compañero de trabajo. No habían vuelto a intercambiar más palabras de las necesarias pero ahí estaban, nuevamente encontrándose de la peor manera.
— ¡Habla! — Le ordenó furioso. — ¿Tanto necesitas el dinero que te tienes que dedicar a esto? ¿No hay nada más que puedas hacer con toda la inteligencia que tienes y tu buen trabajo?
Taehyung boqueó, se sentía atacado y aunque lo que él estaba haciendo quizás no era lo más moral y correcto, tampoco le estaba haciendo daño a nadie. No iba simplemente y se aparecía en esos lugares, era contratado por familiares de aquellos que fallecían.
— Baja tu tono de voz que mira el lugar donde estamos. — Pidió mirando a su alrededor ignorando la risa cínica que el castaño dejó escapar.
— ¿Ahora respetas el lugar?
— Siempre lo he hecho. No tengo que darte explicaciones sobre lo que hago o dejo de hacer, Jeon. Lamento si mi presencia te incomoda pero no tienes derecho a estarme sacando de los lugares cuando yo no me he colado aquí. Fui contratado por los familiares y no le estoy haciendo daño a nadie, mucho menos a ti. Así que si me disculpas, tengo lágrimas que derramar.
— Lágrimas cargadas de la falsedad que exudas. — Comentó cuando Taehyung se volteó, viendo como este volvía a girar sobre sus pasos para encararlo. — ¿Qué?
— ¿Qué demonios sabes tú de mí o de mis lágrimas? ¿Qué sabes tú si son falsas o no si tú no sabes un cacahuate sobre mi vida? — Preguntó tomándolo por sorpresa. — Quizás no llore precisamente por el muerto, pero eso no significa que mis lágrimas no sean reales. No voy por ahí con un gotero echándome agua para llorar aunque tampoco tuviera nada de malo si lo hiciera.
— A eso le llamo yo cinismo.
— Llámale como quieras pero no tienes derecho a juzgarme. Muchas veces la tristeza de las personas me llega tanto que a través de sus palabras incluso siento que conozco al difunto, sintiendo más pena que muchos conocidos que realmente no sitien nada por el fallecido. Esta vida es tan jodida que razones para llorar diariamente son las que sobran y yo, en lugares como este y por una buena causa, canalizo y dejo salir todo lo que me abruma, lo que me lastima y duele. No sabes una mierda de mi vida o de mí así que deja de decir lo que te plazca.
Secó las lágrimas que comenzaban a caer producto de la frustración y ese extraño nudo que se creó en su garganta, alejando las manos contrarias de un manotazo cuando las vio acercarse a él. Le dedicó una mirada crítica al castaño y se alejó del estacionamiento sin permitirle replicar.
Jungkook se quedó sin decir nada, procesaba todo lo dicho teniendo sentimientos encontrados. Sus ideas y convicciones entraron en conflicto al escucharlo, sin saber exactamente qué bando tomar o si podía tomar alguno. Esas lágrimas que le vio derramar fue como una espada de doble filo que lo mutilaba internamente, sintiendo el dolor de quien las lloró.
Realmente no sabía nada de la vida de Kim, pero solamente su forma de explotar, su mirada y su llanto lo hicieron reflexionar sobre su propia actitud. Él ni siquiera debió entrometerse en lo que hacía en ese lugar, en este caso era amigo de la familia pero no un familia, no tenía el derecho de exigirle que se marchara tal cual hizo en el velorio de sus padres.
Peinó su cabello con ambas manos y regresó junto a la familia y Hoseok, notando a Taehyung en una esquina de brazos cruzados con lágrimas que seguían corriendo por sus mejillas. En ese momento no podía apartar la vista del rubio y tampoco lo pudo hacer hasta que no lo vio marcharse.
En su trabajo volvieron a darse un trato de silencio, ninguno dijo nada y las veces que intentó acercarse a él fue completamente ignorado, por ello simplemente optó por dejar las cosas en su sitio. No tenía sentido querer hablar con él, solamente debía disculparse por la forma en que lo trató y eso era todo.
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— ¿Qué te sucede? — Le preguntó Seokjin entrando a su habitación mientras él se vestía. — ¿A dónde vas?
— Quedé en almorzar con Namjoon y Jimin. ¿No lo recuerdas? — Su hermano a rabió la boca recordando la última cena, lo había olvidado completamente. — Es una lástima que no puedas venir, hyung.
— Bueno, me toca ir a ese entrevista para ver si finalmente consigo un trabajo y puedo contribuir también en la casa. — Respondió encogiéndose de hombros, tomando asiento en la cama mientras miraba a su hermano- — Te sentí llorar ayer toda la noche, no me dirás qué ocurre?
— Contribuyes más que todos aquí en la casa, eres el que se encarga de que todo esté en orden y en perfectas condiciones. Haces todos los quehaceres siempre que no estamos y cuando finalmente estamos en casa igual no nos dejas mover un dedo. Deberías quedarte aquí como nuestra ama de casa. — Bromeó sabiendo que Jin se mortificaba cada vez que le decían eso.
— Ama de casa mi hermoso trasero, Tae. — Replicó con una sonrisa, levantándose para alcanzarle su bufanda. — Eres especialista en cambiar de tema pero ya hablaremos esta noche, pequeño Kim.
Taehyung asintió dándole un beso a su hermano en la frente, recibiendo otro antes de huir deliberadamente de su habitación, no quería pasar por el interrogatorio del mayor de sus hermanos, menos cuando estaba a punto de salir.
La temperatura era fría, siendo el último día del mes de enero uno de los más frío en lo que iba de invierno. Maldijo por haber olvidado guardar su coche en el garaje luego de ir al supermercado dos horas atrás debido a que iba a volver a salir. Ahora estaba cubierto de nieve y tenía que ponerse a limpiar el parabrisas. Lo odiaba, sinceramente lo odiaba.
Para cuando estacionó en el restaurante, llevaba casi veinte minutos de retraso, no solamente se atrasó por tener que limpiar el vehículo sino también por el insoportable tráfico. Lo único que esperaba era no recibir una mirada reprobatoria por parte de Namjoon. Se miró por el retrovisor y descendió del carro a gran velocidad, corriendo casi al interior del lugar agitando frotando sus manos que se enfriaron en cuestiones de segundos.
— Tengo una reservación a nombre de Park Jimin. — Le informó al anfitrión que buscaba el nombre en la lista y quien con una sonrisa le indicó el camino.
Se quitó su abrigo y bufanda, entregándoselo a ese hombre para luego encaminarse a la mesa donde se encontraría con su hermano y Jimin. Sin embargo, todo su entusiasmo se desapareció al notar la enorme mesa, no solamente estaban ellos dos, sino también los señores Park, padres de Jimin y Seojoon, este último también estaba presente.
Justo en ese momento, su pareja le estaba entregando un anillo a Jiwon, con un grupo musical detrás y esa típica escena en donde él estaba arrodillado. Su pecho se le oprimió como nunca antes, sus oídos se llenaron de aire y todo su cuerpo comenzó a temblar mientras las lágrimas de sus ojos brotaban desinhibidas.
Le había dicho que esperara a fin de mes, que una vez que llegara esa fecha su situación se definiría, que hablaría con Jiwon y terminarían su relación pero lo que veía era todo lo contrario. La chica feliz aceptó, sonreía y lloraba de felicidad abrazando y besando a quien por meses creyó que era su pareja. A su lado todos aplaudían entusiasmados, incluyendo a su propio hermano que evidentemente no sabía nada de ellos dos.
Deseaba arrancar de su pecho de su pecho todas las emociones que burbujeaban en ese momento. No sabía si era amor lo que aún sentía por ese hombre pero era un claro hecho que lo quería.
No se acaban los sentimientos solo con decir adiós, hay que tener presente que el estar ausente no anula el recuerdo, no compra ni da por sentado el olvido, no borra a las personas del mapa como Taehyung deseaba en ese momento.
¿Se moría o lo mataba?
Lo mataba, tenía que matar a ese infeliz que por meses jugó con él, gritarle a todos la realidad de su persona. Desenmascararlo delante de toda la familia, de su futura esposa. No porque lo quisiera en ese momento a su lado, sino porque le parecía injusto que saliera de todo tan campante y victorioso.
Secó sus lágrimas con frustración, ignorando las miradas de las personas que se encontraban cerca de él para caminar en dirección a la mesa. Namjoon y Jimin quienes eran los que se encontraban completamente de frente a él lo vieron pero antes de que pudiera acercarse más, alguien tiró de su brazo alejándolo del sitio, llevándolo al baño del restaurante.
— ¿Qué demonios pensabas hacer? — Preguntó Jungkook quien había estado allí con su hermano y novia que cumplían aniversario. No querían celebrarlo debido a la reciente pérdida de sus padres por lo que decidieron tener una simple comida en ese restaurante. — ¿Realmente pensabas hacerle una escena a Park Seojoon frente a todas esas personas?
Cuando él vio al nombrado aparecer junto al resto de las personas, no pudo evitar mirar y escuchar todo, dándose cuenta de lo que ocurría. Recordó todo lo que había estado viendo en la empresa entre su jefe y e rubio y no pudo evitar pensar en este último, preguntándose si estaba consciente de todo aquello o no.
Al verlo aparecer y ver su reacción pudo constatar que desconocía por completo el hecho de que Park se iba a comprometer y por ello se apresuró a levantarse de su asiento porque presentía que su compañero podía crear todo un espectáculo allí.
Taehyung lo empujó para salir pero él lo sostuvo, volvió a ser empujado pero sin mucho éxito ya que su agarre en sus brazos era fuerte. Tiró de él con fuerza y lo abrazó, podía empatizar con él porque aunque no pasó personalmente por una situación así, sí comprendía el dolor de ser engañado, utilizado. No le permitió alejarse, lo dejó llorar en su pecho, le permitió que lo abrazara hasta que el rubio lentamente se comenzó a recomponer.
— Vámonos de aquí.
Taehyung pensó que era una costumbre del castaño el tirar siempre de los brazos de otras personas pero sinceramente en ese momento no tenía ánimos para protestar. Lo único que quería era salir de allí y así lo hizo. Le entregó las llaves de su vehículo y Jungkook manejó hasta un edificio que no reconocía. Ni siquiera vio el trayecto, no podía dejar de llorar por la frustración y la molestia que sentía.
Tuvo sus dudas, sintió muchas veces que Seojoon le mentía pero prefirió engañarse y creer que no era así, que era él quien se había vuelto paranoico. Todo fue tan claro que pudo haberlo visto desde hacía meses atrás pero no existía peor ciego que aquel que no quería ver.
Observó su mano ser tirada desde el estacionamiento hacia el ascensor, mientras subían Jungkook no lo liberó y luego en el pasillo tampoco, continuó tirando de él hasta que abrió la puerta de su apartamento y lo dejó entrar.
— No sabía muy bien a dónde llevarte en estas circunstancias, está nevando y dudo que quieras estar rodeado de personas. Por eso no se me ocurrió mejor lugar que mi apartamento. — El mayor miró a su alrededor notando que efectivamente se encontraba en el apartamento de su compañero de trabajo. — ¿Deseas algo de beber, comer, no lo sé, algo?
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Son las 5:00 A.M así que yo iré a dormir para no pasarme todo el catorce de febrero dormida aunque de todas forma tendré que permanecer en cama. 😂🤷🏾♀️ En fin... Espero que hasta aquí les guste esa mini historia, nos vemos en los próximos capítulos.
Lored
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