Acabar mal
Solté un suspiro de mis adentros al verlo salir como si nada hubiera sucedido. Él solo acomodó su traje con ambas manos y se fue, dejándome sola con mis pensamientos y el vacío en mi interior. La madeja de pensamientos crecía con cada segundo en la soledad de ese cuarto apagado, oscuro y solitario. ¿Estaba bien lo que había hecho? No, por supuesto que no, pero ¿me iba a arrepentir? Tampoco. Esto, sin duda, era algo que los dos queríamos desde el primer día pero, al menos a mí, me costó asimilarlo. Todavía me resultaba algo que no podía ver con claridad, pero era algo que se percibía con los sentidos más que nada.
El asombro, las dudas, la desesperanza y la situación límite: todo eso estaba manejando mi vida. Entonces, ¿por qué todo parecía estar mal? No lo comprendía. ¿Qué había de malo en lo que había sucedido hace tan solo unos minutos? ¿Realmente estaba mal o solo era mi culpa? Pero... ¿Culpa de qué? ¿Por qué sentía esa culpa? No era culpable de nada.
Me armé de valor y salí de aquel cuarto, con la frente en alto, y al hacerlo me encontré con él. Su mirada de perrito triste se posó en mis ojos, llevó su mano al bolsillo de su pantalón y sacó un celular; sus dedos se movieron rápido: estaba buscando algo y, cuando lo encontró, me tendió el celular. Primero, me quedé perdida en su mirada; luego, bajé mi vista al teléfono y lo tomé. Focalicé mejor y noté que era una foto, sí, la que nos habían sacado en ese cuarto. La misma persona que filtraba nuestras fotos e inventaba historias siempre.
Achiné los ojos y negué, entregándole el artefacto.
—Esto no va a quedar así. Yo voy a descubrir quién es esa persona que... —No me dejó continuar con mi oración, ya que tomó mis manos y negó.
—No, esto no tiene porque ser así.
—¿A no? No veo otra solución, Joe. Voy a descubrir quién nos difama y destrozaré su maldita vida, lo juro.
Él volvió a negar. Soltó mis manos y me miró directo a los ojos.
—Será fácil, ni lo notarán. Tú, solo sigue el juego —dijo, con un tono tranquilo, como si lo que me estaba pidiendo, fuera tan sencillo.
—¿Solo sigue el juego? No tengo tiempo que perder en esto —comenté, perdiéndome en su mirada—. Yo no voy a ser parte de lo que sea que estés planeando.
El silencio reinó en el ambiente por un instante hasta que él se acercó y tomó mis manos de nuevo, las envolvió como si fuese la cosa más delicada del mundo y las llevó a su pecho.
—Sin ti este juego no tendrá sentido, ____.
¿Iba a prestarme a lo que sea que a él se le hubiera ocurrido? Supuse que mi idea de descubrir quién era esa persona y destruirla era mejor, pero... ¿Y si su idea era más complicada, pero eficaz?
—¿Cuál es tu plan? —me atreví a preguntar.
Hice que soltará mis manos y me adentré de nuevo en ese cuarto. Giré para ver que no me seguía, entonces, estiré mi brazo: tomé su muñeca y lo jalé hacia mí.
—¿Mi plan? —cuestiona, empezando a caminar por aquella habitación.
Se detuvo frente a la ventana, luego giró y me miró. Yo, simplemente, asentí.
—Mi plan, claro. El plan es "hacer como si estuviéramos juntos", piénsalo a nadie le importaría y tú alcanzarías la fama que tanto quieres —me respondió.
Sus palabras me sorprendieron, ya que yo no esperaba nada de eso. No quería ganar fama de ese modo, yo deseaba que mis fans me quieran por lo que soy, no por mi pareja. Que, además, en este caso, sería de mentira. Todo esto sería una mentira y...
—No, yo no voy a hacer eso. Entiendo tu punto, pero no puedo y no quiero. Tú no me quieres así... y yo... —No quise decir más nada.
No era tiempo de hablar sobre esas cosas, no podía abrir la boca y decir lo que sentía, ya que de ese modo, solo estaría cayendo a sus pies.
—¿Y quién dijo que yo... —También se calló.
Miré a la nada, repasé la habitación, sin decir palabra. Hice una mueca con mis labios y me senté en el sofá.
—Esto va a acabar mal...
—Tal vez, pero no lo sabremos si no lo intentamos.
—Es que... ¿Vale la pena intentarlo? Piénsalo, Joe, podríamos arruinar nuestras carreras. Nuestro futuro. Esto no es un juego, es nuestra vida.
Él asintió, acomodó su cabello con su mano izquierda.
—Lo sé, créeme que lo sé, pero debemos intentar.
—¿Y si las cosas terminan peor? —Miré hacia arriba y me encontré con su rostro.
Se agachó, llevó sus manos cálidas a mis rodillas y me observó desde aquella posición. Mi mente solo podía pensar en una cosa: esa canción tan conocida que nombra a una actriz muy famosa. Sí, Angelina Jolie. Solté una risita de mis labios y negué. Su ceño se frunció, no entendía la razón por la que yo estaba tan perdida y por qué me estaba riendo.
—¿Estás bien?
—Sí, sí... estoy bien, solo tuve un recuerdo. Una especie de deja vu.
—¿Por qué? —cuestionó de un modo divertido, se puso de pie y se sentó junto a mí—. Vamos, cuéntame.
La punta de mi lengua rozó mis labios, sentí la boca seca.
—¿Recuerdas esa canción de Tik Tok sobre Angelina?
Él es quien se empezó a reír luego de escuchar mi pregunta.
—Sí... oooh... Sí.
Ambos empezamos a reír, llenando el cuarto de un momento alegre. Por fin, estaba pasando algo bueno con él. Hasta ese momento, no habíamos compartido nada bueno juntos, pero nuestra risa había cambiado por completo todo lo que había sucedido antes.
Debía confesar que jamás me imaginé que algo así llegara a suceder con él. La verdad era que nuestro contacto nunca había sido demasiado bueno, ya que habíamos comenzado con el pie izquierdo, pero todo empezaba a cambiar y debía confesar que eso me daba esperanza. ¿Por qué sentía esa esperanza de nuevo? Ay, estaba siendo demasiado bipolar.
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