Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

↠49 [F i n a l]

—¡¡NO!!

La respiración de Jungkook era entrecortada en ese momento, su corazón latía demasiado de prisa.

Sus ojos se encontraban llorosos.

—Jimin —murmuró levantándose de la cama, luciendo aturdido —Jimin... —repitió.

Sin poder soportar un segundo más se echó a llorar.

Aquel sueño en dónde perdía a Jimin se había sentido demasiado real.

Tenía tanto miedo en ese momento, a la vez que el alivio al caer en cuenta que aquello no era real.

—Sólo fue un sueño, cálmate —se dijo a sí mismo.

Su hermano entró espantado a su habitación, estaba en la cocina preparando algún aperitivo para que Jungkook comiera, ya que no lo había hecho de manera correcta desde ya hacía varios días, sin embargo el escandaloso grito lo había alertado. Dejando todo y yendo a verlo.

Había tenido prácticamente que obligar al menor para que le acompañase al departamento para que pudiera asearse como era debido y comer algo decente.

Cuándo por fin Jungkook cedió y llegaron fue directo a ducharse y cambiarse, alegando que el menor tiempo que estuvieran lejos del hospital sería mejor.

Media hora había transcurrido desde que éste había entrando a su recámara, y al no salir, Yoongi se vió en la necesidad de entrar para corroborar que todo estuviera bien.

Sonriendo nostálgicamente al verlo con la toalla enrollada en su cintura, y dormido sobre su cama.

Lo más probable es que sin darse cuenta el sueño y cansancio tanto físico como emocional le hayan vencido.

Sólo una hora había pasado apartir de eso cuando lo escuchó gritar de aquella manera.

—¿Qué sucede? ¿Estás bien? —preguntó preocupado, viendo a su hermano sentado en una esquina de la cama.

—Y-yo, Jimin... —musitó, aún luciendo aturdido.

—¿Una pesadilla? —preguntó, a lo que el contrario asintió —Tranquilo, sólo fue un mal sueño.

—P-pero él, él moría —recordó aquella terrible sensación de perdida —tenemos que irnos ya mismo —dijo levantándose rápidamente de la cama y queriendo caminar hasta la puerta.

Yoongi le detuvo.

—Vale, pero primero vístete y come algo, ¿De acuerdo? Que te veo allá afuera.

Sin más se dió la media vuelta a paso rápido saliendo hacia la cocina para terminar lo de antes. Sin esperar alguna refutación de parte de su hermano.

Cuando esté salió cinco minutos después ya vestido y medio peinado le tuvo casi que forzar a qué comiera al menos un sándwich y le diera un sorbo a su bebida con proteína.

—Vamos, necesitas estar fuerte, y no te voy a estar rogando, ya no somos unos niños, así que toma la jodida bebida, y nos vamos —demandó, tratando de verse serio, y recordando los tiempos a dónde tan solo eran unos críos.

Jungkook chasqueó la lengua y finalmente tomó todo el líquido.

Media hora después ambos chicos ingresaban por las puertas del hospital, visualizando a la familia Park en la sala de espera.

Jungkook saludó a los mayores dando una corta reverencia.

—Tae, ¿Podemos hablar? —preguntó llamando la atención del mencionado.

Taehyung le miró escrutándolo, para seguido mirar a Hoseok quien no lucía demasiado contento con la interacción entre ambos chicos.

Taehyung asintió y le dió una mirada pacífica al pelirrojo, diciéndole que volvería en un minuto.

—Tae yo, quiero pedirte una disculpa —empezó —sé que no es el lugar ni él momento tal vez, pero de cualquier forma quiero hacerlo. En verdad no quería que esto ocurriera.

—Si lo que quieres es justificarte, déjalo, no tengo tiempo, tengo cosas muchísimo más importantes en las que pensar Ko... es decir, Jungkook —se corrigió —¿Algo más?

—No intento justificarme, sólo... Al menos quería ofrecerte mi sincera disculpa, eres un gran tipo y nunca te merecí, ahora me doy cuenta de eso. Quiero decirte que vales muchísimo, no lo olvides jamás, que aunque no es de la misma manera, siempre voy a quererte de una forma especial —confesó sinceramente.

Atisbos de lágrimas aparecieron en los ojos cafés del contrario.

—Aún así te enamoraste de mi hermano, ¿no?

Jungkook le miró interesado.

Asintió —Es así. Lamento no haber podido ser sincero desde el principio, no te merezco ni a ti, ni a Jimin —musitó ahora con sus ojos llenándose de lágrimas —es por eso que cuando todo esto acabe, porque tengo la certeza que será así, voy a hacer las cosas bien. Lo prometo.

Taehyung cruzó sus brazos después de limpiarse rápidamente una traviesa lágrima que se le había escapado.

—Haz lo que creas que es correcto. Todos aquí necesitamos sanar, no puedo perdonarte en éste momento, pero espero que algún día si pueda hacerlo, lo digo en serio. Adiós Jungkook.

Y se dió la vuelta, así sin más, dejando a Jungkook con el corazón acojonado.

Una semana más tarde Jungkook finalmente pudo visitar a Jimin, escabuyendose junto con Jin para ingresar a la habitación.

Si Taehyung se enteraba que había estado cerca de su hermano otra vez, y sin su consentimiento definitivamente ahora sí lo mataría.

Pero valía la pena arriesgarse.

—Sólo cinco minutos Jeon, si Tae se da cuenta yo seré el primer muerto aquí —le advirtió el novio de su amigo, dramatizando como siempre.

—Vale, vale —asintió y se adentró.

A paso lento se acercó a Jimin, sin despegar su mirada de su cuerpo inerte sobre la cama.

Trató de no prestar demasiada atención en los tubos que se incrustaban a su cuerpo.

Las máquinas sonaban tranquilamente y la respiración del menor lucía calmada.

Con cuidado de no llegar a lastimarlo se sentó a su lado en la camilla.

—Hola amor, estoy aquí —fue lo primero que le dijo, tratando de que su voz no temblara.

Por supuesto que no hubo respuesta del contrario.

—Luces tan hermoso como siempre, no importa qué —teniendo el doble de cuidado tomó entre sus manos la mano más pequeña.

Hacía mucho tiempo que no lo tocaba, había parecido una eternidad.

—Quiero contarte algo. Desde el día en que te trajeron aquí he querido visitarte, pero no había podido hacerlo, sólo, no quiero que pienses que no me importas, porque te juro que he estado aquí —de algún modo se sentía mejor de estarle diciendo aquello, el creía que en el fondo Jimin le escuchaba, sólo no podía volver en sí y hablar o moverse.

—Sé que estás escuchándome, por eso quiero decirte que te amo, te amo más de lo que te imaginas amor, y sólo una cosa te pido, por favor vuelve, te extrañamos demasiado —su voz se quebró al mencionar lo último.

—Jungkook, es hora —escuchó desde el otro lado de la puerta.

Sorbió la nariz y apretó ligeramente la mano de Jimin, antes de hablar.

—Estaré esperándote. Te amo.

Se inclinó dejando un casto beso sobre su frente, permaneciendo en esa posición varios segundos, hasta que la voz de Seokjin le llamo nuevamente.

—Tengo que irme, cariño.

Y finalmente dándole una última mirada salió de la habitación.

Los ojos de Jimin se abrieron en aquel momento.

Una semana más tarde la familia Park estaba arreglando todo el papeleo para que pudieran dar de alta a Jimin.

Desde luego que todos estaban rebosantes de alegría en cuanto el rubio despertó.

El proceso de recuperación iba a ser lento pero poco a poco iba a ir mejorando.

Con una buena rehabilitación Jimin volvería a recuperar total movilidad en sus piernas. Porque sí, había quedado inválido temporalmente, sus piernas no alcanzaban a tener la fuerza necesaria para poder caminar.

—Nos iremos hoy mismo, Minnie, mamá y papá están haciendo todo el papeleo para irnos cuanto antes —le informo su hermano, tratando de evadir su mirada.

El contrario se dió cuenta de aquel detalle. Y aunque estaba muy débil y apenas podía hablar debido al orificio que se estaba sanando en su garganta, le llamó.

—Tae —murmuró. Su voz estaba un tanto ronca.

—¿Si? ¿Necesitas algo? —preguntó de inmediato pero aún evadiendo su mirada.

—Mírame —pidió.

Éste lo hizo.

—Tenemos que hablar —dijo, mirándolo seriamente.

Y es que recordaba absolutamente todo lo que había sucedido aquel día. Así como también recordaba a Jungkook, el cual desde que despertó no le había ido a visitar ninguna vez.

Recordaba su voz hablarle anteriormente, pero ahora todo parecía un sueño.

—Sé a lo que quieres llegar, por favor no, no lo hagas —pidió —Jimin, acabas de salir de un coma, pudiste morir, deja eso, no me importa que haya sucedido, no es el momento ahora.

—¿Porqué quieres evitar el tema? —preguntó, sin dejar de mirarle en ningún momento —soy yo quien debería querer hacerlo, todo ésto ha sido mi culpa.

—Por favor Jimin...

—No, Hyung lo siento, sé que nada de lo que diga ahora va a solucionar lo que pasó, el que te sientas traicionado por mí. Porque sé que aunque pasó esto, no significa que nada de lo que hice antes pierde relevancia.

—Pues para mí sí.

—¿Porqué? —le cuestionó.

—¡Porque tuve miedo! Tuve miedo a perderte Jimin —confesó, ahora sus mejillas estaban empapadas por lágrimas, lágrimas que no supo en que momento salieron —porque incluso ahora que me estás hablando mientras me miras a los ojos, sigo teniendo miedo, miedo a que todo sea un sueño y en realidad tú te hayas ido, es por eso que no me importa nada ahora, no puedo decir que te perdono, porque aún ni siquiera lo sé, lo que si sé, es que eres mi hermano y te amo con toda mi vida, y estoy agradecido de tenerte aún a mi lado.

—Hyunni —le llamó Jimin con aquel mote cariñoso con el que solía llamarle cuando eran unos niños —eres es el mejor hermano, no te merezco.

Ahora ambos hermanos Park se encontraban llorando, uno abrazado del otro, tratando de no lastimar el cuerpo aún resentido.

—Es hora de irnos, anda, que hay muchos que quieren verte —dijo Taehyung limpiando sus lágrimas, ahora sonriendo nostálgicamente.

Jimin asintió, imitando su sonrisa.

1 mes después.

Cómo bien se había mencionado, la recuperación de Jimin estaba siendo bastante lenta, pero sus piernas poco a poco cogían más fuerza. Aunque por el momento todavía usará silla de ruedas al querer transportarse a algún lado dentro de la casa.

Muchas personas le habían visitado en aquel mes, Seokjin, su novio, Hoseok, Taemin, Sarawat e incluso el doctor Tine quien se había portado bastante amable con él y era precisamente quien le daba las rehabilitaciónes, éste le había contado que lo que había sucedido con él había sido un auténtico milagro. Tuvo más de dos paros cardíacos en dónde literalmente perdió la vida, pero afortunadamente lo pudieron reanimar.

Incluso Jackson le había ido a ver.

Jimin ahora estaba verdaderamente agradecido y valoraba el sentido de estar vivo.

Es que tienes que estar al borde de la vida o la muerte, para valorar todos aquellos momentos que en su tiempo parecieron simples y sin importancia.

Jimin era prueba viviente de ello.

Sin embargo y por muy feliz que estaba, echándole todas las ganas a mejorar y poder volver a su vida cotidiana, había algo que al final del día siempre llegaba a su mente.

Y era, ¿Porqué Jungkook ni siquiera me ha mandado un mensaje al menos? ¿Acaso no le intereso? Jimin ni siquiera sabía sí éste estaba al tanto de que había salido del coma, sin embargo, lo más probable era que si, ya que el novio de Seokjin y el eran muy buenos amigos. Debió comentárselo.

Aún así brillaba su ausencia.

Creía que sería incómodo que fuera hasta su casa, aunque solo le visitara para saber cómo estaba, eso lo entienda, pero ni siquiera un mensaje, nada, ningún tipo de comunicación habían tenido.

Tal vez no era tan importante para Jungkook como alguna vez pensó.

Suspiró pesadamente.

—¿Estás pensando en él, verdad? —la voz de su hermano le sacó de su ensoñación.

—¿Qué? —preguntó, luciendo aturdido.

—Hablo de Jungkook, en que no ha venido a verte —dijo exactamente lo que había estado pensando.

Jimin a esas alturas no sabía si era demasiado obvio o es que su hermano era vidente.

—No sé de qué hablas, Hyung —mintió.

—Oh, claro que lo sabes. Sólo para decirte que él ha venido día tras día preguntando por tí, he tratado de que tú no tengas contacto con él, pero ya no puedo más —confesó —ahora mismo debe estar allá afuera, no voy a impedirlo más, haz lo que tengas que hacer Jimin.

Al segundo siguiente se encontraba solo, su hermano había subido a la segunda planta, adentrándose a su habitación y dejándolo con la intriga.

¿Era eso cierto?

¿Jungkook estaba allí, por él?

Sin esperar un segundo más giró las llantas de aquella silla para poder moverse con mayor facilidad.

Llegando hasta la puerta y abriendo ésta con cuidado.

Nadie estaba allí. Miró hacia las calles del vecindario y no vió a nadie, ni cerca, ni lejos.

—Estoy aquí.

Aquella voz.

Bajó su mirada hasta la pequeña banqueta de su casa, y lo vió, justo allí, sentado mientras en sus manos sostenía un ramo de rosas rojas.

—Jungkook... —murmuró, sin poder hablar más.

Probablemente no había pasado mucho tiempo, pero se había sentido como una eternidad.

—Jimin —Jungkook se levantó de aquella dura banqueta, acercándose sigilosamente hasta el menor.

—No sabía que habías estado aquí todo éste tiempo —le dijo de inmediato.

El castaño le miró atento. Un brillo distinto apareció en sus ojos.

—Yo pensé que no querías verme.

Y así había sido, sin embargo no había perdido las esperanzas de que el menor en algún punto se dignara en abrirle la puerta, ambos tenían que hablar.

—¿Quieres pasar? —preguntó, aunque más bien lo estaba invitando a que lo hiciera.

Éste aceptó y cerraron la puerta detrás suyo.

Incluso si Jimin no se lo pidió, lo ayudó a empujarse en la silla.

Una vez instalados en el jardín ambos viéndose el uno al otro, no sabía ninguno por dónde empezar.

Hasta que finalmente Jungkook fue el primero en hablar.

—Quiero pedirte perdón —fue lo primero que dijo.

Jimin le miró confuso —¿Porqué? —preguntó.

Al mismo tiempo jugaba con sus manos, no podía evitar lo nervioso que estaba.

—Por todo lo que sucedió, ha sido culpa mía, el que ahora estés en una silla es culpa mía, sí tan sólo hubiera sido menos cobarde nada de esto hubiera pasado —el enfado contra sí mismo era notorio.

—Pero el hubiera no existe, hiciste lo que pudiste —mencionó tomando su mano —tal vez no actuamos ninguno de los dos de la mejor manera, pero en este momento ya no podemos hacer nada para remediarlo, más que seguir adelante, no ganamos nada reprochándonos a sí mismos las cosas que hicimos mal Kook —dijo sinceramente.

Tenía que reconocer que había días dónde también se cuestionaba a sí mismo todo lo que hizo y lo que hubiera podido hacer. Pero, finalmente, cayó en cuenta que el pasado estaba atrás, ahora tenían que ver por su presente.

—Lo sé, aún así hice demasiado daño y quisiera poder remediarlo.

—¿Cómo?

—Taehyung no me perdonará nunca, si lo hizo contigo es porque eres su hermano, y él te ama, pero a mí debe odiarme.

Jimin negó —Tae no te odia, él no es así. Además, no sé si me perdonó, pero se que hace un esfuerzo en que las cosas vuelvan a la normalidad —informó, sintiendo las caricias que le eran brindadas en sus manos —realmente creo que quienes nos debemos perdonar somos nosotros mismos, y no podemos hacerlo. Eso es lo que nos atormenta.

—Probablemente tienes razón —Jungkook afirmó —debemos perdonarnos, y para eso necesitamos un tiempo, todos.

—Lo sé —Jimin sabía por dónde iba aquella conversación, y estaba preparado.

De los errores se aprende y se gana madurez, y él tenía que empezar a demostrarlo.

—Voy a irme Jimin.

Y allí estaba, las palabras que tanto había temido confirmar que fueran ciertas, estaban estrellándose justo en su cara.

Seokjin le había dicho días atrás que Jungkook abriría una nueva cafetería en algún otro lugar de Corea, pero aún no sabía dónde, debido que ni él mismo Namjoon lo sabía.

—Voy a irme también Kook —informó, tomando totalmente desprevenido al mayor.

—¿A dónde? —preguntó de inmediato.

—Iré de intercambio a Japón, me ofrecen una gran oportunidad como bailarín allí, y al mismo tiempo terminar mis estudios. Así que creo que esa oportunidad no debo dejarla pasar.

—Por supuesto.

Fue lo único que pudo decir.

Jimin sabía que le estaba doliendo. A él también, pero las cosas así tenían que ser.

—Es lo mejor, para todos —musitó, tratando de no demostrar el inmenso dolor que la sola idea de separarse del mayor le estaba causando.

—Lo sé, sólo me cuesta procesar todo esto —admitió —definitivamente no lo esperaba.

—¿Cuándo te irás? —preguntó el más bajo, tratando de desviar la atención de su persona.

—En una semana, iré a México. Al principio tenía pensado no salir del país pero creo que lo mejor es separarme lo suficiente de todo y volver cuando esté listo.

—Es lo mejor —repitió —yo me iré hasta dentro de dos meses, en cuanto termine la primera etapa de rehabilitación, continuaré allá.

—¿Tenemos alguna esperanza? —preguntó directo. Temiendo escuchar que todo se acababa allí mismo en cuanto saliera por esa puerta.

—No lo sé. Yo sólo espero que cuando nos volvamos a ver seamos personas más maduras, y... si sentimos lo mismo, podríamos intentarlo.

—¿Quieres decir que cabe la posibilidad de que dejes de amarme?

—Siempre cabe la posibilidad en todo, desgraciadamente, pero para tu fortuna y aunque no hayas preguntado, te amo, y dudo que deje de hacerlo, no importa cuánto siglos pasen.

—Yo también te amo demasiado amor, y nunca voy a olvidarte, quiero que lo tengas siempre presente. No importa dónde estés ni dónde esté yo, siempre será así.

Las lágrimas desbordaban de los ojos de ambos chicos.

Los dos teniendo un inmenso dolor por aquella separación, pero esperanzados en reunirse en algún futuro.

Muchas cosas podían pasar, ni ellos mismos lo sabían, pero que pasara lo que tenía que pasar.

Todos necesitaban sanar. Tener un tiempo para sí mismos, mejorar y crecer como personas era lo correcto.

Se besaron, perdiéndose a sí mismos entre los labios del otro, prometiendose incluso sin mencionar palabra alguna que esperarían el uno por el otro.

Sólo esperaban que aquello pudiera cumplirse.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro