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Al salir de aquel pequeño espacio en el que se había encontrado, no sabía si su corazón latía desenfrenadamente por la claustrofobia repentina o por lo que acababa de enterarse.
O más bien, por lo que acababa de confirmar. Porque claro que ya lo sospechaba, pero simplemente se negaba a pensar en la posibilidad de que aquello pudiera ser verdad.
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Ya mismo Jimin se encontraba acostado sobre su cama, mirando al techo como si fuera lo más interesante del mundo, mientras pensaba en qué demonios haría.
Y no sólo se refería a sus planes para esta noche, por supuesto que no, si no a la situación en la que estaba gracias a todas sus últimas acciones. Realmente era un cobarde, no quería ganarse el odio de Taehyung.
Una lágrima rebelde cayó hasta desde su mejilla a su cuello, nunca supo en que momento se había puesto a llorar.
¡No seas una nenita llorona!
Su mente le gritaba, incluso desde lo más profundo. Y llegaba a escucharla.
—¡Cállate!
Le gritaba en respuesta a la voz de su cabeza. La cual parecía burlarse de él.
—Que te calles, hija de puta.
Exasperado, se levantó de la cama quedando ahora sólo sentado sobre la misma.
Demonios, ahora debía parecer un loco.
Definitivamente no quería seguir así, por lo que decidido saltó de donde estaba sentado a la vez que limpiaba sus lágrimas con el dorso de la mano. Fue a su armario, de donde sacó un par de prendas sencillas y las tendió encima de su cama.
Fue directo a la ducha. Y quince minutos después estaba frente al espejo, totalmente fresco y desnudo apreciando su cuerpo.
Su humor se sentía mejor ahora.
No iba a negarlo, era un chico atractivo, o ahora podía creer aquello ya que a pesar de todo, su autoestima había sido elevada considerablemente. Y después de todo, eso se lo debía sólo a una persona.
En un instante su miembro rosáceo se encontraba un tanto erecto. Lo pensó, no iba a tocarse, no ahora, decidió. Tratando así mismo de convencerse se dió la media vuelta intentando concentrarse en la vestimenta que usaría aquella noche.
No funcionó, su pene seguía erguido, y ahora con mas fuerza.
Joder.
Cogió la silla que tenía a un lado de su pequeño escritorio, aquel donde realizaba sus actividades escolares. Se sentó en ella justo frente al espejo y quitó la toalla que anteriormente se había vuelto a colocar.
No sabía porqué diablos ahora se sentía tan excitado.
Tomó su pene, ahora con la intención de empezar a masturbarlo. Un poco de su propia saliva terminó sobre la punta de éste, haciéndole más fácil la tarea, a la vez que más placentera.
No sabía si habían pasado cinco, diez o incluso quince minutos. Su piel ahora estaba levemente perlada en sudor en la zona de su pecho principalmente. Su mano se movía aún de manera más rápida y su respiración estaba algo agitada a esas alturas.
Su pene comenzó a palpitar furiosamente sobre su mano, necesitaba correrse, y Jimin se sentía un chico malo, él pocas veces hacía aquello, aunque fuera algo totalmente natural, o normal, como solían decir.
Posó su mirada en el espejo de cuerpo completo que tenía al frente y su propia imagen le hizo sentir una llama de excitación. No sabía si aquello era normal o no, pero lo que sintió en aquel instante no tenía comparación en ese momento.
Palpó sobre su cama su teléfono móvil hasta encontrarlo y lo cogió, desbloqueándolo de inmediato con la huella digital e ingresando a la cámara.
No sabía porque estaba haciendo aquello, pero el hecho de tomarse un par de fotos así, le hacía sentir sumamente sensual. Un pequeño video no le hacía mal a nadie.
Sólo esperaba que jamás nunca alguien más aparte de él, viera el contenido de su galería.
La masculinidad entre sus manos estaba roja en la punta, y chorrante de un poco de pre semen, una, dos bombeadas más y acabó sobre sí mismo soltando un inconsciente, "joder".
Su corazón latía demasiado rápido justo ahora.
Se sentía un tanto agotado que incluso hasta las ganas de salir se le habían quitado ya. Lo pensó durante breves instantes llegando a la conclusión de que prefería dormir, o intentarlo, tenía el cansancio como incentivo para poder lograr hacerlo.
Hasta que un nuevo mensaje de su amigo sonó en su móvil.
[Chat con Taemin :3]
Llegó por tí en 15 minutos.😚
20:45
Tenía que ir, bueno, en el fondo si quería hacerlo, no podía ser tan malo de todos modos.
Cogió la ropa que había elegido minutos atrás y finalmente se vistió después de asearse un poco ante las consecuencias de sus anteriores acciones.
Oh, había olvidado responder.
Está bien, casi estoy listo. ☺
20:51
Sonrió para sí mismo mirando el móvil. Terminó de vestirse, cogió entonces un poco de su crema para el cabello y comenzó a peinarse, un poco de manera rápida, sabia que Taemin era muy puntual. Incluso demasiado para su propio gusto.
Una vez listo su cabello, maquilló de manera rápida y sencilla su rostro, un poco de bálsamo, cambió los pendientes de sus orejas a unos plateados que tenían una pequeña cruz y ya estaba listo.
Eran exactamente las 21 horas cuando el timbre de su casa sonó. Bajó no sin antes mandarles un mensaje de texto a sus padres de que saldría con unos amigos y prometiendo no llegar tarde, podía hacerlo, ellos le habían brindado aquella confianza.
Buscó con la mirada a su hermano pero no lo encontró por ningún lado. Ni en la sala, ni en la cocina. Supuso que estaba en su habitación por lo cual volvió a subir después de invitar a pasar a Taemin.
Fue hasta donde su hermano y tocó su puerta.
Nadie contestó.
—¡Tae! —gritó, en espera de una respuesta, pero no recibió alguna —¡Hyung! Saldré con unos amigos. Taemin vino por mí —dijo ahora.
El silencio nuevamente fue su única respuesta.
Pensó que probablemente Taehyung no se encontraba en casa si no, en su empleo, aunque segundos después se sintió desconcertado al recordar que aquel día él no laboraba.
Era uno de sus días de descanso. A menos que aquello haya cambiado y él no lo supiera aún.
Se cansó de pensar en las posibilidades.
Justo cuando iba a entrar para corroborar si su hermano estaba allí o no, una leve voz se escuchó del otro lado del otro de la puerta.
—Vale.
Uhm, Jimin sintió que había algo mal.
El rubio no supo porque de pronto un mal presentimiento se había instalado en su pecho.
Quizá no era nada, sin embargo había sentido frialdad en la única palabra que su hermano le había dirigido hasta el momento, en todo el día de hecho. Ya que incluso después de clases no supo de él, ya que a la hora de salida no lo vió por ningún lado. Al llegar a casa tampoco pudo verlo por ningún lado.
Quiso pensar que sólo era lo mismo de días anteriores, seguía probablemente deprimido por Jungkook.
—¿Hyung, estás bien? —preguntó con la esperanza de escuchar una respuesta mas emotiva.
Suspiró sobre la áspera madera de la puerta.
—Oh, estoy bien. Pero tengo mucha tarea Jimin, gracias.
¿Gracias? ¿Gracias de qué?
—Si bueno, yo te decía que iba a...
—Te escuché antes, dije que está bien —Taehyung lo interrumpió.
Un nudo se formó en la garganta del menor de los Park. Temía que su hermano estuviera molesto con él, porque por algún extraño motivo, así lo sintió. Él nunca le hablaba de aquella forma.
O tal vez sólo estaba muy sentimental ahora.
—Bueno, adiós.
Se limitó a responder.
No quería molestarlo más.
Ahora se sentía un mártir.
Bajó hasta donde Taemin, quien estaba entretenido mirando alguna vaga serie inglesa en la televisión.
Carraspeó, llamando su atención.
—¿Listo? ¿Todo bien? —Taemin fue él primero en hablar.
Asintió.
—No había podido decírtelo, pero luces muy genial —lo halagó.
—Gracias, igual tú.
Intentó ocultar el leve sonrojo de sus mejillas, causando que el contrarió sonriera enternecido.
Sin más, salieron fuera de allí. Directo a aquel sitio donde la vez pasada Jungkook también había corrido. Y que justamente ésta noche, volvería a correr.
Siendo observados por los ojos rojos y vidriosos de Taehyung desde el pasillo de arriba.
Los siguió.
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Mil gracias por aún no descartar esta obra de sus listas de lecturas. Por supuesto que por la espera. Por otro lado, quedan 9 capítulos más para el final de ésta obra.
Gracias por leer. 💌
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