Yoongi me llevó a donde estaban los camareros y la comida, y les pidió a todos que salieran. Yo mantuve la compostura y le pregunté:

—¿Por qué me has traído aquí?

—Para hablar —respondió él con seriedad.

—Yo no tengo nada que hablar con usted, señor Min —dije, tratando de mantener la calma.

—Jimin, yo te amo —dijo Yoongi, mirándome a los ojos.

—No me vengas con que me amas. Tú no tienes la más mínima idea de lo que es amar —respondí con frialdad.

—Jimin, cuando intenté dejar a Jandi, ella me dijo que estaba embarazada. Me he hecho responsable del niño, pero no tengo interés en ella —explicó Yoongi, con un tono de desesperación.

—Mira, Yoongi, yo entendí que fue mi culpa porque desde el principio debí dejarte. Pero me enfoqué tanto en querer estar con mi destinado y en que este matrimonio funcionara, que no me di el valor que debía darme.

—¿Crees que yo fingí mi amor por ti? Jimin, yo te amo, te lo juro —insistió Yoongi.

Me reí con amargura y respondí:

—Tus juramentos son a la ligera, son palabras vacías.

—¿Te gusta el abogado Jeon? ¿Estás con él? —preguntó Yoongi, con un tono de celos.

—No, no me gusta ni estoy con él. No estoy tan desesperado como para correr a los brazos de un alfa. Yo soy un omega capaz de valerse por sí mismo —respondí con firmeza y molestia por su insinuación.

—Entonces, ¿por qué no me das otra oportunidad? —preguntó Yoongi, casi suplicando.

—Porque las oportunidades para ti se acabaron. Tengo algo más importante que tú, algo que sí hace que mi mundo dependa de él.

—Entonces explícame eso, dime, Jimin, ¿tienes a alguien más? —preguntó Yoongi, con una mezcla de confusión y dolor.

—Sí, sí tengo a alguien más —respondí con seguridad.

—¿Y él crees que te hará feliz? Yo soy tu destinado —dijo Yoongi, tratando de convencerme.

—Es que, Yoongi, tú no eres competencia para esa persona. Él, sin ser mi destinado, con su presencia me salvó de seguir en este matrimonio sin futuro; gracias a él descubrí que seguía engañada. Ahora él es el centro y el motor de mi vida, pero tú no puedes comprenderlo porque no eres capaz ni de amarte a ti mismo —dije, sintiendo una profunda tristeza por lo que alguna vez tuvimos.

En ese momento, Yoongi se acercó a mí y me robó un beso. Mi omega enloqueció queriendo más de su alfa, pero yo lo mordí, haciendo que se separara, y le dije: Tienes en tu casa un hijo y una omega esperándote.

—No dejaré de insistir en que me perdones —dijo Yoongi, con una determinación inquebrantable.

—Deberías, porque al tonto de Jimin lo perdiste ese día en el hospital —respondí, con una mezcla de dolor y firmeza, recordando aquel día como si hubiese pasado todo nuevamente.

—Jimin, yo sé que todo esto lo dices porque estás enojado, pero te juro que te amo y que no me daré por vencido. No dejaré que ese del que me hablas o cualquier otro alfa tome mi lugar —insistió Yoongi, con una voz llena de desesperación.

—Muy tarde, Yoongi —dije, saliendo de la cocina con paso decidido.

Luego de que Jimin me dejara solo en la cocina, salí y entré a mi auto. Me sentía abatido; si tan solo pudiera demostrarle cuánto lo amo y lo mucho que significa para mí. Cerré mis ojos y recordé mis promesas.

**Flashback**

Hace tres años, un mes antes de empezar la universidad...

—¡Ya basta, Yoongi! Si no haces lo que digo, entonces es momento de que te vayas por tu cuenta —dijo mi madre mientras discutíamos.

—No voy a casarme con ese omega ni con ninguno. Si tanto quieres una boda, cásate tú —respondí, lleno de rabia.

—¡Lárgate, Min Yoongi! Quiero ver cómo te vas a valer por ti mismo —dijo mi madre, apuntándome a la puerta. Enojado, salí de mi casa dispuesto a demostrarle que podía valerme por mí mismo.

Cuando la universidad me llamó para decirme que debía pagar mi semestre, descubrí que mis tarjetas y todo mi acceso a dinero habían sido cancelados. Intenté buscar trabajo, pero nadie me daba una oportunidad. Frustrado, fui a un pequeño negocio donde la señora, con amabilidad, me ofreció un puesto de repartidor. Siempre había tenido chofer, pero acepté; después de todo, existe Google Maps.

Un día, la señora me dijo que habían hecho un pedido de comida en una zona no muy segura. Le dije que no importaba, que entregaría esa orden. Ese día llegué al sitio, que se veía peligroso. De repente, cinco alfas intentaron robarme. Intenté enfrentarme a ellos solo, y fue en ese momento cuando el señor Kang apareció tratando de ayudarme. Uno de los alfas sacó un cuchillo y lo hirió de gravedad. Luego se dieron a la fuga y yo llamé a la ambulancia.

Llegamos al hospital y los doctores lo estabilizaron. El señor Kang me miró a los ojos y me dijo:

—Joven, tengo una hija, es omega, se llama Jandi. Por favor, solo somos ella y yo. Si algo me pasa, no la abandones.

—No se preocupe, no le pasará nada —dije con seguridad. Luego de que Jandi, su hija, llegara y me culpara de todo lo que le pasó a su padre, salí de la habitación. Poco después, el señor Kang falleció. Jandi, como loca, salió a golpearme y reclamarme. Le dije:

—Te prometo que me casaré contigo y te recompensaré. Sé que nada te devolverá a tu padre, pero yo te daré una mejor vida.

Desde ese día, aunque no amara a Jandi, me entregué a ese juramento. Por mi culpa, ella había perdido a su padre y yo debía hacer algo para que estuviera bien. Volví con mi madre y, humillándome, conseguí su perdón. Pagué la universidad de Jandi y todo lo necesario.

Luego pasó todo esto con Jimin y me enamoré de él. El día que me casé, fui a decirle a Jandi que no podía seguir, que le daría una buena vida, pero que amaba a Jimin. Cuando me iba a despedir, ella me ofreció un jugo. Lo siguiente que recuerdo es despertar al día siguiente, ya de noche. Llegué a mi casa y mi madre estaba esperándome con Jimin. Me prometí mejorar, y un mes después fue cuando Jandi me dijo que de esa vez que estuvimos, yo la había dejado en cinta.

Le dije que me haría cargo del cachorro, pero al poco tiempo, Jandi me informó que el bebé tenía un problema en el corazón y la internaron en el hospital. Pasaba los días allí, descuidando a Jimin.

Claro que me moría por estar con él, y claro que mi alfa me exigía, pero tenía miedo de que Jimin quedara en cinta y pasara por lo mismo. Jandi me decía constantemente que el cachorro estaba defectuoso por mi culpa, y los doctores me advertían que si ella sufría, el cachorro también lo sentiría. Sentía que me estaba alejando y perdiendo a Jimin, y me dolía, pero tenía que cumplir mi palabra. Nunca antes toqué a Jandi, y de esa única vez la dejé en cinta. No dudaba porque soy un alfa de linaje puro.

Envié a Jandi al extranjero para que atendieran al cachorro adecuadamente y me permití vivir mi matrimonio con Jimin. Lo que yo anhelaba era amar a mi omega y hacerlo feliz.

**Fin del flashback**

Pegué mi cabeza al volante de mi auto y empecé a dejar que mis lágrimas cayeran. Susurré:

—No quiero perderte, Jimin.