17
Al día siguiente, me desperté y vi a Yoongi en su teléfono. Me iba a acercar a él, pero apagó la pantalla rápidamente.
—Buenos días, alfa.
—Buenos días, Jimin.
—¿Qué quieres que hagamos hoy? Tenemos esta semana solo para nosotros y para disfrutar de nuestra luna de miel.
—Iremos de viaje a Europa. No te preocupes, tus cosas ya fueron preparadas.
—¿De verdad iremos a Europa juntos?
—Sí, es lo que mi madre ha planeado.
—No estás feliz.
—Sí, Jimin, estoy feliz. Por favor, ve a bañarte y alistarte. Yo ya me bañé y me alisté.
—Está bien —respondí, y me fui a la ducha.
Mientras me duchaba, me sentía raro. Tal vez estaba sobrepensando las cosas, pero Yoongi no se veía feliz. También pensé que, como alfa, iba a querer estar más conmigo, pero solo lo hicimos una vez. Bueno, eso no importa. Iré a Europa con él y trataré de disfrutar nuestra luna de miel.
Cuando salí de la ducha, encontré a Yoongi nuevamente en su teléfono, con una expresión seria. Intenté iniciar una conversación, pero sus respuestas eran cortas y distraídas.
—¿Estás seguro de que todo está bien? —le pregunté, tratando de ocultar mi preocupación.
—Sí, Jimin. Todo está bien. Solo estoy ocupado con algunos asuntos de la universidad —respondió sin mirarme.
Durante el desayuno, Yoongi apenas habló. Parecía más interesado en su teléfono que en nuestra conversación. Intenté hablar sobre nuestros planes en Europa, pero él solo asintió y murmuró respuestas vagas.
—¿Qué lugares te gustaría visitar en Europa? —pregunté, tratando de animar la conversación.
—No lo sé, lo que tú prefieras está bien —respondió, sin levantar la vista de su teléfono.
Me sentía cada vez más incómodo. Tal vez estaba exagerando, pero no podía evitar sentir que Yoongi estaba distante. Decidí no insistir más y centrarme en prepararme para el viaje.

Después de largas horas de viaje, finalmente llegamos a Francia y nos instalamos en el hotel. Miré a Yoongi y le pregunté con entusiasmo: ¿Qué quieres que hagamos primero?
Él suspiró y respondió: —Yo solo quiero descansar. No sé de dónde sacas tanta energía, Jimin.
—Bueno, entonces descansemos juntos. Me acerqué para abrazarlo, pero él se apartó ligeramente y dijo: —Jimin, yo soy un alfa aburrido. Ve, sal y disfruta.
Bajé la mirada y, casi en un susurro, le respondí: —Estás haciendo que esto parezca una tortura para ti.
—Jimin, te dije que vayas tú. Estoy cansado, ¿no puedo sentir cansancio?
Asentí, aunque un poco desanimado. Está bien, Yoongi. Te enviaré mi ubicación en tiempo real por si cambias de opinión. Tomé mi bolso y mis cosas, y salí del hotel. A pesar de no hablar el idioma, usé el traductor como otras veces y visité lugares históricos y turísticos. Fue una experiencia maravillosa.
Durante todo el día, Yoongi no me escribió. Cuando regresé al hotel, lo vi con su celular. —¿Pudiste descansar? —le pregunté.
—Sí, justo acabo de despertar y te iba a llamar para saber dónde estabas —respondió con una sonrisa.
Me alegró que lograras descansar. ¿Quieres que comamos algo? le pregunté con una sonrisa.
—Sí, me parece bien. Bajaré al restaurante.
—¿Por qué no comemos aquí? sugerí.
—Si no quieres ir, quédate aquí, Jimin. Yo quiero ir al restaurante.
—Bueno, está bien, vayamos. —Me acerqué para darle un beso, pero él puso su mejilla y me dijo: "No tenemos por qué ser tan melosos, Jimin. El espacio personal es algo que me gusta."
—Pero somos esposos, Yoongi. ¿De qué espacio personal hablas?
—Hasta los gemelos tienen su espacio personal. Controla tus hormonas.
Bajé la mirada, avergonzado. Solo quería darte un beso. En fin, perdí el apetito. Me bañaré y me iré a dormir.
—Como quieras, Jimin. Yo no soy de rogar o insistir.
Vi a Yoongi irse y me senté en la cama, preguntándome si había dicho o hecho algo inapropiado. Me levanté, me di un baño, me puse el pijama y me acosté a dormir, aunque mi mente seguía dándole vueltas a lo sucedido.
Esa semana viajamos por varios países de Europa. Mientras Yoongi estaba siempre absorto en su celular, sin prestarme atención, yo aproveché para hacer nuevos amigos, probar diversas comidas y disfrutar de las experiencias culturales. Sin embargo, su indiferencia me pesaba.
Al regresar a Corea, nada cambió. Yoongi seguía pegado a su teléfono y yo me sentía perdido, sin saber qué hacer. Anhelaba tanto volver a trabajar con el abuelo Kim, donde al menos podía fingir que no me sentía tan mal.
Tae me invitó a salir a comer, así que empecé a arreglarme. Justo cuando estaba a punto de salir, Yoongi me preguntó:
—¿A dónde vas?
—Saldré un rato con Tae, me dijo que quería verme.
—¿Van solos?
—No sé si invitó a alguien más, pero hasta ahora solo seremos nosotros dos.
—¿Cuánto tardarás?
—No lo sé, Yoongi, tal vez un par de horas.
—Entiendo. Yo también saldré, quizás a tomar algo, y regresaré a casa. ¿Estás bien con eso?
—Sí, está bien. Pásala bien.
Me fui sin más y llegué al centro comercial. Tae se veía un poco más rellenito y resulta que quería hacerse una prueba. La hicimos, pero no estaba encinta. Luego de eso, le conté mis problemas con Yoongi y él me sugirió usar algo "atrevido". Así que lo compramos. Pasamos dos horas juntos y luego regresé a casa. Me bañé, me arreglé y me puse lo que había comprado en el mall.
Mi corazón latía con fuerza y no podía dejar de estar a la expectativa de lo que pasaría cuando Yoongi llegara. Sudaba frío y jugaba nerviosamente con el borde del traje de seda rojo. "Ay, no sé qué estoy haciendo", pensé. Decidí cambiarme, pero justo cuando iba a hacerlo, Yoongi entró en la habitación. A pesar de mis nervios, me acerqué a él con una sonrisa.
—¿Qué haces vestido así? —preguntó, con una expresión de desagrado.
—Pensé que te gustaría verme así, amor —respondí, tratando de sonar seguro.
—Pareces un omega barato. Quítate esa estupidez y ponte una pijama adecuada. No sé cómo creíste que algo así pudiera gustarme. ¿Para eso es que sales?
—Lo siento, Yoongi. No sabía que te desagradaba tanto este tipo de cosas —dije, sintiéndome avergonzado y herido.
Me cambié y regresé a la habitación, pero Yoongi no estaba. Me sentí mal porque realmente quería agradarle. Fui a buscarlo y lo encontré en la sala jugando videojuegos.
—Yoongi, ¿podemos hablar? —le pregunté, con la voz temblorosa.
—Ahora no, Jimin. Estoy en medio de una partida.
—Lo sé, pero quiero saber qué ocurre. Me evitas y eres distante, y no he hecho nada malo hasta donde sé.
En ese momento, lo vi soltar el control y liberar todo el aire, como si estuviera frustrado.
—Jimin, desde que nos casamos, te has vuelto un fastidio. Por favor, dame mi espacio.
Sentí como si me hubieran dado un golpe en el estómago. Bajé la cabeza, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con salir.
—No te preocupes, pronto regresaremos cada uno a su rutina —dije, con la voz quebrada y el corazón hecho pedazos.
Me fui a la habitación y me dejé caer en la cama, sintiéndome completamente derrotado. Las palabras de Yoongi resonaban en mi cabeza. Pero yo no soy estúpido; Yoongi solo fingió. Realmente nunca tuvo la intención de que este matrimonio funcionara. Me siento solo, incomprendido y profundamente herido. Todo lo que quería era su amor y su atención, pero parece que eso fue pedir demasiado.
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