16
Las palabras de Yoongi me habían dejado sin saber qué decir. Hace un momento, yo estaba dispuesto a acabar con esta mentira, pero ahora dudaba de si quería o no continuar con este matrimonio. No creía que él mintiera; hablaba tan convencido. Pero lo único que se me ocurrió decirle fue:
—Si lo que dices es cierto, llama a Jandi para que venga y termina con ella delante de todos nosotros. No quiero que la humilles o que la maltrates, solo quiero asegurarme de que no me estás engañando.
Yoongi me miró con una mezcla de sorpresa y determinación. Asintió lentamente, sacando su teléfono para hacer la llamada. Todos en la sala observaban en absoluto silencio.
—Jandi, necesito que vengas a mi casa ahora mismo —dijo Yoongi al teléfono, su voz firme pero con un toque de tristeza—. Sí, es importante. Te lo explicaré cuando llegues. Gracias.
Colgó el teléfono y se volvió hacia nosotros.
—Debemos esperar un poco. Jandi vive lejos, pero vendrá lo más rápido posible.
El ambiente en la sala se volvió aún más tenso. Nadie decía una palabra, y el silencio solo era interrumpido por el tic-tac del reloj en la pared. Yoongi se sentó, visiblemente nervioso, mientras yo intentaba calmar mis propios pensamientos.
Después de lo que pareció una eternidad, escuchamos el sonido de un coche llegando. La puerta se abrió y Jandi entró, su expresión llena de preocupación y confusión.
—Yoongi, ¿qué está pasando? —preguntó, mirando a todos en la sala.
Yoongi se levantó y se acercó a ella, tomando sus manos con suavidad.
—Jandi, lo siento mucho, pero tengo que ser honesto contigo y con todos aquí. No puedo seguir contigo; nuestra relación debe terminar aquí y ahora.
—Yoongi, pero si tú y yo nos amamos, ¿dónde quedan nuestras promesas? —preguntó Jandi, con la voz quebrada.
—Debes entender que todo cambió cuando me casé con Jimin. Él es mi destinado —respondió Yoongi, con firmeza.
En ese momento, la madre de Yoongi se levantó del asiento y se acercó a Jandi, dándole una bofetada y hablando en voz alta:
—¿Qué te hace creer que una muerta de hambre sin clase como tú puede pretender a mi hijo?
Yoongi se puso en medio de su madre y Jandi, protegiéndola.
—Mamá, ya lo mío con ella ha acabado. Deja que se vaya.
—Está bien, que se vaya inmediatamente. Su sola presencia me da asco.
—Jandi, por favor, vete y no te cruces nuevamente en mi camino —dijo Yoongi, con un tono de tristeza y resolución.
La joven, con lágrimas en los ojos, salió, pero no sin antes mirarme con una mirada llena de odio. Yo no sabía qué decir. Entonces, Yoongi se volteó a verme y me preguntó:
—¿Ahora me crees?
—Sí, sí te creo —respondí, feliz de que Yoongi esté siendo sincero.
—Entonces, mamá, ¿puedes preparar una boda tradicional para Jimin y para mí?
—Sí, cuanto antes mejor. Solo espero que esta vez estés siendo honesto, Yoongi —respondió su madre, con un tono de advertencia.
Esa misma noche, Yoongi decidió llamar a Jandi para aclarar las cosas.
—¿Qué quieres, Yoongi? Ya me quedó todo claro. ¿O es que me quieren humillar más? —dijo Jandi, con la voz llena de resentimiento.
—Amor, si te llamo es porque tuve que improvisar. Jimin me delató y no tuve opción. Pero yo sé lo que le prometí a tu padre y a ti, y no voy a fallarles. Solo te pido que seas paciente y esperes —respondió Yoongi, tratando de calmarla.
—¿Y si de verdad te enamoras de Jimin? —preguntó Jandi, con un tono de duda y dolor.
—Eso jamás va a ocurrir porque solo tengo corazón para ti. Lo que haga será solo para aparentar. Solo serán tres años y luego, cuando las empresas sean mías, adiós Jimin —aseguró Yoongi, con determinación.
Una semana después, se llevó a cabo la boda tradicional y todos los medios cubrían la noticia de los dos herederos que se unían en matrimonio. La madre de Yoongi no escatimó en gastos; había incluso esculturas de hielo y el salón estaba decorado en tonos pasteles, creando un ambiente elegante y sofisticado.
El lugar estaba lleno de flores frescas y luces suaves que daban un toque mágico a la ceremonia. Los invitados, vestidos con sus mejores galas, no dejaban de admirar la belleza del evento. Yoongi y yo estábamos en el centro de atención, rodeados de familiares y amigos que nos felicitaban y nos deseaban lo mejor.
La ceremonia transcurrió sin contratiempos y pronto llegó el momento de los votos. Yoongi me miró a los ojos y, aunque sus palabras eran dulces y llenas de promesas, no podía evitar sentir una sombra de duda. Sin embargo, decidí confiar en sus palabras y en el compromiso que habíamos hecho.
Después de la ceremonia, la recepción fue un espectáculo de lujo. La comida era exquisita y la música en vivo mantenía a todos entretenidos mientras bailábamos nuestro primer baile como pareja.
Después de la recepción, nos retiramos para nuestra noche nupcial.
Al llegar a la habitación, sentía que mi corazón quería salirse. Yoongi y yo estábamos nerviosos, pero emocionados por lo que vendría.
En la intimidad de nuestra habitación, Yoongi me marcó como su omega, pero había sido brusco. Aun así, yo sé que todo se debe a la falta de experiencia. Estaba feliz porque habíamos hecho un lazo a nuestro destino. Solo podía sentir una profunda felicidad y una conexión especial con él.
A pesar de todas las dudas y complicaciones, en ese momento, todo parecía perfecto. Estoy dispuesto a todo por mi alfa y mi matrimonio.
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