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❦Every hour, every minute, every second❦

—¡Ya estoy harto!

Taehyung se dejó caer sobre la cama, visiblemente frustrado por su jodida situación.

¿Cuánto más tendría que aguantar este problema?

—Ya Tae, nada de lo sucedido con Bogum fue tu culpa...

Jimin acarició con delicadeza la espalda de su mejor amigo desde que se conocieron en el jardín de infantes, queriendo brindarle consuelo.

Todavía recordaba aquel día soleado en el que un pequeño castaño se acercó a él luego de que varios niños no lo hubieran incluido en su grupo por no ser bueno jugando con la pelota.

El susodicho se había presentado con el nombre de TaeTae, quien con mucha amabilidad no demoró en ofrecerle su peluche de Tata; el alienígena con cabeza de corazón y cuerpo azul con puntos amarillos para que sus ánimos mejoraran, ya que fue testigo de cómo lo rechazan hasta provocarle el llanto y que se resguardara en una esquina solitaria del amplio patio.

Desde ese día, ambos se volvieron inseparables. Los mejores amigos, las verdaderas almas gemelas y los infaltables cómplices en cualquiera de las locuras que pudieran imaginar.

Sin embargo, no todo fue color de rosa.

Ni su problema parecía querer componerse.

Porque cuando ambos llegaron a la pubertad, Jimin vivió varias recaídas anímicas de su amigo hasta la actualidad.

¿La razón por la que todo el desastre inició?

Taehyung terminó enamorado de uno de sus compañeros de clase, y, por ende, como cualquier chiquillo ilusionado que quería vivir su primer romance adolescente, se aventuró a confesar sus sentimientos.

Minjae lo aceptó con una sonrisa, alegando que su sentir era recíproco, por lo que no se lo pensó dos veces para pedirle que sea su novio de manera oficial.

Sin embargo, su relación duró apenas un día antes de que la tragedia se desatara.

Y Taehyung comprendió a las malas que las casualidades no existían.

Durante la mañana, el pobre de Minjae cayó por las escaleras de uno de los edificios de su colegio al querer salvar a Taehyung del mismo destino, pero saliendo herido solo él. Mientras que, en la tarde, cuando iban saliendo de la institución, uno de los chicos pertenecientes al equipo de fútbol lanzó la pelota con tanta fuerza hacia Taehyung, el cual apenas esquivó el golpe que iría directo a su cara por sus maravillosos reflejos.

Una pena que Minjae no corriera la misma suerte y acabará con la nariz rota, ¿verdad?

No obstante, el pobre Kim quería convencerse a sí mismo que esos sucesos fueron simples accidentes desafortunados que dañaron su primer noviazgo con el chico que terminó siendo demasiado supersticioso para su propio bien.

Luego de eso, lo intentó con Park Seojoon, el chico un año mayor a él que era el capitán del club de baloncesto de su preparatoria. El resultado no fue muy distinto al anterior, porque el aludido terminó con una pierna rota al resbalarse en la pista de patinaje a la que invitó a Taehyung para su primera cita.

El castaño sufrió unos pequeños golpes, pero nada era comparable con el proceso al que tuvo que someterse su novio en el hospital. Además, debido a ese infortunio, Seojoon no pudo competir con su grupo en una de las competencias pactadas con otras preparatorias.

Un suceso que el castaño desafortunado jamás se perdonaría.

Sin embargo, su pareja de ese entonces no se rindió con él, pero la pagó caro al verse envuelto en otro accidente en el que su brazo pagó las consecuencias, mientras Taehyung se desanimaba por no saber cómo actuar al respecto.

Un día demoró para llegar a la conclusión de que lo mejor sería acabar la relación, pero cuando una carta de Park apareció en su buzón de mensajes, Taehyung supo que se le había adelantado.

"No entiendo la razón por la que siempre me pasa algo malo al estar a tu lado. Y por más que te quiera, no puedo seguir permitiendo que me dañes la vida de esa forma. No sé si estás maldito o algo así, pero te quiero lejos de mi vida. Me cambiaré de escuela y si me vuelvo a encontrar contigo, te pondré una orden de alejamiento. Hasta nunca, Kim".

Ese fue el primer golpe duro que caló profundo en el corazón del adolescente de sonrisa cuadrada. Si era honesto, le dolió más que el cierre de su relación con Minjae con el que al menos pudo mantener una amistad.

Recuerda haber llorado mucho en la soledad de su habitación, pero se recuperó en cuestión de semanas al tratar de ignorar la culpa que carcomía su ser con una tortuosa lentitud.

En ese entonces, el único que tenía conocimiento de tormento era Jimin, porque a Taehyung le daba mucha pena contárselo a sus padres, pues dudaba que creyeran algo que se escuchaba tan ilógico y fantasioso.

El castaño optó por dejar los romances de lado y concentrarse en sus estudios, pero Minho apareció en su camino, incitándole a arriesgarse una vez más. Aquel joven apuesto e inteligente pudo avanzar un poco más con él, siendo su novio por seis meses sin sufrir ningún tipo de inconveniente, hasta que la verdadera razón por la que no salió dañado salió a flote.

Jamás amó a Taehyung, y lo usó para cumplir con una apuesta que le impusieron sus amigos.

Cuando el susodicho se enteró, se sintió usado, y decepcionado. Fue un idiota por ser tan confiado. Pero lo que más le dolía era que Minho hubiera sido su primera vez.

¿Cómo te sentirías si te enteraras que te vieron la cara de estúpido cuando creíste que por fin hallaste a la persona que era indicada para ti?

Devastado era poco para describir su sentir.

Cada palabra, cada gesto, cada caricia, cada beso fue mentira. Ahora entendía el motivo por el que estuvo insistiéndole tanto para que dieran el siguiente paso.

Fue un grandísimo estúpido.

Un total ingenuo.

Por ese motivo, Jimin se tomó el atrevimiento de decirle unas cuantas cosas en la cara y quizá, solo quizá, su mano se convirtió en un puño que sin querer impacto en el rostro hasta dejarle el ojo morado.

Su soulmate no era alguien violento, pero en casos como estos, hacía excepciones. Y le alegraba que el idiota aprovechado no tuviera la osadía de querer responderle, porque según él sabía que se lo merecía, mientras se lamentaba no haberse enamorado de su amigo.

Park no le replicó ni debatió esa idea, porque no tenía caso hacerlo. Esa tonta disculpa no arreglaría el corazón de Taehyung y era lo menos que se merecía después de salir impune de la maldición. Lo único bueno era que les faltaba poco más de dos meses para finalizar el último año de preparatoria antes de ir a la universidad.

El tiempo se les pasó volando en un abrir y cerrar de ojos, hasta convertirse en dos universitarios viviendo una etapa nueva llena de experiencias interesantes y mucho aprendizaje en la carrera de artes.

Conocieron a varias personas interesantes en el proceso, pero según lo que Taehyung le expresó a Jimin, ninguno era capaz de llamar su atención cómo para revivir sus traumas pasados. Aunque, eso era una mentira, porque sí que existía alguien que le atrajo desde que sus ojos de ciervo se posaron en los suyos.

Lástima que el avance de ese amor platónico se mantendría nulo hasta casi dos años después.

🍀

Taehyung sí que lo intentó con más gente, y no necesariamente porque estuviera enamorado, pues optaba por ser amable con las personas que caían en la condena de querer una relación con su persona.

El gusto y atracción por dichas personas estaba presente, pero enamorarse de verdad le era difícil dada su horrible maldición. Porque sí, a día de hoy la consideraba de esa forma.

Siempre le traía problemas a su vida, sin importar de que tipo fueran.

Legales y emocionales, por ejemplo.

Porque sus últimos tres ligues de otras carreras al igual que Seojoon tuvieron la intención de hablar con la policía, pero al analizar que lo más probable es que los arrastraran a un psiquiátrico por inventarse una excusa tan patética cómo que su interés romántico los ponía en un constante peligro.

Sin contar a las otras dos personas que se cambiaron de su carrera al sufrir de daños psicológicos infringidos por Taehyung a causa de las vivencias traumáticas compartidas a su lado.

Ese hecho generó cierto medio en sus compañeros, quienes no comprendían del todo la razón por la que el castaño acaba sin la mínima oportunidad de tener una pareja estable. Sin embargo, Jimin era lo suficientemente bueno para desviar la atención y evitar que se crearan más rumores sin fundamentos dirigidos a Kim.

Aunque también era una suerte que ninguno de los afectados quisiera hablar de forma abierta sobre el tema por vergüenza. Por lo que Taehyung se transformó a la vista de todos en un completo enigma de inconmensurable belleza y carisma.

Y el joven de piel agradecía que tuvieran esa impresión, así se ahorraba más malos ratos. Porque dudada mucho que lo suyo se pudiera solucionar.

Aparte de su mejor amigo, otra persona que sabía de su maldición era su abuela materna, pero cuando se lo contó, el punto de vista de la anciana lo dejó más confundido.

—Las personas que de verdad te aman solo se quedan cuando pasas por cosas malas, pequeño. Puede que creas que lo que viviste fue una maldición, pero siento que fue un don lo que tú recibiste.

—¿Cómo va a ser un don, Abu? —cuestionó, soltando un suspiro. A este paso jamás experimentaré lo que es ser querido por alguien que no sea tu familia o amigos...

—Porque gracias a él podrías conocer a la persona que está dispuesta a lanzarse sin paracaídas solo por estar contigo—explicó, sentándose a su lado en el amplio sofá de su sala, mientras le entregaba una taza de chocolate caliente.

—No lo sé, no me convence...

—Tiempo al tiempo, Tae—su delicada mano desordenó los sedosos cabellos de su nieto con cariño—. Desde niño me pareciste único como ningún otro, por eso, si llegas a tener pareja, no dudo que esa persona será igual de especial que tú.

El menor asintió sin querer opinar o refutar.

No quería pensar más en ese tema, porque solo ansiaba los mimos y atenciones de la mujer.

Al recordar esa charla, la conclusión a la que llegó Kim fue que su abuela no encontró otras palabras para restar su preocupación, pero ya ni siquiera eso le importaba. Porque su destino parecía estar marcado por las desgracias y nada, ni nadie, ni siquiera él mismo se veía siendo capaz de cambiarlo.

Tenía que hacerse al dolor.

Sí, se suponía que esa era su idea, pero cuando Park Bogum, el estudiante de intercambio empezó a mostrar interés por él y ser muy amable, Taehyung no pudo ignorarle del todo.

Era un chico demasiado dulce, por eso luego de exponer un trabajo juntos, Kim aceptó la salida de improvisto con el susodicho. El chico se había emocionado tanto, aunque el castaño pensaba decirle que eso no significa que estaba aceptando algo más que una amistad, pues el tema del romance en la actualidad era un tabú para él.

A menos que cierta persona mostrara interés. Pero eso le parecía imposible a estas instancias. Si no lo hizo hasta ahora, lo más probable era que también le temiera a pesar de ser un muy buen amigo y compañero, ¿no?

No obstante, Bogum tampoco se salvó y ahora Jimin trataba de levantarle el ánimo tras llamarlo a su móvil, pidiendo que pase por él al hospital más cercano a su universidad. Era una bendición que caer en una alcantarilla mal cerrada solo le provocara unos cuantos hematomas.

—Que me repitas eso siempre que pasa no significa que sea verdad—se quejó contra su almohada, sintiendo varias palmaditas en su espalda.

—Es que siempre he sido muy escéptico. A día de hoy sigo pensando que no eres tú el del problema, solo te encuentras en el lugar y con la persona equivocada cuando sucede.

—Eso no tiene el mínimo sentido.

Taehyung se incorporó para sentarse en el colchón con las piernas cruzadas una sobre la otra, encarando a su soulmate que se encontraba al borde de la mullida superficie.

—Soy una mierda consolando, ¿cierto?

—Sí, pero valoro el esfuerzo que haces. Si yo estuviera en tu posición no sabría que decirte.

—Bueno, eso me hace sentir un poco mejor supongo.

Jimin sonrió al ver la diminuta sonrisa que comenzó a adueñarse de los labios de corazón de su amigo. Ese era un gran avance.

—Ya te hice sonreír, estoy satisfecho.

—Deberías, me siento como la mierda. A estas instancias creo que me iré a un retiro en las montañas para no ser un peligro andante para nadie.

—¿Piensas abandonar a tu amigo? Que cruel eres—se hizo el ofendido, poniendo una mano en su pecho como si le doliera el corazón.

—Ya, perdona a tu amigo.

Lo abrazó con fuerza, acomodando su cabeza en el hombro de Jimin, quien una vez más le regaló mimos en su espalda. El silencio que los envolvía no era incomodo, por lo que lo disfrutaron hasta que Taehyung decidió debatir con el más bajito.

—Tú no estarías solo si me voy, tendrías a Yoongi hyung contigo.

—Yoon es mi novio, pero tú eres mi mejor amigo. Son cuestiones muy distintas.

—Compañía es compañía—recalcó con un puchero en su boca.

—Eres un idiota, pero así te quiero.

—Lo sé, con el pasar de los años más idiota me pongo.

Jimin se alejó, tomando desprevenido a Taehyung al golpearle con una de sus tantas almohadas. El castaño necesitaba muchas de esas porque le gustaba dormir abrazado a ellas. Pareciendo una serpiente cuando enrollaba a su presa.

—No autorizó que te pongas más idiota hasta que encuentres a tu príncipe azul, Kim Taehyung.

—¡Auch! ¡Golpe bajo! —cómo pudo se incorporó para devolverle el golpe—. ¡Díselo al universo que parece odiarme!

—Confía—musitó agitado—. Ya sabes, noventa y nueve por ciento de fe, uno de probabilidad.

—¡Esa frase está muy quemada, Park Jimin!

Jimin esquivó otro movimiento por parte de su amigo, consiguiendo tumbarlo en la cama por su despiste y declararse ganador.

—Gané, y por esa razón, no aceptaré más discusiones que no llegarán a nada.

El castaño rodó los ojos, soltando un suspiro que sirvió como muestra de rendición. Su amigo no demoró en recostarse a su lado, cambiando de tema para alejarlo de cualquier bruma de pensamientos que sirvieran de excusa para sentirse la peor basura del mundo.

Mientras tanto, en otro lado, un joven de piel nívea y cabello azabache se encontraba armando una cajita con algunos snacks incluyendo chocolates de los más finos, pues sabía lo mucho que le gustaban a ese chico que lo hacía suspirar desde hace tres años, pero que por temor a ser rechazado.

¿El motivo para creer eso? No existía día en que no le dijera que era un buen amigo.

Además, la vida tampoco se lo ponía fácil al tener que soportar a tantos pretendientes detrás suyo, pero que al cabo de días desaparecían cual almas que lleva el diablo.

Desconocía la razón, pero le parecía curioso que todos salieran heridos de una u otra forma.

Era obvio que Taehyung no les infringía el daño de forma directa, porque él también acababa afectado, aunque fuera en menor medida. No obstante, era rarísimo que una coincidencia se repitiera tantas veces, pero él era demasiado competitivo como para rendirse ante cualquier treta del destino.

No le importaba si tuviera que desafiar las leyes del universo para conseguir una oportunidad, mucho menos ponerse en un peligro inminente. Nadie lo haría cambiar de opinión.

Quería a ese castaño de sonrisa cuadrada y tiernos lunares siendo su novio.

Porque por más que le enviara a la friendzone, también demostraba actitudes que le daban un poco de esperanza, así fuera mínima. No era posible que se tratara de un caso de amabilidad y ya.

A un amigo no lo veías con intensidad como si quisieras que se acercara y te comiera la boca, ¿verdad?

Ese tipo de mirada es la que percibió de Kim cuando lo atrapó con sus orbes avellana recorriéndolo de arriba para abajo desde el otro lado del salón de clases o cuando se encontraban a una considerable distancia en el patio de la universidad.

Tampoco se veía siendo capaz de olvidar la manera tan provocativa en la que se mordía el labio al observarle practicando básquetbol junto a su mejor amigo Yoongi, quien era el novio del denominado como alma gemela del castaño de sonrisa cuadrada.

Esos ojitos coquetos que se debilitaban con su cuerpo mojado por el sudor no eran una ilusión, se negaba a aceptar algo así.

Pero no todo era atracción en su particular relación, pues Taehyung también se volvió esa persona en la que podía resguardarse, confiarle cualquiera de sus preocupaciones y recibir palabras alentadoras cuando más lo necesitara.

El chico siempre sabía que decirle para hacerlo sentir bien, le animaba y lo felicitaba en cada uno de sus triunfos por más sencillos que fueran. Y ni hablar de la comodidad que le brindaba realizar cualquier trabajo en grupo con el susodicho. Él en general detestaba estas actividades a menos que las realizara con sus amigos más cercanos, pero cuando se trataba de Kim, hasta deseaba que no llegaran a su final.

Se complementaban tan bien, y quería hacérselo entender con su dulce propuesta de cortejo.

La caja de madera con la decoración de la noche estrellada de Van Gogh pintada a mano era el primero de sus presentes hacia la persona que aceleraba su corazón.

Confiaba en derretir el corazón de su crush con ese detalle tan representativo, pues era muy fanático del pintor neerlandés, que era uno de los principales exponentes del postimpresionismo; uno de los movimientos artísticos preferidos del castaño.

Por esa razón, Jeon Jungkook no se rendiría sin antes luchar con todas sus fuerzas y su inquebrantable confianza.

Continuará...

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