CAPITULO 8
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Media hora después la profesora Trelawney le dio a cada alumno un complicado mapa circular, con el que intentaron averiguar la posición de cada uno de los planetas en el momento de su nacimiento.
Era un trabajo pesado, que requería mucha consulta de tablas horarias y cálculo de ángulos.
—A mí me salen dos Neptunos —dijo Harry después de un rato, observando con el entrecejo fruncido su trozo de pergamino—No puede estar bien, ¿verdad?
—Aaaaaah —dijo Ron, imitando el tenue tono de la profesora Trelawney—, cuando aparecen en el cielo dos Neptunos es un indicio infalible de que va a nacer un enano con gafas, Harry...
Seamus y Dean, que trabajaban cerca de ellos, se rieron con fuerza, aunque no lo bastante para amortiguar los emocionados chillidos de Lavender Brown.
—¡Profesora, mire! ¡He encontrado un planeta desconocido!, ¿qué es, profesora?
—Es Urano, querida mía —le dijo la profesora Trelawney mirando el mapa.
—¿Puedo echarle yo también un vistazo a tu Ur-ano, Lavender? —preguntó Ron con sorna.
Anne abrió los ojos mucho y le pegó un zape pero disimuladamente se rio también.
Desgraciadamente, la profesora Trelawney lo oyó, y seguramente fue ése el motivo de que les pusiera tanto trabajo al final de la clase.
—Un análisis detallado de la manera en que os afectarán los movimientos planetarios durante el próximo mes, con referencias a vuestro mapa personal —dijo en un tono duro que recordaba más al de la profesora McGonagall que al suyo propio—. ¡Quiero que me lo entreguéis el próximo lunes, y no admito excusas!
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—¡Rata vieja! —se quejó Ron con amargura mientras descendían la escalera con todos los demás de regreso al Gran Comedor, para la cena—.Eso nos llevará todo el fin de semana, ya verás.
—¿Muchos deberes? —les preguntó muy alegre Hermione, al alcanzarlos—. ¡La profesora Vector no nos ha puesto nada!
—Bien, ¡bravo por la profesora Vector! —dijo Ron, de mal humor.
Llegaron al vestíbulo, abarrotado ya de gente que hacía cola para entrara cenar. Acababan de ponerse en la cola cuando oyeron una voz estridente a sus espaldas:—¡Weasley's! ¡Eh, Weasley's!
Anne, Harry, Ron y Hermione se volvieron.
Malfoy, Crabbe y Goyle estaban ante ellos, muy contentos por algún motivo.
—¿Qué? —contestó Anne.
—¡Vuestro padre ha salido en el periódico, Weasley's! —anunció Malfoy, blandiendo un ejemplar de El Profeta y hablando muy alto, para que todos cuantos abarrotaban el vestíbulo pudieran oírlo—. ¡Escucha esto! MÁS ERRORES EN EL MINISTERIO DE MAGIA Parece que los problemas del Ministerio de Magia no se acaban, escribe Rita Skeeter, nuestra enviada especial. Muy cuestionados últimamente por la falta de seguridad evidenciada en los Mundiales de quidditch, y aún incapaces de explicar la desaparición de una de sus brujas, los funcionarios del Ministerio se vieron inmersos ayer en otra situación embarazosa a causa de la actuación de Arnold Weasley, del Departamento Contra el Uso Incorrecto de los Objetos Muggles.
Malfoy levantó la vista.—Ni siquiera aciertan con su nombre, Weasley, pero no es de extrañarse tratándose de un don nadie, ¿verdad? —dijo exultante.
Todo el mundo escuchaba en el vestíbulo.
Con un floreo de la mano, Malfoy volvió a alzar el periódico y leyó: Arnold Weasley, que hace dos años fue castigado por la posesión de un coche volador, se vio ayer envuelto en una pelea con varios guardadores de la ley muggles (llamados «policías») a propósito de ciertos contenedores de basura muy agresivos. Parece que el señor Weasley acudió raudo en ayuda de Ojoloco Moody, el anciano ex auror que abandonó el Ministerio cuando dejó de distinguir entre un apretón de manos y un intento de asesinato. No es extraño que, habiéndose personado en la muy protegida casa del señor Moody, el señor Weasley hallara que su dueño, una vez más, había hecho saltar una falsa alarma. El señor Weasley no tuvo otro remedio que modificar varias memorias antes de escapar de la policía, pero rehusó explicar a El Profeta por qué había comprometido al Ministerio en un incidente tan poco digno y con tantas posibilidades de resultar muy embarazoso.
—¡Y viene una foto! —añadió Malfoy, dándole la vuelta al periódico y levantándolo—. Una foto de vuestros padres a la puerta de su casa...¡bueno, si esto se puede llamar casa! Vuestra madre tendría que perder un poco de peso, ¿no creéis?
Ron y Anne temblaban de furia.
Todo el mundo los miraba.
—Métetelo por donde te quepa, Malfoy —dijo Harry—. Vamos, Annie, Ron...
—¡Ah, Potter! Tú has pasado el verano con ellos, ¿verdad? —dijo Malfoy con aire despectivo—. Dime, ¿su madre tiene al natural ese aspecto de cerdito, o es sólo la foto?
—¿Y te has fijado en tu madre, Malfoy? —preguntó Harry.
Hermione intentaba sujetar a Ron por la túnica para impedir que se lanzara contra Malfoy mientras que Harry hacía lo mismo con Anne.
La pelirroja miraba al platinado con un odio enorme.
-Ni se te ocurra hablar de mi madre Potter.
-Pues mantén tu grasienta boca cerrada- le contestó este para darse la vuelta.
¡BUM! Hubo gritos.
Harry notó que algo candente le arañaba un lado de la cara, y Anne notó lo mismo en el brazo.
El castaño metió la mano en la túnica para coger la varita, pero, antes de que hubiera llegado a tocarla, oyó un segundo ¡BUM! y un grito que retumbó en todo el vestíbulo.
—¡AH, NO, TÚ NO, MUCHACHO!
Harry se volvió completamente.
El profesor Moody bajaba cojeando por la escalinata de mármol.
Había sacado la varita y apuntaba con ella a un hurón blanco que tiritaba sobre el suelo de losas de piedra, en el mismo lugar en que había estado Malfoy.
Un aterrorizado silencio se apoderó del vestíbulo.
Salvo Moody, nadie movía un músculo. Moody se volvió para mirar a Harry y a Anne. O, al menos, lo miraba con su ojo normal. El otro estaba en blanco, como dirigido hacia el interior de su cabeza.—¿Te ha dado? —gruñó Moody hacia Harry. Tenía una voz baja y grave.
—No —respondió Harry—, sólo me ha rozado.
-¿Y a ti muchacha?- se dirigió hacia Anne- Eso tiene muy mala pinta- dijo refiriéndose a su brazo que sangraba mucho.
Los amigos vieron la herida de Anne y se preocuparon.
-Por Merlin, Annie- dijo Hermione.
-Le mato, agarradme que mato al hurón feo- murmuró Ron enfadado.
—¡DÉJALO! —gritó Moody.
—¿Que deje... qué? —preguntó Ron, desconcertado.
—No te lo digo a ti... ¡se lo digo a él! —gruñó Moody, señalando con el pulgar, por encima del hombro, a Crabbe, que se había quedado paralizado a punto de coger el hurón blanco.
Según parecía, el ojo giratorio de Moody era mágico, y podía ver lo que ocurría detrás de él.
Moody se acercó cojeando a Crabbe, Goyle y el hurón, que dio un chillido de terror y salió corriendo hacia las mazmorras.
—¡Me parece que no vas a ir a ningún lado! —le gritó Moody, volviendo a apuntar al hurón con la varita. El hurón se elevó tres metros en el aire, cayó al suelo dando un golpe y rebotó.
—No me gusta la gente que ataca por la espalda —gruñó Moody, mientras el hurón botaba cada vez más alto, chillando de dolor—. Es algo innoble, cobarde, inmundo...El hurón se agitaba en el aire, sacudiendo desesperado las patas y la cola.—No... vuelvas... a hacer... eso... —dijo Moody, acompasando cada palabra a los botes del hurón.
—¡Profesor Moody! —exclamó una voz horrorizada. La profesora McGonagall bajaba por la escalinata de mármol, cargada de libros.
—Hola, profesora McGonagall —respondió Moody con toda tranquilidad, haciendo botar aún más alto al hurón.
—¿Qué... qué está usted haciendo? —preguntó la profesora McGonagall, siguiendo con los ojos la trayectoria aérea del hurón.
—Enseñar —explicó Moody.
—Ens... Moody, ¿eso es un alumno? —gritó la profesora McGonagall al tiempo que dejaba caer todos los libros.
—Sí —contestó Moody.
—¡No! —vociferó la profesora McGonagall, bajando a toda prisa la escalera y sacando la varita. Al momento siguiente reapareció Malfoy con un ruido seco, hecho un ovillo en el suelo con el pelo lacio y rubio caído sobre la cara, que en ese momento tenía un color rosa muy vivo. Haciendo un gesto de dolor, se puso en pie.
—¡Moody, nosotros jamás usamos la transformación como castigo! —dijo con voz débil la profesora McGonagall—. Supongo que el profesor Dumbledore se lo ha explicado.
—Puede que lo haya mencionado, sí —respondió Moody, rascándose la barbilla muy tranquilo—, pero pensé que un buen susto...
—¡Lo que hacemos es dejarlos sin salir, Moody! ¡O hablamos con el jefe de la casa a la que pertenece el infractor...!
-Profesora McGonagall, a Annie le sangra mucho la herida, ¿la puedo llevar con Pomfrey?
La subdirectora se fijó en su herida y ahogó una exclamación- ¡Señorita Weasley! ¿Ha sido Malfoy?
Ella asintió.
—Entonces haré eso de decirle a su jefe de casa—contestó Moody, mirando a Malfoy con desagrado.
Malfoy, que aún tenía los ojos llenos de lágrimas a causa del dolor y la humillación, miró a Moody con odio y murmuró una frase de la que se pudieron entender claramente las palabras «mi padre».
—¿Ah, sí? —dijo Moody en voz baja, acercándose con su cojera unos pocos pasos. Los golpes de su pata de palo contra el suelo retumbaron en todo el vestíbulo—. Bien, conozco a tu padre desde hace mucho, chaval. Dile que Moody vigilará a su hijo muy de cerca... Dile eso de mi parte...Bueno, supongo que el jefe de tu casa es Snape, ¿no?
—Sí —respondió Malfoy, con resentimiento.
—Otro viejo amigo —gruñó Moody—. Hace mucho que tengo ganas de charlar con el viejo Snape... Vamos, adelante... —Y agarró a Malfoy del brazo para conducirlo de camino a las mazmorras.
La profesora McGonagall los siguió unos momentos con la vista; luego volvió a dirigirse a Anne- ¿Y que espera? ¡Vaya ahora!
-Yo te acompaño, Annie, así me puede dar una gasa para mi corte- murmuró Harry.
-Bien, id yendo chicos, luego nos vemos- se despidió de Ron y Hermione.
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-Que ganas de agarrarle de su pelo falso y estamparle contra una pared- murmuró Anne casi echando humo por las orejas del cabreo.
-Tendrá su merecido- contestó Harry
-Oh, y tanto que lo tendrá, me aseguraré de eso- comentó Anne con una sonrisa de venganza.
-Cuando eres así me das miedito- dijo Harry con una carcajada.
-Gracias jarras.
-De nada pelirroja.
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Entraron en la enfermeria para ver a Madame Pomfrey pero no estaba por ningún lado.
-¿Poppy?- llamó Anne.
La enfermera del colegio salió de una sala y sonrió nada más verla- Annie, cariño- la pelirroja a veces iba a hacer prácticas a la enfermería porque quería ser medimaga, así que las dos se tenían afecto entre sí.
La sonrisa se le fue en cuanto vio su herida y la de Harry.
-¡Por Merlin!- exclamó- Sentaron en esas dos camillas- señaló.
Anne se sentó en la que más cerca estaba de la puerta.
De repente entraron Pansy, Blaise, Draco y un chico castaño que Anne no logró reconocer.
-Pomfrey, necesito ayuda- se quejó Draco.
-Ahora estoy con otra persona, siéntate- le ordenó- Annie, querida, ¿quieres privacidad?
Las cuatro cabezas se giraron hacia ella y a su herida.
-No te preocupes Poppy- dijo ella con una sonrisa tranquilizante.
-¿Que te ha pasado?- preguntó Pansy.
Anne sonrió sarcásticamente y señaló con la cabeza a Draco- Larga historia.
-Malfoy- dijo Blaise con un tono de advertencia.
-Iba para Potter- se "excusó"
-Hurón idiota- murmuró Anne.
Pansy, Blaise, el chico castaño y Harry se rieron con disimulo.
Pomfrey le empezó a curar la herida- Bueno, ya sabes como se hace esto, ¿luego lo haces con Potter?
Anne asintió entusiasmada-Este año también puedo hacer prácticas, ¿verdad Poppy?- preguntó emocionada.
Pomfrey asintió con una sonrisa cálida pero se le desvaneció cuando habló.
-Anne, has perdido bastante sangre, deberías haber venido mucho antes- la regañó.
Un poco de tiempo después, la enfermera terminó de coser su herida.
-Bien, veamos Malfoy, todos apartaros- dijo y cerró la cortina de la camilla del rubio.
Anne cogió los utensilios de un cajón y empezó a curar a su amigo.
-Ugh, que pereza hacer el trabajo de Trelawney- se quejó Harry echando la cabeza hacia atrás.
-Todo porque Ron es tonto, a quien se le ocurre decir eso- se miraron entre sí.
-A ron- dijeron a la vez.
-Sí, ¿pero viste la cara de Lavender?- dijo Harry.
-No se lo cuentes a nadie, pero el otro día oí que Lavender tiene un pequeño enamoramiento con él- tarareó Anne.
-¡No!- jadeó Harry.
-Mhm, por eso se puso roja cuando le dijo eso.
-Pensaba que le gustaba Dean- murmuró Harry.
Anne se encogió de hombros-Supongo que se le ha pasado rápido.
-Ya está, curado- dijo satisfecha después de unos minutos
-Serás la mejor medimaga Annie- se rio Harry.
-Lo sé- dijo ella egocéntrica.
-Me voy yendo vale, ¿vienes?- le preguntó Harry levantándose.
-Mmm, aun no, tengo que hablar con Poppy de las prácticas.
Su amigo asintió y le dio un beso rápido en la mejilla para irse.
-¿Quieres ser medimaga?- preguntó Blaise detrás de ella.
-Sí, desde pequeña.
-Este de aquí también- dijo señalando al chico castaño.
-Theodore Nott- se presentó
-Anne Weasley- dijo con amabilidad.
-Lo sé, estos pesados no paran de hablar de ti.
Anne se rio.
-¿De verdad quieres ser medimago?- preguntó curiosa.
-Sí, desde pequeño también.
-Si quieres puedo hablar con Poppy, yo hago prácticas aquí para ayudar y aprender, podrías hacer lo mismo- le sugirió.
A Theo se le iluminó la mirada- Sería genial.
-Perfecto, ahora se lo decimos cuando salga.
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Madame Pomfrey salió cinco minutos después de la camilla.
-No tiene nada señor Malfoy, se lo he repetido más de veinte veces.
-¿Segura? Si no es así mi padre se encargará de usted- dijo Draco.
-Que sí, váyase ya y no me haga perder el tiempo- respondió echándole de la enfermería.
-Este... Poppy- la llamó Anne, todos se habían ido excepto ella y Theo.
-Dime cariño.
-A mi amigo, Theo, le gustaría también ser medimago y me preguntaba si él podría hacer las prácticas conmigo, es decir, cuantas más manos para ayudar mejor, ¿no?- dijo con una sonrisa inocente.
Pomfrey parecio meditarlo durante unos segundos, al final acabó asintiendo-Está bien, pero nadie más.
-¡Bien!- dijo chocando las manos con Theo a modo de victoria- Gracias Poppy, ¿te he mencionado lo mucho que te quiero?
-Mil veces, anda iros yendo ya- comentó negando con la cabeza.
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-¡Lo hemos conseguido Notty!- exclamó Anne saliendo de la enfermería contenta.
El chico sonrió- Me avisarás de cuando son, ¿no?
-¡Oh! Claro, claro, son los lunes y viernes, de todas formas te buscaré, no te preocupes- dijo.
Theo asintió.
-Y una de las mejores partes es que podemos perder claasee- comentó animada.
Theo se rio- Oye, gracias por eso.
-No hay problema, estará bien tener a alguien con quien hablar, estoy más sola que yo que se que.
-Bueno, pues ahora estoy yo para animar tu vida.
-Hombre gracias- dijo Anne divertida.
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—No me habléis —les dijo Ron a Harry, Anne y Hermione en voz baja cuando unos minutos más tarde se sentaban a la mesa de Gryffindor, rodeados de gente que comentaba muy animadamente lo que había sucedido.
—¿Por qué no? —preguntó Hermione sorprendida.
—Porque quiero fijar esto en mi memoria para siempre —contestó Ron, con los ojos cerrados y una expresión de inmenso bienestar en la cara—: Draco Malfoy, el increíble hurón botador...
Los tres se rieron, y Hermione sirvió estofado de buey en los platos.
—Sin embargo, Malfoy podría haber quedado herido de verdad —dijo ella—. La profesora McGonagall hizo bien en detenerlo.
—¡Hermione! —dijo Ron como una furia, volviendo a abrir los ojos—. ¡No me estropees el mejor momento de mi vida!
-¡Eso!- exclamó Anne- Aparte no lo habéis visto en la enfermería, "estás segura de que no tengo nada? Si no se lo diré a mi padre y se encargará "- dijo imitándole con una voz más chillona.
Todos se rieron sabiendo como era el Malfoy de dramático.
Hermione volvió a comer lo más aprisa que podía.
—¡No me digas que vas a volver ahora, por la noche, a la biblioteca! — dijo Harry, observándola.
—No tengo más remedio —repuso Hermione—. Tengo mucho que hacer.
—Pero has dicho que la profesora Vector...
—No son deberes —lo cortó ella.
Anne la miró con una ceja levantada y su amiga le hizo una seña de "luego te lo cuento".
Cinco minutos después, Hermione ya había dejado limpio el plato y había salido.
Su sitio fue inmediatamente ocupado por Fred Weasley. —¿Qué me decís de Moody? —exclamó—. ¿No es guay?
—Más que guay —dijo George, sentándose enfrente de Fred.
—Superguay —afirmó Lee Jordan, el mejor amigo de los gemelos, ocupando el asiento que había al lado del de George—. Esta tarde hemos tenido clase con él —les dijo a Harry, Anne y Ron.
—¿Qué tal fue? —preguntó Harry con interés. Fred, George y Lee intercambiaron miradas muy expresivas.
—Nunca hemos tenido una clase como ésa —aseguró Fred.
—Ése sabe, tío —añadió Lee.
—¿Qué es lo que sabe? —preguntó Ron, inclinándose hacia delante.
—Sabe de verdad cómo hacerlo —dijo George con mucho énfasis.
—¿Hacer qué? —preguntó Harry.
Anne se atragantó por reírse ante la pregunta de su amigo.
—Luchar contra las Artes Oscuras —repuso Fred.
—Lo ha visto todo —explicó George.
—Sorprendente —dijo Lee.
Ron se abalanzó sobre su mochila en busca del horario. —¡No tenemos clase con él hasta el jueves! —concluyó desilusionado.
-Por cierto, Annie- dijo Fred.
-Nos hemos enterado de lo de Malfoy- murmuró George.
-¿Quieres que nos encarguemos de él?- preguntó Fred.
-No, tranquilos, ya tengo algo planeado- contestó ella con una sonrisa.
-Esa es nuestra digna hermana- sollozó falsamente Fred.
-Crecen tan rápido- continuó George haciendo como que se quitaba una lágrima.
-Que par...-murmuró Anne.
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