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CAPITULO 7


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Hagrid los estaba esperando de pie, fuera de la cabaña, con una mano puesta en el collar de Fang, su enorme perro jabalinero de color negro.

 En el suelo, a sus pies, había varias cajas de madera abiertas, y Fang gimoteaba y tiraba del collar, ansioso por investigar el contenido. 

Al acercarse, un traqueteo llegó a sus oídos, acompañado de lo que parecían pequeños estallidos. 

—¡Buenas! —saludó Hagrid, sonriendo a Harry, Anne, Ron y Hermione.

—.Será mejor que esperemos a los de Slytherin, que no querrán perderse esto:¡escregutos de cola explosiva! 

—¿Cómo? —preguntó Ron.

 Hagrid señaló las cajas. 

—¡Ay! —chilló Lavender Brown, dando un salto hacia atrás. 

 Parecían langostas deformes de unos quince centímetros de largo, sin caparazón, horriblemente pálidas y de aspecto viscoso, con patitas que les salían de sitios muy raros y sin cabeza visible.

 En cada caja debía de haber cien, que se movían unos encima de otros y chocaban a ciegas contra las paredes. 

Despedían un intenso olor a pescado podrido. 

De vez en cuando saltaban chispas de la cola de un escreguto que, haciendo un suave «¡fut!», salía despedido a un palmo de distancia.

-Pero que...- murmuró Anne con horror, amaba a los animales pero esa mutación de la tierra era la excepción.

 —Recién nacidos —dijo con orgullo Hagrid—, para que podáis criarlos vosotros mismos. ¡He pensado que puede ser un pequeño proyecto! 

—¿Y por qué tenemos que criarlos? —preguntó una voz fría. Acababan de llegar los de Slytherin.

El que había hablado era Draco Malfoy. 

Crabbe y Goyle le reían la gracia. 

Hagrid se quedó perplejo ante la pregunta. 

—Sí, ¿qué hacen? —insistió Malfoy

— ¿Para qué sirven? 

Hagrid abrió la boca, según parecía haciendo un considerable esfuerzo para pensar, hubo una pausa que duró unos segundos, al cabo de la cual dijo bruscamente:—Eso lo sabrás en la próxima clase, Malfoy. Hoy sólo tienes que darles de comer. Pero tendréis que probar con diferentes cosas. Nunca he tenido escregutos, y no estoy seguro de qué les gusta. He traído huevos de hormiga, hígado de rana y trozos de culebra. Probad con un poco de cada.

Todos se quedaron en silencio asqueados porque tendrían que coger esos "alimentos".

-¡Ah! Se me olvidaba, he hecho grupos mezclados- anunció Hagrid.

-¿Entre Slytherin y Gryffindor?- preguntó un chico.

Hagrid asintió animado.

-Bien, serán, Potter, Weasley- empezó Hagrid.

-¿Cual de los dos?- preguntaron los mellizos a la vez.

-Uhm, Anne- respondió Hagrid con una sonrisa que decía lo siento.

La chica frunció el ceño, ¿porqué le pediría perdón?

-Potter, Weasley, Riddles, Zabini y Malfoy

Los mejores amigos se miraron horrorizados.

-Hum, Hagrid estás seguro de...?- dijo Harry.

-No quiero ir con Popotter y la comadreja- se quejó Malfoy.

-Pues te aguantas idiota- contestó Anne- A nosotros tampoco nos hace gracia estar contigo, rubio tintado.

-¡Retira eso!- dijo Draco ofendido.

-No.

-Bueno, basta y poneros juntos- ordenó Hagrid- Y Malfoy, si te he puesto con ellos es porque en esta asignatura vas muy atrasado, ellos te pueden ayudar.

El chico se puso rojo- ¡Mentira!

-Que te calles ya de una vez- le dijo Harry rodando los ojos.

Hagrid murmuró un pequeño lo siento cuando Anne y Harry pasaron delante de él para recoger la comida de los escregutos.

-Bueno, sigamos, el otro Weasley, Granger, Parkinson, Nott, Goyle y Finnigan- continuó el guardabosques.

Todos se quejaron.

-Ponme en el otro grupo si quieres- pidió Pansy.

-¿Para que? Por Salazar, Parkinson, estás todo el día reclamando mi atención- comentó Draco.

-Cállate Malfoy, no eres el ombligo del mundo- la defendió Anne.

-Por favor, si está todo el día encima de mí- resopló él- ¿Verdad, Pansy?

Anne miró a Pansy animándole con la mirada a decir lo que le había dicho.

-Más quisieras, Malfoy, no me llegas ni a los talones- dijo ella rodando los ojos y con expresión fría.

La pelirroja la miró y sonrió ampliamente al ver como Draco fruncia el ceño confundido.

Hagrid siguió diciendo grupos.

—Primero el pus y ahora esto —murmuró Seamus.

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Anne fue la primera en ir a coger puñados de hígado despachurrado de rana.

Se acercó a uno de los escregutos de su grupo y le puso el hígado cerca.

-Mmmmm, hígado- dijo zarandeando el puñado.

El animal no le hizo ni caso y puso una mueca frustrada.

Harry se puso a su lado intentando lo mismo.

-¿A lo mejor no tiene hambre?-dijo su amigo.

-Por Morgana, Harry, ¿lo has visto?, me está mirando con hambre.

-¿Como sabes si tiene hambre?

-Intuición amigo mío, intuición.

Harry resopló- Claaro, como tienes mucha.

-¿Perdona? Eh, ¿hooola? Adiviné quien iba a ganar el mundial de Quidditch.

-Pura sueerte- tarareó.

Anne ahogó una exclamación ofendida- Me dueles Popotter- dijo levantándose.

-¿A donde vas pelirroja?- le preguntó divertido.

-A por otro escreguto, este me da miedito, diría que eres el siguiente por como te está viendo,la verdad, parece que le apeteces tu más que esta cosa repulsiva.

-No puedo culparle- dijo con una sonrisa socarrona.

Anne bufó y se fue a por otro escreguto mientras que Harry se alejaba un poco más del suyo.

-Hola- dijo una voz, era Zabini, un tipo alto moreno.

-Hola- respondió ella con una sonrisa- Blaise, ¿no?

-Ese soy yo, y tu eres Anne.

-Así me llamo- comentó ella de la misma forma.

-Pansy me ha contado lo que pasó esta mañana- le murmuró.

-Oh- comentó ella sin saber muy bien lo que decir.

-Me ha parecido muy noble que la hayas consolado, a pesar de la rivalidad, ya sabes.

-Hice lo que cualquier persona con empatía habría hecho, a parte, el código de chicas- dijo Anne con una sonrisa divertida.

Blaise se rio- No muchas lo habrían hecho

-Ya, supongo que cuando les digan "traidoras a la sangre" se perderá lo bonito de ayudar- dijo ella sarcásticamente.

-Lo dijo por que estaba irritada.

-Lo sé.

-¿Acabamos de iniciar una bonita amistad, Weasley?- preguntó el sonriendo.

-Eso creo Zabini, llámame Annie.

-Y tu ponme un apodo de esos, Pansy me ha comentado tu afición.

-Me alegra de que estés al tanto, Zaza.

-Mhm, Zaza- murmuró- Me gusta, les diré a todos que me llamen así, obviamente te mencionaré por derechos de autor, tienes talento para estas cosas.

-Cuidado que me sonrojaré- le guiñó un ojo divertida y el le devolvió el gesto.

-Me gustaría verlo.

Los dos se miraron fijamente y se empezaron a reír fuerte.

Pero Draco llamó a Blaise para que le ayudara, ya que según el platinado, "esa cosa se lo quería comer"

Anne siguió intentando que el escreguto comiera.

-Lo estás haciendo mal- dijo Tom apareciendo a su lado.

-¿Mhm?- murmuró ella.

-Le estás poniendo la comida en su cara, así nunca se la comerá.

-Y que hago.

-Déjasela en el suelo y da unos toquecitos suaves

-¿Porque me ayudas?- preguntó ella curiosa.

-Muchas preguntas.

Ella rodó los ojos e hizo lo que el Riddle le había indicado.

-¡Ay!- exclamó ella al ver como la cola del animal le había explotado.

-¿Estás bien, Annie?- dijo Harry preocupado.

-Sí, sí, no pasa nada- le respondió ella calmada.

-No se ve muy bien.

Su dedo estaba rojo y ardía bastante.

Anne puso una mueca de dolor cuando Harry volvió a su sitio.

Tom notó eso- Al llegar a tu sala pon la mano en tentáculos de murtlap.

-Gracias.

El chico puso el puñado de hígado en el suelo y el escreguto fue inmediatamente a comérselo.

-Traidor- murmuró Anne, "ni Peter Pettigrew" pensó.

La pelirroja juró ver en la cara del Riddle un atisbo de sonrisa pero se recompuso demasiado rápido como para que lo viera, así que negó con la cabeza pensando que se lo habría imaginado.

Hagrid fue pasando por todos los grupos hasta que llegó al de Harry.

Le dirigió una mirada insegura a Anne, sin embargo ella le levantó los pulgares, diciendo "lo estás haciendo genial" gesticulando con la boca sin emitir un solo sonido, aun así, todos los del grupo lo vieron.

A el guardabosques se le subió un poco el ánimo y la confianza.

—¡Ay! —exclamó de nuevo Lavender Brown—. Hagrid, ¿para qué hacemos esto? 

—Bueno, algunos tienen aguijón —repuso con entusiasmo Hagrid (Lavender se apresuró a retirar la mano de la caja)—. Probablemente son los machos... Las hembras tienen en la barriga una especie de cosa succionadora... creo que es para chupar sangre. 

—Ahora ya comprendo por qué estamos intentando criarlos —dijo Malfoy sarcásticamente—. ¿Quién no querría tener una mascota capaz de quemarlo, aguijonearlo y chuparle la sangre al mismo tiempo? 

—El que no sean muy agradables no quiere decir que no sean útiles —replicó Hermione con brusquedad—. La sangre de dragón es increíblemente útil por sus propiedades mágicas, aunque nadie querría tener un dragón como mascota, ¿no? 

Anne, Harry y Ron sonrieron mirando a Hagrid, quien también les dirigió disimuladamente una sonrisa tras su poblada barba. 

Nada le hubiera gustado más a Hagrid que tener como mascota un dragón, como sabían muy bien el cuarteto de oro, cuando ellos estaban en primer curso, Hagrid había poseído durante un breve período un fiero ridgeback noruego al que llamaba Norberto. Sencillamente, Hagrid tenía debilidad por las criaturas monstruosas: cuanto más peligrosas, mejor.

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 —Bueno, al menos los escregutos son pequeños —comentó Ron una hora más tarde, mientras regresaban al castillo para comer. 

—Lo son ahora —repuso Hermione, exasperada—. Cuando Hagrid haya averiguado lo que comen, me temo que pueden hacerse de dos metros. 

Anne fingió un escalofrío, si esa cosa chiquitita le había escocido la mano un montón, no se quería ni imaginar un escreguto de ese tamaño, pobre alma inocente a la que le tocara luchar contra uno.

—Bueno, no importará mucho si resulta que curan el mareo o algo, ¿no? —dijo Ron con una sonrisa pícara. 

—Sabes bien que eso sólo lo dije para que Malfoy se callara —contestó Hermione—. Pero la verdad es que sospecho que tiene razón. Lo mejor que se podría hacer con ellos es pisarlos antes de que nos empiecen a atacar. 

Se sentaron a la mesa de Gryffindor y se sirvieron patatas y chuletas de cordero. Hermione empezó a comer tan rápido que Anne, Harry y Ron se quedaron mirándola. 

—Eh... ¿se trata de la nueva estrategia de campaña por los derechos delos elfos? —le preguntó Ron—. ¿Intentas vomitar? 

—No —respondió Hermione con toda la elegancia que le fue posible teniendo la boca llena de coles de bruselas—. Sólo quiero ir a la biblioteca. 

—¿Qué? —exclamó Ron sin dar crédito a sus oídos—. Hermione, ¡hoy es el primer día del curso! ¡Todavía no nos han puesto deberes! 

-Herms... ¿Biblioteca ahora?- dijo Anne con una mueca.

Hermione se encogió de hombros y siguió engullendo la comida como si no hubiera probado bocado en varios días. 

Luego se puso en pie de un salto, les dijo «¡Os veré en la cena!» y salió a toda velocidad.

-Eso ha sido...- murmuró Harry.

-Raro- continuó Anne.

-Hasta para ella- dijo Ron.

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 Cuando sonó la campana para anunciar el comienzo de las clases de la tarde, Anne, Harry y Ron se encaminaron hacia la torre norte, en la que, al final de una estrecha escalera de caracol, una escala plateada ascendía hasta una trampilla circular que había en el techo, por la que se entraba en el aula donde vivía la profesora Trelawney. 

Al acercarse a la trampilla recibieron el impacto de un familiar perfume dulzón que emanaba de la hoguera de la chimenea. Como siempre, todas las cortinas estaban corridas.

 El aula, de forma circular, se hallaba bañada en una luz tenue y rojiza que provenía de numerosas lámparas tapadas con bufandas y pañoletas. 

Los mellizos y Harry caminaron entre los sillones tapizados con tela de colores, ya ocupados, y los cojines que abarrotaban la habitación, y se sentaron a la misma mesa camilla. 

—Buenos días —dijo la tenue voz de la profesora Trelawney justo a la espalda de Harry, que dio un respingo. Era una mujer sumamente delgada, con unas gafas enormes que hacían parecer sus ojos excesivamente grandes para la cara, y miraba a Harry con la misma trágica expresión que adoptaba cada vez que lo veía.

 La acostumbrada abundancia de abalorios, cadenas y pulseras brillaba sobre su persona a la luz de la hoguera. 

—Estás preocupado, querido mío —le dijo a Harry en tono lúgubre—.Mi ojo interior puede ver por detrás de tu valeroso rostro la atribulada alma que habita dentro. Y lamento decirte que tus preocupaciones no carecen de motivo. Veo ante ti tiempos difíciles... muy difíciles... Presiento que eso que temes realmente ocurrirá... y quizá antes de lo que crees...- La voz se convirtió en un susurro. 

Ron miró a Harry, y éste le devolvió la mirada muy fríamente.

Anne le apretó el brazo para reconfortarlo.

 La profesora Trelawney los dejó y fue a sentarse en un sillón grande de orejas ante el fuego, de cara a la clase. 

Lavender Brown y Parvati Patil, que admiraban intensamente a la profesora Trelawney, estaban sentadas sobre cojines muy cerca de ella.

 —Queridos míos, ha llegado la hora de mirar las estrellas —dijo—: los movimientos de los planetas y los misteriosos prodigios que revelan tan sólo a aquellos capaces de comprender los pasos de su danza celestial. El destino humano puede descifrarse en los rayos planetarios, que se entrecruzan... 

Anne se entretuvo viendo el paisaje por la pequeña ventana sin prestar atención.

Volvió al mundo cuando Ron llamó a Harry porque este estaba apunto de dormirse y Trelawney estaba diciéndole algo.

—¡Harry! —susurró Ron. 

—¿Qué?- Harry miró a su alrededor. 

Toda la clase se estaba fijando en él. 

Se sentó más tieso, el castaño había estado a punto de dormirse, entre el calor y sus pensamientos. 

—Estaba diciendo, querido mío, que tú naciste claramente bajo la influencia de Saturno —dijo la profesora Trelawney con una leve nota de resentimiento en la voz ante el hecho de que Harry no hubiera estado pendiente de sus palabras. 

—Perdón, ¿nací bajo qué? —preguntó Harry.

—Saturno, querido mío, ¡el planeta Saturno! —repitió la profesora Trelawney, decididamente irritada porque Harry no parecía impresionado por esta noticia— Estaba diciendo que Saturno se hallaba seguramente en posición dominante en el momento de tu nacimiento: tu pelo oscuro, tu estatura exigua, las trágicas pérdidas que sufriste tan temprano en la vida...Creo que no me equivoco al pensar, querido mío, que naciste justo a mitad del invierno, ¿no es así?

 —No —contestó Harry—. Nací en julio. 

Anne y Ron se apresuraron a convertir su risa en una áspera tos. 

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Holaaa

Yo actualizando a las 2:40 de la mañana cuando mañana tengo clases porque no puedo dormir jeje

Anne defendiendo a Pansy>>>>

Zazaaa>>

Espero que os haya gustado el cap.

No os olvidéis de votar y comentar si os ha gustado!

Adiossss



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