CAPITULO 5
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Entonces se abrió un desgarrón que el sombrero tenía cerca del ala, formando como una boca, y empezó a cantar:
Hace tal vez mil años
que me cortaron, ahormaron y cosieron.
Había entonces cuatro magos de fama
de los que la memoria los nombres guarda:
El valeroso Gryffindor venía del páramo,
la justa Ravenclaw, de la cañada
la dulce Hufflepuff del ancho valle,'
y el astuto Slytherin, de los pantanos.
Compartían un deseo, una esperanza, un sueño:
idearon de común acuerdo un atrevido plan
para educar jóvenes brujos.
Así nació Hogwarts, este colegio.
Luego, cada uno de aquellos fundadores
fundó una casa diferente
para los diferentes caracteres de su alumnado.
Para Gryffindor
el valor era lo mejor;
para Ravenclaw,
la inteligencia.
Para Hufflepuff el mayor mérito
de todos
era romperse los codos.
El ambicioso Slytherin
ambicionaba alumnos
ambiciosos.
Estando aún con vida
se repartieron a cuantos venían,
pero ¿cómo seguir escogiendo
cuando estuvieran muertos y en el
hoyo?
Fue Gryffindor el que halló el
modo:
me levantó de su cabeza,
y los cuatro en mí metieron algo
de su sesera
para que pudiera elegiros a la
primera.
Ahora ponme sobre las orejas.
No me equivoco nunca:
echaré un vistazo a tu mente
¡y te diré de qué casa eres!
En el gran comedor resonaron los aplausos cuando terminó de cantar el Sombrero Seleccionador.
-No es la misma canción de cuando nosotros entramos- dijo Harry aplaudiendo con los demás.
-Canta una canción diferente cada año- dijo Ron- Tiene que ser bastante aburrido ser un sombrero, ¿verdad? Supongo que se pasa el año preparando la próxima canción.
-¿El Sombrero Seleccionador comerá?- pensó Anne en voz alta sin darse cuenta.
-A veces me pregunto si mamá te dejo caer de pequeña- se burló Ron.
-Jaja, que gracioso Ronnie ¿Hablamos de Scabbers con la que dormías plácidamente acurrucado...?
-¡Ya!- dijo Ron algo rojo.
La profesora McGonagall desplegó en aquel momento un rollo grande de pergamino.
-Cuando pronuncie vuestro nombre, os pondréis en el sombrero y os sentaréis en el taburete-se dirigió hacia los de primero-Cuando el sombrero anuncie la casa a la que pertenecéis, iréis a sentaros en la mesa correspondiente. ¡Ackerley, Stewart!
-¡Ravenclaw!-gritó el sombrero.
El chico se quitó el sombrero y se fue a toda prisa a sentarse en la mesa de Ravenclaw, donde todos lo estaban aplaudiendo.
Anne se giró un momento hacia Harry y vio como este miraba embobado a Cho, la buscadora del equipo de Ravenclaw, que recibía con vítores a Stewart Ackerley.
-Una foto dura más, Harry- comentó ella riéndose de su amigo enamorado.
El nombrado le dio un golpe en la cabeza.
-¡A que ha venido eso!- exclamó Anne sobándose la cabeza dolorida.
-No lo se muy bien, pero merecido lo tenias.
-¡Baddock, Malcom!- llamó McGonagall.
-¡Slytherin!
La mesa del otro extremo del Gran Comedor estalló en vítores.
-¡Creevey, Dennis!
El pequeño avanzó tambaleándose y se tropezó en el abrigo de piel de topo de Hagrid al mismo tiempo que éste entraba en el Gran Comedor a través de una puerta situada detrás de la mesa de los profesores.
Unas dos veces más alto que un hombre normal, Hagrid, con su pelo y barba largos, enmarañados y renegridos, daba un poco de miedo. Una impresión falsa, porque Harry, Ron, Anne y Hermione sabían que Hagrid tenía un carácter muy bondadoso.
Les guiñó un ojo mientras se sentaba a un extremo de la mesa de los profesores.
-¡Gryffindor!- gritó el sombrero.
Todos los de esa mesa aplaudieron a Dennis Creevey, quien sonriendo de oreja a oreja se quitó el sombrero y se fue a toda prisa junto a su hermano.
-¡Colin, me caí!-exclamó-¡Fue estupendo! ¡Y algo en el agua me agarró y me devolvió a la barca!
-Tranqui- repuso Colin emocionado-¡Seguramente fue el calamar gigante, Dennis!
-¡Woah!
-¡Dennis!, ¡Dennis!, ¿has visto a ese chico? El de pelo negro y las gafas, ¿lo ves? ¿A que no sabes quien es?
Harry miró hacia otro lado incómodo y Anne le apretó el brazo levemente como apoyo, sabia como su amigo odiaba que hicieran eso y justo en ese momento tampoco estaba de muy buen humor.
La selección continuó.
-¡Vamos, deprisa!- gimió Ron frotándose el estómago.
-¡Por favor, Ron! Recordad que la Selección es mucho más importante que la comida- dijo Nick Casi Decapitado.
-Claro, si uno está muerto- replicó Ron.
Por fin llamaron al último niño y la Ceremonia de Selección dio fin.
-Se acerca el momento- dijo Ron cogiendo el tenedor mirando ansioso a su plato.
El profesor Dumbledore se puso en pie.
-Tengo solo dos palabras que deciros- dijo, su voz resonó en el comedor- ¡A comer!
-¡Obedecemos!- dijeron Harry y Ron en voz alta.
-¡Ah, "esdo esdá me'or"!- balbuceó Ron con la boca llena de puré de patata.
-Ron por favor haznos el favor de cerrar la boca- se quejó Hermione- ¡Vemos todo lo que estás devorando!
-Pedon- dijo cogiendo más comida.
-¡Ni se te ocurra Ronald!- dijo Anne viendo como su mellizo agarraba el último trozo de pollo que había.
Los dos lo agarraron como si de su vida dependiera de ese pollo.
-Tenéis suerte de que haya banquete esta noche, ¿sabéis?- comentó Nick Casi Decapitado- Antes ha habido problemas en las cocinas.
Anne dirigió su atención al fantasma y Ron lo aprovechó para de un bocado comerse el pedazo de pollo.
-¡Maldito!- exclamó Anne al ver su mano con baba.
-Ja, te has distraído Annie, no es mi culpa.
-Me las pagarás Ron, no se cuando ni donde pero me las pagarás.
-Baja el humo mujer.
Anne le dirigió su peor mirada y se giró hacia quien estaba hablando.
-¿"Po' que"? ¿"Gué ha sudedido"?- preguntó Harry a Nick Casi Decapitado, con la boca llena de carne.
-Peeves, claramente- explicó- Lo de siempre, ya sabéis, alborotó y rompió cosas. Lo encontraron nadando en la sopa. A los elfos domésticos los sacó de sus casillas...
¡Paf!
Hermione acababa de golpear su copa de oro. El zumo de calabaza se extendió rapidamente por el mantel, manchando de color naranja una amplia superficie de tela blanca, pero Hermione no se inmutó por ello.
-¿Aquí hay elfos domésticos?-preguntó clavando los ojos en el fantasma, con expresión horrorizada.
-Claro que sí- respondió Nick Casi Decapitado sorprendido de la reacción de la chica-Más de un centenar.
-¡Pero si nunca he visto ninguno!- objetó Hermione.
-Bueno, apenas abandonan las cocinas por el día- explicó- Salen de noche para hacer un poco de limpieza... Se supone que no hay que verlos. Eso es lo que distingue a un buen elfo doméstico, que nadie sabe que está ahí.
Hermione lo miró fijamente.
-Pero ¿les pagan?- preguntó- Tendrán vacaciones, ¿no?
Anne dejó de escuchar a su amiga, quien por cierto estaba cada vez más furiosa con el tema de los elfos, porque notaba una mirada constantemente en ella.
Miró por las mesas y ahí lo vio.
Cada Riddle mirándola fijamente desde la mesa de Slytherin, ajenos a todo lo que pasaba.
Desvió la mirada confundida al oír la estruendosa risa de Nick Casi Decapitado.
-¿Baja por enfermedad y de pensiones?- dijo-¡Los elfos domésticos no quieren bajas por enfermedad ni pensiones!
Hermione miró su plato, que estaba casi intacto, puso encima el tenedor y el cuchillo y lo apartó de ella.
-"Vabos He'mione"- dijo Ron rociando sin querer a Harry con trocitos de budín-"Va'a, lo siento "Adry"-tragó-¡Porque te mueras de hambre no vas a conseguir que tengan bajas de enfermedad!
-Vamos, Herms, tienes que comer algo- dijo Anne.
-Esclavitud- dijo Hermione- Así es como se hizo esta comida.
Y se negó a probar otro bocado.
Otro trueno hizo vibrar los cristales, y el techo que reproducía la tormenta del cielo brilló.
Los restos de los platos principales se reemplazaron por los postres.
-¡Tarta de calabaza!- exclamó Anne feliz, era su postre favorito desde la primera vez que lo probó en Hogwarts en el primer año.
Ron se encontraba enseñándole todos los postres a Hermione para que comiera-¡Y pastel de chocolate!
La mirada que Hermione le dirigió le recordó a la de la profesora McGonagall y Ron decidió desistir.
Cuando todos acabaron de cenar el rumor de la charla que llenaba el Gran Comedor se apagó al instante, y sólo se oyó el silbido del viento y la lluvia golpeando contra los ventanales.
-Bien- dijo Dumbledore- Ahora que todos estamos bien comidos- Hermione le lanzó un gruñido- debo una vez más rogar vuestra atención mientras os comunico algunas noticias:
"El señor Filch, el conserje, me ha pedido que os comunique que la lista de objetos prohibidos en el castillo se ha visto incrementada este año con la inclusión de los yoyós gritadores, los discos voladores con colmillos y los bumeranes-porrazo. La lista completa comprende ya cuatrocientos treinta y siete artículos, según yo creo, y puede consultarse en la conserjería del señor Filch.
La boca de Dumbledore se crispó un poco en las comisuras.
Luego prosiguió:
-Como cada año quiero recordaros que el bosque que está dentro de los terrenos- Anne se quedó embobada con un trueno que resonó por la sala pero logró escuchar algo que le llamó la atención.
-Es también mi doloroso deber informaros de que la Copa de quidditch no se celebrará este curso.
-¿Qué?- dijo Harry sin aliento.
Los gemelos le decían algo a Dumbledore moviendo solo los labios, sin pronunciar ni un solo sonido porque estaban demasiado consternados para poder hablar.
-Menos mal que Oliver este año no está- murmuró Anne.
Hermione asintió dándole la razón, el chico estaba obsesionado con ese deporte, solían bromear con que se acabaría casando con su escoba.
-Esto se debe a un acontecimiento que dará comienzo en octubre y continuará a lo largo de todo el curso, acaparando una gran parte del tiempo y la energía de los profesores... pero estoy seguro de que lo disfrutaréis enormemente. Tengo el gran placer de anunciar que este año en Hogwarts...
Pero en aquel momento se escuchó un trueno ensordecedor, y las puertas del Gran Comedor se abrieron de golpe.
En la puerta apareció un hombre que se apoyaba en un largo bastón y se cubría con una capa negra de viaje. Todas las cabezas en el Gran Comedor se volvieron para observar al extraño, repentinamente iluminado por el resplandor de un rayo que apareció en el techo. Se bajó la capucha, sacudió una larga melena y caminó hacia la mesa de los profesores.
Un sordo golpe repitió cada uno de sus pasos por el Gran Comedor y fue cojeando pesadamente hacia Dumbledore. El resplandor de otro rayo cruzó el techo. Hermione ahogó un grito y se agarró al brazo de Anne la cual miraba fijamente al hombre del bastón.
Aquella luz había destacado el rostro del hombre y era un rostro muy diferente de cuantos Anne había visto en su vida. Cada centímetro de la piel parecía una cicatriz y tenía un ojo de cristal que se movía sin cesar, sin parpadear.
El extraño llegó hasta Dumbledore. Le tendió una mano tan toscamente formada como su cara, y Dumbledore la estrechó, murmurando palabras que nadie entendió.
Parecía que estaba haciéndole preguntas al extraño que negaba , sin sonreír y contestaba en voz baja.
Dumbledore asintió también con la cabeza y el hombre se sentó al asiento vacío que había a su derecha.
-Os presento a nuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras- anunció Dumbledore- El profesor Moody.
Todos estaban impresionados por la apariencia del nuevo profesor y nadie aplaudió.
-¿Moody?- le susurró Harry a Ron- ¿Ojoloco Moody? ¿Al que tu padre ha ido a ayudar esta mañana?
-¿Como? No me he enterado- dijo Anne.
-Estabas sobada, Annie- respondió Harry.
-Oh, eso tiene sentido.
-Debe de ser él- dijo Ron con voz asustada.
-¿Que le ha ocurrido?- preguntó Hermione en voz muy baja-¿Qué le pasó en la cara?
-No lo sé- contestó Ron, observando a Moody con fascinación.
Este parecía totalmente indiferente a aquella fría acogida.
Dumbledore volvió a aclararse la garganta.
-Como iba diciendo- siguió, sonriendo a la multitud de estudiantes- tenemos el honor de ser la sede de un emocionante evento que tendrá lugar durante los próximos meses, un evento que no se celebraba desde hacia más de un siglo. Es un placer para mi informaros de que este curso tendrá lugar el Torneo de los tres magos.
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Holaaa
Espero que os haya gustado el cap
No os olvidéis de votar si os ha gustado porfa!✧
Adiosss
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