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-Hija, estás segura de que llevas todo?- preguntó Molly por decimoquinta vez.

Anne bufó ya cansada de la misma pregunta- Que sí, mamá, no se me ha olvidado nada.

-Vale, perdón, hija, es que eres algo... despistada.

La chica frunció el ceño pero no dijo nada.

Los gemelos y Harry se unieron a ellas.

-Bueno, este año quiero que os comportéis muy bien, quien sabe... A lo mejor hacen una sorpresa en Hogwarts- dijo Molly con una pequeña sonrisa.

-¿Como?- preguntaron Fred y George curiosos.

El sonido del tren les alertó de que tenían que entrar.

-Nada, nada, ya os lo dirán- dijo su madre empujándoles al expreso.

Todos se quejaron por la intriga.

Al entrar, Anne y Harry vieron a Hermione, Ron y a Ginny haciéndoles gestos para que entraran a su vagón.

El castaño le hizo una pequeña seña a Ron.

Este le entendió enseguida- Ginny, vete de aquí- espetó a su hermana menor.

-¡Ron!- le regañó Anne.

-Tan caballero como siempre Ronnie, piedad a la persona que se convierta en tu pareja- dijo Ginny sarcásticamente mientras salía del vagón.

Harry cerró la puerta del compartimento y se sentó.

-¿Todo bien?- comentó curiosa Anne.

- Ya se lo he dicho a Canuto- explicó Harry.

-Ohh- ella asintió.

-¿Y a Dumbledore?- preguntó Hermione.

Harry no contestó.

Y cuando la castaña iba a hablar, Anne la interrumpió.

-Oye, Herms- la llamó al ver que Harry parecía algo decaído- Tu sabes si algo va a pasar este año? Mi madre ha dicho que sí, pero no sabemos el que.

La chica negó con la cabeza.

El resto del trayecto lo pasaron charlando entre risas.

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Cuando estaban a punto de llegar, las chicas salieron del vagón ya cambiadas para que los chicos entraran ahora a cambiarse.

-Hermione, voy a ir rápidamente al baño- dijo Anne.

-¿Ahora? Annie, ya casi estamos.

-Ya, pero es que no puedo aguantar, vuelvo enseguida- dicho eso Anne corrió hacia los baños.

Cuando salió se estampó contra una cabellera rubia.

-¡Por Merlín! Lo siento muchísimo- se disculpó Anne mientras ayudaba a recoger lo que se le había caído a la chica.

-No te preocupes- dijo ella con una voz suave y tranquila- A lo mejor has ahuyentado a los torposoplos.

-¿Eh?- preguntó Anne confundida.

-Son criaturas invisibles que flotan en el aire y se te meten en los oídos para que tu cerebro se embote- explicó.

-Oh, vaya, eso no tiene muy buena pinta.

-Yo tengo una pulsera para que no se me acerquen, quieres que te haga una?

-Vaya, eso sería estupendo!- exclamó la pelirroja, parecía que la rubia era un amor de persona y estaría encantada de comprarle un pulserita.

-Bien- dijo la chica alegre- Me llamo Luna Lovegood, y tu?- se presentó.

-Me llamo Anne Weasley, encantada de conocerte Luna.

Ella sonrió- Te buscaré cuando tenga hecha la pulsera.

-Genial, oye, te gustaría bajar conmigo?- la invitó.

Luna pareció meditarlo pero acabó aceptando- Claro, pero solo bajar, luego tengo que recoger una planta.

Anne asintió y las dos fueron a donde estaba Hermione.

Al llegar, la pelirroja vio como no había nadie en el tren.

-¡Mierda!- exclamó, se había entretenido demasiado tiempo.

Luna y ella se apresuraron a salir del tren.

Cuando bajaron vieron que los demás estaban muy lejos.

-Bueno, yo me tengo que ir ya, adiós- se despidió Luna.

-Pero... ¿No es peligroso o algo?- dijo Anne un poco preocupada.

-Tranquila- comentó Luna desviándose un poco del camino.

-¡Suerte encontrando la planta!- le gritó Anne.

-¡Gracias!- contestó ella alejándose.

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La pelirroja llegó al lado de sus amigos muy cansada.

-¿Donde estabas?- preguntó Hermione- Te he estado esperando un montón, pero todos han salido y me han empujado a la salida.

-Lo siento, me he hecho amiga de una chica muy amable.

-Como no, Anne haciendo amigos- se burló Ron.

La chica rodó los ojos divertida mientras caminaban hacia los carruajes.

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Los carruajes atravesaron las verjas flanqueadas por estatuas de cerdos alados y luego avanzaron por el ancho camino, balanceándose peligrosamente bajo lo que empezaba a convertirse en un temporal.

Los rayos cruzaban el cielo cuando su carruaje se detuvo ante la gran puerta principal de roble que se encontraba al final de una breve escalinata de piedra.

Ron, Hermione, Anne y Harry salieron del carruaje y subieron la escalinata rápidamente para no empaparse y solo levantaron la vista cuando se hallaron a cubierto en el interior del vestíbulo.

-¡Caray!- exclamó Ron sacudiendo la cabeza-Si esto sigue así, va a terminar desbordándose el lago, estoy empapado.

-Voy a coger una pulmonía si no me seco ya- se quejó Anne tiritando.

De repente notó un calorcito instalándose en su cuerpo y en un segundo ya no estaba mojada.

-¿Como...?- no pudo formular la pregunta por que un hombro la empujó.

Se giró y vio a Draco y a sus gorilas con una sonrisa ladeada-Aparta, Weasley- dijo con desdén- Veo que os habéis empapado- se burló-Nosotros estamos secos como veis, mi padre nos ha proporcionado unas capas impermeables desde Bulgaria.

Anne iba a acercarse para decirle unas cuatro cosas no muy bonitas pero un globo grande y rojo lleno de agua le estalló en la cabeza al platinado.

-Eso no te lo ha cubierto tu capa impermeable eh-dijo Ron a carcajadas mientras imitaba su tono de mimado.

Empapado y farfullando de indignación, Draco se tambaleó y cayó contra Goyle, al mismo tiempo que un segundo globo lleno de agua caía... rozando a Ron.

Estalló a los pies de Anne, y una ola de agua fría le mojó las zapatillas y los calcetines. A su alrededor, todos chillaban y se empujaban en un intento de huir de la línea de fuego.

Anne levantó la vista y vio flotando a seis o siete metros por encima de ellos, a Peeves el poltergeist, una especie de hombrecillo con un gorro lleno de cascabeles y pajarita de color naranja. Su cara, ancha y maliciosa estaba contraída por la concentración mientras se preparaba para apuntar a un nuevo blanco.

-¡PEEVES!- gritó una voz irritada-¡ Peeves, baja aquí AHORA MISMO!- dijo la profesora McGonagall, quien era la subdirectora del colegio y jefa de la casa de Gryffindor.

La profesora resbaló en el suelo mojado y para no caerse tuvo que agarrarse al cuello de Hermione.

-¡Ay! Perdón, señorita Granger.

-¡No se preocupe, profesora!- dijo Hermione jadeando y frotándose la garganta.

-Estás bien, Hermione?- preguntó Harry.

La castaña asintió, aunque, parecía un poco roja y respiraba muy hondo.

-¡Peeves, baja aquí YA!- bramó McGonagall, enderezando su sombrero puntiagudo y mirando hacia arriba.

-¡No estoy haciendo nada!- contestó Peeves  entre risas, arrojando un nuevo globo lleno de agua a varias chicas de quinto, que gritaron y corrieron hacia el Gran Comedor-¿No estaban ya mojadas? ¡Esto solo son unos chorritos! ¡Ja, ja, ja!- y se dirigió hacia un grupo de segundo curso.

-¡Llamaré al director!- gritó la subdirectora-Te lo advierto, Peeves...

Peeves le sacó la lengua, tiró al aire los últimos globos y salió zumbando escaleras arriba, riéndose como loco.

-¡Bueno, vamos!- ordenó bruscamente McGonagall a la empapada multitud-¡Vamos, al Gran Comedor!

Anne, Harry, Ron y Hermione cruzaron el vestíbulo entre resbalones y atravesaron la puerta de roble de la derecha.

La pelirroja oyó como Draco murmuraba entre dientes y se apartaba el pelo empapado de la cara.

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El Gran Comedor, decorado para el banquete de comienzo de curso, tenía un aspecto tan espléndido como de costumbre, y el ambiente era mucho más cálido que en el vestíbulo.

A la luz de cientos y cientos de velas que flotaban en el aire sobre las mesas, brillaban las copas y los platos de oro.

Las cuatro largas mesas pertenecientes a las casas estaban abarrotadas de alumnos que charlaban. Al fondo del comedor, los profesores se hallaban sentados a lo largo de uno de los lados de la quinta mesa, de cara  a sus alumnos.

Los cuatro amigos pasaron por delante de los estudiantes de Slytherin, de Ravenclaw y de Hufflepuff, y se sentaron con los demás estudiantes que pertenecían a su casa al otro lado del Gran Comedor, junto a Nick Casi Decapitado, el fantasma de Gryffindor. 

-Buenas noches- dijo sonriéndoles.

-¡Pues como serán las malas!- contestó Anne, quitándose las zapatillas y vaciándolas de agua.

-Espero que se den prisa con la selección, porque me muero de hambre- dijo Ron.

-Como siempre- tarareó Harry.

Justo en aquel momento, una voz entrecortada y muy emocionada lo llamó:

-¡Eh, Harry!

Anne, giró la cabeza para ver quien llamaba a su amigo, era Colin Creevey, un alumno de tercero para quien Harry era una especie de héroe.

-Hola, Colin- respondió el castaño con poco entusiasmo.

El niño miró quienes más estaban y cuando vio a Anne se sonrojó un poco.

-H-hola Anne- la saludó con timidez, tenía un pequeño enamoramiento con ella desde su primer año.

La pelirroja le sonrió con ternura-Hola Colin.

Colin se quedó un poco embobado con ella pero rápidamente se recompuso para darles una noticia- ¿A que no sabéis que? ¡Mi hermano empieza este año! ¡Mi hermano Dennis!

-Que bien- dijo Anne amablemente.

-Eh... Bien- comentó Harry, no le caía mal Colin, pero a veces era muy... angustioso, y ahora no estaba de muy buen humor como para mantener una conversación con él.

-¡Está muy nervioso!- explicó Colin, casi saltando arriba y abajo en su asiento- ¡Espero que le toque Gryffindor! Cruzad los dedos, ¿eh?

-Sí, vale- accedió Harry. Se volvió hacia Hermione, Anne y Ron- Los hermanos generalmente van a la misma casa, ¿no?- comentó pensando en los Weasley.

-No necesariamente- repuso Anne.

-La hermana gemela de Parvati Patil está en Ravenclaw, y son idénticas- explicó Hermione.

Harry miró la mesa de los profesores. Había más asientos vacíos de lo normal.

-¿Dónde está el nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras?- preguntó Anne, que también miraba la mesa de los profesores.

Nunca habían tenido un profesor de Defensa contra las Artes Oscuras que les durara más de un curso. 

Con diferencia, el favorito de Anne, y probablemente el de casi todos, había sido el profesor Lupin, que había dimitido el curso anterior. La chica recorrió la mesa de los profesores de un lado a otro: no había ninguna cara nueva.

-¡A lo mejor no han podido encontrar a nadie!- exclamó Hermione preocupada.

-Seguramente será porque el puesto está maldito- dijo Seamus, un compañero de su casa.

-Es verdad, todos o se van o se mueren- asintió Ron.

-¡Ronald!- le reprendió Hermione.

-¿Que? Es cierto- se defendió Ron.

Los dos empezaron a discutir sobre según Hermione, la insensibilidad del pelirrojo y su falta de tacto.

Anne rodó los ojos con molestia ante los dos, se notaba que se gustaban desde kilómetros y sin embargo se peleaban día y noche, llegaba un punto en el que ya cansaba.

 Como dice el dicho muggle, los que se pelean, se desean pensó la chica suspirando.

Al girar la cabeza vio como Harry seguía mirando la mesa de los profesores, más específicamente a Snape y este le miraba a él con los ojos entrecerrados con desconfianza, como no, se odiaban aun más después de lo que había pasado el curso anterior.

-Harry- le llamó la pelirroja.

-¿Mhm?

-Deja de mirar a Snape así, un poco más y le envías puñales- se burló.

-Ojalá.

-¡Harry!- dijo Anne.

-Dime, Annie- contestó inocente.

Anne negó con la cabeza riéndose levemente.

-Oye, ¿no ves como el techo está más tormentoso?

La chica miró hacia arriba, y sí, al techo que por obra de encantamiento tenía exactamente el mismo aspecto que el cielo al aire libre se le arremolinaban en él nubes de color negro y morado.

Después de oír un trueno, los dos vieron que un rayo dibujaba en el techo su forma.

-Es verdad, que raro- murmuró Anne, pero de todas formas ninguno le dio mucha importancia y se giraron hacia Ron, quien se quejaba del hambre.

-¡Que se den prisa!- gimió su mellizo al lado de Harry- Podría comerme un hipogrifo.

-Que no te oiga decir eso Whiterwings- dijo Anne nombrando a Buckbeak, el hipogrifo que lograron salvar y el cual se fue con Sirius, con el nuevo nombre que le había puesto su dueño actual.

-Con que me pongan un plato de pollo me daría igual que entrara hasta un asesino al Gran Comedor la verdad.

Ron no había acabado de pronunciar aquellas palabras cuando se abrieron las puertas del Gran Comedor y se hizo el silencio.

La profesora McGonagall marchaba a la cabeza de una larga fila de alumnos de primero, a los que condujo hasta la parte superior del Gran Comedor, donde se encontraba la mesa de los profesores.

Si los cuatro amigos, excepto Anne, estaban mojados, lo suyo no era nada comparado con lo de aquellos alumnos de primero.

Más que haber navegado por el lago, parecían haberlo pasado nadando.

Temblando con una mezcla de frío y nervios, llegaron a la altura de la mesa de los profesores y se detuvieron, puestos en fila, de cara al resto de los estudiantes.

Solo había uno de ellos que no temblaba, era un muchacho con pelo castaño que iba envuelto en el abrigo de piel de topo de Hagrid.

Cuando se puso en la fila vio a Colin Creevey, levantó dos veces el pulgar para darle a entender que todo iba bien y moviendo los labios sin emitir ningún sonido dijo: "¡Me he caído en el lago!"

Parecía emocionado por el accidente.

Entonces la profesora Mcgonagall colocó un taburete y encima de él un sombrero extremadamente viejo y sucio, todos lo miraron.

Por un momento el Gran Comedor se quedó en silencio.

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Holaaa

Este cap ha sido más largo jeje

Espero que os haya gustado!!

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Adiossss