Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO 29




















✧.°˖✧.°˖✧





















No tenían elección, debían de salir de su escondite, los dos amigos se miraron para luego darse las manos con cariño.

—Te quiero mucho miope—susurró Anne.

—Yo también te quiero, Annie—susurró Harry apretándole la mano para después soltarla—En las buenas y en las malas.

—En las buenas y en las malas—repitió ella.

Los dos salieron del escondite, encontrándose a un Voldemort sonriente.

Colagusano se apresuro a agarrar a Anne, la cual asintió a su amigo, asegurándole de que no pasaba nada.

—¿Te han dado clases de duelo, Harry Potter? —preguntó Voldemort con voz melosa. Sus rojos ojos brillaban a través de la oscuridad—Cuando te haya matado iré a por ella.

Aquellas palabras le hicieron apretar la mandíbula a Harry—No le vas a tocar ni un pelo.

—Saludémonos con una inclinación, Harry —dijo Voldemort, agachándose un poco, pero sin dejar de presentar a Harry su cara de serpiente—Vamos, hay que comportarse como caballeros... A Dumbledore le gustaría que hicieras gala de tus buenos modales. Inclínate ante la muerte, Harry.

Los mortífagos volvieron a reírse. La boca sin labios de Voldemort se contorsionó en una sonrisa. Harry no se inclinó. No iba a permitir que Voldemort se burlara de él antes de matarlo... no iba a darle esa satisfacción...

—He dicho que te inclines —repitió Voldemort, alzando la varita.

Harry sintió que su columna vertebral se curvaba como empujada firmemente por una mano enorme e invisible, y los mortífagos rieron más que antes.

—Muy bien—dijo Voldemort con voz suave, y, cuando levantó la varita, la presión que empujaba a Harry hacia abajo desapareció— Ahora da la cara como un hombre. Tieso y orgulloso, como murió tu padre...

Anne se sintió impotente de no poder hacer nada, sus poderes no estaban funcionando, lo estaba intentando con todas sus fuerzas pero no podía.

Voldemort levantó la varita una vez más, y, antes de que Harry pudiera hacer nada para defenderse, recibió de nuevo el impacto de la maldición cruciatus. El dolor fue tan intenso, tan devastador, que olvidó dónde estaba: era como si cuchillos candentes le horadaran cada centímetro de la piel, y la cabeza le fuera a estallar de dolor. Gritó más fuerte de lo que había gritado en su vida.

Anne cerró los ojos concentrándose en todos los recuerdos que le causaban furia y tristeza, Cedric fue el primero en aparecer, su rostro muerto en el suelo, y el siguiente fue el grito de Harry. Eso fue todo lo que necesitó.

Sus ojos, una vez más naranjas, destellaron, distrayendo a Colagusano, que la sujetaba, lo que le dio ventaja para proporcionarle un golpe en la costilla con el codo.

—Te la debía—murmuró con rabia para después darle otra patada, lo que hizo que él cayera al suelo.

Harry continuaba en el suelo, intentando levantarse como podía.

Uno de los mortífagos le lanzó un hechizo a Anne, que consiguió desviarlo hacia otro mortífago diferente, el cual se retorció en el suelo de dolor.

Voldemort levantó la varita, pero aquella vez Harry estaba listo: con los reflejos adquiridos en los entrenamientos de quidditch, se echó al suelo a un lado.

Anne creo una especie de escudo contra los maleficios de los mortífagos quienes iban a por ella, fallando constantemente.

La pelirroja se cansó, y en un arrebató de furia, expandió sus manos, de las cuales salieron dos llamaradas, haciendo que el séquito saliera volando hacia el bosque.

Anne se giró hacia Voldemort, quien la miraba de una manera extraña, como si fuera admiración, no era posible, ese ser era incapaz de sentir nada.

—¿Sabes pelear, Voldemort?—imitó su pregunta—A mi me parece que no, me parece que solo sabes te esconderte detrás de tus preciados mortífagos.

—Un buen líder tiene guerreros que luchan por él—respondió.

—Un buen líder lucha por sus guerreros—contraatacó ella.

Voldemort estaba listo. Al tiempo que Harry gritaba «¡Expelliarmus!», Voldemort lanzó su «¡Avada Kedavra!».

De la varita de Voldemort brotó un chorro de luz verde en el preciso momento en que de la de Harry salía un rayo de luz roja, y ambos rayos se encontraron en medio del aire.

La varita de Harry flaqueó, mientras vibraba, como si le recorriera una descarga eléctrica.

Anne se puso al lado de su amigo y de sus manos una vez más brotó una llamarada de fuego potente, parecida a los chorros de luces que provenían de las varitas.

Rojo, Naranja y Verde se mezclaron en la oscuridad.

Y entonces, los tres sintieron que sus pies se alzaban del suelo. Tanto ellos como Voldemort estaban elevándose en el aire. Se alejaron de la lápida del padre de Voldemort, y fueron a aterrizar en un claro de tierra sin tumbas. Algunos mortífagos se levantaron intentando ayudar a su señor, mientras que otros continuaban en el suelo.

—¡No hagáis nada! —les gritó Voldemort a los mortífagos.

Anne vio que tenía los ojos completamente abiertos de sorpresa ante lo que estaba ocurriendo, y que forcejeaba en un intento de romper el hilo de luz que seguía uniéndoles.

—¡Anne, vete!—gritó Harry—¡A por el traslador!

—¡No puedo!—espetó la pelirroja, no podía quitar sus manos de la corriente—¡Ve tú, ponte a salvo!—Anne sabía que mantener a Harry vivo era la prioridad.

El castaño analizó la situación, el fuego de Anne era más fuerte, y como pudo, soltó su varita para ir a por el traslador.

La Weasley impidió que su amigo fuera golpeado por varios hechizos que provenían de los mortífagos, creando una especie de escudo gracias al fuego.

—¡Corre!—dijo viendo como los mortífagos se aproximaban a él

—¡No hagáis nada a menos que yo os lo mande!—volvió a gritar Voldemort.

Anne concentró toda su ira, dolor y tristeza en poder, haciendo así temblar aún más la varita de Voldemort, sonriendo para sí misma al ver el semblante de él.

Y, entonces, un sonido hermoso y sobrenatural llenó el aire... Procedía de cada uno de los hilos de la red finamente tejida en torno a Anne y Voldemort. Era un sonido que la chica pudo reconocer, aunque antes sólo lo había oído una vez: era el canto del fénix.

Para la Gryffindor era un sonido de esperanza... lo más hermoso y acogedor que había oído en su vida. Sentía como si el canto estuviera dentro de ella en vez de rodearla.

No rompas la conexión.

«Lo sé —le dijo Anne a la música—, ya sé que no debo.»

Pero, en cuanto lo hubo pensado, se convirtió en algo bastante más difícil de cumplir.

La dirección del movimiento del rayo era de Voldemort hacia ella, y notaba que sus manos vibraban con enorme fuerza...

Cuando el más próximo de los guijarros de luz se acercó a Anne, sus manos se pusieron tan caliente que a Anne le dio miedo que se prendiera. Cuanto más se acercaba el guijarro, con más fuerza vibraba el fuego.

Concentró cada célula de su cerebro en obligar al guijarro a retroceder hacia Voldemort, con el canto del fénix en los oídos y los ojos furiosos, fijos. Lentamente, muy lentamente, los guijarros se fueron deteniendo, y luego, con la misma lentitud, comenzaron a desplazarse en sentido opuesto... y entonces fue la varita de Voldemort la que empezó a vibrar con terrible fuerza. Voldemort parecía anonadado y casi temeroso.

Uno de los guijarros de luz temblaba a unos centímetros de distancia de la varita de Voldemort. Anne no sabía por qué lo hacía, no sabía qué podría sacar de aquello... pero se concentró como nunca en su vida en obligar a aquel guijarro de luz a ir hacia la varita de Voldemort, y despacio, muy despacio, el guijarro se movió a través del hilo dorado, tembló por un momento, y luego hizo contacto.

De inmediato, la varita de Voldemort prorrumpió en estridentes alaridos de dolor. A continuación (los rojos ojos de Voldemort se abrieron de terror) una mano de humo denso surgió de la punta de la varita y se desvaneció: el espectro de la mano que le había dado a Colagusano. Más gritos de dolor, y luego empezó a brotar de la punta de la varita de Voldemort algo mucho más grande, algo gris que parecía hecho de un humo casi sólido. Formó una cabeza... a la que siguieron el pecho y los brazos: era el torso de Cedric Diggory.

Esto conmocionó a Anne de tal manera, que si en algún momento podría haberse soltado habría sido aquél, pero el instinto se lo impidió, de manera que el rayo de luz naranja siguió intacto, aunque el espeso espectro gris de Cedric Diggory salió en su totalidad de la punta de la varita de Voldemort como de un túnel muy estrecho. Y aquella sombra de Cedric se puso de pie, miró a ambos lados el rayo de luz dorada, y habló:

—¡Aguanta, Annie! —dijo.

La voz resonó distante. Anne miró a Voldemort, que contemplaba atónito la escena, con los ojos abiertos como platos. Aquello lo había cogido tan de sorpresa como a Anne. Ésta oyó los apagados gritos de terror de los mortífagos, que rondaban fuera de la campana dorada.

No podía divisar a Harry, solo esperaba que estuviera bien.

Surgieron nuevos gritos de dolor de la varita, y luego algo más brotó de la punta: la densa sombra de una segunda cabeza, rápidamente seguida de os brazos y el torso.

Un viejo salía de la punta de la varita exactamente igual que había hecho Cedric... Su espectro, o su sombra, o lo que fuera, cayó junto al de Cedric y, apoyándose sobre su cayado, examinó con alguna sorpresa a Anne, a Voldemort y a la red anaranjada.

—Entonces, ¿era un mago de verdad?—dijo el viejo, fijándose en Voldemort—Me mató, ése lo hizo... ¡Pelea bien, muchacha!

Pero ya estaba surgiendo una nueva cabeza... y aquélla, gris como una estatua de humo, era la de una mujer. Soportando las sacudidas con ambas manos para no soltar la varita, Anne la vio caer al suelo y levantarse como los otros, observando.

La sombra de Bertha Jorkins contempló con los ojos muy abiertos la batalla que tenía lugar ante ella.

—¡No sueltes!—le gritó, y su voz retumbó al igual que la de Cedric, como si llegara de muy lejos—¡No sueltes, chica, no sueltes!

Ella y los otros dos fantasmas comenzaron a deambular por la parte interior de la campana dorada, mientras los mortífagos hacían algo parecido en la parte de fuera... Las víctimas de Voldemort cuchicheaban rodeando a los duelistas, le susurraban a Anne palabras de ánimo y le decían a Voldemort cosas que ella no alcanzaba a oír.

Y entonces otra cabeza salió de la punta de la varita de Voldemort... Anne supo quién era en cuanto la vio, era Lily Evans, la madre de Harry.

La sombra de humo de una mujer joven de pelo largo cayó al suelo tal como había hecho Bertha, se levantó y la miró.

—Hola cariño, no me conoces, pero yo a ti sí —dijo ella en voz baja—Gracias por cuidar siempre de mi niño. Todo irá bien... ¡ánimo!...

Segundos después, la forma etérea de James Potter brotó del extremo de la varita de Voldemort, cayó al suelo y se puso de pie como su mujer.

La pareja miró a Anne con una sonrisa afectuosa, sabían lo mucho que la chica había cuidado a su hijo, aunque estuvieran peleados, siempre se tenían lealtad entre si, a James le recordaban a él y Sirius.

De repente, otra persona salió de la luz, pero esta vez del fuego de Anne, la Weasley la miró con sorpresa, en frente de ella, se encontraba Irina Aleksieva, la mujer con la que había tenido la visión.

Se acercó a Anne, mirándola, y le habló con la misma voz lejana y resonante que los otros, pero en voz baja, para que Voldemort, cuya cara estaba ahora lívida de terror al ver a la mujer rubia, no pudiera oírlo:

—Cuando la conexión se rompa, desapareceremos al cabo de unos momentos... pero te daremos tiempo... Tienes que alcanzar el traslador junto con Harry, que os llevará de vuelta a Hogwarts.

—Sí—contestó ella jadeando, haciendo un enorme esfuerzo por sostener sus manos.

—Annie—le cuchicheó la figura de Cedric—, lleva mi cuerpo, ¿lo harás? Llévales el cuerpo a mis padres...

—Lo haré—contestó Anne con el rostro tenso por el esfuerzo.

—Dile a nuestro hijo que le queremos—dijo Lily.

La pelirroja asintió—Siento que no hayáis podido verlo a él—susurró.

Los Potter negaron con la cabeza, sonriendo.

—Prepárate—susurró la voz de Irina—Prepárate para correr... ahora...

—¡YA!—gritó Anne.

No hubiera podido aguantar ni un segundo más. Levantó sus brazos con todas sus fuerzas, y el rayo naranja se partió. La jaula de luz se desvaneció y se apagó el canto del fénix, pero las víctimas de Voldemort no desaparecieron: lo cercaron para servirle a Anne de escudo.

Y la pelirroja corrió como nunca lo había hecho en su vida, golpeando a dos mortífagos atónitos para abrirse paso.

Corrió en zigzag por entre las tumbas, viendo a Harry en la distancia, cuando llegó hacia él, vio que estaba al lado del cuerpo de Cedric.

—¡Aturdidlos! —oyó gritar a Voldemort.

—¡Accio! —gritó Harry, apuntando a la Copa de los tres magos con la varita.

La Copa voló por el aire hasta ellos. Harry la cogió por un asa, y agarró la mano de Anne.

—Aguanta, Annie.

Escucharon el grito furioso de Voldemort en el mismo instante en que él sentía la sacudida bajo el ombligo que significaba que el traslador había funcionado: se alejaban de allí a toda velocidad en medio de un torbellino de viento y colores, y Cedric iba a su lado. Regresaban...




















✧.°˖✧.°˖✧



























Cayeron de bruces, y el olor del césped les penetró por la nariz. Habían cerrado los ojos mientras el traslador les transportaba, y seguían sin abrirlos. No se movió. Parecía que le hubieran cortado el aire.

Sujetaba a Anne con fuerza, manteniéndola en su regazo.

—¡Anne, Anne despierta!—gritaba contra su cuerpo desquiciado, no podía perder a su mejor amiga.

Dumbledore, al ver lo que pasaba, ordenó que se llevaran a Cedric con rapidez, junto con su padre, quien gritó al ver a su hijo.

El estrépito lo ensordeció y lo dejó más confundido: había voces por odas partes, pisadas, gritos... Permaneció donde estaba, con el rostro contraído en el regazo de Anne, como si fuera una pesadilla que pasaría...

Un par de manos lo agarraron con fuerza y lo volvieron boca arriba—¡Harry!, ¡Harry!

Albus Dumbledore se encontraba a su lado, agachado. Los rodeaban las sombras oscuras de una densa multitud de personas que se empujaban en el intento de acercarse más.

Harry notó que el suelo, bajo su cabeza, retumbaba con los pasos.

Había regresado al borde del laberinto. Podía ver las gradas que se elevaban por encima de él, las formas de la gente que se movía por ellas, y las estrellas en lo alto.

Harry soltó la Copa, pero agarró a Anne aún con más fuerza. Levantó la mano que le quedaba libre y cogió la muñeca de Dumbledore, cuyo rostro se desenfocaba por momentos.

—Harry—le llamó el director—Harry suéltala—ordenó.

Pero el castaño no hizo caso, seguía aferrado al cuerpo de su amiga, sangre salía de la nariz y boca de la chica.

—Ha retornado—susurró Harry—Ha retornado. Voldemort.

—¿Qué ocurre? ¿Qué ha sucedido?

El rostro de Cornelius Fudge apareció sobre Harry vuelto del revés.

Parecía blanco y consternado.

—¡Dios... Dios mío, Weasley y Diggory!—exclamó—¿Están muertos?

Aquellas palabras se reprodujeron, y las sombras que los rodeaban se las repetían a los de atrás, y luego otros las gritaron, las chillaron en la noche: «¡Está muerto!», «¡Está muerta!», «¡Anne Weasley y Cedric Diggory están muertos!».

—Suéltala, Harry—oyó que le decía la voz de Fudge, y notó dedos que intentaban separarlo del cuerpo débil de Anne, pero Harry no la soltó.

Entonces se acercó el rostro de Dumbledore, que seguía borroso.

—Tenemos que ayudarla, Harry, está viva, puede estar viva si la atendemos.

Dumbledore se inclinó y, con extraordinaria fuerza para tratarse de un hombre tan viejo y delgado, levantó a Harry del suelo y lo puso en pie.

Snape se llevó a Harry, quien seguía gritando por su amiga, mientras que el grupo de Slytherin se abría paso para llegar hasta su amiga.

Pansy lloraba en el hombro de Blaise, quien empujaba a unos estudiantes para pasar—No puede estar muerta, no, no, no.

Cuando por fin se encontraron delante de la pelirroja abrieron la boca al ver la escena, Anne estaba pálida en los brazos de Madame Pomfrey, quien la ponía en una camilla.

—¡Anne!—gritó Mattheo—¿Está viva?—preguntó, suplicando mentalmente que lo estuviera.

—Tiene las costillas rotas, esta sangrando internamente, Dumbledore—dijo Pomfrey, quien también tenia los ojos llorosos por todo lo sucedido.

—Llévala a la enfermería, hay que ser rápidos, Pomfrey, podemos salvarla—ordenó Dumbledore—Hoy ya hemos perdido a un estudiante, no podemos perder a más.

La enfermera asintió, yendo con rapidez hacia el ala, siendo acompañada por el director y McGonagall, dejando ahí al grupo de serpientes, que no sabían como reaccionar.






















✧.°˖✧.°˖✧






















Cuando Anne abrió los ojos, la luz del sol la cegó completamente, emitiendo un pequeño alarido de dolor al incorporarse.

Rapidamente despertó a todos los que se encontraban en la sala, no se lo podía creer, estaban Pansy, Blaise, Theo, Draco y Ron en la misma sala.

Su mellizo era quien sostenía su mano con fuerza, tenía ojeras bastante marcadas bajo sus ojos.

—¡Annie!—Ron se abalanzó sobre ella, dándole un fuerte abrazo mientras le acariciaba el pelo—Pensaba que estabas muerta.

—Pues no, aquí sigo, vivita y coleando—le dio una sonrisa—Para vuestra desgracia os tocaré los cojones hasta el día en el que muráis.

—Que suerte la nuestra—comentó con sarcasmo Draco, dándole una sonrisa de alivio.

Todos la abrazaron, uno a uno, con cuidado de no lastimarla.

—No estoy hecha de porcelana, chicos—bromeó—Estoy bien.

Theo hizo una mueca—Aquella noche no lo estabas.

—Ya, creo que no voy a volver a tocar una copa en mi vida, la verdad—se rio, provocando una risa también a los demás.

—Bromeando hasta después de casi quedarte tiesa, ¿con quien tendría mis sesiones nocturnas de escaparnos a las cocinas, pelirroja?—Blaise le despeinó el pelo con cariño.

—Y más importante—Pansy apartó al Zabini, dandole una indirecta de que era su turno de estar con la chica—¿Con quien tendría mis sesiones de cotilleo diarias?

—Admitidlo, no podríais vivir sin mi—sonrió Anne con orgullo.

—Que no se te suba mucho el ego, comadreja—se burló Draco.

—Yo sé que tu también me echaste de menos, hurón, aunque sea un poquito.

—Solo un poquito.

—¿Solo un poquito?—bufó Theo—Deberías haber visto lo que le decía a Fudge.

—Déjame adivinarlo—carraspeó Anne—Mi padre se enterará de esto—imitó la voz de Draco un poco más aguda.

El Malfoy rodó los ojos—Que mala imitación.

—Si sonó igualita—se rio Pansy.

—Voy a buscar a mamá—dijo Ron algo incómodo, dándole un beso en la cabeza.

Anne asintió con una sonrisa—Seguro que ahora me tendrá favoritismo a mi—le sacó la lengua a su hermano de forma burlona—Tengo pase VIP por estar al ladito de la muerte.

Una vez que Ron se fue, la chica se dirigió a sus amigos.

—Me faltan un par de hermanos aquí, ¿donde están?—preguntó.

Theo se rascó la cabeza—Eh... Bueno, Tom estuvo todo el día en la biblioteca, y Mattheo...

—No sale de su habitación—terminó Pansy—Se siente culpable.

Anne frunció el ceño.

Su familia apareció justo cuando los de Slytherin se habían ido después de haber estado hablando durante media hora.

Molly le había llenado la cabeza de besos, al igual que sus hermanos y Hermione. Harry se había quedado toda la tarde con ella, hablando de múltiples cosas, y consolándose entre si por todo lo sucedido.


















✧.°˖✧.°˖✧





















Por fin le habían dado el alta, y Anne se encontraba extremadamente feliz.

Había decidido ir a darles una visita a los hermanos Riddle, no quería que se sintieran culpables, ellos no tenían la culpa de nada.

Lo primero que le pilló de paso fue la biblioteca, y se adentró a la sección oscura, donde supuso que se encontraba Tom.

—Hola—dijo al verle sentado en una de las mesas, se veía agotado.

El chico se levantó con rapidez de la silla e hizo algo que Anne nunca se hubiera esperado, la abrazó.

Le costó reaccionar durante unos segundos pero después le recibió con los brazos abiertos.

—No pasa nada, Tom, estoy bien, estoy bien—le acarició el pelo, notando como él metía su cabeza en su cuello.

Minutos después, el chico se separó del abrazo, Anne le miraba con una sonrisa—No te preocupes, mi boca está sellada, no le diré nada a nadie, promesa de meñique.

Tom, sin dar una palabra más, salió de la biblioteca, la pelirroja sabía que le costaba mucho el contacto físico, y entendió que se hubiera ido.














✧.°˖✧.°˖✧















Anne tocó la puerta del dormitorio de Mattheo, no hubo respuesta, así que decidió entrar de todas formas.

Cuando vio al Riddle, tumbado en la cama, sintió como su corazón se estrujaba, viendo la condición en la que se encontraba.

Caminó hasta llegar a su cama, donde se sentó a su lado, tocándole la espalda con suavidad.

—Riddle—susurró.

El chico se reincorporó con rapidez—Anne.

—Hola—sonrió ella—¿Por qué no has venido a visitarme? ¿Estás bien?

Mattheo se rascó la nuca, intentando buscar una excusa mientras se levantaba de la cama, teniéndola enfrente—No tuve tiempo.

La pelirroja alzó las cejas—¿De verdad crees que me voy a tragar esa mentira?

El Slytherin suspiró derrotado, sentándose una vez más al lado de ella—No soportaba verte así, Anne, yo... Pensar el simple hecho de que mi padre casi ha sido el causante de tu muerte, no puedo permitirlo.

—¿Así qué piensas que alejándote de mi hará que no me intenten matar?—inquirió Anne, ante el asentimiento de él, resopló—Mattheo, soy mejor amiga de Harry Potter, el peligro va atado a mi, te alejes o no.

—Joder, lo sé, pero es que es mi padre, Anne, no es un simple señor de por ahí, puede averiguar que eres mi punto débil y utilizarlo en mi contra—soltó sin darse cuenta de lo que acababa de decir.

—¿Soy tu punto débil?—preguntó Anne con sorpresa, sintiendo como sus mejillas se volvían de un color rosado.

El Riddle se calló durante unos segundos, dándose cuenta para luego asentir, ya no podía retractarlo, al fin y al cabo, esa era la verdad—Pues claro que lo eres, Anne, te he dado miles de indirectas que nunca has captado, entiendo que...

La pelirroja no pensó con claridad en esos momentos, puso sus dos manos en la cara del chico y le atrajo hacia ella, uniendo sus labios en el acto.

Mattheo reaccionó con rapidez, tomando el control del beso, todos los sentimientos que habían tenido durante todos esos años se demostraron, el chico agarró a Anne de la cintura, posándola en su regazo sin separar sus labios.

La Gryffindor se sentía en el mismísimo cielo, era un beso desordenado, desesperado, pero que se sentía tan bien. Su mente estaba en blanco, alejó todos los pensamientos que la sacaban del momento en el que se encontraba, no quería pensar, solo quería sentir, sentir los labios del que alguna vez había considerado su enemigo.

Se separaron un momento para respirar, sentían sus corazones yendo a mil por hora.

La pelirroja apoyó su frente en la de Mattheo—Y pensar que a principios del año me odiabas, yo creo que todo eso era mentira, ¿no crees, pelirroja?—sonrió de lado el chico.

Anne rodó los ojos bufando levemente—Cállate y bésame otra vez, egocéntrico.

Mattheo sonrió para atraerla de la cintura hacia él otra vez, estaban prácticamente pegados, pero a la vez necesitaban más—Yo encantado, rojita—la atrajo en un beso una vez más, no quería que acabara, lo que sea que fuera eso.

El beso del Riddle fue con una urgencia tan grande que no respiraban, ella lo estaba volviendo loco, ninguna chica le había hecho sentir así, solo Anne, su pelirroja, su rojita.

Los brazos de Mattheo la sujetaban con tanta fuerza pero a la vez con tanta delicadeza, que Anne se sintió más segura de lo que nunca se había sentido.

Eran jóvenes, pero lo que sentían era demasiado fuerte.

De repente, la puerta comenzó a abrirse, y los dos se separaron con rapidez, carraspeando cuando Blaise entró.

—Mattheo, Mattheito, el amargado más solecito, ¿sigues igual de deprimido sin tu churrumina?—el moreno paró de hablar en cuanto vio que Anne se encontraba también en la habitación—Uy, la churrumina, ¿qué haces aquí, Annie?—inquirió con un tono divertido alzando las cejas varias veces.

—Hola Blaise—la pelirroja se levantó con rapidez—Adiós Blaise—dijo saliendo por la puerta con rapidez.

El Zabini miró a su amigo, quien le miraba como si estuviera a punto de lanzarle una maldición, a lo que levantó las manos con inocencia—Oye no me culpes, ¿cómo iba a saber que estaría aquí?

Mattheo resopló, tirándose en la cama.

—Oye y... ¿Que habéis hecho? Espero que en mi cama nada—dijo asqueado.

El Riddle le tiró una almohada a la cabeza—Blaise te juro que a la próxima es un crucio.

















✧.°˖✧.°˖✧





MARATON 3/7

AAAAAAAAAAAAAAAQYQVJAQOQ

Yo se que estais gritando igual que yo 😜

Mattheo y Annie son muy monos

Opiniones?

Espero que os haya gustado!!

No os olvideis de votar y comentar porfa

Chaochao💘

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro