CAPÍTULO 24
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—No te preocupes, miope—consolaba Anne a su mejor amigo, Cho Chang, la chica de la que estaba perdidamente enamorado, ya tenía pareja para el Yule Ball, Cedric Diggory—Hay muuchas chicas en Hogwarts, solo tienes que encontrarla.
—Cho era mi indicada—el castaño apoyó su cabeza en el hombro de la Weasley, decepcionado—No quiero ir con otra chica.
Los dos caminaban hacia su Sala Común después de lo ocurrido con la Ravenclaw.
—Lo sé, Harry—le miró—Pero si ella ya tiene pareja... No creo que quieras bailar solo, ¿no?
El Potter negó con rapidez varias veces, alejando ese pensamiento lo máximo posible, ya se imaginaba a si mismo bailando con el aire en medio de la pista, tendría que decir que su pareja había tenido un accidente en Transformaciones y se había vuelto invisible.
—Tú...—empezó el castaño—¿Podrías ir conmigo?—miró hacia el suelo algo apenado.
Anne hizo una mueca, pero se quedó callada—Bueno, puedo intentar preguntarle a Alexander si...
Harry volvió a negar con la cabeza, interrumpiéndola—No, no voy a dejar que arruines un día especial solo por mi, mereces pasarlo bien, no voy a ser así de egoísta.
La pelirroja le agarró de la mano, como signo de confortación—Escucha, aún queda, en estos días te ayudaré a conseguir pareja, ¿vale?
El Potter murmuró un suave "sí", sin muchas ganas.
—Y si al final no consigues pareja...—empezó Anne—Filch siempre te aceptaría un baile...
Harry levantó la cabeza para mirarla, soltando una pequeña carcajada—Te voy a matar, Annie.
La mencionada sonrió, había conseguido despejarle un poco del tema que le agobiaba—No te atreverías.
—Corre.
—Ouh... No pensé que fueras enserio.
Harry alzó una ceja, indicándole lo contrario.
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Cuando llegaron a la Sala Común, entre risas y burlas, se encontraron a Ron rodeado.
Anne frunció el ceño al ver como su hermana le consolaba.
—¿Qué le pasa?—preguntó la chica cuando se acercaron a ellos—Parece que haya visto un fantasma.
Ron lo miró con expresión de horror.
—¿Por qué lo hice?—exclamó con desesperación—¡No puedo entender por qué lo hice!
—¿El qué? —le preguntó Harry.
—Eh... simplemente le pidió a Fleur Delacour que fuera al baile con él—explicó Ginny, que parecía estar a punto de sonreír, pero se contuvo y le dio a Ron una palmada de apoyo moral en el brazo.
—¿Qué tú qué?—dijo Anne.
—¡No puedo entender por qué lo hice!—repitió Ron—¿A qué he jugado? Había gente y me volví loco... ¡Con todo el mundo mirando! Simplemente la adelanté en el vestíbulo. Estaba hablando con Diggory. Y entonces me vino el impulso... ¡y se lo pedí!
Ron gimió y se tapó la cara con las manos.
Siguió hablando, aunque apenas se entendía lo que decía.
—Me miró como si yo fuera una especie de holotúrido. Ni siquiera me respondió. Y luego... no sé... recuperé el sentido y eché a correr.
—Es en parte una veela—dijo Harry—Tenías razón: su abuela era veela. No es culpa tuya. Estoy seguro de que llegaste cuando estaba desplegando todos sus encantos para atraer a Diggory, y te hicieron efecto a ti. Pero ella pierde el tiempo. Diggory va con Cho Chang.
Ron levantó la mirada.
—Le acabo de pedir que sea mi pareja—añadió Harry con voz apagada—, y me lo ha dicho.
De pronto, Ginny había dejado de sonreír.
Anne miró a su hermana algo apenada.
—Esto es una estupidez—afirmó Ron—Somos los únicos que quedamos sin pareja. Bueno, además de Neville. ¿A que no adivinas a quién se lo pidió él? ¡A Hermione!
—¿Qué?—exclamó Harry, completamente anonadado por aquella impactante noticia.
—¡Lo que oyes!—dijo Ron, y recobró parte del color al empezar a reírse—¡Me lo contó después de Pociones! Dijo que ella siempre ha sido muy buena con él, que siempre lo ha ayudado con el trabajo y todo eso... Pero ella le contestó que ya tenía pareja. ¡Ja! ¡Como si eso fuera posible! Lo que pasa es que no quería ir con Neville... Porque, claro, ¿quién sería capaz de ir con él?
Anne frunció el ceño—¿Pero que bobadas estás diciendo Ron?—contó mentalmente hasta diez para no abalanzarse sobre él, no sabía lo que le pasaba a su mellizo, estaba mucho más irritable.
Ron abrió la boca para replicar pero justo en aquel momento entró Hermione por el hueco del retrato.
—¿Por qué no habéis ido a cenar? —les preguntó al acercarse a ellos.
—Porque... porque les han dado calabazas a los dos—explicó Ginny.
Eso les paralizó la risa, en cambio hizo que las dos hermanas empezaran a reirse.
—Muchas gracias, familia—murmuró Ron con amargura.
—Yo me voy a arriba—avisó Anne al bostezar.
—Enseguida voy contigo, Annie—le avisó Hermione.
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Anne se encontraba tirada en su cama boca arriba, replanteándose su existencia, cuando de repente entró Hermione enfadada.
—¿Herms?—preguntó al notar como se tumbaba a su lado—¿Qué ha hecho Ron?
—Pensar que no tengo pareja para el baile—murmuró Hermione—Tú... ¿Crees que Viktor me lo pidió por qué de verdad le gustaba?—preguntó con algo de inseguridad.
—Venía todos los días a la biblioteca por ti, considera eso un "te amo"—le aseguró Anne—Además, ¿por qué no le gustarías? Eres guapísima e inteligente, Herms, tienes el pack completo.
Hermione rodó los ojos ante el tono de Anne pero sonrió sintiéndose un poco mejor.
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El baile de Navidad había supuesto un sinfín de deberes que les habían puesto a los de cuarto para Navidad, a nadie le apetecía ponerse a trabajar al final del trimestre, y la mayoría se pasó la primera semana de vacaciones disfrutando todo lo posible con sus compañeros.
La torre de Gryffindor seguía casi tan llena como durante el trimestre, y parecía más pequeña, porque sus ocupantes armaban mucho más jaleo aquellos días.
En ese momento, Anne hablaba con Blaise, Theo y Pansy sobre el Yule Ball.
—No se que ponerme—Anne hizo una mueca.
—Cuando quieras te dejo algo—contestó Pansy—Traje unos cuantos de casa.
—¿Te he dicho ya cuánto te amo?—le preguntó Anne con falsa inocencia, abrazándola de lado.
—Muchas—Pansy soltó una risa.
—Aprovechada—tarareó Blaise.
—Ojalá y te ahogues con el pastelito.
—Ojalá y tu te ahogues mientras te morrees con el Alexander.
Anne le hizo una mueca, sacándole la lengua, gesto que el Zabini le devolvió.
—Menudos niños de amigos tengo—se burló Theodore.
Los tres se miraron entre sí para luego abalanzarse sobre el Nott.
—¡Emboscada!—exclamó Pansy.
—¡Tres contra uno! ¡Tramposos!
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El día de Navidad, Anne se despertó feliz, estaba muy emocionada, esa noche no tendría que preocuparse por nada, solo tendría que bailar y bailar con sus amigos y Alexander.
Después de abrir sus regalos de navidad, bajó con Hermione al Gran Comedor.
Se pasaron casi toda la mañana en la torre de Gryffindor, disfrutando de los regalos, y luego bajaron al Gran Comedor para tomar un magnífico almuerzo que incluyó al menos cien pavos y budines de Navidad, junto con montones de petardos sorpresa.
Por la tarde salieron del castillo: la nieve se hallaba tal cual había caído, salvo por los caminos abiertos por los estudiantes de Durmstrang y Beauxbatons desde sus moradas al castillo. En lugar de participar en la pelea de bolas de nieve entre Harry y los Weasley, Hermione prefirió contemplarla, y a las cinco les anunció que volvía al castillo para prepararse para el baile, así que Anne la acompañó.
—Pero ¿os hacen falta tres horas?—se extrañó Ron, mirándolas sin comprender.
Pagó su distracción recibiendo un bolazo de nieve arrojado por George que le pegó con fuerza en un lado de la cabeza.
No había cena de Navidad porque el baile incluía un banquete, así que a las siete, cuando se hacía difícil acertar a alguien, dieron por terminada la batalla de bolas de nieve y volvieron a la sala común del castillo.
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Anne frunció el ceño al ver como había un paquete colocado en su cama.
—Herms—llamó a su amiga, la cual estaba en el baño—¿Este paquete es tuyo?
La castaña se acercó y negó con la cabeza—Pero mira, tiene una nota.
Anne abrió la nota.
Hola rojita, espero que sepas quien soy.
Escuché que no tenías vestido así que... Tómalo como una ofrenda de paz por todas las veces que quieres tirarme al Lago Negro.
Espero que lo lleves al baile.
R—
—Vaya...—murmuró asombrada al abrirla, dentro había un bonito vestido azul largo, que portaba un cuello en v y tenía unos finos tirantes del mismo color.
Después de meditarlo, decidió ponérselo, era demasiado bonito.
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El vestíbulo estaba abarrotado de estudiantes que se arremolinaban en espera de que dieran las ocho en punto, hora a la que se abrirían las puertas del Gran Comedor.
Los que habían quedado con parejas pertenecientes a diferentes casas las buscaban entre la multitud.
Harry se encontraba reunido con su pareja de baile, Parvati, y con Ron y Padma.
A tan solo unos metros también se encontraban los Slytherin, Malfoy iba al frente.
Llevaba una túnica negra de terciopelo con cuello alzado junto con los hermanos Riddle, Theo y Blaise, del brazo del último nombrado iba Pansy Parkinson, con una túnica de color rosa pálido con muchos volantes.
—¿Dónde están Anne y Hermione?—preguntó Harry.
Ron negó con la cabeza, sin saber.
—Vaya... Está preciosa...—murmuró de repente Parvati, mirando en dirección hacia la escalera.
Se giraron para ver a que se refería la chica y quedaron asombrados.
Era Anne, la cual bajaba por las escaleras de mármol, luciendo su precioso vestido azul, seguía sin saber al cien por cien quién se lo había enviado, pero se lograba hacer una idea.
—Estás guapísima, Annie—su mejor amigo le sonrió.
Al llegar al lado de sus amigos, notó como alguien no dejaba de mirarla y se giró.
Los Riddle la miraban con asombro, sobre todo Mattheo, que portaba un brillo en la mirada.
Anne le miró, alzando una ceja y el chico le guiñó un ojo divertido mientras abría la boca para decir algo, sin embargo no emitió un solo sonido.
"Espero que te haya gustado el vestido, pelirroja" formuló con la boca.
La chica negó con la cabeza divertida, para luego mirar a los de Durmstrang, que acababan de entrar junto con Karkarov.
Frunció al ceño cuando no vio por ningún lado a Alexander, y se acercó al mejor amigo de ese.
—¡Krum!—le llamó.
El búlgaro se giró—Oh, la chica de los bebés, ¿qué tal?
—Bien, bien—contestó con rapidez, ignorando la mirada confusa de los que habían escuchado eso—¿Viste a Alexander?
Krum ladeó la cabeza—¿No te dijo? Al final no puede asistir.
Anne sintió como el corazón le daba un vuelco—¿Qué?
El chico abrió la boca para decir algo más, pero McGonagall le llamó:—¡Los campeones por aquí, por favor!
La pelirroja se quedó quieta donde estaba, hasta que vio como el grupo de Slytherin se acercaba a ella.
—Lo escuchamos todo, Annie—murmuró Pansy—¿Cómo que no viene?
—No lo sé—suspiró Anne algo decepcionada—Supongo que iré sola.
—Podemos ir juntos—dijo Mattheo, demasiado rápido.
Anne le miró algo sorprendida—Pero... ¿Y tú pareja?
—No vine con nadie, solo quería ir con una persona, pero esa no pudo, así que...
Una extraña sensación le recorrió a la chica al saber que Mattheo quería ir con una persona en específico, como si fueran celos.
Pero alejó rápidamente ese pensamiento.
Blaise carraspeó algo parecido a "el más disimulado", pero el Nott le dio un codazo.
—¿Entonces aceptas mi propuesta, pelirroja?—le sonrió de lado.
Anne asintió, aceptando su brazo divertida.
En ese momento nadie pensó en como reaccionarían los Weasley ante la noticia de que su hermana pequeña fuera al baile con los "enemigos".
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Una parte de la explanada que había delante del castillo la habían transformado en una especie de gruta llena de luces de colores. En realidad eran cientos de pequeñas hadas: algunas posadas en losrosales que habían sido conjurados allí, y otras revoloteando sobre unas estatuas que parecían representar a Papá Noel con sus renos.
Mientras todos veían como los campeones pasaban, Anne soltó un silbido cuando Hermione pasó al lado de Krum, animando a su amiga al ver que estaba nerviosa.
Dumbledore se levantó y, a un movimiento suyo de varita, hizo aparecer por encantamiento a lo largo del muro derecho un tablado.
Sobre él aparecieron una batería, varias guitarras, un laúd, un violonchelo y algunas gaitas.
Las Brujas de Macbeth subieron al escenario entre aplausos entusiastas.
Eran todas melenudas, e iban vestidas muy modernas, con túnicas negras llenas de desgarrones y aberturas.
Después de que los campeones hubieran bailado durante unos minutos, los demás se empezaron a unir.
Mattheo posó sus manos en la cintura de Anne, y empezaron a bailar entre risas y burlas por parte de la pelirroja al ver como el Riddle se concentraba para no pisarla.
—Déjame, ¿vale?—murmuró Mattheo rodando los ojos divertido—Aprendí por Blaise, me dejó trauma de tantos pisotones que me pegó.
—¡Te escuché, Riddle!—exclamó el moreno mientras bailaba junto con Pansy.
—¡Ese era mi objetivo!—contestó Mattheo dándole una vuelta a Anne y luego volver a agarrarla de la cintura, atrayéndola hacia él.
—¡Como agradecen los niños de hoy en día!
—Tienes su edad, Blaise—el Malfoy negó con la cabeza mientras bailaba con una chica de Slytherin, la cual Anne reconoció como Astoria Greengrass.
—Shhh—le mandó callar.
Las Brujas deMacbeth dejaron de tocar, los aplausos volvieron a retumbar en el Gran Comedor.
Segundos después empezaron a tocar una nueva pieza, mucho más rápida que la anterior.
Anne continuó bailando con los Slytherin, cambiando de pareja entre si con ellos, y también con Hermione, quien al final decidió acercarse un momento a Ron y Harry, los cuales pensaban que de tanto mirar fijamente a sus amigas, ellas acudirían para consolarles e irse a otro sitio.
Pero eso no paso, la pelirroja seguía metida en su mundo.
Hermione se acercó y se sentó en la silla que Parvati había dejado.
Estaba un poco sofocada de tanto bailar.
—Hola—la saludó Harry.
Ron no dijo nada.
—Hace calor, ¿no?—comentó Hermione abanicándose con la mano—Viktor acaba de ir por bebidas.
—¿Viktor?—dijo Ron con furia contenida—¿Todavía no te ha pedido que lo llames «Vicky»?
Hermione lo miró sorprendida—¿Qué te pasa?—le preguntó.
—Si no lo sabes, no te lo voy a explicar, deberías volver con él, aunque al menos viniste, no como Anne que sigue con esos —replicó Ron mordazmente.
Hermione interrogó con la mirada a Harry, que se encogió de hombros.
—Ron, ¿qué...?
—¡Es de Durmstrang! ¡Y los otros son de Slytherin!—soltó Ron—¡Krum compite contra Harry! ¡Y los otros contra Hogwarts! Vosotras estáis...—Ron estaba obviamente buscando palabras lo bastante fuertes para describir los "crímenes" de Anne y Hermione—¡confraternizando con el enemigo, eso es lo que estáis haciendo!
Hermione se quedó boquiabierta.
—¡No seas idiota!
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Mientras la pelirroja se encontraba en una esquina, llenando su vaso de un ponche que habían puesto, alguien carraspeó.
Se giró para ver que Tom la miraba fijamente.
—¿Todo bien, Riddle?—le miró extrañada.
—Tengo algo para ti—susurró el Riddle para que solo ella le escuchara.
Anne ladeó la cabeza, algo divertida—¿Me has comprado algo, Tom?
El chico la miró fijamente—Es una reliquia... familiar.
La pelirroja abrió un poco la boca al ver como Tom se sacaba del bolsillo de su traje un bonito colgante, el cual portaba una pequeña serpiente de metal colgando.
—Es precioso—murmuró Anne, admirándolo—Pero no puedo aceptarlo...—dijo apenada—Es una reliquia familiar.
—Quiero que lo tengas, Anne—sus ojos grises estaban fijos en ella.
Finalmente, la chica aceptó, asintiendo mientras se giraba para que el Riddle se lo pusiera.
Anne sintió como las puntas de los dedos del castaño le rozaban el cuello, dándole una sensación de cosquilleo que le recorría toda la columna vertebral.
Tom sonrió para sí mismo, notando el nerviosismo de ella.
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Cuando a la medianoche terminaron de tocar Las Brujas de Macbeth, todo el mundo les dedicó un fuerte aplauso antes de emprender el camino hacia el vestíbulo.
La pelirroja les sonrió—Ahora vuelvo—dijo al ver a sus amigos.
Anne se acercó a Ron y Hermione, quienes parecían tener una discusión.
Se gritaban a tres metros de distancia, los dos rojos como tomates.
—Bueno, pues si no te gusta, ya sabes cuál es la solución, ¿no? —gritó Hermione; el pelo se le estaba desprendiendo de su elegante moño, y tenía la cara tensa de ira.
—¿Ah, sí? —le respondió Ron—, ¿cuál es?
—¡La próxima vez que haya un baile, pídeme que sea tu pareja antes que ningún otro, y no como último recurso!
Ron movió la boca sin articular ningún sonido, como una carpa fuera del agua, mientras Hermione se daba media vuelta y subía como un rayo la escalera.
—¿Qué ha pasado?—Anne frunció el ceño hacia su hermano.
—La que faltaba para darme lecciones de moral...—espetó con algo de rencor.
La Weasley alzó una ceja—¿Perdón?
—Por favor, no te hagas la tonta, Anne, esta vez no.
Al ver como su hermana se quedaba callada, volvió a hablar.
—¿Te crees que no te hemos visto con esas serpientes?—escupió con veneno filtrado en sus palabras, señalando con la cabeza a los Slytherin.
Anne apretó la mandíbula—No les llames así, mucho menos con ese tono.
Ron bufó—¡Son los enemigos! No puedes relacionarte con ellos, son malvados, Anne.
—¡No lo son! Pueden parecerlo al principio pero...
—¿Pero qué?—el pelirrojo alzaba su voz cada vez más—¿Pero contigo han sido los caballeros del año? Solo falta que adoptes a Zabini o Nott como uno de tus hermanos.
—Mejores hermanos que tú han sido—la pelirroja tardó unos segundos en darse cuenta de su error, le había dado donde más le había dolido.
Un silencio tenso se apoderó entre los tres.
—Bien—Ron habló con amargura—Si eso crees tú... Que sean ellos tus hermanos.
—Ron...
—No, vete con ellos, vámonos, Harry—le indicó a su amigo.
—¿Harry?—Anne le miró, sintiendo algunas lágrimas acumularse en sus ojos.
Harry no le contestó.
Estaba demasiado contento de haber vuelto a ser amigo de Ron para decir lo que pensaba justo en aquel momento.
Cuando Ron pasó por su lado, le dio un leve golpe en el hombro a propósito.
El Potter no pudo ni mirar a su mejor amiga y continuó su camino.
Anne sintió como algunas lágrimas empezaban a resbalar por sus mejillas, dio media vuelta para irse de ese lugar, lo había estado pasando tan bien... Pero ahora lo único que quería era llorar hasta conciliar el sueño en su habitación.
De repente, se estampó contra alguien, sin siquiera mirarle, reconoció el traje con el que había estado bailando la mayoría de la noche, y sin poder evitarlo, rompió a llorar en su pecho.
Mattheo, quien había estado mirando la escena desde lejos, sin querer intervenir por si empeoraba las cosas, dejó que la pelirroja se apoyará en él, y la abrazó para intentar consolarla.
—Todo está bien, pelirroja...—murmuraba mientras le acariciaba el pelo con suavidad.
—No—balbuceaba ella entre llantos silenciosos—Nada lo está, me odian, Mattheo—susurró con un hilo de voz.
—No—la contradijo con suavidad—No te odian ¿Cómo podrían hacerlo?
Anne negó levemente con la cabeza, sintiéndose un poco más desahogada.
—Nadie podría odiarte—Mattheo dejó de abrazarla para alzar su mano y posarla en la cara de la pelirroja para luego limpiarle las lágrimas secas con el pulgar con una suavidad que hizo que una cálida sensación se instalara en Anne.
La pelirroja le dedicó una pequeña pero verdadera sonrisa.
—Ven—le indicó.
—¿A donde vamos?—preguntó ella.
—A mi sala común—la guio con el brazo agarrado al suyo.
—Pero... ¿No crees que me agarrarán un poco de los pelos si entro?
Mattheo negó—Vas conmigo.
Cuando los dos entraron a la Sala, no se encontraron con nadie, claro, probablemente seguían en el baile, pero ellos se habían tenido que ir antes porque...
Alejó ese pensamiento, ya había llorado una vez delante de Mattheo, no quería que le volviera a pasar.
—Ponte cómoda—el chico le dedicó una pequeña sonrisa cuando abrieron la puerta de su dormitorio.
La habitación de Mattheo era totalmente verde, con algunos premios colgados en la pared, pero sobretodo tenía puestas fotos en la pared, habían con Blaise, Theo, Pansy, Draco, Tom...
Frunció el ceño al ver como en una de ellas estaba Mattheo de pequeño, al lado de una niña pelirroja.
Abrió mucho los ojos al ver que la pequeña era ella, con una gran sonrisa, abrazando de lado al Riddle, el cual tenía la mirada puesta en ella, como si estuviera admirándola.
Anne sintió como el chico se acercaba a su lado, para luego agarrar la foto.
—Me acuerdo de ese día—murmuró la Weasley.
Mattheo le hizo un gesto para que se sentara a su lado en la cama, y soltó una pequeña risa, recordando—Te enfadaste con tus hermanos porque te habían robado un pastelito de calabaza.
—Y después de que te lo contara, me compraste una cesta llena de ellos—Anne se sentó.
El castaño asintió, todavía con una sonrisa puesta en la cara—Me llenaste la cara de besos.
La Weasley se tornó del color de su pelo—Eh- Bueno...—balbuceó.
—Mira, te has puesto igual de roja que yo aquel día—se burló.
Anne le dio un pequeño golpe en el brazo, riéndose al igual que él.
Después de unos segundos, la chica bostezó, y Mattheo lo notó.
—Deberías descansar, pelirroja, has tenido una noche larga.
Ella bufó—Y tanto...—dijo tumbándose en un lado de la cama.
Al cerrar los ojos se sintió muy cansada pero cómoda, estar con Mattheo le generaba... ¿paz?
Minutos después, sintió como el chico se tumbaba también—Descansa, rojita.
—Descansa, Riddle.
✧.°˖✧.°˖✧
Holuuu
¿Qué tal, amores?
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¿Qué team sois?
Espero que os haya gustado!!
No os olvidéis de votar y comentar porfa, ayuda mucho<33
Chauuu
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