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Anne miraba hacia todos los lados como una desquiciada para evitar que la pillaran merodeando por los pasillos, definitivamente no quería que Filch le castigara.

Mientras caminaba, reconoció a la chica que estaba al final del pasillo yendo de puntillas hacia su torre para evitar también ser pillada.

—Pst, Alice—la llamó susurrando.

La castaña alzó la vista y sonrió al ver a la Weasley—¡Anne! ¿Qué haces aquí?

—Solo te quería preguntar una cosa, si no te importa, claro—añadió, rezando internamente que Alice accediera.

—Dispara—murmuró Alice mientras bostezaba por sueño.

—¿Qué recuerdas de la noche que vistes a alguien entrar en el Gran Comedor para poner un nombre en el cáliz de fuego?—le preguntó.

La chica frunció el ceño—¿Qué?

—Ya sabes... Me lo contaste en la fiesta—intentó que recordara.

Alice negó con la cabeza—Yo no vi a nadie... Tampoco fui a ninguna fiesta ¿Estás bien, Anne?

La pelirroja la miró sorprendida—Pero... eh—titubeó—Si nos conocimos en aquella fiesta.

Alice volvió a negar con la cabeza—No... Nos conocimos en la biblioteca, me dejaste aquel libro, ¿recuerdas?

Anne entreabrió la boca—Pregúntale a tu amigo, el rubio ese de la fiesta, él te dirá que me conociste allí.

—Eso no puede ser... Yo no tengo ningún amigo rubio—la contradijo una vez más.

—¿Qué...?—la pelirroja estaba demasiado perdida.

Alice le puso una mano en el hombro—¿Estás borracha o algo? Te puedo llevar a la Sala Común si quieres.

Miró fijamente a Alice durante unos segundos y escaneó toda su cara, la castaña tenía unos grandes ojos marrones y una mirada desorientada.

—Por Merlín—Anne se dio cuenta—El obliviate...—susurró.

Alice ladeó la cabeza, visiblemente confusa—¿Has dicho algo?

—No, no—dijo Anne—Solo que puedes ir yendo tu a la Sala Común, ya iré yo luego.

—Está bien...—murmuró Alice poco convencida—Si necesitas algo no dudes en tocar a mi habitación, solo ignora las quejas de las demás

Anne le sonrió como pudo—Gracias.

Cuando vio que Alice se había ido, decidió mirar el mapa del merodeador para ver quien andaba por los pasillos.

"Alastor Moody" salió el nombre del profesor en su despacho, suspiró aliviada, lo menos que quería en ese momento era que Ojoloco la viera fuera de la Sala de Gryffindor a esas horas.

Anne alzó la mirada por el mapa "Barty Crouch Jr"

"Que raro" pensó, nunca había escuchado ese nombre, ¿sería ese el hijo de Crouch?

—Oh, oh—murmuró viendo como cada vez el nombre se acercaba más hacia ella.

Alguien le tocó la espalda y ahogó un chillido nerviosa.

—Cálmate, mujer—murmuró Mattheo—¿Estás bien?

Anne le miró—Shh—volvió a mirar el mapa, del nombre ya no estaba—Pero que...

—¿Qué miras?—le preguntó el chico asomándose para ver el papel.

—¡Aja!—exclamó al volver a ver el nombre yendo por un pasillo.

Sin dirigirle una mirada a Mattheo, se fue corriendo hacia la dirección en la que estaba el nombre.

—¡Anne!—exclamó el Riddle corriendo detrás de ella.

La pelirroja ignoró al chico y fue en dirección hacia donde ponía en el mapa que estaba yendo aque Barty.

Mattheo frunció el ceño y la siguió, sin saber hacia donde iba Anne.

—¡Anne!—la Weasley una vez más, le ignoró y corrió, mientras miraba el mapa.

Anne bufó frustrada y paró para revisar el nombre.

—Pero... ¿Ya no está?—murmuró cansada—Joder.

—¿Me lo explicas?—dijo Mattheo.

La pelirroja negó con la cabeza—Nada, a lo mejor otro día—se le escapó un bostezo y el chico negó con la cabeza.

—Vamos, te acompaño a la Sala Común—le agarró de la mano con suavidad y la guio hacia la Sala de Gryffindor.

Durante todo el trayecto habían estado callados, pero no era un silencio incómodo, la chica se sentía algo relajada a su lado.

—¿Por qué siempre te encuentro por todos los lados a estas horas?—comentó Anne—Son demasiadas coincidencias.

—¿Buenas?—Mattheo ladeó la cabeza con una sonrisa de lado.

—Lo contrario—la pelirroja soltó una pequeña risa.

—Descansa, Anne—murmuró el chico cuando el retrato de la Dama Gorda se abrió para hacerle paso a la Weasley.

—Tu también, Riddle.

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Anne, ese día, se despertó con más ánimo para poder intentar apoyar a su amigo lo mejor posible, era domingo y la primera prueba de Harry era dentro de dos días.

Desayunaba alegre mientras hablaba con Hermione y Ginny.

Cuando vio a Harry entrar al Gran Comedor, le dedicó una gran sonrisa.

—¡Mi miope favorito!—exclamó, tendiéndole unas gachas, las cuales no tenían muy buena pinta—¿Cómo vas?

—Mal—murmuró el chico con voz adormilada.

—Menuda emoción...—murmuró Anne.

Harry levantó su vista de las gachas solo para mirarla mal.

—Encima de que te intento animar...—comentó la chica—Estos jóvenes de hoy en día...

—¡Unos mesecitos me llevas!—se quejó Harry.

— Sí, sí, sigue comiéndote tus cereales chiquitín—se burló Anne.

—Algún día agotarás mi paciencia, Annie, y no saldrás viva—murmuró el castaño mientras removía las gachas constantemente con la cuchara, sin siquiera probarlas.

—Ojalá... ¿Has visto el horario de clases? Esas si que son ganas de no salir viva.

Anne continuó desayunando mientras que por otro lado, el chico no tenía nada de hambre por sus nervios.

Harry aguardó a que Hermione y Anne se tomaran la última cucharada de gachas de avena y se las llevó fuera para dar otro paseo con ellas.

En los terrenos del colegio, mientras bordeaban el lago, Harry les contó todo lo de los dragones y lo que le había dicho Sirius.

Aunque muy asustada por las advertencias de Sirius sobre Karkarov, Hermione pensó que el problema más acuciante eran los dragones—Primero vamos a intentar que el martes por la tarde sigas vivo, y luego ya nos preocuparemos por Karkarov.

Dieron tres vueltas al lago, pensando cuál sería el encantamiento con el que se podría someter a un dragón.

Pero, como no se les ocurrió nada, fueron a la biblioteca.

Harry cogió todo lo que vio sobre dragones, y los tres se pusieron a buscar entre la alta pila de libros.—«Embrujos para cortarles las uñas... Cómo curar la podredumbre de las escamas...» Esto no nos sirve: es para chiflados como Hagrid que lo que quieren es cuidarlos...—murmuró el chico.

—«Es extremadamente difícil matar a un dragón debido a la antigua magia que imbuye su gruesa piel, que nada excepto los encantamientos más fuertes puede penetrar...» —leyó Hermione—¡Pero Sirius dijo que había uno sencillo que valdría!

Cuando pasaron dos horas, Anne bufó cansada—Llevamos demasiado tiempo con esto, mi cuerpo necesita descansar.

Hermione frunció el ceño—Llevas todo el rato sentada en la silla ¿Cómo es posible que necesites descansar?

—Necesito descansar de mi descanso—Anne se encogió de hombros—Se me han dormido hasta las patas, ahora volveré—murmuró reprimiendo un bostezo al ver como su amiga sacaba otro enorme libro lleno de polvo.

Puso una mueca y miró a Harry, quien tenía la cabeza apoyada en la mesa.

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Buenaas, apareciendo con esta historia un mes después 🙏🏼

Perdon chiquis, esq acabo de entrar a clases y encima no me venia la inspiración, vamos que se me ha juntado todo.

Tmb lo siento porq es cortito.

Espero que os haya gustado el capp!!

Intentaré hacer más escenas de tensión en el proximo capp!!

Mwac besis

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