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No One's Point of View
Justin se quedó en silencio, tratando de controlar sus impulsos y no perder la cabeza ahí mismo. Si había algo que odiaba era que le gritaran de esa forma, mucho menos alguien que no fuera su propio padre. Cerró los ojos y trató de regular su respiración. Estaba a un segundo de empezar a golpear todo lo que estuviera a su alrededor.
Isabella se mordió el labio inferior algo dudosa, no sabía si hablarle o no. Sabía que Justin no tenía mucha paciencia y tenía miedo de que él explotara y terminaran peleando. Sin embargo, cuando Justin tomó una gran bocanada de aire y luego la exhaló, supo que estaba más tranquilo.
—Solo ignóralo, ¿si?
—Tu padre es un imbécil.
—No es mi padre —hizo una mueca.
—Buen punto —Justin asintió y finalmente se acercó hasta la cama.
Isabella trató de acomodarse para que Justin se sentará a su lado y soltó un quejido cuando su brazo rozó una almohada;—Mierda —se quejó—. No recuerdo mucho...
—Jordan mató al imbécil que las tenía a ustedes y una bala te rozó el brazo —Justin la interrumpió—. No fue una idea muy inteligente, pero al menos estas bien.
Isabella abrió ambos ojos y un escalofrío recorrió su cuerpo al recordar cómo se sentía el frío metal de la pistola en su cuello.
—¿Saben quienes eran? —murmuró luego de un rato donde estuvo tratando de recordar la moreno. Su mente había bloqueado el momento en que pudo verlo a la cara sin lentes, porque no podía recordar a la perfección sus facciones.
Justin sonrió brevemente y se recostó a su lado en la cama; —Sabríamos si el imbécil de Jordan no hubiese disparado directo a la cabeza del francés.
Otro escalofrío recorrió el cuerpo de Isabella al recordar la sangre salir por todos los orificios de la cara del moreno. Cerró los ojos con fuerza tratando de quitarse esa imagen de la cabeza.
Justin elevó una ceja al notar lo nerviosa que estaba y soltó un suspiro, inclinándose a morder brevemente la piel desnuda del hombro de la chica; —de todas formas, lo importante es que ambas están bien y no importa mucho saber quien era...
—Y si era Niko...
—Era francés, Isabella —Justin rodó los ojos alejándose de ella—. Lo hubieses reconocido. Aparte te dije que Nikolay nació en Estados Unidos. Vive en estados unidos, no tiene nada europeo.
—Tienes razón —Isabella asintió y abrió los ojos finalmente—. Nikolay no era moreno y sus ojos eran verdes, es lo único que sé de él.
—Trata de relajarte, ¿si? —Justin negó con la cabeza y se lamió los labios— ¿Puedo besarte?
Isabella, quien aún se encontraba algo asustada y paranoica, elevó una ceja exageradamente al escucharlo. No pudo evitar soltar una carcajada y llevar sus ojos verdes hacia el castaño como si estuviera bromeando.
—¿Me estas preguntando si puedes besarme? ¿Tú? —le dio una mirada por todo el cuerpo antes de volver la vista a sus ojos— ¿Quién eres y qué hiciste con Ju...
—Shhh... —Justin la interrumpió, guiñándole un ojo y finalmente le robó un beso.
El estómago de Isabella dio un vuelco, haciéndola temblar ligeramente mientras sus labios se acomodaban naturalmente con los de Justin. Quizo abrazarlo y acariciar bajo la camiseta el abdomen del castaño, pero su brazo sano estaba aplastado por su propio cuerpo y su brazo izquierdo tenía una herida por la bala que la había rozado.
Justin suspiró contra los labios de la morena y se apretujó suavemente contra ella en la cama, levantando su camiseta para acariciar su estómago. Isabella soltó una carcajada ya que le causó cosquillas y tuvo que separarse de él; —Basta.
Justin sonrió levemente y ladeó la cabeza, mirándola muy de cerca, algo hipnotizado por los ojos verdes de la chica. Isabella le siguió la mirada, aunque por dentro quería mirar hacia otro lugar por lo insegura que se estaba sintiendo, pero vamos, era Isabella, no se dejaría vencer por la fija mirada de Justin, así que sonrió coquetamente y elevó una ceja, sin apartarle la mirada. Incluso se atrevió a acercarse un poco más a la cara del chico y con su lengua delineó el labio inferior de Justin, haciéndolo cerrar los ojos y apretar el agarre que tenía en la cintura de la chica.
—Te juro que si no tuvieras el brazo delicado, estaríamos aprovechando este rato de muy buena manera, mocosa —murmuró con su voz ronca, disfrutando de la lengua de Isabella aún acariciando sus labios.
—Es culpa del imbécil de Jordan —Isabella hizo un pequeño puchero, finalmente alejándose de Justin.
Justin soltó una carcajada sin poder controlarlo. Le causó gracia escucharla llamar imbécil a su hermano.
—Debes tener cuidado con tu alrededor, Isabella —murmuró cuando dejó de reír y enterró su cara en el pecho de la chica, acurrucándose a su lado.
—Yo le dije a Candace que nos estaban siguiendo y la muy estúpida caminaba lento apropósito —gruñó, recordando lo pesada que se había puesto Candace en ese momento—. No fue hasta que tuvo el arma en su cabeza que se dio cuenta que yo tenía razón.
—Tú hermana es... —Justin se quedó en silencio, sin saber con qué adjetivo cualificarla.
—¿Una perra intensa, estúpida e inmadura? —Isabella sonrió.
—Bueno, ya que la menos intensa lo dice —Justin suspiró, haciéndola reír. La verdad es que sí, pensaba eso de Candace, ademas siempre pensó que había algo raro en su mirada al igual que su padre. Justin creía que Candace tenía el mismo brillo maquiavélico que Artur en sus iris y eso no le gustaba para nada.
—Yo la quiero, pero ella me odia —Isabella se sinceró con el chico—. Me odia tanto, siempre lo veo en su mirada y en sus vibras. Ella no lo sabe esconder o simplemente yo soy muy sensible a ella.
—¿Y sabes por qué te odia?
Se mordió el labio recordando los ojos rojos y llenos de lagrimas de Candace mientras le apretaba el brazo y le reclamaba sobre Hugo. No sabía si mencionarlo.
—Es por un chico, un amigo de Candace con quien empecé algo con él en Rusia. Creo que ella gustaba de él.
Justin elevó una ceja, apretando ligeramente la mandíbula y giró su cabeza para finalmente mirarla hacia arriba.
—No me sorprende que te odie por un chico, con lo superficial que se ve tu hermana.
Isabella asintió, correspondiéndole la mirada y con la mano de su brazo bueno, delineó la mandíbula marcada de Justin; —Yo no soy una santa, pero jamás me hubiese metido con él sabiendo que Candace estaba enamorada de él —admitió—. Igual él es un imbécil, aunque era muy simpático, era inteligente y yo creo que él sabia que mi hermana sentía cosas por él.
Justin no pudo evitar sentirse algo celoso, quería saber más sobre eso, pero tampoco quería que Isabella se diera cuenta de que estaba interesado en saber más.
–¿Simpático e inteligente?
Isabella soltó una carcajada y sonrió.
—Sí, era un amor.
Justin entrecerró los ojos por un segundo y luego terminó rodándolos, haciéndola reír aún más.
—¿Y por qué terminaste con tu chico bueno entonces?
Isabella dejó de reír.
—La verdad nunca lo terminamos, solo quedó en el aire porque nos mudamos a Francia.
—¿Nunca lo terminaron? —Justin elevó una ceja.
—Tampoco era algo oficial. Solo nos estábamos conociendo, sabiendo que no era una amistad... algo así como tú y yo.
Justin odió aquella comparación, pero prefirió quedarse en silencio. Tampoco era como que pudiera reclamarle algo, ella sólo le estaba contando algo de su pasado y además tenía razón, ellos no eran nada oficial... sólo estaban ahí juntos, pero sin estarlo realmente.
—¿Y cómo se llama el Ruso? —preguntó despectivamente.
—Hugo.
—¿Hugo?
—Hugo Lébedev —Isabella rodó los ojos.
—¿Hugo Lébedev?
—Sí, Justin. Hugo Lébedev.
—Me suena su apellido —Justin cerró los ojos tratando de recodar dónde o cuándo antes había escuchado el apellido Lébedev, pero no recordó nada.
—Puede ser, su padre es conocido en Rusia.
Luego de eso se quedaron en silencio bastante rato. No volvieron a tocar el tema.
Ambos estaban disfrutando del silencio del otro, mientras Justin se embriagaba con el olor a Vainilla del perfume de Isabella y se concentraba en no gruñir de placer bajo las caricias que le brindaba la chica en su cuero cabelludo.
Pasaban los segundos e Isabella no pensaba en nada más que en el muchacho. Había logrado olvidar el suceso de aquella tarde y bueno, tener a Justin ahí acurrucado contra su cuerpo era algo así como un gran logro para ella. Después de todos los insultos que solían decirse y todos los desplantes del pasado, era algo difícil de creer que se encontraban casi que acurrucados en su cama. En cambio, Justin se encontraba pensando en Artur, bueno era algo turbio, pero tenía rabia acumulada y el orgullo algo herido, no le había gustado para nada la forma en que Artur lo había amenazado y le jodía como el infierno no poder reaccionar como quisiera por el simple hecho de que Artur era gran amigo de su padre. También, en ese rato no pudo evitar pensar en el suceso de la tarde y en Isabella dejándose atrapar por el primero que intentase secuestrarla para tratar de llegar a su verdadero padre. Justin pensaba que esa era la idea o el plan más estúpido que había escuchado en su vida, pero tampoco había otra solución y lo sabía. No había nada con que contactar al supuesto padre de su chica, porque ella no sabía nada sobre él.
Isabella Romanov.
No se cuanto rato estuvimos allí en mi cama. Solo se que se estaba volviendo cómodo y casi normal tenerlo ahí. Era increíble.
—No quiero que te expongas mucho. Es peligroso.
Quise gruñir cuando escuché eso salir de su boca. El silencio entre nosotros estaba muy genial, no entiendo porqué tenía que volver a sacar el tema. Esto ya lo habíamos hablado.
—No hay otra forma, Justin.
—Él te buscará, Isabella. Ya lo ha intentado...
—¿y si no? Mi padre hará lo imposible pra que Nikolay no se me acerque y yo no sé cuanto tiempo aguante en silencio y sin hacer nada —negué, desviando mi mirada de los ojos de Justin, no quería que me mirara de esa forma tan envolvente y me terminara convenciendo.
—Lo hará, yo sé que te buscará. Al menos no te quiere hacer daño, ¿verdad?
—No sé —admití—. No creo.
—Te das cuenta —se quejó, sobando sus ojos y gruñendo—. No lo sabemos con certeza, Isabella. Hay que ser cuidadosos —insistió.
Sonreí brevemente ante su preocupación y asentí para terminar con el tema. Lo que menos quería era hablar de ello en estos momentos.
Sinceramente no creía que Nikolay quisiera hacerme algo. Él ya lo hubiera hecho ¿verdad?. En Inglaterra claro que lo hubiera hecho. Además el hecho de que lo haya visto besando a Irina significaba algo. Quiero decir, él no tiene intenciones en hacerme daño, solo se quiere acercar o al menos eso es lo quiero creer y de lo cual me convenzo día a día.
—Irina si es mi madre —murmuré luego de un segundo.
Justin frunció el ceño y ladeó la cabeza; —pero tu padre habló en plural ese día y...
—Nikolay besando a mi madre en tu yate —reí irónicamente. La verdad es que aquello lo había estado pensando bastante últimamente. Yo era el vivo retrato de Irina, todos se encargaban de recordármelo siempre y no era tan estúpida como para pasar aquello por alto, aunque no podía evitar tener dudas—. ¿No te hace sentido? Mi verdadero padre besando a Irina. Estoy tratando de entender esa conexión, Justin. No hay más opciones.
Justin abrió su nica dispuesto a responderme, pero luego la cerró y se quedó en silencio, sin decir nada, dándome la razón.
—Sí, tienes razón —admitió luego de varios segundos mirándome algo confuso—. Y tienes una hermana de quince.
Fruncí el ceño totalmente confusa, pero cuando elevó una ceja enojado, recordé a la perfección sus palabras del otro día. Justin me lo había dicho en su yate, había investigado a Nikolay.
—Nikolay Williams, 49 años de edad, soltero, con una hija de quince años —repetí exactamente sus palabras, de la misma forma en que lo murmuró esa mañana.
—Isabella Williams —se lamió los labios—. Isabella Williams, bonito apellido estadounidense.
—Cállate, ¿si?
Sonrió sin reír del todo y se acercó a abrazarme; —me gustaba más la idea de tú siendo rusa, ¿sabes?
Supe que estaba bromeando porque la sonrisa no se había quitado de su cara, pero preferí mantener mi compostura y lo ignoré, haciéndome la enojada y dejando de mirar sus bonitos ojos mieles que solo lograban tentarme cada vez más a medida que los segundos pasaban.
Odiaba ser débil a su presencia. No podía decir encantos porque ¿quién no sería débil a sus encantos?. Era su presencia la que me hacía débil antes que cualquier otra cosa. Y lo peor es que él lo sabía, era tan inteligente como para notarlo.
—A mi igual me gustan más los rusos, siendo sincera.
Isabella 1. Justin 0.
Sentí su pecho vibrar en mi costado y también quise reír, pero logré aguantarme.
—Los franceses son muy egocéntricos.
—Jolie —murmuró con un bonito acento francés y pasó su mano por toda mi pierna, dejando pequeñas caricias—. Concuerdo con tu punto, menos mal que nací en Canadá.
Quise golpearlo al ver que su sonrisa se había agrandado.
—Da igual. Tienes descendencia francesa y además has vivido toda tu vida aquí, es lo mismo.
—Discrepo.
No pude aguantarme más y terminé riéndome de la situación. Era increíble como nos tomábamos lo de mi supuesto apellido a la ligera y hacíamos bromas sobre ello, cuando en realidad yo estaba muerta de miedo por toda esta situación ; pero se sentía genial poder reír de ello ya que eso disminuía mi ansiedad y me hacía sentir menos nerviosa en algún punto de la situación. Justin me hacía sentir menos sola y era increíble. Además de que su mal humor ya no estaba presente todo el tiempo y ahora podíamos conversar tranquilamente como dos personas civilizadas. Era asombroso.
Se acercó finalmente a mi y comenzamos a besarnos algo desesperados. Creo que estaba muy hambriento de sexo últimamente ya que cada vez que nos veíamos me convencía que lo acompañara lejos y más de alguna cosa lograba conmigo. Y la verdad es que no me quejaba de eso. El sexo era increíble y con él era mucho mejor. Lamentablemente hoy no podíamos hacer nada porque estaba toda mi familia al otro lado de la puerta preocupada por todo lo que había ocurrido en la tarde y además yo tampoco quería. Siempre es un placer, pero ahora estaba herida y seguía asustada por toda la situación. Sabía que en un rato, cuando Justin se fuera, mi padre estaría haciéndome preguntas o simplemente dándome un sermón de cómo Candace y yo pudimos ser tan estúpidas para dejarnos atrapar. Era obvio que el sermón iría hacia mi porque vamos... a la inteligente de Candace jamás le sucedería algo como lo que había ocurrido, claro, se supone que ella era la que más sabía cuidarse y como no le gustaba llamar la atención, no buscaba el peligro, a diferencia de la rebelde y mal educada de Isabella. Nótese la ironía.
Eran las una de la madrugada cuando Justin finalmente se marchó y para mi sorpresa Artur jamás llegó a mi habitación. Estuve casi una hora preparada en caso de que entrara por la puerta dando fuertes zancadas y mirándome profundamente con sus ojos verdes, pero como aquello nunca sucedió, no tardé en caer en un largo sueño.
{...}
Desperté cerca de las nueve de la mañana y tomé un baño sin un brazo. Fue lo más incómodo del mundo y tarde casi dos horas en la ducha, pero lo logré. Luego de eso me puse unos jeans simples y un suéter de lana de los que había comprado el día del incidente, es decir, ayer. Decidí que debía bajar a desayunar con todos, ya que nadie en mi casa había dado señales de vidas y mientras antes afrontara la situación, más rápido saldría de ello.
Bajé las escaleras, por primera vez sin correr, y le regalé una sonrisa a Martha. Desde que me di cuenta que era igual de mojigata que mi madre, se me hacía difícil sonreírle y abrazarla con cariño como solía hacerlo desde que tengo uso de razón, y ella lo había notado, no era estúpida; pero bueno, supongo que tampoco es asunto de ella todo este enredo, por la misma razón había decidido olvidarme de su cinismos. Aunque de todo corazón, si las cosas se llegaban a resolver, realmente esperaba poder tener una conversación sincera con Martha.
.
Mis supuestos padres se encontraban ya sentados, conversando casi en susurros. Y me molestó tanto cuando se quedaron en silencio ante mi presencia, que hice un gran esfuerzo por poner mi mejor semblante y sentarme con ellos. Tengo muchos recuerdos de mi infancia de ellos conversando en susurros, pero supongo que ahora me molestaba más por el contexto de la situación.
Les regalé una mirada de saludo y a juzgar por la apariencia de ambos, supe que no habían tenido una buena noche. Mi madre tenía unas ojeras horribles y sus ojos estaban hinchados como el infierno. Era obvio que había estado llorando y no había dormido para nada bien. Y bueno, Artur, también tenía ojeras, pero más allá de eso no quise fijarme porque lo que menos quería era mirarlo. Era tan incomodo y raro mirarlo, lo cual me hacía sobre pensar demasiado las cosas. ¿En qué familia normal un hijo tendría problemas en mirar fijamente a sus padres? Tampoco necesitaba esa respuesta sinceramente, nosotros éramos todo menos una familia normal, ni siquiera sé si podríamos llamarnos familia, porque yo no me sentía parte de una.
—¿Y Candace? —murmuré al no verla sentada en la mesa.
—Anoche pidió que no la molestaran —Irina respondió elevándose de hombros.
—Pero creo que se les olvidó porque Martha acaba de sacarme de la cama obligada —su voz nos hizo sobresaltar a todos en la mesa. Aún se encontraba en pijama y su cabello era una mata de pelos. Tampoco tenía el mejor semblante la verdad, pero lucia mucho mejor que mamá.
—Me parece bien, porque tenemos una conversación pendiente.
El momento casi pequeña-mente agradable se desvaneció. La gruesa voz de mi supuesto padre nos hizo intercambiar miradas incómodas con Candace, quien rodó los ojos haciendo evidente su disgusto. Me limité a asentir solamente y comencé a comer, esperando que él comenzara a hablar. Yo no tenía nada que decir, solo responder lo que Artur quisiera saber, tampoco es como si recordara con detalle lo de ayer o supiera quién diablos quería secuestrarme a mi y a mi jodida hermanita.
—Candace me puso al tanto que era un Francés quien las siguió en el centro comercial. También me dijo que Jordan no dudo ni un segundo en disparar, lo cual no me pareció para nada inteligente ya que no sabes quiénes eran ni qué querían —Artur negó con la cabeza y continuó mirándome a mi. Al parecer la conversación era entre él y yo—. ¿Le viste la cara, Isabella?
Apreté los labios.
Me molestaba demasiado su jodida frialdad. Entendía que no era mi padre, pero... ¿tanto me odiaba como para ni siquiera preguntarme cómo amanecí ese día? ¿Dónde quedaron sus famosos buenos modales de los cuales yo carecía?
Quería tanto gritarle y hacerlo rabiar. Había algo raro dentro de mi mente que me hacía querer verlo fuera de control y enojado, supongo que eran las ganas de verlo enojado y siendo infeliz. Ansiaba decirle que no recordaba nada y que si lo hiciera tampoco se lo diría, pero no, después de todo no era tan inmadura y tenía que demostrarlo.
—Lo único que recuerdo es que no hablaba ni una sola gota de inglés y era moreno. En un momento estuvo hablando por teléfono y solo gritaba cosas en francés —admití.
—¿Qué decía al teléfono? —los ojos de Artur se abrieron y se inclinó en la mesa mirándome fijamente, luciendo algo entusiasmado.
Imbécil.
—Lo sabría si me hubieses dejado tomar clases de francés cuando llegamos a este jodido país —le sonreí.
Volvió a su postura normal y apretó sus manos en puños, perdió la paciencia fácil con mi respuesta, como siempre.
Espero que se esté dando cuenta que no todas sus ideas eran geniales y en realidad era un estúpido.
Candace elevó una ceja ante mi reclamo y luego me volvió a ignorar, prefirió seguir enfocada en su desayuno. En cambio mi madre, levantó su delgada mano y cubrió los puños de Artur con sus propias manos, comenzando a brindarle caricias, supongo que para tranquilizarlo.
¡Vomitar!
—Eres una inútil, Isabella —Artur finalmente dejó de mirarme y llevó su mirada a Candace—. ¿Tu entendiste algo de lo que decían?
Candace elevó ambas cejas cuando notó que Artur se dirigía a ella.
—No escuché muy bien desde el maletero. Solo sé que gritaba "no matar" y luego solo hablaba de dinero.
El semblante de mi padre se aligeró un poco, luciendo casi que más aliviado con las palabras de Candace; —Bien. Son los jodidos franceses que quieren atacarme y sacarme dinero. —se removió en su silla y le regaló una breve mirada a mi madre.
Elevé una ceja hacia ellos y dejé mis cubiertos a un lado. Algo se traían entre manos y estaba aburrida de hacerme la tonta. Era obvio que mi padre lucia mas aliviado al saber que quien nos quiso secuestrar no era Nikolay Williams, pero aún así seguía luciendo preocupado. Y aquella mirada que le había regalado a Irina no me había gustado para nada. Algo sabían o tramaban y no nos querían decir.
—¿Y qué harás al respecto papá? —Candace lo miró algo asustada—. No quiero volver a pasar por algo como lo de ayer, fue terrible.
—Créeme que yo tampoco quiero que pases por algo así, Candace —Artur le regaló una sonrisa triste y estiró su mano en la mesa para acariciar la mano de mi hermana.
Sonreí brevemente y aunque su cariño no me interesaba en estos momentos, no pude evitar compararme con Candace.
—¿Entonces qué planea el señor? ¿encerrarnos? —me reí irónicamente, ganándome una mirada de advertencia de mi madre.
—Eso es lo que debería hacer, especialmente contigo —Artur me respondió en seguida, luciendo enojado nuevamente y soltando bruscamente la mano de mi hermana—. Tenemos un plan mejor con tu madre.
—¿Ah si? —Candace abrió sus ojos y miró atentamente al par frente a nosotras.
—No me digan, vigilancia 24 horas —rodeé los ojos.
—También —Artur sonrió irónicamente, tomando la mano de mi madre y dejando un beso en su muñeca.
¿Por qué hacía eso en estos momentos?
—¿Cuál es el plan entonces? —Candace preguntó impaciente, y agradecí que preguntara ella porque a mi realmente se me habían quitado las ganas de intercambiar palabras.
—Bien —empezó, regalándole nuevamente a mi madre esa mirada que me hacía querer llorar de ansiedad—. Lo estuvimos conversando con tu madre toda la noche. Llevamos poco tiempo en Francia y no sé si realmente nos convenga seguir aquí, así que nos mudaremos. Ya le avisé a Gerald y él se está encargando de buscarnos una casa en algún otro lugar de bajo perfil.
No lo podía creer. ¿Ese era su estúpido plan?
Candace frunció el ceño por unos segundos y luego simplemente se relajó, luciendo algo asombrada. Yo, en cambio, me crucé de brazos y me sentí la persona más mal criada del mundo cuando le devolví una mirada asesina a mi madre.
—¿Un lugar más bajo perfil que Cannes? ¿Es en serio? —me quejé.
—Un lugar que no sea Francia, Isabella —mi madre, sin ninguna emoción en su rostro, finalmente habló, mirándome obvia.
—Podemos volver a Rusia —sugirió Candace.
—¡No! —la profunda respuesta de mi padre me hizo temblar ligeramente—. No Europa, no America.
—¿Y qué planeas? ¿Llevarnos a Asia? —sentencié soltando una carcajada. Su idea me parecía absurda, estábamos huyendo prácticamente igual como huimos de Rusia. Esto no era por el secuestro, esto era por mi. Maldita sea— ¿Siempre estaremos huyendo entonces? ¿Qué planeas hacer si intentan hacernos algo en China o Japón o donde sea que nos quieras llevar? ¿Planeas construirnos una casa bajo el mar o qué?.
—¡Si es necesario, claro que lo haría! —golpeó la mesa, haciendo saltar los cubiertos y dándonos un susto tanto a mi madre como a Candace y a mi—. ¿Estas cuestionando mis decisiones, Isabella?
—Sí, porque me parecen estúpidas. Nosotros nunca antes hemos huido así como así, no puedo creer...
—¡Silencio! —gritó, golpeando nuevamente la mesa.
Mi voz se atascó en mi garganta y cerré los ojos, ignorando la mirada de reproche que tenía Irina sobre Artur y la mirada asustada de Candace. No podía creer que esto estaba sucediendo. Era lo único que faltaba.
—En cuanto pille el lugar correcto y la casa correcta, nos vamos, no se habla más del tema y tampoco se comenta con nadie.
—¿Por qué? ¿Por qué tienes que tomar esta decisión? —Candace susurró—. Ni siquiera nos quieres decir dónde iremos.
Abrí mis ojos en ese momento y me quedé mirándola algo incrédula. Ella jamás había juzgado las decisiones de Artur, siempre acataba y se quedaba en silencio. Por la misma razón verla mirar a mi padre confundida y asustada me causaba algo de asombro.
—Nos quieren hacer daño y no lo voy a permitir. Y mientras menos sepan, mejor, no quiero que nadie se adelante a mis pasos —la voz de mi padre fue haciéndose más despacio a medida que recobraba su compostura—. La decisión ya está tomada, no quiero reclamos. Nos vamos de Francia.
——-
Wowowowoow lo único q faltaba :)
Fairytale
justbiebssg
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