C:23
Isabella subió al yate junto a Madison y Will mientras reían. A penas puso un pie en el bote, todas las miradas se dirigieron hacia ella. Sin embargo, no se sintió para nada intimidada, pero la sonrisa de satisfacción que traía se vio interrumpida cuando reconoció la rubia que estaba sentada a un lado de Justin. Era la misma rubia que apareció a la mañana siguiente de la noche que pasó con Justin en el club.
Desvió la mirada en seguida y recién ahí se removió incómoda. Aún más cuando sintió sobre su cuerpo la mirada del chico que si mal no recodaba era amigo de los bieber y su nombre era Román.
—Hola —Will estrechó la mano de Román y luego saludó a los demás.
Isabella también sintió la mirada competitiva de Caroline sobre ella, pero decidió ignorarla. Y se acercó a besar la mejilla de Román y de Justin.
—¿Qué diablos hacen aquí ustedes? —Candace miró a Isabella y a Madison con una ceja elevada.
—Will nos invitó a pasear en lancha —Madison respondió, elevándose de hombros.
—No me digas —Caroline la miró burlonamente— ¿Quién invitaría a Madison Romanov a pasar el rato? Si a duras penas tienes am...
—¿Si a duras penas qué? —Isabella se entrometió, mirándola con molestia.
—¡Uy! Apenas llegando y ya están peleando. Las Romanov son intensas —Román carcajeó.
—Cállate —Justin habló por primera vez, mirando a Román con pesadez.
Román era su amigo desde siempre, pero a veces lograba acabar con la paciencia de Justin gracias a sus comentarios burlones en momentos incorrectos.
—¡Cálmense! —Will tosió— Nosotros iremos a andar en lancha, hace bastante calor, el que quiera se une. Vamos chicas —tiró de Madison y de Isabella para que bajaran del yate.
—¡Yo voy! —Justin se levantó en seguida de su silla.
Caroline elevó una ceja y Candace solo miró a Jordan con complicidad.
—¿Y me dejarás aquí solo junto a Margot? —Román también se levantó de su silla.
—En primer lugar nadie te invitó —Justin apenas lo miró, apresurándose en bajar del yate.
—¡Nosotros igual iremos! —Jordan se levantó— Esos eran los planes desde un comienzo.
Isabella subió a la lancha y se sentó a un lado de Madison, mientras la ayudaba a ponerse el bloqueador. Justin subió en seguida y se sentó en la esquina contraria. Caroline se sentó a su lado intencionalmente y Candace le siguió. Will se sentó a un lado de Isabella y Jordan se encargó de desatar la lancha y conducirla.
—Me estresa tu hermana, es tan cínica y mal intencionada —Isabella susurró solo para que Madison escuchara.
—Siempre busca la manera de humillarme y en realidad no sé por qué lo hace —Madison se elevó de hombres—. Nunca le he hecho nada, incluso siempre cuando necesita de mi ayuda se la doy.
—Creme que te entiendo.
Luego de que se alejaron del club de yates y se adentraron en el agua, Justin y Jordan se tiraron al agua, mientras que Candace y Caroline tomaban sol en sus toallas a la orilla de la lancha.
—Escuché a tu hermana diciendo que quería meterse con Justin nuevamente y por eso están aquí —Isabella soltó un suspiro mientras bebía de su cerveza.
Madison se deshizo de su vestido. Dejándose ver por primera vez en bikini. Digamos que toda su vida había sido muy tímida e insegura, pero ese día Isabella la había obligado a ponerse un bikini y no un traje de baño completo.
Isabella se preguntó cómo una persona tan linda, en todos los sentidos, como Madison, podía ser tan insegura.
Will, quien estaba sentado en una orilla con los pies en el agua, se quedó mirando a Madison embobado, al igual que Jordan y Justin. Los tres chicos la conocían como la tímida hija de John Romanov, y ninguno de los tres jamás pensó que detrás de aquellos chalecos holgados, vestidos largos y pantalones gigantes, se escondiera un cuerpo tan llamativo como el de ella.
—Hemos visitado a los Bieber desde hace como tres años —Madison se sentó nuevamente a un lado de Isabella, tratando de cubrirse con la toalla—, y desde la primera vez Caroline se ha enredado con Justin. ¿Supongo que él te gusta verdad?
—¡No! —Isabella desvió la mirada.
Madison soltó una carcajada.
—Vamos, Isabella. Te dije que podías confiar en mi. Yo misma noté como lo mirabas ayer en el yate. Además, por lo que escuché hoy en la mañana, ya se han besado —la codeó—. Apenas llegué a Francia ayer y ya me he dado cuenta de todo.
Isabella soltó un suspiro y la miró.
—No puedo evitar no sentir atracción hacia él.
—Es guapo, pero es algo pesado. Me causa desconfianza —Madison miró hacia donde se encontraba Justin, flotando en el agua.
—Él es así —Isabella también lo miró—. Perdí mi virginidad con él hace unos días, fue un imbécil, Madison. Ni siquiera me creía que era mi primera vez y no se preocupó en ser cuidadoso, no fue considerado —soltó otro suspiro—. Aún así ayer dejé que me besara y pasé la noche con él. Se que suena que soy una estúpida, pero él es tan irresistible, potente. Me vuelvo loca aunque no lo quiera. Y traté evitarlo, pero simplemente no pude.
—Técnicamente te diría que te amaras más a ti misma. Sé que eres egocéntrica, Isabella; pero te falta aún más amor propio. No creo que debas dejarte llevar por un hombre. Sin embargo, no quiero opinar mucho, porque si yo estuviera en tu situación creo que sería igual de tonta —Madison hizo una mueca.
Isabella asintió sin decir nada más. Tampoco era como si pudiera, no sabía que decir y además, Will se había acercado a ellas.
—¿Y ustedes? ¿No se lanzarán al agua? —Will elevó una ceja.
—Madison es la aburrida —Isabella se quejó en broma.
—¡Claro que no! —Madison la miró.
Will sonrió levemente y se acercó a Madison con una sonrisa maquiavélica.
—¡Eso se puede arreglar!
—¿De qué ha.... ¡No! ¡Will! ¡Bájame! —gritó en cuanto Will la tomó en el aire y avanzó con ella en brazos.
—¡Tírala! —Isabella comenzó a reír y a animar a Will mediante gritos.
—¡No, no! ¡Will te voy a ma... —las palabras de Madison fueron interrumpidas por aquel chapuzón.
Isabella estalló en carcajadas, pero aquellas fueron interrumpidas cuando Jordan la tomó por sorpresa y la lanzó al agua sin ni siquiera dejarla reaccionar.
Caroline junto a Candace comenzaron a reír al igual que Will y Madison.
—¡Y a ti quien mierda te dijo que podías tocarme y lanzarme al agua! —Isabella salió a la superficie, gritándole a Jordan como loca.
—A mi nadie me dice lo que tengo que hacer, Isabellita —Jordan caminó hasta Candace para abrazarla.
Isabella gruñó, mientras se subía a la lancha completamente mojada. Aquello no le había hecho gracia en absoluto. Exactamente porque había sido Jordan quien la había lanzado al agua y él no le agradaba ni un poquito.
—Relájate, primita —Caroline la miró desde la otra esquina con una sonrisa.
Justin, quien aún flotaba, no pudo evitar reír al verla tan enfurecida. Le causaba placer ver a las mujeres enojadas. Nadó hasta la lancha y subió para tomar algo de sol. Se sentó a un lado de Isabella y la miró de pies a cabeza sin ningún disimulo. Isabella se removió incómoda y elevó una ceja.
—¿Y tú por qué sonríes? ¿Tanta gracia te hace verme mojada como un perro? —bramó.
—¡Bájale un cambio! —Justin dejo de sonreír. Le gustaban las mujeres enojadas, no odiosas— Y no es la primera vez que te tengo mojada a mi lado —la miró con simpleza.
Las mejillas de Isabella se encendieron. Aún así, no desvió la mirada de los ojos de Justin, los cuales se veían aún más claros y mieles con el sol.
Justin se lamió los labios y la observó con mucho más deseo, le encantaba como las gotas de agua adornaban su cuerpo y la forma en que sus labios y sus ojos verdes brillaban con el sol. Eran una de las pocas cosas que le gustan de Isabella, sus ojos y sus labios.
—No sé cómo te he soportado tanto tiempo —susurró ella, de la nada.
Justin giró la cabeza como el exorcista, asombrado por las palabras y al ver la seriedad en la cara de Isabella, soltó una gran carcajada. Una de verdad, de esas que solo soltaba cuando algo de verdad le causaba gracia. Y las palabras de Isabella le causaban gracia porque era él quien no sabía cómo llevaba soportando a Isabella desde que la conoció.
Desde que supo que Artur Romanov llegaría a Francia con sus hijas, pensó que alguna de ellas sería un problema para él, y exactamente así fue. Isabella era un problema para él desde que le dirigió la palabra por primera vez.
—Ayer me lo demostraste —Justin dejó de reír para concentrarse en sus ojos nuevamente—. El que te detesta aquí soy yo, Isabella. No confundas los papeles.
Isabella apretó los labios. Su estómago se había dado vuelta ante las palabras de Justin. No le gustaba cuando usaba aquel tono tan egocéntrico y se burlaba de ella en su propia cara.
—No te soporto —Justin continuo hablando ante el humillado rostro de Isabella. Comenzando a acercarse peligrosamente a ella—. Sin embargo, siempre buscas la manera de atravesarte en mi camino y seducirme con tu maldito cuerpo y aquellos ojos verdes maliciosos que tienes. Eres una mocosa, caprichosa, por eso te detesto —espetó con bastante rabia, demasiado cerca de su cara y en susurros, para que nadie lo escuchara.
El estómago de Isabella había sufrido con todas aquellas palabras y su corazón iba demasiado rápido. No sabía que decir y tampoco cómo responder a ello.
—¿y por qué diablos te metiste a mi habitación ayer si no me soportas? —finalmente lo enfrentó, sin cambiar su semblante. No quería dejar en evidencia lo descolocada que la habían dejado las palabras de Justin y mucho menos su nerviosismo— ¿Por qué me provocas, si dices detestarme?
Justin tragó con fuerza, mirando a Isabella sin respuesta; mientras Caroline los miraba desde lejos con algo de recelo.
—El deseo sexual es más fuerte que los sentimientos —se elevó de hombros.
Isabella sonrió.
—Bueno entonces no te preocupes. No planeo seducirte o algo por el estilo, así que ya no tendrás que soportarme solo por tener un polvo más —sonrió.
Esta vez el estómago de Justin dio un vuelco. Lo único que quería era tomarla de la muñeca y tirar de ella para que lo mirara sin vacilación. Aún así, aunque no la soportara, la deseaba, la deseaba demasiado. ¿Y es que cómo no la podría desear? Si toda ella era perfecta y sensual. El tipo de morena de ojos verdes que cualquiera desearía.
—Maldita sea, Isabella —gimió, tirando de su mentón, obligándola a mirarlo.
Se quedaron mirando fijamente. Ambos con fingida molestia, cuando en realidad lo único que querían era lanzarse sobre el otro. Y eso era lo que los definía hasta el momento, aquella atracción sexual tan peligrosa que existía entre ambos. Aquella explosión de rabia y lujuria que se producía cada vez que estaban juntos.
La cara de Justin cada vez estaba más cerca a la de Isabella, ambos sentían la respiración agitada del otro y ambas miradas furiosas seguían fijas en la otra. Las piernas de Isabella eran gelatina pura mientras su cuerpo experimentaba varias descargas ansiosas. Ambos estaban igual de ansiosos y exasperados.
Justin estaba por lanzarse sobre ella y arrancarle los labios con rabia, pero no lo hizo, no lo hizo porque una voz que ambos conocían, los interrumpió.
—¿Hola? —Caroline habló atrás de ellos, cruzada de brazos.
Justin frunció el ceño y giró la cabeza lentamente. ¿Qué diablos había sido eso?
Isabella pensó que Caroline no podía ser más patética.
Justin giró la cabeza un poco más, y esta vez se encontró con la mirada molesta de Will sobre él, pero solo lo ignoró.
Madison elevó las cejas disimuladamente, captando la situación, por lo que comenzó a hablarle a Will para distraerlo.
—¿Qué quieres? —Justin la miró con pereza.
—Hacer vida social —sonrió cínicamente.
Isabella rodó los ojos y se levantó para marcharse de allí. Sin embargo, Justin tiró de ella para que volviera a sentarse, y tanto Caroline como Isabella quedaron sorprendidas ante tal arrebato por parte del castaño.
—Estamos ocupados, ¿no te das cuenta? —Justin la miró con pesadez.
La humillación plasmada en la cara de Caroline, fue objeto de burla para Isabella, quien no pudo evitar sonreír.
La peliroja se giró sin responder y tanto Will como Madison, quienes se encontraban escuchado todo, no pudieron evitar reír. Aún así, Will miró de reojo hacia Isabella y soltó un suspiro triste cuando la notó sonriendo triunfante. Comenzaba sospechar de los sentimientos de Isabella hacia Justin.
Luego de aquello, todos volvieron hasta el club. Justin e Isabella no hablaron, simplemente se mantuvieron en silencio luego de lo sucedido con Caroline y después de un rato Isabella se levantó del lugar para secarse y arreglar sus cosas. Soportó incómodamente la mirada asesina de Caroline sobre ella todo el tiempo, pero al final decidió no darle demasiada importancia. Justin se mantuvo en silencio todo el recorrido hasta el yate, sentado a un lado de Will, quien miraba completamente embobado a Isabella mientras conversaba con Madison en susurros.
Cuando llegaron al muelle, el primero en bajarse de la lancha y desaparecer fue Justin. Luego Jordan y Candace se fueron al yate y tanto Madison como Isabella decidieron regresar a casa en compañía de Will.
Will las dejó en la entrada de la casa de Isabella, y se despidió con un beso en la mejilla de cada una antes de volver a su propio hogar.
Isabella gimió con cansancio y le dio una mirada a Madison con complicidad. Madison abrió la puerta de la casa, mientras le expresaba a Isabella lo cansada que estaba ella también, pero se quedaron ambas en silencio cuando se toparos con Artur parado frente a ambas, con los ojos inyectados en sangre y completamente oscuros, puestos sobre Isabella.
—Hola, pa...
—Isabella —pronunció su nombre lentamente, haciéndole sentir lo que se venía para ella— sube a tu habitación ahora mismo —ordenó.
Isabella frunció el ceño. ¿Y ahora que diablos le sucedía? No habían pasado más de veinticuatro horas desde que la abofeteó en su despacho y ya quería castigarla nuevamente.
Miró a Irina, quien estaba a un lado de Artur algo asustada. Resulta que en esos momentos solo se encontraban Artur e Irina en la casa. John Romanov y Marie White habían salido de compras.
—¿Qué diablos su...
—¡Ahora mismo! —Artur gritó tan fuerte que tanto Isabella como Irina y Madison dieron un brinco y soltaron un jadeó.
Isabella negó con la cabeza sin entender y cuando su padre gruñó, ella también soltó un gruñido y corrió a su habitación.
Madison miró asustada a Irina, quien solo cerró los ojos y soltó un pequeño sollozo. Ya sabía lo que se venía y para la mala suerte de Isabella, ella no la apoyaría esa vez, estaba desilusionada de Isabella al igual que Artur.
Isabella entró a su habitación, despojándose de su bolso y se giró rápidamente cuando sintió los pasos de Artur a sus espaldas.
—¡¿Qué diablos tienes, papá?! —chilló mientras él caminaba con furia hacia ella— No puedes...
La mano de Artur la abofeteó con tanta fuerza, que la tiró al piso y silenció toda la habitación.
Isabella soltó un grito cuando sus rodillas tocaron el suelo con fuerza y de su boca salió sangre. Cerró los ojos: no le podía estar sucediendo nuevamente.
—¿Crees que me puedes faltar el respeto en mi propia casa y yo no me voy a enterar? —Artur gritó con bastante fuerza.
Aquella bofetada y los gritos de Artur se escucharon por toda la mansión.
Isabella giró su cabeza lentamente para mirarlo, aún aturdida por el golpe. Soltó un pequeño sollozo y miró a su padre con bastante dolor acumulado.
—No sé de qué...
Artur caminó hasta ella y tiró de su cabello con fuerza. Tirándola nuevamente al piso.
Isabella gritó con fuerza, suplicando que la soltara.
—¡¿Con quién estuviste anoche en esta habitación, mujerzuela?! —gritó abofeteándola dos veces, de lado a lado, sin ninguna piedad ni compasión al ver las mejillas de Isabella repletas de sangre— ¿me crees imbécil? ¿Creías que no me iba a fijar por las cámaras de seguridad que tengo puestas en el jardín trasero?
El corazón de Isabella se detuvo por unos segundos. No podía ser verdad. Sus ojos se abrieron de tal forma que el pánico que sentía se hizo evidente en sus ojos, logrando que Artur se sintiera aún más posesivo y seguro al verla en ese estado.
Cerró los ojos con rendición cuando aceptó otra vez más que su vida era una mierda y comenzó a llorar frente a su padre abrazándose a ella misma mientras Artur se desabrochaba el cinturón.
—Estoy cansado de ti, Isabella. No hay día en que no me faltes el respeto y ya me comienzas a cansar. ¿Cuando será el día en que te comportes como una mujer decente? —gritó acercándose a ella para obligarla a ponerse de pies—. Me has faltado el respeto en mi propia casa con un desconocido y eso no te lo voy a perdonar nunca —volvió a golpear su mejilla, haciéndola caer esta vez en la cama.
—¡No he hecho nada! —gritó en un sollozo, mirándolo asustada, con la cara roja, llena de lágrimas.
—¡¿Con quién estuviste, maldita sea?! —gritó, pateando la cama con furia.
La cara de Artur estaba roja y su ojos verdes también. La vena se le marcaba en el cuello cada vez que gritaba y se acercaba a golpearla.
—¡No sé de qué habla! —Isabella lloró, negando todo hasta el final.
Jamás dejaría en evidencia a Justin, y no por defenderlo, si no para evitarse más problemas, porque aquello no le traería más problemas con su padre, si no con el propio Justin.
La cara de Artur se transformó y con arrebato, azotó con la hebilla del cinturón una de las costillas de Isabella, quitándole el aire por tres segundos, dejándola completamente pálida y tiesa en su lugar.
—¡¿Con quien estuviste?! —volvió a azotarla, esta vez en el estómago, haciéndola gritar del dolor.
Isabella se tiró de guata en la cama y gritó con fuerza, sin poder soportar el lugar mientras apretaba sus ojos.
Los siguientes azoteas le llegaron en la espalda, y con cada uno de ellos, quedaba dos o tres segundos sin aire. Artur seguía preguntándole sobre quién había estado en su habitación, y ante cada silencio y negación de Isabella, le llegaban dos azotes más.
—Déjame, por favor, déjame —suplicó entre gritos, mientras Artur la azotaba con furia.
La puerta de la habitación se abrió de golpe justo cuando iba en su cuarto azote consecutivo, y John entró a la habitación completamente agitado.
—¡No te metas! —Artur lo apuntó en seguida, incluso antes de que su hermano dijera algo.
Isabella dejó de gritar y con bastante vergüenza, enterró su cara en la cama y continuó llorando en silencio, con la espalda llena de sangre e hirviendo.
—¡No voy a dejar que las castigues de ésta forma y en mi presencia! —John lo miró con furia— ¡Es tu hija maldita sea! Pensé que habías dejado de castigarla de esa manera ¡Estás enfermo! —caminó hasta él para quitarle el cinturón de las manos.
Artur soltó un suspiro lleno de furia y levantó las manos, rendido, pero aún completamente enfurecido.
—Está mujerzuela, me ha faltado el respeto en mi propia casa —gritó—. ¡Se ha pasado la noche encerrada en la habitación con un imbécil y no me quiere decir quien es! —apuntó a Isabella, quien seguía sollozando sobre la cama.
John negó con la cabeza y miró a Isabella con compasión.
—Eso no te da el derecho a castigarla de esa manera —gruñó.
—¡Claro que si! —Artur gritó, volviéndose loco nuevamente, saliéndose de control, arrebatándole el cinturón de las mano a John y volviendo a azotar la espalda de Isabella con furia— Ella sabe perfectamente el tipo de vida que tenemos, no puede andar metiendo a desconocidos al hogar.
John cerró los ojos ante uno de los azotes que abrió la piel de Isabella, moliendo aún más la piel que dejaba al aire su carne viva; y obviamente no tardó en tomar a Artur de los hombros y tirar de él para que soltara a su hija menor.
Isabella gritó con fuerza y suplicó que la dejara en paz. Artur la tomó del pelo y tiró de él con fuerza, obligándola a ponerse de pie, como si ella simplemente pudiera mantenerse de pies después de aquellos golpes en su espalda y su estómago.
John forcejeó con Artur para que la soltara, pero no resultó. Isabella comenzó a cerrar sus ojos y de un momento a otro, cayó sobre el piso de la habitación desmayada.
Maratón 2/2
Estoy llorando. Ella no merece todo lo que Artur le hace.
Si no recuerdan a Margot, vayan a leer el capítulo 10! Y si no recuerdan a Román, lean los primeros capítulos, es uno de los mejores amigos de Justin y de Jordan de la infancia.
Dejen un comentario y un voto! Nos leemos pronto!
:(
Fairytale
Justbiebssg
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