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C:20

Isabella Romanov.

Al llegar al yate de los Bieber mi corazón se aceleró. No quería entrar allí y tener que sufrir al ver a Justin y al recordar lo mal que la pasé hace unos días en Inglaterra.

Al entrar lo primero que vi fue la mesa adornada con varios utensilios. Mi mirada en seguida fue captada por su cuerpo, estaba a un lado de su padre mirando a Will, pero su mirada no tardó en llegar hasta mi y quise salir corriendo; exactamente porque sonrió con egocentrismo al notar que yo lo estaba mirando.

—¡Bienvenida, Isabella! —Pattie me recibió con una sonrisa luego de besar mi mejilla— Espero que no haya sido una mala experiencia estar con mi hijo en Inglaterra —rió.

Ella lo decía en broma, pero en realidad su hijo si me había hecho vivir una experiencia horrible.

Me quedé en silencio, solo me limité a sonreír.

Sentí como una mano se posaba en mi cintura y luego una exquisita fragancia varonil me envolvía lentamente.

—¿Y a mi no me vas a saludar?

Me giré en seguida, encontrándome con la radiante sonrisa peculiar de Will.

—¡Will! —chillé y lo abracé con fuerza— ¿Cómo has estado? —sonreí.

Me hacía emoción tenerlo frente a mi. Me había olvidado de que estar con él era lo único bueno de compartir con la familia Bieber.

—No tan bien como tú —se alejó un poco más para tomarme de la mano y hacerme girar en mi sitio—. Te ves preciosa.

—Tu también te ves genial —reí.

Mis mejillas se calentaron por alguna razón.

Volvió a acercarse a mi y recién ahí noté que su mejilla estaba roja.

—¿Qué tienes? ¿Eso es un golpe? —fruncí el ceño.

—¿Qué? —pareció confundido— ¡No, no, no es nada! —pareció recordar, tomando su mejilla— Tuve unos problemas con unos trabajadores del club de mi padre, nada más —sonrió.

Traté de no darle vueltas al hecho de que su sonrisa no me convenció para nada.

—Iré por unas copas de bebida, ¿Quieres algo?

—No, gracias —sonreí.

Me guiñó un ojo y se alejó riendo.

Miré a mi alrededor y todos estaban dispersos. Mi padre se encontraba hablando con Jeremy en una esquina del yate, mientras mi madre estaba con Pattie en otra. Jordan, quien lucía bastante guapo en aquel traje negro, tenía que admitirlo, estaba junto a Candace mirando no se qué cosa en su celular, y Justin, Justin no se veía por ningún lugar.

—¿Me buscabas?

Olviden lo que acabo de decir.

Me giré. Seguía con la misma sonrisa que tenía cuando llegué. Sus ojos mieles me inspeccionaron de pies a cabeza y su mano no tardó en llegar a mi cintura. Lo odiaba, pero seguía provocándome escalofríos.

—No. No me tomaría aquella molestia —mentí.

—¿Por qué mientes?

—Yo no miento.

—Mentirosa —sonrió aun más y me acercó a él.

Se me quedo mirando sin dejar de sonreír, mientras su mano apretaba con firmeza mi cintura. Quise alejarme porque su cercanía me comenzaba ahogar, pero no fue necesario decirlo. Una voz que no escuchaba hace bastante tiempo resonó por el Yate, asustándome lo suficiente como para retroceder.

—¡Bueno, será que aquí nadie saluda a los invitados!

Todos nos giramos hacia la entrada. El tío John estaba en la puerta. Seguía igual que siempre; sonreía con gusto, seguía igual de gordo y su cabello pelirojo ya estaba con algunas canas. A su lado estaba su esposa con una sonrisa igual de grande que la de él, y a sus espaldas, Madison y Caroline.

—No puede ser —Justin susurró con pesadez, aun sin alejarse de mi

Fruncí el ceño pero preferí ignorarlo.

—¡Un gusto verte, hermano! —mi padre caminó hasta él para darle un fuerte abrazo.

Madison miraba el suelo algo intimidada. Estaba mucho más linda y grande que la última vez que la vi. De Caroline no podía decir lo mismo, pero sí que estaba mucho más perra que siempre. Vestía una minifalda que apenas tapaba su trasero, un crop que dejaba a la vista su abdomen y traía su cabello pelirojo completamente rizado. Una vulgar.

Candace soltó un chillido que me irritó los oídos antes de darle un abrazo cínico a Caroline. Cínico porque cuando estaban juntas eran cómplices, pero yo conocía a mi hermana y ella detestaba a Caroline de la misma forma en que lo hacía yo.

—¿Qué es este escándalo? —Justin gruñó en voz baja.

—Son mis primas y él es hermano de mi padre.

Me miró con una ceja alzada y luego simplemente me ignoró.
Lo miré con pesadez y por la cercanía pude notar un corte en el costado de su labio y el color raro de su mejilla. Mi mente no tardó en conectar todo. La mejilla de Will, la mejilla de Justin y la forma en que Justin lo miraba hace unos minutos.

—¿Qué? —preguntó con brusquedad, soltando mi cintura y haciéndome salir de mi trance.
Ya casi me olvidaba de lo grosero que era la mayor parte del tiempo.

—Will y tu han peleado —musité. No era una pregunta, claramente.

Frunció el ceño y luego pareció entenderlo. Su mirada burlona cambió radicalmente a una de desprecio.

Justin no era bipolar, era multipolar.

—Me había olvidado que tu especialidad es hablar estupideces.

—Y yo me había olvidado de que eras un imbécil.

—Isabella —gruñó, tomándome nuevamente por la cintura.

Su cara quedó demasiado cerca de la mía, tanto que no pude evitar mirar sus labios. Se notaban inflamados y mucho más rojos que de costumbre. Estaban demasiado apetecibles para mi autocontrol.

Me obligué a alejarme de él y a sacar su mano de mi cintura antes de caer ante sus encantos y prácticamente darles un espectáculo a todos los que se encontraban en el yate.

Me acerqué a saludar al tío John y a diferencia de mi padre, él era un encanto, por lo que me abrazó con fuerza antes de besar mi mejilla;— ¿Cómo está mi sobrina favorita?.

—Estoy muy bien —reí devolviéndole el abrazo.

La última vez que lo había visto había sido hace un año atrás en Rusia, antes de que él y su familia se mudaran a Canadá.

Saludé a su esposa Marie, quien jamás me había entrado en gracia ni a mi ni a mi madre y luego salude a mis primas.

—Me alegro mucho de verte, Madison. Estás demasiado linda —la abracé.

—Gracias, Bella —sonrió, achinando sus envidiables ojos azules—. Me alegro mucho de verte.

—Caroline —musité.

—Isabella —sonrió.

Creo que fue la sonrisa más cínica que me habían dado en la vida. Sus ojos marrones se pasearon por mi cuerpo sin ninguna disimulo e incluso hizo una pequeña mueca de asco, que claramente fue muy notable. Por alguna razón, ella era peor que Candace. Desde que tengo memoria me odiaba, y lo más raro es que ahora amaba a mi hermana mayor cuando antes nos odiaba a ambas.

—Un gusto verte —mentí, abrazándola por dos segundos.

—No se si puedo decir lo mismo —musitó casi en silencio en mi oído.

Reí intencionalmente, solo para molestarla y me alejé. Noté la incomodidad de mi madre ante la presencia de la tía Marie. Por alguno motivo desconocido yo jamás había sabido porque no congeniaban.

Nos sentamos en la mesa y finalmente nos dispusimos a comer. La cena fue bastante tranquila. Los adultos claramente tenían mucho de que conversar, a diferencia de los jóvenes. La conversación solo era entre Candace y Caroline, quienes para mi mala suerte hablaban solo estupideces que no le interesaban a nadie de los que estábamos en la mesa.

—¿A qué hora se callan? —Jordan intervino cuando Caroline empezaba a hablar de sus increíbles vacaciones en las Bahamas.

No pude evitar toser. Miré a Will con una sonrisa cómplice y me lo encontré riendo en silencio.

—No me sorprende que sigas igual de grosero que siempre —Caroline fulminó a Jordan con su miraba marrón.

En seguida me giré hacia Candace, quien también se encontraba mirando a Jordan con interrogación.

—¿Es que acaso ustedes se conocen? —murmuró con algo de molestia en su voz.

No pude evitar sonreír. Candace estaba celosa. Y yo pagaría por ver un pleito entre Candace y Caroline.

—Larga historia —Caroline rodó los ojos.

¿qué?

Como era de esperar. Siguió hablando y yo no podía dejar de rogar en silencio para que se quedara en silencio. No la soportaba desde nunca. Sus pecas tostadas me causaban envidia, pero solo aquello, su cabello era de un tono pelirrojo y en mi preferencia no era mi favorito, sus ojos era bastante marrones y su piel era extremadamente blanca. Ella se creía sexy, pero para mi era un simple mamarracho sin gracia.

Noté la incomodidad en la cara de Will, Justin, Madison, Jordan e incluso en Candace. Nos habíamos sentado hace más de una hora y desde que nos sentamos, Caroline no había dejado de trasmitir cosas que a nadie le interesaban.

—¿y tú qué harás este año, Isabella?

Levanté mi vista en seguida cuando escuché mi nombre. La tía Marie me miraba expectante con una sonrisa.

—¿Qué?

—Dejaste el colegio el año que pasó. Lo sé porque tienes la misma edad de Caroline.

—Ah, sí —fruncí el ceño.

Todos me miraban atentos, incluso hasta mi padre. Y me puse nerviosa. No sabía que responder porque desde que nos mudamos a Cannes, nadie se había detenido a hablar sobre la universidad; y yo tampoco tenía planes de ir porque en realidad aún no me decidía qué estudiar. Sumándole a esto que mi padre era quien se oponía rotundamente a que yo entrara a la universidad.

—Aún no sé qué quiero estudiar —me elevé de hombros—. Aún es verano y recién estoy acostumbrándome a Francia. No he buscado ninguna universidad y no sé si me gustaría estudiar acá —me justifiqué, ignorando la mirada de mi padre.

—Supuse que no estudiarías este año —Marie White, mejor conocida como la tía pesada, rodó los ojos.

—No veo nada de malo en la decisión de Isabella. Creo que le vendría genial tomarse un año si ella lo desea y no sabe que estudiar —mi madre intervino.

—Sí. Tienes razón —la tía Marie la miró con una sonrisa—. A diferencia de Isabella, Caroline ya está lista para comenzar a estudiar Psicología, aún tenemos que resolver algunos tramites de la universidad ya que no sabe muy bien en qué ciudad se quiere quedar.

—Me parece genial. Te felicito, Caroline —la voz de mi padre se escuchó.

No pude evitar rodar los ojos y sentí la risa de Will a mi lado.

—Ni siquiera tratas de disimular tu desagrado hacia tu prima —susurró lo suficientemente bajo como para que solo yo pudiera escuchar.

—Es una perra. Es peor que Candace —respondí.

—Te creo —respondió.

Sentí un par de ojos quemar mi piel, por lo que giré mi cabeza y me encontré con la mirada de Justin sobre mi y Will. Ambos desviamos la mirada en seguida.

—Ojalá sigas el ejemplo de tu prima Caroline, Isabella.

La voz de mi padre resonó en el espacio.
Me atoré con el jugo en mi garganta y tuve que tomarme del borde de la mesa para no irme de espalda. Me quería reír.

"Claramente quiero seguir su ejemplo de cómo ser la mejor perra"

—Sabemos que Isabella es dispersa y que no le interesan demasiado los estudios. No creo que llegue a ser tan inteligente...

—¿Desde cuando mi persona es un tema de conversación? —interrumpí a Caroline en seguida.

Lo único que quería era lanzarme sobre ella y arrancarle ese pelo de zanahoria que tiene.

—Desde que no has decido hacer nada con tu vida —Caroline se elevó de hombros con una sonrisa.

—Caroline no seas sin respeto —el tio John elevó la voz, mirando a Caroline con enojo.

Todos en la mesa se encontraban en silencio. Notaban la tensión. Miré a mi madre en busca de apoyo, el cual me dió bajándole niveles a la conversación.

—Creo que no es necesario ponernos de esta manera. Es una cena para darles la bienvenida a los Romanov-White; no para  estar discutiendo en la mesa —miró sin disimulo a Caroline.

Sonreí.

—Disculpen, señora Pattie y Señor Jeremy —me disculpé educadamente.

—No te preocupes, cariño. Suele suceder en mesas familiares —ella respondió con una sonrisa.

Se me hacía difícil pensar que alguien como Justin y Jordan podían ser hijos de aquella mujer tan amable.
Le respondí con una sonrisa y preferí ignorar a todos en la mesa. No era una cena agradable. En lo absoluto. Y tampoco lo serían los demás días de la semana. Exactamente porque lo más probable era que el tío John se quedaría una larga temporada en mi casa, junto a su esposa, Madison y la cabeza de zanahoria.

El resto de la noche transcurrió milagrosamente tranquila. Luego de cenar, mi padre desapareció un largo rato junto a Justin y Jeremy; por lo que supuse que estaban conversando sobre sus temas mafiosos que me causaban demasiados escalofríos.

Jordan y Candace habían desaparecido. Mi madre, Pattie, el tío John y la tía Marie se encontraban dentro del yate conversando de quién sabe qué. Y yo me encontraba junto a Will y Caroline oyendo una anécdota que le había ocurrido a Madison en el aeropuerto aquella mañana.

Podía sentir la venenosa mirada de Caroline atenta a todos mis movimientos. Me estaba cansando. La miré solo para molestarla y una sonrisa de oreja a oreja se plantó en su cara.

—¿Qué? —elevó una ceja.

—Nada —respondí.

Me levanté del pequeño asiento y me alejé lo más que pude. Ya tenía suficiente.

Bajé del yate y caminé por el muelle hasta la punta. Podía ver las luces de la ciudad alumbrar la maravillosa playa que se encontraba a varios metros. Me senté en el borde del muelle, con las piernas colgando y me relajé.

Una brisa fría corrió alborotando mi pelo y no pude evitar temblar. La temperatura se había vuelto fresca y no tenía ninguna chaqueta. Aún así me quedé disfrutando del lugar.

Habían momentos en los que disfrutaba al máximo la soledad. Bueno, siempre estaba sola, pero la mayor parte del tiempo no me gustaba el sentimiento. En momentos como los de ahora, donde necesitaba un respiro de todo lo que me rodeaba para poder pensar y poner mis pensamientos y emociones en orden, la soledad era el mejor remedio.

Me sobresalté cuando sentí la presencia de un individuo a mi lado. Estaba tan sumergida en mis pensamientos y disfrutando del viento, que apenas había sentido los pasos. Me encontré con unas largas piernas y al subir la vista con un par de ojos mieles que se me habían vuelto demasiado cotidianos desde hace un tiempo  hasta aquí.

Se sentó a mi lado, sin mirarme y se recargó contra los palos en donde se amarraban los botes.

—¿Qué haces aquí?

—¿Qué haces tú aquí? ¿No puedes vivir sin mi? —bromeé.

Rodó los ojos.
No pude evitar reír.
Lucia cansado, incluso enfadado, por la forma en que apretaba la mandíbula. Y mientras lo miraba no pude evitar preguntarme ¿qué diablos hacía aquí a mi lado si apenas me soportaba?

—Hablo en serio —repetí— ¿Qué haces aquí?

Elevó una ceja ante el tono desafiante de mi voz y me quedó mirando fijamente sin decir nada. Su mirada me ponía nerviosa, pero no desvié mis ojos de los suyos. Por lo enojado que estaba, pensé que soltaría un insulto, pero me sorprendió cuando sonrió y negó con la cabeza.

¿Quién era él y qué había hecho con Justin Bieber?

—Necesitaba un respiro —se elevó de hombros—. Tu padre es intenso.

—Créeme que lo sé—reí sin ganas, finalmente desviando mi mirada.

—¿Y tú qué haces acá?

—Estaba aburrida y ya harta de Caroline. Es una perra. ¡Es peor que Candace! —exclamé.

—Lo sé —sonó seguro.

Fruncí el ceño brevemente y volví a mirarlo. Se encontraba mirándome con los ojos entrecerrados.

—¿Es que ya la conocías? —musité con curiosidad, luego de recordar la cara de desagrado que había puesto Justin cuando Caroline entró junto a mi familia al yate y el comentario que hizo Caroline cuando Jordan la hizo callar mientras cenábamos.

—Toda Francia conoce a aquella perra —Justin rió, como si fuera lo más normal del mundo. Sin embargo, yo estaba demasiado sorprendida—. Tu tío John ha venido a Francia a visitar a mi padre desde que tengo memoria, por lo que comprenderás que ya he tenido bastantes cenas de este  tipo con tus primas. Madison me agrada ya que siempre está callada, en cambio Caroline —hizo una pausa—, no se queda callada ni cuando la follo.

Mi estómago dio un vuelco inesperado cuando Justin cerró la boca y se cruzó de brazos. Apenas estaba razonando que él ya conocía a mi familia y luego me salía con que había follado con la cabeza de zanahoria.

Hice una mueca de asco involuntariamente y me dolió la cabeza. Exactamente porque con las palabras de Justin había recordado que él me había quitado la virginidad hace menos de tres días y había sido un idiota conmigo todo el tiempo.

Mi cara debía ser una mueca muy graciosa. Ya que soltó una carcajada demasiado ronca que me dejó con una ansiedad terrible. Quería volver a escuchar como carcajeaba.

—Caroline es una perra. Siempre lo ha sido. Ni siquiera sé cómo te la has podido...

—¿Por qué? —me interrumpió incluso antes de que terminara— Es linda y lo que importa es que está buena.

—Por favor, cállate —otra mueca de asco.

Esta vez pareció no hacerle gracias.

Tomó mi mentón con brusquedad y solté un gemido de dolor. Mi padre me había dejado el mentón adolorido después de la discusión de la mañana.

—Supongo que la genética es así. Te recuerdo que tú también eres una pequeña perra, mal educada, una mocosa —escupió.

Aquí vamos de nuevo con la multipolaridad de Justin Bieber.

—A mi no me compares con Caroline Romanov —traté de quitar su mano de mi mentón.

—¿Por qué? Te recuerdo que son igual de...

Quité su mano con fuerza de mi mentón a medida que la rabia recorría mis venas.
Que me compararan con Caroline dañaba mi ego de una forma increíble y me hacía sentir sucia.

—Si ella es perra yo puedo ser peor —elevé una ceja.

Mis palabras parecieron hacerle gracia. Ya que sonrió sin mostrar los dientes, desafiante.

—¿Tú? ¿Peor? —elevó ambas cejas, aún mirándome burlón— No creo que Caroline se haya quejado dos días enteros cuando perdió su virginidad, ni siquiera sé si ella alguna vez fue virgen —rió—; porque cuando yo la tuve contra las paredes de un club por primera vez, la pelirroja ya tenía experiencia— se elevó de hombros—. En cambio tú, si no me equivoco, debes seguir llorando por las noches ya que según tú te traté mal cuando te abriste de piernas tú solita para mi —soltó una carcajada.

Sé que dije que quería escucharlo carcajear nuevamente. Pero no me esperaba que lo hiciera justamente para burlarse de mi.

—Y lo siento si fui muy duro —continuó hablando, sin dejar de sonreír—; pero nunca había estado con una sin experiencia y de eso se trata el sexo casual, de buscar el placer de cualquier forma. Sin importar nada.

Si la noche en que salí de su habitación me sentí humillada. En estos momentos me sentía peor. Tenía ganas de abofetearlo por ser un idiota sin escrúpulos. Estaba enrabiada porque pensé que cuando se sentó a mi lado tendríamos una conversación como dos personas civilizadas; pero claramente eso jamás sucedería. Él siempre sería igual de grosero e imbécil. Añadiéndole también el hecho de que me cabreaba saber que Caroline se había follado a Justin antes que yo.

Ni siquiera me molesté en responderle. Mi comodidad sentada en aquel muelle se había acabado desde el momento en que se sentó a mi lado; por lo que ignoré su mirada burlesca y me levanté de allí para irme lejos.

Sin embargo, no llegué muy lejos. Su mano tiró de la mía con brusquedad, dejándome bastante sorprendida. Él igual se había levantado. Tiró de mi muñeca para juntarme a su cuerpo y me besó con furia, haciéndome callar.

Mis ojos se abrieron por completo cuando sus labios tibios tocaron los míos. Me quedé estática, sin saber que hacer. Quise golpearlo y salir corriendo, pero no lo hice, no lo hice porque yo era una idiota que por más que lo odiara por ser grosero, lo deseaba. Lo deseaba demasiado. Era tan guapo y brusco. Me volvía loca con tan solo apretar la mandíbula.
La textura suave de sus labios me apretaba con fuerza y me exigían una respuesta. Que claramente yo estaba dispuesta a dar desde el momento en que mi estómago comenzó a sentir mariposas y una sensación tibia.

—Te odio —murmuré antes de responder a su beso.

Apretó mi cintura en respuesta y bajó sus manos descaradamente a mi trasero. Un escalofrío me recorrió, haciéndome pegarme mucho más a su cuerpo, sintiendo la dureza de sus músculos.

—Y yo no te soporto —se separó solo unos centímetros para mírame. Estaba enojado—. No te soporto. Me dan ganas de amarrarte a una cama y hacerte gritar de desesperación; pero no lo hago solo porque no corresponde —volvió a chocar sus labios contra los míos.

Solté un gemido ante su arrebato y sus palabras y jadeé con fuerza cuando su boca bajó hasta mi cuello.

Ya no me importaba estar en pleno muelle y que alguien pudiera salir del yate y encontrarnos. No me interesaba mi orgullo dañado por la forma en que se comportó conmigo en Inglaterra. Lo único que quería era volver a hacerlo, volver a tener sexo con él. Necesitaba experimentarlo una vez más para esta vez decidirme bien si es que esto que sucedía entre los dos me gustaba o no.

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Fairytale
Justbiebssg

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