C:18
Justin Bieber
Bajé del avión luego de quedarme paralizado en mi asiento viendo como Isabella abandonaba el avión y abrazaba a su madre por bastante tiempo.
Solté un suspiro y negué con la cabeza al recordar sus palabras en general. Sobre todo lo último que mencionó con respecto a su padre; "incluso sería un peso menos para él". Estaba seguro que había escuchado algo parecido salir de su boca antes.
¿Cómo diablos aquella mocosa podía decir algo como eso? Después de todo lo que la cuidaba su padre y la vida llena de caprichos que llevaba. Cínica, porque lo primero que hizo al bajar de este avión fue abrazar a su madre y estoy seguro de que cuando llegara a casa el señor Romanov la abrazaría de igual manera, aunque aquel hombre me cause bastante desconfianza desde el momento en que lo ví, estoy seguro de que aquello sucedería. ¿Quién no haría aquello luego de tener a su hija encerrada en otro país y corriendo riesgos?
Al bajar del avión vi mi deportivo negro a un lado y en su interior a Jordan mirándome con una sonrisa. Rodeé los ojos hacia él y comencé a caminar en su dirección. Miré por última vez hacia donde se encontraba Isabella con su madre y para mi sorpresa estaba mirándome. Quise sonreír con superioridad, pero preferí guardármelo para mi y me limité a desviar la mirada.
—¿Qué tal el viaje con aquella zorrita? ¿Cuántas veces le diste y cómo? —fue lo primero que oí salir de la boca de Jordan cuando me subí al auto.
—¿No me vas a preguntar cómo estoy? —fruncí el ceño.
—No me cambies el tema —arrancó mi auto.
—No me he metido en sus bragas, imbécil —mentí, mirando por el espejo cómo dejábamos atrás a Isabella y al aeropuerto.
—¡Já! Esa no te la crees ni tú. Aquella mocosa es una víbora y tú sabes cómo controlarlas. Además...
—¡Que no me he acostado con ella! ¿Podemos hablar de alguna otra estupidez? ¿Será que solo piensas en sexo todo el día? —espeté, girándome hacia él para darle una mirada de molestia.
—Sí, ¿tú no?
Rodeé los ojos nuevamente y preferí ignorarlo.
Por alguna razón no quería que nadie supiera lo que había sucedido en Inglaterra. Nadie tenía porqué saber que me había acostado con Isabella. Me daba lo mismo nombrar a las chicas que se habían abierto de piernas para mi alguna vez. Es más, solía hablar de aquellos temas junto a mis amigos, pero por alguna razón desconocida, esta vez era diferente. Aunque no del todo, no soportaba mucho a Isabella y eso la hacía diferente a los demás. Solo el hecho de que agotaba mi paciencia y no podía hacer como si no existiera porque casualmente era la hija de uno de los mejores amigos de mi padre.
—¡Mi vida, te extrañé demasiado! —como era de esperar, mi madre salió corriendo de la casa para abrazarme y llenarme la cara de besos.
Solté un gran suspiro y no la alejé de mi solo porque era la única mujer a la cual respetaba y sinceramente creo que también la había extrañado. Había extrañado la calidad de mi hogar.
Jordan pasó por nuestro lado con mis maletas y me dio una mirada de burla al ver a la apasionada de mi madre apretarme con fuerza entre sus pequeños brazos.
—Mamá no tienes que dejarme sin aire. Yo igual te extrañé —supiré y traté de alejarme.
—¿Cuándo aprenderás a aceptar el cariño que te quiero brindar?
Nunca. No estoy acostumbrado a muestras de cariño. No me gustan.
—Basta, mamá. Estoy muy cansado.
Sus ojos azules me miraban con compasión y sin dejar de sonreír murmuró;— Bueno, a dormir, mañana es un nuevo día y tu padre tiene mucho que hablar contigo.
Fruncí el ceño mirándola entre cejas. No me gustaba cuando utilizaba aquellas palabras que me dejaban con la intriga a tope.
—¿Dónde está mi padre?
—En el club de yates, arreglando algunos asuntos. No llegará a dormir —su sonrisa desapareció.
—Está bien —asentí.
Me quedó mirando expectante y no puedo evitar sonreír un poco. Le besé la mejilla para que no protestara y me adentré a la casa para por fin llegar a mi irreemplazable habitación.
Todo seguía igual a como lo dejé hace varios días atrás. Apenas me fijé en que Jordan me había dejado las maletas aún lado de la cama y ni siquiera me molesté en cambiarme ropa. Es de madrugada y necesito dormir aunque sea algunas horas antes de escuchar lo que mi padre tiene que hablar conmigo.
Cerré los ojos esperando a quedarme dormido, pero no pude. Estaba ansioso y a la vez cansado.
Me removí y cambié de posición, pero seguía sin poder conciliar el sueño.
—¡Maldición! —solté un suspiro y apreté entre mis puños la pequeña almohada que se encontraba a mi lado.
Nunca había sufrido insomnio, solo aquellas veces en que me drogaba con algo que no fuera marihuana. Pero ya había dejado esas adicciones en el pasado hace bastante.
Solté un gruñido varios minutos después y suspiré con pesadez. Necesitaba dormir y no podía. Apreté los ojos con fuerza y una morena de baja estatura, delgada y de unos ojos profundamente verdes se me vino a la cabeza.
—No por favor —volví a gruñir frotándome los ojos.
"Mientras tú te divertiste haciéndolo con una virgen, lo único que sentí yo fue dolor y asco"
Aquellas palabras fueron lo primero que se me vino a la mente al recordarla. No sabía exactamente qué sentir.
Quizás en estos momentos estaba pensando en ella y en sus palabras por el hecho de que me sentía algo culpable por haberle robado su virginidad de aquella forma. Me quería convencer de que ella se me había venido a la mente solo porque me sentía culpable y por eso no podía dormir. En realidad era así.
Solté otra maldición y me giré hacia el otro lado de la cama para tratar de olvidar aquel pequeño pensamiento; pero cuando cerré los ojos, sus labios gruesos y sabrosos se me vinieron a la mente. Y la forma en que me dijo aquellas palabras en el avión, convertida en toda una furia con sus ojos verdes mirándome dolidos; me dejaba sin habla.
Solté otro suspiro. Recién ahora sentía algo de lástima. Pero es que tampoco me podían culpar, porque a mi todo me importaba una mierda y ella no sería una excepción. Isabella era una perra y su humor no era exactamente algo que me agradara; pero estaba consciente de que ninguna persona merecía una experiencia tan horrible como aquella. Y es que recién ahora yo me daba cuenta de aquello. Aquella noche me metí entre sus piernas sin valorar la situación en la que nos encontrábamos, en mi cabeza solo permanecía la necesidad y el entusiasmo de ser el primero en tener sexo con ella , pero ni siquiera disfruté el momento. Ni siquiera disfruté lo suave que era su piel, lo bien que olía y lo sabroso que era besar sus labios y estar dentro de ella. No admiré las cuervas de su cuerpo y tampoco las saboreé. Esa noche solo pensaba en acabar luego y en sentirme orgulloso por robarle la virginidad a aquella chica tan rebelde y mal enseñada. Esa noche estaba perdido en el control que estaba teniendo sobre ella. Menudo imbécil. Ahora entendía porque andaba tan callada. Me imagino lo adolorida que debía estar, físicamente claro.
Ella merecía una disculpa; pero jamás la tendría. Jamás sería tan imbécil como para rebajarme hasta aquella altura. Lo hecho, hecho está y no se puede cambiar.
"Es obvio que un ser como tú jamás podría sentir algo tan lindo como amor"
Otro gruñido acompañado de un suspiro, quizás el milésimo de la noche. No podía creer que unas insignificantes palabras, provenientes de una mocosa, no pudieran dejarme conciliar el sueño durante la madrugada. Nuevamente me repetí a mi mismo que era solo porque me sentía culpable de haberla utilizado.
Aún así ¿quién se creía ella para decir que yo jamás podría sentir algo como amor?. Quizás Isabella estaba en lo cierto, pero no tenía ningún derecho a hablar por mi, como si me conociera lo suficiente cuando en realidad no sabe absolutamente nada de mi.
Luego de pensar otro poco en ella y en maldecirla porque no me dejaba dormir, cerré los ojos tratando de olvidarme de todo lo sucedido y finalmente concilié el sueño.
Desperté tres horas después. Gemí somnoliento y me obligué a levantarme antes de que mi papá apareciera en mi habitación y peleáramos porque no me gustaba que entraran sin mi consentimiento.
Tomé un baño y luego me vestí con tan solo una bermuda y una camiseta.
Los brazos de mamá me arroparon en cuanto entré a la cocina. Cerré los ojos para no alejarla bruscamente y solo acepté su abrazo.
—Te extrañé, sabes que...
—Si sé que soy tu favorito —la miré con una sonrisa cómplice.
—¡Ese soy yo! —Will entró a la cocina y me dio dos palmadas en la espalda en modo de saludo.
—Jordan siempre fue independiente, Will obviamente el más débil porque siempre fue el más pequeño —mi mamá sonrió y miré burlonamente a Will. Todos sabíamos que era débil—; Y Justin siempre fue más solitario y nunca se quería despegar de mi. Por esa razón...
—Soy tu favorito —la interrumpí.
—No tengo favoritismo —mi madre finalmente me soltó y caminó hasta la nevera.
—Me siento indignado, mamá —Will se sentó a mi lado.
—Justin siempre ha sido el favorito —Jordan entró a la cocina con tan solo una toalla en sus caderas.
—¡Devuélvete por esa puerta y vístete, Jordan! —Mamá lo miró mal, mientras nos servia un plato de salsa a Will y a mi.
Jordan rodó los ojos y salió de la cocina.
Papá entró en la cocina. Al parecer venía recién llegando por las ojeras que estaban a la vista bajo sus ojos.
—¿Cómo te fue en el club de yates? —mi madre lo miró preocupada.
—Hola, Justin —me dio tres palmadas en la espalda—. Nos espera una larga conversación de cómo te fue en Inglaterra —también le dio unas palmadas a Will y finalmente se acercó a mi madre—. Me fue bien, pero estoy muy cansado —la abrazó por la cintura y la besó.
Tanto Will como yo desviamos la mirada en seguida para no vomitar.
—Basta que voy a vomitar —Will habló cuando ya llevaban un minuto sin despegarse.
Mi papá le dio una mirada que lo hizo callar y mi madre solo rió.
—Necesito que se arreglen para esta tarde. Tendremos una cena en nuestro yate junto a los Romanov. Hay que aclarar algunos asuntos —. Tosió brevemente— Justin tu no puedes faltar y lo sabes —me miró con advertencia.
Rodeé los ojos y me levanté. Últimamente se me estaba volviendo costumbre rodar los ojos.
—Obvio que no faltaré —susurré antes de salir de la cocina.
Boté una bocanada de aire y me refregué la cara.
—¿Qué tal Inglaterra? Supimos que Isabella fue secuestrada.
¿Por qué todo el mundo tenía que mencionar a Isabella y a su maldita familia?
La voz de Will no tardó en seguirme hasta la terraza.
Prendí mi cigarrillo y lo miré.
Realmente no tenía ganas de hablar de la persona que me robó el sueño durante la madrugada.
—Ya sabes cómo es la mocosa, algo tendría que pasarle. Se escapó del departamento —me elevé de hombros tratando de restarle importancia.
—¿Y cómo fue? ¿Le sucedió algo? ¿Quién fue? ¿Cómo la sacaste de ese lugar? De todos modos cualquiera se volvería loco encerrado en otro país varios días —se sentó en el columpio y me miró preocupado. Realmente se notaba la preocupación en su voz.
—¿Si tanto te gusta porque no le preguntas a ella? —sonreí solo para cabrearlo.
—¿Quién te dijo que me gustaba? —elevó una ceja.
—Tu mismo me lo admitiste antes de que me fuera a Inglaterra con ella —elevé una ceja también.
Pareció recordarlo y el muy maricón se sonrojó. Me molestó, me molestó que sus mejillas tomaran aquel color, quizás solo porque no estaba acostumbrado a ver hombres sonrojados. Que maricada.
—Cállate, Justin.
—Deberías preguntarle y ser amable. Me sorprende que aún no se haya abierto de pierna para ti por lo cordial que eres —reí.
—¿Qué quieres decir? —se levantó de la silla y caminó hasta mi.
—¡Yo apenas la respeto y adivina qué! —boté el humo en su cara.
Sé que no le dije a Jordan que me acosté con ella y no quería decirle a nadie; pero con Will me pasaba algo distinto, sabía que le haría daño el hecho de que yo me acosté con ella. Y aunque era mi hermano, necesitaba hacerle saber que yo ya había tomado a Isabella de una manera más intima.
Su respiración se elevó ante mi silencio y pude jurar que sus manos se hicieron puños.
—No me digas que...
—Así es, tuve a Isabella Romanov bajo mi cuerpo cada noche que estuve en Inglaterra —sonreí—. Supieras lo fácil que es.
Me encantó ver cómo se ponía rojo y apretaba sus puños. Me encantó hacerlo sentir celoso con respecto a Isabella. Era mi hermano, pero la mocosa ya se había abierto de piernas para mi, él debía saber que no tendría oportunidad más allá de la amistad.
Me limité a sonreír mientras botaba el aire de mi cigarrillo; pero jamás me esperé que Will sacara fuerzas y me agarrara de la camiseta.
—No hables así de Isabella —escupió sobre mi rostro—. Eres un maricón, sabias que a mi me llamaba la atención.
Lo empujé con fuerza y tiré el cigarrillo al suelo. ¿Quién mierda se creía para hablarme de esa forma?
—El maricón eres tu. ¿Piensas que con una amistad y palabras bonitas vas a lograr tenerla en tu cama? —reí irónicamente—. Eres un imbécil, Will. Ya veo porque hace bastante tiempo estás solo.
—¡Te dije que me gustaba! —golpeó mi hombro.
Gruñí cabreado y volví a empujarlo.
—Pero yo hace bastante tiempo que venía corriéndole mano así que no vengas a reclamarme tonterías —escupí sobre su cara—. Si tanto te encanta la mocosa, ve y conquístala. Si es que te llega a poner un ojo encima —reí.
Su puño llegó hasta mi mejilla de improvisto. Dejándome algo aturdido y haciéndome retroceder dos pasos.
Escupí la sangre hacia un lado y lo miré asombrado. No podía creer que Will me hubiera golpeado.
—Tú te lo buscaste —advertí, antes de lanzarme sobre él y devolverle aquel golpe.
—¡¿Qué diablos esta ocurriendo aquí?! —el grito de mi madre se escuchó por todo el jardín, pero eso no me impidió lanzar a Will al suelo y darle una patada en las piernas— ¡Justin por el amor de Dios! ¡Justin, suéltalo!
—Aprende a respetarme, Will. ¿Enserio crees que es divertido pegarte una paliza por una chica que no le interesa a nadie? —le susurré en el oído.
—Ese es tu problema —me empujo para alejarme, mirándome con sus ojos inyectados en sangre y la mandíbula roja—. Tú eres el que no sabe respetar a nadie —escupió.
Estuve dispuesto a golpearlo nuevamente. Pero una mano gruesa me agarro de los hombros y me tiró al suelo.
—Es tu hermano, maricon —Jordan gruñó—. Me importa una mierda que se agarren a palos, pero no frente a nuestra mamá.
Mi cuerpo vibró por la rabia acumulada y me quise tirar sobre Jordan por detenerme. Pero solo me limité a levantarme y darle una mirada asesina a Will, quien claramente estaba mucho peor que yo.
—Will empezó, y por una estupidez —lo apunté.
—No te creo —Jordan rodó los ojos.
—Pregúntale al maricón de tu hermanito —escupí por última vez la sangre y comencé a caminar hacia la casa.
Ni siquiera miré a mi madre, quien me miraba desde la puerta con bastante enojo. Me quité la camiseta llena de barro y sangre, y subí hasta la habitación antes de terminar mandando a todos a la mierda.
-
—No quiero ninguna pelea, Justin —mi padre gruñó en cuanto la camioneta de los Romanov se estacionó en el club de Yates.
—¿Cuántas veces tendré que repetir que Will me golpeó primero? —protesté. Era la verdad.
—Para que Will te haya golpeado, debes haberlo provocado de una forma inimaginable —negó con la cabeza—. Ah y otra cosa. Sé que no te agrada Artur y que no estuviste a gusto en Inglaterra haciéndole un favor; pero solo te pido que lo respetes. Mi relación de amistad con Artur está fuera de lo laboral y no quiero ningún mal entendido.
—Jamás te daría un problema con ese hombre. Solo dile que yo soy tu hijo y no pienso trabajar para él o seguir haciéndole favores —recalqué con soberbia.
—Justin —gruñó.
Solté un suspiro y no pudimos seguir con la conversación ya que Artur entró al yate de mi padre junto a sus tres damas de compañía.
Mis ojos casi por inercia se fueron hacia Will, quien miraba embobado a la morena que venía al último. Otro suspiro se escapó de mi boca y también miré hasta el final. Traía puesto un vestido rojo que se cernía muy bien a sus curvas. No pude evitar imaginármela desnuda después de ya haber visto su glorioso cuerpo. Me daban ganas de aullar del gusto de lo bien que se veían sus piernas con aquellas zapatillas negras. Me mordí el labio inconscientemente y finalmente llegué hasta sus ojos verdes, que por casualidad también me miraban.
No escondí mi sonrisa. Ella decía que me tenía asco y sin embargo yo siempre robaba su atención. Lo podía notar.
————
Will le pegó a Justin por Isabella 😯😯😯
No puedo entender mucho a Justin. Como que la cela y a la vez le importa una mierda.
Aún así su comportamiento machista me molesta y eso que yo misma soy la que lo escribe.
¿Qué creen que sucederá en el Yate? ¿Qué pensará Isabella al ver la cara de Will y de Justin golpeada?
Déjenme un comentario y un voto si les gustó.
Fairytale
Justbiebssg
❤️❤️❤️
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