Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

C:17


Isabella Romanov.

Toda esa noche me la pasé llorando, llorando por todo. Lloré porque no entendía nada sobre mi padre y el por qué no podía tenerme algo de afecto como el que le tenía a mi hermana mayor, Candace. Lloré porque aún seguía  asustada por mi supuesto secuestro. Y lloré porque me dolía todo el cuerpo y acababa de perder mi virginidad, lo único preciado de mi miserable vida, con un imbécil que no lo merecía, a quien no le había importado en lo absoluto como me podía sentir después de aquello y que jamás me creyó alguien digna de un buen trato. Imbécil.

Me dolía demasiado, me dolía allí abajo y mis piernas también. Apenas podía moverme. Jamás consideraría que aquello fue una violación. Justin se detuvo, y yo fui la tonta que le dijo que siguiera. Aún así todo sirvió para darme cuenta de que a él ni siquiera le importaban un poquito los demás, aunque eso yo lo sabía desde que lo conocí. Me sentía tonta y más tonta aún porque a pesar de que era un estúpido asqueroso, lo seguía encontrando igual de atractivo y sensual que siempre.

Lloré varias horas. Hasta que dieron las seis de la mañana y sentí un portazo. Justin se había marchado nuevamente y quizás no volvería hasta la noche. ¿Cómo habrá dormido? Era una estúpida por preocuparme, pero aún así me preguntaba si él tan solo se había dado cuenta de lo imbécil que se había comportado y que me había hecho daño, aunque la respuesta ya la sabía. A él no le importaba nadie más que él mismo.

Sin dormir nada y aún con el pelo mojado, volví a tomar otra  ducha. Solo quería dejar de sentir el ardor entre mis piernas y dejar de sentirme sucia, no sucia por haberme acostado con Justin. Sucia de no valer nada.

Mi cara estaba horrible, tenía unas ojeras de muerte, mis párpados inflamados como unos ojos de rana y mis ojos verdes a penas se notaban, estaban rojos.
Ni siquiera me molesté en maquillarme. Me vestí con lo primero que encontré y me digné a comer algo. Era el último día que permanecería en aquella ciudad, gracias a Dios. Aprovecharía de disfrutar la vista por última vez, sabía que pasaría bastante tiempo hasta que volviera a poner un pie en Inglaterra.

Creo que aquel fue el día más largo que pase en Inglaterra. La tristeza, el dolor y el aburrimiento, hicieron todo más torturador. El guardaespaldas, de quien aún no me podía aprender el nombre, a penas se había asomado, solo para darme un trozo de pizza. Ni siquiera me puse nerviosa cuando sentí la cerradura de la puerta y un castaño de ojos mieles entró por allí. A penas le di importancia a su presencia, aunque en realidad solo quería saber que diablos pasaba por su cabeza.

—Hola —murmuró brevemente y me miró de pies a cabeza. Realmente debía seguir apestosa ya que sus ojos se fruncieron levemente cuando miraron los míos.

Desvíe la mirada, sintiéndome desnuda ante él y comencé a caminar hacia mi habitación.

—Esta misma noche nos devolvemos. El Jet ya ha llegado y nos espera en el aeropuerto.

Me limité a asentir. Aquella información ya la sabía gracias al gordo que hacía de guardaespaldas.

Mis maletas las había hecho durante el día. Por lo que las tomé, las dejé en la sala y me recosté en el sillón en silencio, a esperar que Justin terminara de empacar sus cosas.

—Peter nos espera en el subterráneo en una camioneta negra blindada —avisó cuando finalmente apareció junto a sus maletas.

—Vale.

Sentí la libertad que no había sentido hace varios días, a excepción de ayer, cuando salí del departamento junto a mis maletas. Había estado esperando el día para volver a Cannes desde el momento que supe que tendría que venir hasta este lugar.

El camino al aeropuerto fue silencioso. Incluso cuando subimos al jet me mantuve en silencio, y una vez ya en el aire, cerré los ojos y me puse los audífonos para ignorar a Justin todo lo que pudiera. Cosa que no era difícil ya que Justin apenas me prestaba atención, al contrario de mi, que siempre estaba al pendiente de él.

Me vi "Love, Rosie" completa. Incluso creo que dormí durante la película, cosa que me daba igual ya que la había visto unas cinco veces antes. Ya me la sabía de memoria. Estaba por ponerla de nuevo, para acortar lo que quedaba de camino, cuando uno mano tocó mi pierna.

Giré mi cabeza con rapidez, imitando al exorcista y miré en seguida a Justin. Quien me miraba con curiosidad marcada en su ceño.

—¿Por qué estás tan silenciosa? No has hablado nada durante el día —se quejó—. ¿Te sucede algo?

¿En serio me preguntaba aquello?
Quise llorar y empujarlo y gritarle que obviamente me sucedía algo, que era un imbécil con tan solo preguntarlo. Quise gritarle también que me dolía mucho el cuerpo y me sentía tan pisoteada y humillada porque solo me uso para tener sexo, sin ni siquiera preocuparse por el hecho de que era mi primera vez junto a un hombre y él no había sido cuidadoso.
Se quedó mirándome fijamente mientras esperaba una respuesta.
Estuve por gritarle todo aquello que pensé, pero no lo hice porque prácticamente quedaría aún más humillada de lo que ya estaba. Y en realidad tenía que agradecer el hecho de que por último se había percatado de mi silencio y me había preguntado qué me ocurría; ya que viniendo de él, aquello era demasiado y casi un milagro.

—No me sucede nada —me lamí los labios y desvíe la mirada.

—Pues, no te creo —se sentó a mi lado.

¿Es que acaso andaba sociable? ¿Desde cuando?

—No me importa si no me crees —miré mis zapatillas.

Su mano tomó mi mentón y con bastante fuerza giró mi cara para que lo mirara a los ojos.

—¿Qué quieres? —saqué su mano de mi mentón bruscamente.

—¿Qué es lo que tienes, maldita sea? —gruñó y acercó su rostro peligrosamente al mío.

—¿Qué diablos te sucede a ti? ¿Desde cuando te interesa lo que pase por mi maldita cabeza? —gruñí.

Sus ojos estaban bastante claros, y sus cara estaba tensa como siempre.

—No te pases de la raya, Isabella —gruñó también.

—No tengo nada, ¿bueno?

Se quedó mirándome fijamente, con su mirada me daba a entender claramente que no me creía nada y por la forma en que sus ojos brillaban, sabía que se estaba hartando.

Me gustaba llevarle la contraria, pero realmente no quería hablar con él y no cedería solo por hacerle el gusto. Tenía que aprender que a mi no me podía controlar como quisiera, aunque ya lo haya hecho varias veces.

—¿Es por lo de anoche verdad? —susurró.

Mi corazón dio un vuelvo y rápidamente lo miré dolida, cosa que le dio la razón.

—No —mentí.

—Lo sabía —resopló—. ¿Qué te sucede? ¿Es que acaso fue la peor experiencia de tu vida? —rodó los ojos con ironía.

Me quedé en silencio para no decirle que sí. En realidad esto no era nada comparado a los maltratos de mi padre. Pero mi corazón y orgullo de mujer estaban dañados por alguien que ni siquiera era mi padre y eso dolía un poco más.

—Déjalo ir —resoplé.

—No sabía que eras Virgen. Ningún idiota inteligente y con sus cinco sentidos pensaría que una mocosa como tú pueda ser Virgen, así que no me puedes culpar. Aún así, aunque lo haya sabido, no podrías haber esperado que te besara toda la noche y te dijera lo muy bonita que eres porque yo no soy uno de esos tipos y además tú no me importas lo suficiente como para darme la flojera de hacerlo. Me importas solamente porque tu padre me mataría si te sucediera algo. Nada más. Así que no seas una desagradecida.

Si me sentía horrible antes de escuchar sus palabras, no había forma de expresar lo mal que me sentía ahora que había terminado de hablar. Un gran nudo se formó en mi garganta y la rabia recorrió todas mis venas. Tenía unas inmensas ganas de golpearlo y decirle que era un imbécil y me arrepentía demasiado de haberlo conocido e incluso alguna vez haberlo besado; pero no lo hice. Me quedé en silencio y miré por la ventana para que no notara mis ojos llorosos.

—Aún así, tengo que admitir que fue realmente asombroso hacerlo contigo anoche. Eres desagradable, pero eres demasiado sexy para mi gusto —acarició mi rodilla— ¿me escuchaste?

¿Y a este que mosca le picó?

—Eres un imbécil de primera —finalmente lo miré—. Créeme que jamás hubiera esperado que me juraras amor o alguna de aquellas estupideces porque lo de nosotros solo es calentura y además es obvio que un ser como tú jamás podría sentir algo tan lindo como amor —reí, a pesar de que cayó una lagrima por mi mejilla—. Me duele todo el cuerpo y después de lo que sucedió apenas podía caminar. Estoy callada por eso y porque mientras tú te divertiste haciéndolo con una virgen, lo único que sentí yo fue dolor y asco —prácticamente escupí sobre él—. Un buen trato era lo mínimo que podía esperar.

—¿Asco? ¿Repítelo? —me tomó bruscamente del brazo, acercando exageradamente su cara a la mía— ¿Enserio te doy asco? Eso no parecía cuando te estaba tocando y gemías de placer —apretó mi brazo con fuerza, haciéndome daño.

Obviamente no me daba asco. Bueno, su personalidad si, pero él jamás podría darme asco. Así que si, díganme lo idiota que soy.

—Sí, asco —me solté de su agarre.

—Escúchame, Isabella... —agarró nuevamente mi brazo con fuerza, pero fue interrumpido por Peter, quien se acercó con el ceño fruncido, confundido con lo que estaba ocurriendo.

—Hemos llegado hace cinco minutos, ¿Por qué no bajan?

—Ya vamos —Justin lo fulminó con la mirada.

Peter no se movió, aún seguía confundido. Pero cuando Justin carraspeó sin dejar de fulminarlo con la mirada, se dio cuenta de que sobraba.
Una vez que nos dejó a solas, Justin volvió su mirada a la mía e hizo algo que jamás pensé que haría en aquel momento. Tomó mi nuca con fuerza y estampó su boca contra la mía. Me quedé paralizada, sin responderle, pero hizo tanta presión con su mano que me vi obligada a mover mis labios y responderle. Sus suaves labios con sabor a menta apretaban los míos con tanta fuerza, que olvidé lo sucia que me sentía y cerré los ojos para dejarme llevar. Se alejó de mi para respirar y sonrió con egocéntricamente sobre mis labios.

—¿Así me demuestras el asco que me tienes, mocosa? —rozó sus labios contra los míos.

La mente volvió a mi cuerpo y la rabia también. Recién ahí caí en cuenta de lo que acababa de hacer y lo empujé con furia.

—Eres un idiota —tomé mis maletas para bajar del jet.

Sentí su risa burlona a mis espaldas.

—Mocosa.

—Espero que tengas un buen regreso a casa —lo miré con asco y me giré para marcharme finalmente.

Pero una de sus palabras volvieron a mi cabeza y me detuve solamente para responderle algo que le había querido decir desde hace un rato; —y da lo mismo, no tienes que preocuparte por mi. A mi padre realmente le daría lo mismo si me llega a pasar algo, incluso sería un peso menos para él. Adiós.

Finalmente bajé del jet y el aire tibio de Cannes me envolvió. Limpié una de mis lagrimas de humillación y sorbí mi nariz antes de levantar la vista y encontrarme con mi madre, esperando por mi a un lado de mis maletas.

Sonreí levemente y apuré mi paso hacia ella para poder abrazarla. Necesitaba algo que me reconfortara después de tantas cosas malas.

————

Al fin en Cannes.

¿Qué opinan de lo que sucedió en el Jet?
¿Creen que Justin sentirá algo de lástima por la dolida Isabella?

Déjenme sus comentarios. Quiero leerlas.

Fairytale
Justbiebssg
❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro