C:15
Isabella Romanov.
Pasé las yemas de mis dedos por sobre la foto. Era mi padre y Candace cuando era pequeña. Siempre se había notado el amor que se tenían entre ambos, la complicidad. La preferencia de mi padre hacia Candace era tan obvia. Pero jamás me había hecho daño, solo me había causado curiosidad toda la vida. Doy vuelta la pagina de aquel álbum y me encuentro con una foto de mi madre embarazada. Suelto un jadeo cuando veo el parecido que tenemos; sus ojos, su piel y sus facciones son idénticas a las mías. Recuerdo las dudas que me surgieron días atrás sobre el hecho de que sea mi madre biológica y estás se esfuman de inmediato. No sé en qué rayos estaba pensando en ese momento; yo soy la copia exacta de mi madre a esa edad.
—¿Qué haces?
Pegué un brinco cuando la puerta de mi habitación se abrió. Tiré el álbum de fotos debajo de la cama y me levanté rápidamente. Justin me miraba con sospecha.
—¡Nada! —suelto un suspiro— ¿Por qué entras así a mi habitación? —elevo una ceja con pesadez.
Aún seguía molesta y me sentía humillada por lo que sucedió la noche anterior.
—Voy a salir y te iba a avisar que tu guardaespaldas va conmigo —me mira de pies a cabeza—. No hagas ninguna locura, quedaras bajo llave.
Intento no sonreír y me limito a asentir.
—Nos vemos —guiña y sonríe.
¿Es que acaso aún se estaba burlando de mi?
Hago caso omiso a él y espero a que se largue.
Cuando escucho la puerta principal cerrarse, corro al baño para tomar una ducha, esta era mi oportunidad para recorrer el centro de Inglaterra.
Ni siquiera hice un esfuerzo para escaparme. A los imbéciles de mi guardaespaldas y a Justin se les olvidaba que la puerta principal tenía seguro por dentro.
Salgo del departamento y cuando pongo un pie en la calle, siento el viento azotar mi cabello y sonrió de felicidad. Es genial sentirse libre.
Imagino a aquellas personas que viven condenadas, entiendo porque se vuelven locas con el paso de los años.
Lo más terrible de mi paseo fue el hecho de que no tuviera ninguna tarjeta ni tampoco dinero en efectivo. Mi padre realmente se esmeró en hacerme imposible el tiempo aquí en Inglaterra. Me dolió pasar por las vitrinas de Dior y no poder ni siquiera imaginar en comprar.
Eran las seis de la tarde. Lo sabía porque me atreví a acercarme a una anciana de cabello gris que caminaba a paso tortuga por la acera.
No sé en que momento se me había pasado tan rápido la hora. Para cuando me di cuenta estaba bastante alejada del centro y el cielo ya comenzaba a oscurecer. Mis piernas dolían y por las calles no caminaba mucha gente.
—¡Genial! —solté un suspiro y me dejé caer sobre una pequeña banca negra.
¿Qué diablos iba a hacer? No tenía dinero, ni celular, y tampoco pasaba gente como para acercarme a preguntarle. Traté de volver por donde había caminado anterior mente; pero estaba tan metida en mis pensamientos que
ni siquiera recordaba las calles por donde pasé. A penas pasaban algunos autos y la calle estaba completamente oscura.
La preocupación cayó sobre mi y me comencé a desesperar. ¿Qué tal si ya habían llegado Justin y el gordo al departamento? Seguramente me llevaría una gran paliza por parte de mi padre. Mi idea desde el principio fue salir y volver antes de que oscureciera, pero ya que.
En la esquina vi a un tipo con capucha blanca y zapatillas rojas. Por alguna razón sentía que ya lo había visto dos cuadras atrás. Pensé en acercarme a preguntarle cómo podía volver al centro de la ciudad; pero cuando me miró y sonrió, retrocedí por impulso.
Cruzó la calle y comenzó a caminar en mi dirección.
Mi corazón se aceleró y el pánico se apoderó de mi. Por instinto retrocedí y comencé a caminar a quien sabe Dios donde.
Miré hacia atrás y noté que caminaba más rápido y casi me alcanzaba.
"Por Dios, Isabella. Sabes que no te puedes dar el gusto de salir sola y menos en una ciudad que no conoces. Sabes perfectamente lo que significa ser hija de Artur Romanov"
Las palabras de mi madre se repetían en mi cabeza mientras empezaba a correr. Aquellas palabras me las había repetido desde que tengo conciencia y yo jamás las había tomado tan en cuenta.
Solo escuchaba los latidos de mi corazón y mis grandes pisadas. Ya ni siquiera estaba en una calle con casas. Iba corriendo por una especie de carretera. No me podía dar el gusto de mirar hacia tras. Sabía que aquel hombre me seguía ya que sentía sus pasos.
Una furgoneta se interpuso en mi camino y grité por instinto.
De esta se bajaron dos hombres, ambos gordos y calvos con capucha negra.
—Te tengo, preciosa. No puedes seguir escapando.
Solo vi los ojos marrones del tipo de capucha blanca antes de que una venda cubriera mis ojos.
—¡Suéltenme! ¡Suéltenme por favor! —trato de soltarme pero es imposible.
—Tranquila, niña.
—Tengo dinero, tengo mucho dinero y...
—¡Cállate! —sentí un golpe en mi mejilla.
Sollocé en silencio y solo esperaba que esto no tuviera que ver con mi padre. Porque si era así, ya me daba por muerta.
—Tengo dinero, en serio. ¿Cuánto necesitan?
Siento sus carcajadas. También sentí como me cargaban hasta a la posible furgoneta.
—Déjenme ir por favor. ¡¿Qué mierda es lo que quieren?! —grité con todas mis fuerzas.
—Tienes agallas, mocosa. Pero esto no se trata de dinero, en lo absoluto.
—O quizás si —murmuró otra voz a mi espaldas.
Pude reconocer que son rusos. Tienen mi mismo acento y yo jama podría confundirlos.
—Artur Romanov en serio piensa que somos unos imbéciles.
Definitivamente esto tiene que ver con mi padre. Y lo que más me aterra es que es la mafia rusa. Aquellos con los que no te puedes involucrar más allá de lo permitido.
Lloré en silencio y aquello es lo único que recuerdo. Sentí como ponían un pañuelo en mi nariz y en ese momento todo se volvió negro.
El frío suelo es lo primero que sentí al despertar. Todo estaba oscuro, podía apostar que seguía vendada pero no era así. Veía luz en un pequeño orificio y supongo que era un agujero en la puerta. Traté de sobar mis ojos y meter los mechones de mi cabello que tapaban mi cara detrás de mi oreja; pero le encontré con la desagradable sorpresa de que mis manos estaban amarradas.
—¡No hay que tocarla, imbécil! El señor está bastante enojado por la manera en que la han traído.
Se escuchaba claramente una nueva voz masculina.
—Era ahora o nunca. Ella jamás habría colaborado.
—¡De todas formas! Llévale alguna silla o algo para comer. Hay que tratarla como una princesa; su cabeza vale más que todos nosotros multiplicados por mil.
Mi cuerpo se estremeció ligeramente y sinceramente no quería oír más. Mis sospechas se habían confirmado y todo esto se trataba de dinero.
No se cuanto tiempo llevaba encerrada. Solo se que fue el tiempo suficiente como para llenarme la cabeza de ideas locas de por qué estaba allí.
Quizás era una simple mafia de principiantes que querían sacarle dinero a mi padre, de todas formas la manera en que me trajeron hasta acá dejaba claro que no eran para nada principiantes. Aún así, si supieran que mi padre a penas se preocupa por mi, ni se hubieran molestado en tratar de sacarle dinero con un estorbo como yo.
Sentí unas fuertes pisadas acercarse, cada vez se escuchaban más fuertes y mi corazón se aceleraba aún más. El pánico se apoderó de mi por completo, todo esto era mi culpa.
Si tan solo hubiese vuelto temprano o si tan solo no hubiese salido del departamento, nada de esto estaría pasando. Y por muy absurdo que sonara, lo único que necesitaba era que Justin se diera cuenta de que no estaba e hiciera algo para sacarme de este lugar. No me importaban las consecuencias, lo que fuera a hacer mi padre. Solo quería volver a casa y no estar encerrada a oscuras entre cuatro paredes más pequeñas que el baño de invitados de mi casa.
Los pasos se detuvieron justo al otro lado de la puerta y mi respiración se entrecortó.
La luz me dio fijo a los ojos y me encontré con unos ojos azules. Llevaba capucha, por lo tanto lo único que veía eran sus ojos.
—Levántate y gírate, te vendaré —su voz ronca y fría me hizo temblar.
—¿Quién eres? —susurré, levantándome— ¿Qué es lo que quieren? ¡déjenme ir! Les daré todo el dinero que...
—¡Cállate! —me tomó de las muñecas con fuerza y me giró bruscamente.
Cerré la boca e inmediatamente las lagrimas comenzaron a caer por mis mejillas.
Mis ojos quedaron vendados y mis manos siguieron atadas. El hombre tiró de mis amarras, haciéndome más daño de lo normal en las muñecas, y me arrastró por el suelo.
—¡Te dije que no seas bruto con ella! —la voz de hace un rato se escuchó nuevamente.
—Es una burra. No me deja opciones, ahora avanza —espetó el que me arrastraba a tirones.
Caminé a tropezones mientras en silencio le pedía perdón a Dios por todos mis errores y también le rogaba para no morir ahora mismo.
—Siéntate ahí y no hagas ruido —susurró en mi oído.
Mientras un escalofrío recorría mi espina dorsal, hice lo posible para sentarme en el suelo; pero terminé en el suelo gracias al empujón que me dieron.
Traté de no quejarme y sollozar en silencio. Esto era demasiado para mi.
De un momento a otro sentí varias pisadas. El aire en la habitación se me comenzaba a hacer pesado por lo que supuse que habían más personas dentro. Lo podía sentir.
Una voz aterciopelada, que me hizo removerme incómoda, carraspeó varias veces y murmuró casi en silencio: —déjennos a solas.
—Pero señor, usted no sabe lo complicado que fue...
—¡Déjennos a solas! —repitió.
—Como usted diga —era el mismo imbécil que me había arrastrado. A pesar de la situación y de que no quería quedar a solas con el que fuera que estuviera dando las órdenes, me sentí bien al escuchar el miedo en su voz.
No se cuanto tiempo pasó, solo se que estuve temblando en todo momento.
Ahogué un grito de auxilio cuando sentí unas manos desconocidas desatar las vendas de mis ojos.
Estaba en una pequeña sala asquerosa. Que tenía musgo en todas las esquinas y en las paredes: eso explicaba el mal olor. Solo entraba luz por una diminuta ventana que había en el techo y frente a mi había una silla de madera.
Giré mi cabeza en seguida para saber quién demonios me tenía aquí, y solo me encontré con otro tipo con un pasamontañas. Sus ojos verdes me miraban fijamente, tanto que parecía intrigado; pero el aspecto que tenía se me hacía aterrador. Era mucho más aterrador que mi padre. Tenía varias cadenas de oro en su cuello que relucían sobre su camisa roja.
—Isabella —murmuró. Nuevamente un escalofrío recorrió mi cuerpo y me removí incómoda—. Isabella —tosió— Romanov —hizo una mueca de asco al pronunciar mi otro apellido.
Definitivamente esto tenía que ver con mi padre. Lo maldigo una y mil veces por tenerme que hacer vivir esto. Aunque técnicamente era mi culpa, yo me había expuesto sola a esto.
La forma en que pronunció mi nombre no me agradó para nada.
—¿Qué quieren? ¡¿Qué mierda es lo que quieren?! —traté de no volverme loca— ¿Es dinero? Pues si es así les puedo dar...
—¡Alto ahí pequeña! —pude jurar que sonrió en ese momento.
Estaba aterrada, pero aún así me sorprendía el hecho de que llevábamos más de cinco minutos a solas y no había sido para nada violento, ni siquiera me había tratado de tocar, como probablemente lo harían la mayoría de los tipos como él.
—Por favor déjeme libre. Yo no tengo nada que ver con mi padre —supliqué.
—Esto no tiene que ver con dinero —rió—. Tengo mucho más que tu padre; y si, tiene que ver con tu papá, pero no de la forma en que lo creerías.
—¿Por qué me tiene aquí? ¿Me va a matar? —sollocé— Si es así hágalo luego, le aseguro que mi padre ni siquiera se molestará en vengarme o algo por el estilo.
Sus ojos verdes reflejaron confusión, pero se recompuso en menos de cinco segundos. Sus ojos se oscurecieron y por alguna extraña razón se me hicieron demasiado familiares.
—No te voy a hacer daño, solo... —su voz se vio interrumpida por un montón de balazos que resonaron al otro lado de la puerta.
Rápidamente sacó un arma de sus pantalones y me tomó del brazo obligándome a levantarme.
—No grites —ordenó—. No te haré daño, solo no grites —sentí el frío metal de su pistola en mi cuello.
Es en momentos como estos en que, aunque no estes conforme con nada de lo que te rodea a diario, valoras todo lo que tienes y lo quieres.
Me extrañaba que no me haya hecho daño; pero no le encontraba sentido ya que los que me habían secuestrado, me habían tratado como una rata. Por esa razón no le creía que no me haría daño, su muñeca tomaba la mía con fuerza y había recargado la pistola.
La puerta cayó de una patada y tanto yo como él pegamos un brinco; —¡Baja el arma o disparo! —amenazó cambiando de posición la pistola, desde mi cuello hasta mi cabeza.
Mi corazón dio un vuelco junto a mi estómago cuando reconocí los ojos de Justin bajo el pasamontañas que cubría su cara. Atrás de él apareció el gordo que se había convertido en mi guardaespaldas y otro tipo que no conocía.
No puse atención a lo que respondió el ojiverde que me tenía entre vida y muerte. Mi cuerpo solo quería reaccionar a correr.
—¡Suéltala! —su voz ronca sonó tan peligrosa, que mi cuerpo se estremeció por completo. Definitivamente era Justin.
—Si supieras a quien tienes en frente no entrarías de esa forma a uno de mis almacenes y menos amenazando de esa forma. Sé que eres uno de los hijos de Jeremy, lastima que tú no sabes quien soy.
No puede ser.
Justin se quedó en silencio. Cosa que me desesperó porque juro que pasaron dos minutos y apenas se movió. Necesitaba que el hiciera algo, pero parecía perdido, o al menos eso creía yo, ya que sonrió de la nada, pero no con gracia, con burla. Y yo podía sentir sus sonrisa por la forma en que sus ojos se achinaron.
Disparó al cielo y solté un gran grito de horror. La pequeña ventana que había en la habitación y daba luz, se rompió el mil pedazos, por lo que sentí como algunos vidrios se incrustaban en mi piel. No sé qué más sucedió; cerré mis ojos y me tapé los oídos ya que se escucharon muchos balazos y llegó más gente a la habitación. Lo único que recuerdo fue ver la cara de Justin mientras corría conmigo en su hombro cuando abrí los ojos por una fracción de segundo.
Y luego todo se volvió negro nuevamente. Me desmayé por segunda vez en el día.
————
:O
¿Qué creen que le espera a Isabella?
¿De qué piensan que se trata el secuestro?
Artur realmente piensa que él es quien manda; pero no sabe nada sobre quien secuestró a Isabella :O
Déjenme un comentario diciendo que les pareció el capítulo.
Fairytale
Justbiebssg
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