C: 05
La hebilla del cinturón se clavó con fuerza en la espalda de Isabella, haciéndola gritar con terror contra su almohada. A pesar de que no tenía fuerzas para seguir llorando, no pudo evitar sollozar otra vez cuando su padre volvió a golpearla con el cinturón en la espalda baja.
—¡Algún día aprenderás a respetar este hogar, esta familia y me aprenderás a respetarme a mi por sobre todas las cosas! —Artur la tomó del cabello con fuerza.
—No se que te he hecho, papá —Isabella apenas lo miró, no se podía mover y las lágrimas acumuladas borraban su vista.
—Llegar borracha, gritando y golpeando a tu hermana es lo suficiente como para castigarte —Artur se sentó en la cama, admirando su trabajo en la espalda de Isabella.
—Tú solo buscas una excusa para golpearme, ¿por qué me odias tanto?
Artur volvió a golpearle la espalda. Un grito ronco salió de la garganta de Isabella, haciendo arder su garganta. Tenía la espalda al rojo vivo, su carne hervía y sentía que se desmayaría en cualquier momento, no soportaba más dolor
Candace, quien se encontraba en la puerta mirando, cerró los ojos con fuerza. Aquellos le había dolido a ella también. La espalda de Isabella estaba en carne propia, sangrando demasiado.
—Ya es suficiente, papi —lo llamó—. Isabella ya aprendió su lección.
—No creo que esta suelta haya aprendido a...
—¡Basta Artur! ¡Basta! —Irina apareció en la puerta agitada— ¿Qué le has hecho a la niña? —murmuró horrorizada al ver la espalda de Isabella.
—Irina, mi amor, no te intro...
—¡Sal de aquí! —gritó con los ojos completamente cristalinos— ¡Artur!
Artur soltó un gran suspiro. Miró por última vez a Isabella y conforme con los golpes que le había dado, salió de la habitación, llevándose a Candace de allí y dejando a Irina a solas con su hija.
Isabella sollozó en silencio cuando su mamá se sentó lentamente en la cama y le acarició la mejilla.
—Mira lo que te hizo ese animal —Irina susurró—. Mi pequeña, Bella.
Isabella miró con asombro a su madre. Jamás la había escuchado hablar así con respecto a Artur. Isabella podía asegurarle a quien fuera que sus padres eran la pareja más enamorada que había visto alguna vez.
—Me odia, no sé qué le he hecho, pero no me soporta —Isabella miró a su madre.
Irina soltó un suspiro, acariciando el cabello de Isabella. Irina sabía perfectamente a lo que Isabella se refería, y aunque moría por ganas de aclarárselo, sentía que su hija jamás la perdonaría si tan solo supiera lo que le había ocultado durante tantos años.
—Te curaré estas heridas, princesa.
Isabella asintió lentamente y solo cerró sus ojos para tratar de descansar y no pensar en nada más.
-
Justin rió con fuerza cuando Will cayó a sus pies, y no dudó en hacerlo rodar hacia la piscina.
—¡Imbécil! —Will gritó desde el agua.
Justin se quitó la camiseta con intenciones de tirarse a la piscina también, pero la voz de su padre arruinó todos sus planes;
—Justin, ven aquí.
Soltó un gruñido, siendo la burla de Will, y no tuvo más opción de caminar hacia su padre, quien lo miraba desde la terraza.
—¿Qué sucede?
—Necesito que vayas donde Artur Romanov —Jeremy sacó un sobre de su bolsillo.
Justin inmediatamente recordó el incidente sucedido la noche anterior con las hermanas Romanov.
—¿No puedes mandar a Will o a Jordan? Enserio, papá. No quiero ir —se dejó caer en la silla.
—Artur es mi amigo desde hace muchos años —Jeremy llevó un cigarrillo a su boca—. Lo conozco, es un hombre perfeccionista y derecho. Jordan no será de su agradado y Will menos, tú eres el ideal para tratar con él —Jeremy lo alentó.
Justin soltó un suspiro, negando con la cabeza.
—¿Qué tiene ese sobre?
—La invitación a una nueva fiesta en el club de Yates. Compramos un yate más para lavar nuestro dinero con el negocio que estamos levantando —Jeremy se encogió de hombros—. También necesito que le entregues un maletín con dinero. Nada del otro mundo, nada peligroso.
Justin tomó el sobre negro entre sus manos.
—Está bien.
Jeremy sonrió. Sabía que Justin jamás lo defraudaría.
Justin subió a su habitación para cambiar su ropa antes de tomar camino a la propiedad de los Romanov. Por alguna razón se sentía nervioso, Artur Romanov no le causaba la mejor impresión, presentía mala energía cada vez que estaba cerca de él.
Los guardias, quienes al principio apuntaron sus armas hacia él de manera amenazante, al reconocerlo, las bajaron y lo dejaron entrar en seguida. Justin estacionó el auto pensando en que no era necesario tantos guardias en aquella casa.
—¿En qué lo puedo ayudar? —una señora de baja estatura, se acercó a él.
—Estoy en busca de...
—Déjanos solos, Martha —la voz ronca de Artur se hizo presente.
Justin cerró la boca y observó como la sirvienta entraba a la casa en seguida.
—Señor yo... —Justin no podía pasar por alto el hecho de que Artur traía la camisa manchada con sangre— ¿Se encuentra bien?
—¿Qué haces aquí? —la voz fría y dura del hombre, dejó a Justin sin ganas de hablar.
—Mi padre me ha enviado.
Artur elevó una ceja, observando a Justin. Quedando agradado bajo la discreción del muchacho.
—Entra a mi despacho.
Justin lo siguió hacia dentro de la casa en silencio. Jamás había entrado, pero no le sorprendía demasiado saber que Artur tenía los mismos lujos que él.
—Discúlpame por aquel recibimiento, muchacho, ha sido un largo día —Artur sirvió dos vasos de whisky y le entregó uno a Justin.
—¿Hay algo en que lo pueda ayudar? —se atrevió a preguntar.
Artur se quedó en silencio. Pensando muy bien en la pregunta de Justin. Se quedó mirándolo fijamente y luego de varios segundos en donde Justin sintió que moría de la intriga, habló;—No, no te preocupes. Es solo que Isabella me ha traído demasiado problemas últimamente.
Justin se quedó en silencio ante la mención de Isabella. Sospechó que Artur estaba molesto ya que Isabella había terminado borracha la noche anterior; Pero pensaba que había algo más que tenía a Artur nervioso. ¿Por qué tendría sangre en su ropa?
Justin puso el maletín con dinero sobre el escritorio de Artur y sobre este dejó el elegante sobre negro.
Artur miró a Justin con una ceja alzada y tomó el sobre sin preámbulos.
—Perfecto —una sonrisa apareció en su rostro—Jeremy jamás defrauda.
Justin quiso rodar los ojos y decir que su padre jamás fallaría, pero prefirió quedarse en silencio.
—Me gustaría pedirte un favor, Justin —Artur finalmente se sentó en su escritorio y clavó sus ojos verdes en Justin.
—¿De qué se trata? —pensó en que sonaba interesante.
—En unas semanas, aún no tengo claro cuándo, necesito a alguien que realice un viaje a Inglaterra por mi. Yo no puedo aparecerme por allí —Artur suspiró—, ya sabes que destrozaron mis almacenes en Inglaterra, pero hay uno que no han tocado y ahí tengo dos cofres llenos de dinero. Necesito de alguien que rescate ese dinero y me lo traiga hasta Francia, claramente no todo de un viaje, un poco transferido y otro poco fondeado en el equipaje —Artur dejó escapar un resoplo—. Tú me causas confianza y apenas te conozco, ademas eres hijo de uno de mis mejores amigos y...
—No se preocupe, yo lo haré —Justin asintió y se bebió el whisky de un trago.
Le parecía interesante, entretenido y algo excitante aquel trabajo. Además no tenía que matar a nadie, eso esperaba, por lo que le parecía mejor aún.
—Bien, el viaje lo quiero programar dentro de un mes. Necesito el dinero cuanto antes, pero no puede ser ahora mismo porque las cosas en Inglaterra están demasiado complicadas —Artur asintió—. Te llamaré durante el mes para ir organizando todo con anticipación.
Tiene que ser un movimiento rápido e inteligente.
Justin se levantó del asiento y le tendió la mano.
—Cuente conmigo, señor.
-
Isabella bajó las escaleras lentamente. Apenas podía caminar, se suponía que debía estar en reposo; pero no quería darle el gusto a su padre de verla débil. Haría todas sus cosas tratando de aparentar que lo sucedido hace algunas horas no le había afectado. Su madre tenía bastante razón al decirle que era terca.
Logró llegar hasta el último escalón de la gran escalera después de cinco minutos. Su espalda ardía como el infierno y el roce de la bata no ayudaba mucho. Soltó un gran gruñido cuando bajó el último escalón y trató de enderezarse. Caminó a paso de tortuga a través del salón, no quería que nadie la viera ya que posiblemente recibiría un regaño. Gracias a esa razón, cuando la puerta que pertenecía al despacho de su padre resonó, sintió que su mundo se desmoronaba.
—Veo que la resaca te ha afectado.
Definitivamente su mundo se desmoronó al escuchar aquella voz extraña. Luego de pensar varios segundos, reconoció a Justin como el dueño de aquel tono.
Se giró en seguida, con temor a que Justin viera su espalda, pero eso no sucedería ya que su bata negra le cubría la espalda por completo. Lo que Isabella no recordó fue que su bata, a pesar de estar abrochada, dejaba a la vista su delgada y pequeña ropa interior.
Justin se tensó ligeramente cuando la tuvo frente a frente. Lucía sensual despeinada y su cuerpo moreno resaltaba en aquel conjunto de lencería blanca. Se lamió los labios inconscientemente observando como los rellenos senos de Isabella resaltaban más que nunca entre los broches de la bata negra.
—Justin... —Isabella exclamó con rendición.
Se sentía avergonzada y además no tenía ánimos de responderle. No conocía Justin, era casi la cuarta vez que lo veía y ya había sido lo suficiente humillada e insultada por él como para querer seguir en lo mismo.
Justin elevó una ceja al verla desganada y distraída. Ella siempre solía tener un semblante risueño, malicioso y era demasiado atrevida y provocadora.
—Un vaso de agua y una pastilla no te vendrían mal —comentó.
—No tengo resaca, idiota.
Justin sonrió.
—¿Qué haces en mi casa?
Justin volvió a mirarla de pies a cabeza, descaradamente, y respondió;— Nada que te interese.
—Vale —Isabella respondió y se giró con intenciones de marcharse.
—Isabella —Justin la llamó.
El estómago de Isabella se contrajo levemente. Se giró para mirarlo y sintió mariposas en el estómago al pensar en lo lindo que eran los ojos del muchacho.
—¿Qué?
—No deberías beber tanto, eres una mocosa aún —se cruzó de brazos desafiante.
En realidad Justin deseaba retener a Isabella para poder seguir observando su cuerpo desnudo.
Isabella comenzó a reír con fuerza. Como si realmente hubiese escuchado algo que le causó demasiada gracia.
Justin elevó una ceja al verla reír de esa forma, y se enojó. Se enojó porque él no encontraba gracioso lo que acababa de salir de su boca, incluso trató de burlarse de ella.
—¿Tú me vas a dar consejos a mi? —preguntó incrédula, mirándolo con diversión, mientras sus ojos verdes brillaban con diversión— No me hagas reír. No me conoces.
—No me hagas reír tú a mi —Justin comenzó a retroceder—. Deberías escuchar lo que te digo, así no vuelves a hacer el ridículo como las zorras.
Si Isabella hubiese estado cerca de él, hubiese estampado su mano contra la mejilla de Justin; pero no lo hizo. No lo hizo por la distancia, porque estaba cansada, adolorida y porque realmente no tenía ganas de seguir con la conversación y alterarse con la presencia de Justin.
No le respondió, solo lo miró unos segundos, secretamente poniéndole los pelos de punta a Justin. Soltó un gran suspiro y se giró con intenciones de marcharse. Tratando de caminar más rápido de lo que su cuerpo le permitía.
Justin elevó una ceja algo sorprendido, pero no le dio mayor importancia. No sabía que hacía en esa casa todavía si claramente ni Isabella, ni Candace le agradaban lo suficiente como para darse el lujo de perder su tiempo intercambiando palabras con alguna de ellas.
————
Capítulo corto, pero necesario.
Ahora es donde la novela comenzará a tomar el giro esperado. Estos capítulos nos sirven como pequeña introducción a la historia.
Pasen por mi Instagram @justbiebssg y díganme que les pareció el capítulo.
Si no las he aceptado, mándenme un mensaje diciéndome que son de Wattpad. No acepto a quien no me escriba un mensaje
:( es un método de precaución.
Fairytale
Justbiebssg.
⭐️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro