C: 04
Isabella elevó una cejas cuando Candace entró a su habitación. Eso nunca solía suceder, y cuando sucedía terminaba en una tragedia.
—¿Qué haces aquí, Candace? —suspiró, bloqueando su teléfono y mirándola con cansancio.
Ese día estaba bastante cansada como para ser una malcriada con su hermana mayor.
—Vengo a pedirte algo —Candace tampoco estaba de ánimos para pelear al parecer.
Isabella elevó ambas cejas, indicándole que estaba dispuesta a escucharla.
Candace acomodó su cabello rubio hacia un lado y miró a su hermana menor detenidamente, pensando en lo distintas que ambas eran.
—Está noche iré a un club. No me dejarán ir sola y...
—Ni lo pienses. No tengo ánimos de salir —Isabella se apresuró en responder.
—Isabella, jamás te he pedido un favor. Por algo te lo pido ahora, estoy dispuesta a devolvértelo —Candace insistió.
Isabella la miró con duda, la última vez que Candace le había pedido un favor fue hace muchos años, cuando aún se tenían algo de cariño familiar.
Ambas se quedaron en silencio, mirándose. Candace con súplica e Isabella con duda; luego de varios minutos en donde miró fijamente los ojos de Candace, pareció convencerse, por lo que asintió lentamente.
—Me quedas debiendo una.
Una sonrisa maliciosa apareció en el rostro de Candace, al mismo tiempo que abrazaba a Isabella.
—Espera. ¿Alguien te ha invitado a este club? Llevamos recién tres días en la ciudad y...
—No —Candace mintió. Sabía que Isabella se negaría si sabía que Jordan la había invitado a aquel club—. Averigüe por internet y mi padre jamás me dejará ir sola.
Isabella le creyó, sabía que era cierto.
—Te espero abajo en veinte minutos —Candace avisó antes de salir.
Isabella asintió. Creía que algo estaba tramando Candace, por algo se había atrevido a pedirle un favor.
Tardó exactamente aquellos veinte minutos en arreglarse.
Se colocó un vestido de fiesta bastante corto, pero con un escote para nada revelador. Y en vez de colocarse tacones, se colocó unas converse brillantes del mismo color del vestido. Maquilló sus pestañas y salió de su habitación con su bolso en la mano.
Candace soltó un gran suspiro. Sentía algo de envidia hacia Isabella, exactamente porque se veía bien con cada cosa que usara y porque no podía negar que era preciosa. Y no solo la envidiaba por eso, si no por varias cosas del pasado que Candace no podía dejar ir.
—¿Hacia donde van? —Irina salió de su habitación usando una bata de seda.
—A un club, mamá —Candace sonrió levemente.
—¿Y van juntas? —Irina frunció el ceño, con una sonrisa.
—Sí —Isabella caminó hasta ella para abrazarla.
—¡Se cuidan!
Ambas asintieron y luego de despedirse, subieron al auto de Candace para dirigirse al club que se encontraba frente al famoso club de yates de Cannes, el cual ambas ya sentían que se conocían de memoria.
Isabella suspiró al ver como la fila del club llegaba hasta el final de la manzana.
—¡No hay forma en que yo haga aquella fila con toda esa gente! —se quejó.
—No seas tonta, Isabella. Yo tampoco haría fila con esos idiotas —Candace rodó los ojos, mientras se estacionaba en un lugar privado.
—¿Entonces qué piensas hacer? No creo que sepan quienes somos. Además, encontraste este club por internet, no sabes que tipo de gente viene aquí y...
Candace rodó los ojos escuchando el discurso ingenuo de su hermana.
—Te mentí, un amigo me invitó y es uno de los mejores clubes qué hay en la ciudad —Candace suspiró.
—¿Un amigo? —Isabella elevó ambas cejas. Sabía que no era imposible que Candace tuviera un amigo aunque llevara tres días en la ciudad, sabía que su hermana sabía jugar bien las cartas con respecto a chicos, pero aún así le sorprendía un poco.
—Sí, ahora bájate y no preguntes mucho —Candace la miró con suficiencia y bajó del Ranger Rover Blanco, un regalo generoso de su padre.
Isabella soltó un suspiro y bajó del auto, dando un portazo, quitándole paciencia a Candace.
Ambas caminaron por la acera, robándose varias miradas y silbidos, pero ninguna de las dos miró, estaban muy concentradas en su burbuja.
Isabella sintió que un muro le caía encima en cuanto Jordan Bieber apareció con una sonrisa y besó castamente los labios de Candace.
Isabella quiso volver al auto y marcharse. No le agradaba para nada Jordan. No lo soportaba a él, ni a su muy elevado autoestima.
—Te voy a matar, Candace —susurró para que solo ella escuchara.
Candace fingió no oírla y sonrió coquetamente hacia Jordan.
—Isabella —Jordan la miró descaradamente de pies a cabeza, sin disimulo alguno y sonriendo en grande—. Es un placer tenerlas aquí.
Isabella rodó los ojos y sólo lo ignoró. Jordan las entró directamente al club, sin hacer esperar, y les entregó a ambas una pulsera para que pudieran entrar al balcón VIP. Aún así, Isabella prefirió alejarse y caminar hacia la barra, no quería estar cerca de Candace y menos de Jordan. Se sentó en la barra y pidió vodka de frambuesa para comenzar la noche, su favorito.
La gente se apretujaba en la pista para bailar al ritmo de una canción latina que Isabella no podía reconocer, pero le agradaba lo suficiente como para mover sus caderas mientras bebía de su copa.
—¿Estas sola, preciosa?
Se giró lentamente con una ceja alzada, encontrándose con un moreno bastante alto y de ojos verdes, quien le sonreía ligeramente.
—No me apetece estar con mi hermana y sus amigos —sentenció, girándose completamente hacia él y sonriéndole con curiosidad.
—Miguel —se presentó el Moreno, sonriendo y mostrando su perfecta dentadura blanca.
—Isabella —le sonrió.
Miguel le besó la mano, coquetamente, logrando que el calor se hiciera presente en el cuerpo de Isabella. Era mucho más guapo de lo que pensó.
—¿No eres de aquí? Tu acento es...
—Soy de Russia, es mi tercer día en el país.
—Comprendo —Miguel asintió.
Isabella sonrió hacia él con una ceja alzada y se mordió los labios ligeramente. Miguel soltó una pequeña carcajada y la sacó a bailar incluso antes de que ella pensara en arrepentirse.
Justin guardó el arma en la parte trasera de su pantalón y asintió, entregando el maletín lleno de dinero al hombre gordo que se encontraba frente a él.
—Es un placer hacer negocios con ustedes, Bieber. Sobre todo cuando eres tú quien te encargas de esto, tu hermano es un bruto —el hombre sonrió, mostrando sus dientes de oro mientras acariciaba el trasero de la mujer que estaba sentada en su regazo.
—Jordan es un imbécil, lo sabemos —Justin suspiró—. Disfruta del alcohol que quieras, cortesía de la casa —asintió hacia él.
—Un gusto, muchacho —se despidió.
Justin salió del reservado que pertenecía al balcón VIP, y volvió al mundo caótico del club.
Le guiñó un ojo a la chica qué pasó rozándole el hombro a propósito, pero siguió su camino hasta Jordan, quien estaba sentado con una chica en su regazo.
—Trabajo hecho —murmuró.
—Al fin. Ese viejo es un dolor de cabeza —Jordan asintió.
Justin frunció el ceño, cuando la chica que se encontraba en el regazo de Jordan giró la cabeza, reconoció a Candace al instante.
—Hola, Justin —esta sonrió sensualmente.
—Hola.
Justin la miró brevemente de pies a cabeza y luego desvió la mirada, buscando a alguien más a su alrededor, pensó que Candace andaba acompañada, pero luego pensó lo contrario al no encontrar a una morena escandalosamente preciosa por allí.
Caminó hasta la baranda del rincón, dejando al par solos, y se afirmó en este para disfrutar de la vista. Podía ver perfectamente a todo el club hecho llamas y a algunas chicas bastante buenas bailar. Soltó un suspiro cuando sintió unas manos en su antebrazo y sonrió cuando la chica le besó ligeramente el cuello.
—Hace bastante no me llamas —la rubia se mordió el labio, acariciando más de la cuenta la espalda de Justin.
—He estado ocupado últimamente, Margot —le miró descaradamente el escote.
—Te traje esto —le ofreció el vaso con Ron.
Justin lo cogió para bebérselo de un trago, antes de tomarla a ella por la cintura y besarla fogosamente.
—Veo que no he sido la única que ha extrañado nuestros encuentros.
En realidad Justin no la necesitaba a ella especialmente para quitarse las ganas, tenía muchas chicas a su disposición, pero esa noche le apetecía follarse a Margot y dejaría que ella pensara lo que quisiera. Le daba igual.
Soltó un suspiro cuando Margot le acarició la entrepierna disimuladamente y le besó el cuello.
Estaba dispuesto a tomarla con fuerza para llevársela a un privado, pero sintió unas pequeñas manos desconocidas en su espalda.
Candace lo miraba con incomodidad. No era divertido interrumpir a alguien en esa situación.
—¿Qué? —apenas la miró.
Margot le clavó una mirada asesina y Candace rodó los ojos ante su arrogancia.
—Necesito tu ayuda.
—Molesta a Jordan —susurró sin mirarla, concentrado en cómo Margot apretaba sus senos contra su pecho y se mordía los labios para él.
—Hey, a mi no me hablas como le hablas a mi hermana, imbécil —Candace tiró de él—. Necesito tu ayuda.
Justin gruñó ligeramente y alejó a Margot de él sin ninguna explicación, haciendo que la chica lo mirara con enfado.
—¿Qué?
—Es Isabella —Candace suspiró.
Justin comenzó a reír.
—Si piensas que dejaré a Margot por hablar de aquella Mocosa, estás bastante equivocada mujer —se quiso dar la vuelta para irse, pero Candace lo detuvo.
—Tengo que volver a casa en diez minutos, Jordan desapareció e Isabella está con un tipo bailando borracha. Necesito sacarla de aquí lo antes posible, por favor —Candace le rogó.
Justin soltó un suspiro, no le apetecía ver a la mocosa, pero veía la desesperación en el rostro de Candace. Por lo que asintió levemente. Tampoco era como que podía ignorar, sus padres eran lo suficientemente cercanos como para no prestarle ayuda a las chicas.
—Allí está —Candace la apuntó desde el balcón.
Justin miró en aquella dirección y se quedó pasmado varios segundos. Podía ver las curvas de Isabella moverse con un ritmo espectacular, su trasero rebotar con sensualidad y sus pechos apretujarse con los movimientos. Reaccionó cuando vio que el moreno con el cual bailaba la tocaba más de la cuenta y le besaba el hombro con libertad.
Isabella sonrió cuando sintió la mano de Miguel tocar su entrepierna disimuladamente. Le besó con desesperación a medida que sentía como todo a su alrededor daba vueltas y la cabeza le dolía como el infierno.
—Podríamos continuar en otro lugar , preciosa —le gritó por sobre la música.
—Lo siento, amigo. No me molestaría dejarla aquí, pero ya tiene planes —Justin la tomó por la espalda, mientras miraba con una mueca a Miguel.
Isabella se comenzó a desesperar al notar unas manos desconocidas en su cuerpo. Miró a Miguel asustada, pero este conocía a Justin y sabía de quien se trataba, por lo que no dudó en alejarse en silencio.
—¡Suéltame! —comenzó a gritar en seguida, mientras trataba de deshacerse del agarre en su cintura.
Justin la giró con brusquedad y bloqueó los movimientos de Isabella, abrazándola con fuerza, a tal punto que la respiración de ambos chocó.
—Eres una borracha.
El corazón de Isabella dejó de latir por la cercanía, incluso su estómago dio vueltas al encontrarse con los duros ojos mieles de Justin. Volvió a la realidad cuando escucho a Justin insultarla, y en su débil estado, se atrevió a levantar una mano y golpearlo con fuerza.
Justin cerró los ojos, tenía que admitir que la mocosa sabía golpear. La furia se apoderó de su cuerpo y Candace lo notó, por lo que se apresuró en alejar a Isabella de Justin.
—¡Basta, Bella! ¡Nos vamos! —tiró de su brazo.
—¡Eres una zorra, Candace! Me trajiste con estos imbéciles, déjame ir —se quejó.
—¡Tenemos que irnos! —Candace tiró de ella con fuerza.
—¡No me quiero ir! ¡Quiero seguir bailando con Miguel! —lloriqueó, abrazando a Candace con bipolaridad.
Justin no pudo evitar reír. Era divertido ver a una mujer borracha.
Candace miró a Justin, haciéndole saber que necesitaba de su ayuda.
Justin tomó a Isabella con fuerza y comenzó a caminar con ella hacia la salida.
—Suéltame, imbécil —le golpeó el pecho—. Idiota, no te soporto —gruñó tratando de alejarlo.
Justin soltó un suspiro y bajó la boca hasta el oído de Isabella.
—Si no estuvieras tan borracha, no me hubiese molestado dejarte bailar como la zorra que eres en esa pista de baile. Créeme, mocosa, no me agrada tener que hacer esto.
Isabella dejó de golpearlo. Y lo miró mal. Se sentía humillada por las palabras de Justin, pero sabía que no valía la pena pelear con él, estaba borracha y además lo suficiente mareada como para tener fuerzas. Solo iba a lograr humillarse aún más ante él.
—Te odio, Justin Bieber —suspiró, mirándolo fijamente a los ojos, cuando Justin la dejó fuera del club.
—Él sentimiento es mutuo, mocosa —respondió.
Candace rodó los ojos por lo patética que estaba siendo Isabella.
—Vamos, chica imbécil —la tomó de las muñecas y comenzó a tirar de ella.
Isabella se dejó arrastrar por Candace, pero sin despegar sus ojos de Justin. Lo miraba con furia a medida que se alejaba de él, quien la miraba sin ninguna expresión de agrado.
Justin soltó un gran suspiro cuando finalmente la vio subir al auto de Candace a regañadientes. No podía negar que era una mocosa preciosa, pero demasiado estúpida y maleducada para su gusto. Aún así, por alguna razón, presentía que las cosas con Isabella eran inciertas, sentía que aquella Mocosa de ojos verdes y labios carnosos le traería bastantes problemas.
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Guess who is back 😁
Fairytale
Justbiebssg 👋🏻
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