C: 02
Isabella Romanov.
Solté un muy fuerte suspiro y me obligué a mi misma a sonreírle a todos los que estaban allí. Ignoré la fría mirada de mi padre y me concentré en la señora que se encontraba hablando sin parar. Por lo que le había escuchado a mamá, su nombre era Pattie y por conclusión, supe que el caballero que estaba a su lado, acariciándole el brazo, era el famoso Jeremy Bieber.
—Realmente me alegra que finalmente todos se conozcan. Fue nuestro sueño desde pequeñas —mi mamá miró a Pattie con una sonrisa.
Miré a los tres bombones que tenía por hijos y un fuerte suspiro se escapó de los labios. Los tres eran jodidamente guapos, de modo que me podría encerrar gustosa en una habitación con los tres.
—¿Verdad, Isabella? —la voz de mi madre me sacó de mis pensamientos.
Todos se encontraban mirando en mi dirección, en espera de mi respuesta.
—¿Qué?
—¡Will tiene tu misma edad! —Pattie exclamó emocionada.
Mi mirada se dirigió hasta el menor de sus hijos, el cual me miraba con una sonrisa amigable.
Sonreí hacia él y asentí lentamente hacia mi madre.
Will se notaba tranquilo y sereno, se veía un chico agradable y era el único chico en la habitación que no había pasado sus ojos por mi cuerpo, y eso se había sentido genialmente agradable.
—¿Estas disfrutando la atención?
Giré mi cabeza hasta Candace. Tenía una ceja alzada y una sonrisa en la cara, mientras peinaba su rubio cabello descuidadamente.
¡Que ganas de arrancarle todos los mechones!
—Ya ves, hoy en día se valora más a la belleza que a la mierda andante —sonreí hacia ella.
Su sonrisa se esfumó, sus ojos verdes, gracias a los lentes de contacto, repasaron mi cuerpo con desprecio y luego pasó por mi lado golpeando con fuerza mi hombro.
Solté una gran carcajada por lo patética que me parecía y me giré, caminando hasta el mini cocktail que había en aquella habitación.
Tomé un pedazo de panecillo con una especia de pasta y lo llevé hasta mi boca, soltando un ligero gemido por lo bueno que estaba. Pude sentir dos miradas fijas en mi cuerpo, por lo que lentamente giré mi cabeza, encontrándome con dos pares de ojos mieles mirando en mi dirección.
¡Santo Dios!
Justin Bieber. ¿Ese era su nombre? En la barra ni siquiera había tenido tiempo para analizar todas sus facciones. Claramente noté que era un dios griego, pero estuve tan desconcentrado porque me llamó mocosa, que ni siquiera me detuve a analizar lo muy frío que parecía.
Y su hermano, Jordan, tenía una sonrisa de suficiencia mientras me miraba y lo odié. No me gustaban los hombres que juraban tener a las mujeres en la palma de su mano con tan solo una mirada, por esa razón, cuando se me acercó, hice mi mejor esfuerzo por evitarlo. Él era perfectamente guapo, sin embargo, no era mi tipo. Se veía mayor y algo en su tono de voz me hacía sospechar que era un patán.
—¿Dieciocho años? Jamás lo hubiera pensando, te ves más salvaje —sonrió coquetamente, entregándome un vaso de whisky.
—¿Te asombra? —elevé una ceja y llevé el vaso a mis labios— A mi me asombra saber que eres el hermano mayor y no el padre de tus hermanos —sonreí.
La sonrisa coqueta que llevaba en el rostro desapareció, y se me quedó mirando con lo que pude reconocer como molestia. Punto para mi. Había dañado su orgullo.
—Eres una mocosa atrevida —murmuró bruscamente, bebiendo de su vaso y desviando su mirada.
—Que coincidencia que tu hermano igual me ha llamado mocosa —miré brevemente a Justin por sobre su hombro.
Elevó una ceja con confusión y se giró levemente, siguiendo mi mirada hasta Justin.
—Pues hay una diferencia entre mis hermanos y yo —la sonrisa de suficiencia volvió a aparecer, fastidiándome más de lo necesario.
—¿ah si? —me acerqué hasta él sin pensarlo y agarré su corbata— ¿cuál? —miré sus rellenos labios, algo tentada, tratando de provocarlo.
—Te puedo divertir más que ellos —sonrió, llevando una mano hasta mi espalda baja.
Quise reír, pero solo sonreí. Sus ojos estaban fijos en mis labios y su rostro cada vez se acercaba más al mío. Fui consciente del espectáculo que estábamos montando, por lo que me separé rápidamente de él, sin antes murmurar: —Pues yo no lo creo —le guiñé un ojo.
Estaba dispuesta a salir del salón, porque realmente no quería compartir ni con mi familia ni con la familia de aquellos extraños, al parecer eran todos igual de imbéciles.
—No tan rápido —una gran mano me tomó del brazo con fuerza.
Me topé con los ojos verdes de mi padre mirándome con furia.
—No te permito que salgas de aquí, ya bastante vergüenza me has causado el día de hoy, Isabella —susurró en mi oído.
Me solté con brusquedad de su agarre y levanté mi cabeza, retándolo con mi mirada.
Si pudiera describir todo lo que veía en sus ojos cada vez que me miraba, podría decir con seguridad que era odio, pero ni siquiera yo era capaz de creer que él pudiera odiar a su propia hija, aunque sinceramente ya me comenzaba a convencer de ello.
—Como usted diga, señor —suspiré.
Me dio la última mirada, antes de volver unirse a la conversación que tenía con Jeremy Bieber.
Solté un gran suspiro, acariciando mi brazo, el cual estaba rojo y delicado por la presión ejercida en él.
—Rebelde, orgullosa y provocativa. Nueva definición de mocosa.
Mi estómago se contrajo brevemente ante aquella familiar voz. Giré mi cabeza hacia la izquierda, encontrándome con las finas facciones muy marcadas de Justin, quien ni siquiera me miraba a los ojos fijamente.
Sonreí algo emocionada porque sus palabras iban dirigidas a mi.
—Supongo que si aquella es la definición de mocosa, me gusta —mentí, sonriendo coquetamente hacia él.
Elevó una ceja y finalmente me miró. Sus ojos mieles no mostraron ninguna emoción, incluso recorrió mi cuerpo sin vergüenza alguna para después volver a ignorarme como si nada.
¡Auch!
—Conmigo las mentiras no van, pequeña —finalmente sonrió.
Mi respiración se quedó algo atascada cuando me miró, sin dejar de sonreír de lado.
¡ Y lo odié! Jamás alguien me había hecho ahogarme de aquella forma. Su mirada me intimidó, y su sonrisa removió cada célula de mi piel haciéndome sentir insegura; pero lo que más odié fue que el parecía saber lo que estaba causando en mi con aquella simple mirada.
—No te he mentido —debatí.
—Te carga que te llamen mocosa. Lo he notado —sus ojos se volvieron más claros.
—¿Y quién te crees tú para decir lo que me gusta y lo que no? —me acerqué a él molesta.
Me había cambiado el estado de ánimo de emoción a enojo de una manera increíblemente veloz.
—¿No sabes quién soy? —sonrió aún más grande— Inútil —me miró despectivamente.
La humillación llegó a mi como un balde de agua fría. Sentí el calor acoplarse en mi rostro y el temblor recorrer por mi cuerpo. Mi mano se levantó automáticamente dispuesta a golpear su mejilla, pero él fue más rápido que yo.
—Ni se te ocurra —la tomó con fuerza, lastimándome más de lo necesario.
En ese momento noté lo muy cerca que estábamos y como su cara se había transformado viva molestia. Sus ojos estaban oscuros y su agarre en mi muñeca dolía cada vez más.
—¡Suéltame! —suspiré.
—A mi no me van las mocosas atrevidas y caprichosas, preciosa —suspiró, finalmente soltándole con brusquedad.
—¡Justin!
El chico de tez blanca y cabello negro se acercó hasta nosotros.
—¿Qué quieres, Will?
Me alejé brevemente de ellos, aún algo asustada por lo que había sucedido recién.
—¿Qué haces, idiota? —gruñó— ¿Estas bien?
Si no fuera porque hubo un gran silencio entre ellos, no hubiera notado que aquella pregunta iba hacia mi.
Will lucia muy preocupado y Justin completamente indiferente, era bastante la diferencia entre ambos, tanta que era difícil de creer que Will pudiera ser hermano de Justin y Jordan, sin mencionar que físicamente eran muy parecidos.
—Mejor que nunca —sonreí cínicamente y me retiré de allí.
Me pasé el resto de la noche a un lado de mi madre y en silencio, queriendo pasar desapercibida y creo que lo logré. Candace por su cuenta desapareció y nadie lo notó, cosa que envidié ya que cuando yo me quise largar mi padre prácticamente casi me golpea frente a todos. Eran las cinco de la madrugada cuando finalmente todos se aburrieron de conversar. Los hijos de Jeremy habían desaparecido más temprano al igual que Candace, siendo yo la única que debió lidiar con las inútiles conversaciones sobre mafia, mujeres, drogas y cantidades de dinero inimaginables.
—Son verdaderamente agradables Jeremy Bieber y sus hijos —la voz chillona de Candace resonó a mi lado.
—Sí, te veías muy entretenida saliendo de una de las habitaciones con Jordan Bieber —susurré, tan bajo para que solo ella pudiera escuchar.
Me miró indignada dispuesta a responderme, pero la voz de mi padre nos interrumpió.
—Me alegro de que te hayan agradado, de ahora en adelante pasaremos bastante tiempo juntos. Jeremy es mi socio desde siempre, mi compañero —carraspeó su garganta.
Noté que llegamos a la casa, por lo que todos nos dispusimos a bajar del automóvil.
—Descansen, mañana almorzaremos con los Bieber en su yate, algo más privado —murmuró antes de agarrar a mi madre del brazo y encerrarse en su habitación.
—Ugh, no puedo esperar por mañana.
Ignoré por completo el comentario de Candace y me adentré a mi habitación rápidamente. Mentalizándome a que mañana tendría que volver a ver a Justin y a sus hermanos.
————
Vale, se que está aburrido pero ya se viene lo bueno.
¿Otro capítulo hoy?
Acaba de comenzar oficialmente Fairytale.
Recuerden seguirme en Instagram: @justbiebssg y mandarme un mensaje por ahí para aceptarlas. (Soy privada)
Fairytale
Justbiebssg
🌟🌟🌟
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