La habitación de Hyunjin era un rincón de monotonía. La luz tenue del viejo televisor de pantalla cuadrada iluminaba las paredes desgastadas y el suelo de madera que crujía con cada movimiento. Los días se deslizaban unos tras otros sin variación, y la soledad era su compañera constante. Hyunjin se encontraba sentado en su viejo sillón, mirando fijamente la pantalla que apenas mostraba una imagen nítida.

Esa noche, sin embargo, algo cambió. Mientras el televisor parpadeaba, una suave melodía comenzó a llenar el aire. Hyunjin frunció el ceño, incapaz de identificar de dónde provenía el sonido. Entonces, la pantalla comenzó a desvanecerse, transformándose en una bruma plateada que parecía flotar en el aire. En medio de esta niebla luminosa, una figura emergió: una figura etérea y encantadora con el cabello largo y suelto, brillando con una luz propia.

Yongbok, el hada del champú, apareció en la pantalla como una visión mágica. Su presencia era tan delicada y fascinante que Hyunjin sintió que el tiempo se detuvo. La figura de Yongbok se movía con gracia, y su sonrisa suave parecía prometer un consuelo que Hyunjin había anhelado durante mucho tiempo. La imagen del hada se acercó lentamente, y susurró algo en un idioma que Hyunjin no comprendía pero que resonaba en su corazón.

-Ven a mí -parecía decir Yongbok, -no estás solo.

Hyunjin se inclinó hacia adelante, cautivado por la imagen. La pantalla del televisor, normalmente tan banal y distante, se había convertido en una ventana hacia un mundo desconocido, un mundo que prometía magia y esperanza. Las sombras de su habitación parecían desvanecerse en presencia de esta figura luminosa. Yongbok, con su cabello ondeando como la niebla de la madrugada, parecía traer consigo una promesa de cambio.

Mientras observaba, Hyunjin sintió una mezcla de asombro y calidez. La sensación de soledad que lo había envuelto durante tanto tiempo comenzaba a disiparse, reemplazada por una esperanza nueva y vibrante. Era como si la presencia de Yongbok hubiera abierto una puerta hacia algo más grande, algo que él había estado buscando sin saberlo.

De repente, la pantalla parpadeó nuevamente y la figura de Yongbok comenzó a desvanecerse, dejándolo solo con el resplandor residual de su magia. Hyunjin se quedó sentado, con el corazón acelerado y la mente llena de preguntas. ¿Qué significaba esta aparición? ¿Por qué ahora, y por qué él?

Sin embargo, antes de que pudiera formular respuestas, la pantalla del televisor volvió a la normalidad, mostrando estática. Hyunjin, aunque inquieto, sentía un leve destello de esperanza en su interior. La visión de Yongbok había dejado una impresión profunda en él, y una nueva sensación de propósito comenzaba a germinar en su corazón.

Esa noche, mientras Hyunjin se preparaba para dormir, sus pensamientos estaban llenos de la figura mágica que había visto. La presencia de Yongbok le había ofrecido algo que no sabía que necesitaba: una promesa de que algo más allá de su rutinaria existencia estaba esperando ser descubierto. Y aunque no comprendía completamente el significado de aquella visión, sabía que había algo más que debía explorar, algo que podría estar vinculado a la magia que acababa de presenciar.

Con un último vistazo al televisor, Hyunjin apagó las luces y se acomodó en la cama. Mientras cerraba los ojos, una imagen persistente de Yongbok y su suave sonrisa seguía bailando en su mente. Y en la oscuridad de su habitación, una pregunta persistente emergió: ¿qué le esperaba en esta nueva realidad que parecía estar abriéndose ante él?

Read you soon...
-Mimi 🦋