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Capítulo 5

«-¡Corre, Lili! -La voz de la pequeña Iris se oyó por toda la casa de los Burium. 

-¡Cuidado, niñas! -Llamó Clío, el hada de los Burdock. 

Las dos jovencitas corrían hacia el gran salón, donde se encontraban sus padres. 

-¡No tan rápido, chicas! No quiero accidentes... -Advirtió Grisam.

Tanto él, como las hadas, estaban hechos una bola de nervios. 

-Grisam, tranquilo -rió Pervinca-. Al parecer, Lili ha heredado mi hiperactividad... 

-E Iris obtuvo mi gran admiración hacia cosas pequeñas, al parecer... -murmuró Vainilla para sí misma. 

Las niñas llegaron hasta Vainilla para poder escuchar la siguiente parte de la historia. 

-¿No crees que Clío y Pétalo no entenderán mucho? -Preguntó Jim a Vainilla. 

-Oh, Jim... -Rió la bruja-. Ya les he contando la historia completa a ambas... ¡No pude contenerme! 

-¡Mamá! -Protestó Iris-. Yo quería ver sus reacciones... 

-Sí... -Le hizo eco la otra niña. 

-Ya, chicas... No es culpa de Babú solamente... -Pervinca rió nerviosa-. Yo he ayudado un poco...

-¡Eso es injusto! -Se quejaron a la vez las dos primas. 

Cuando padres, hadas y niñas estuvieron sentados, Vainilla inició el siguiente capítulo de su historia».

-Entonces, Pervinca... ¿Esto formará parte del regalo que le tienes preparado a Grisam? -preguntó Flox a mi hermana, la cual se encontraba batiendo la mezcla para las galletas. 

-Sí... -Pervinca sonrió. 

-¿Y crees que le guste? -interrogó Pífano.

La pequeña hada había decidido ayudarnos para evitar que nos quemáramos, o hiciéramos un completo desorden. Definitivamente, con o sin ella, no se hubiera evitado que se hiciera de la cocina un completo chiquero. 

-Creo que es algo muy sencillo... -Admitió mi hermana. 

-¡Verás que le gusta! -Le animé desde mi lugar. 

-Eso espero... -Suspiró. 

-¿Por qué no le das un beso? -Sugiere Flox-. Tal vez, con eso, se sienta más satisfecho... Y, de paso, nos comemos nosotras las galletas. ¿Qué dices?

-¡Flox! -Gritamos Pífano y yo. 

-Cuida tu espalda -me burle-. No vaya ser que Vi saque su lado fiera...

Flox sonrió culpable antes de volverse hacia el horno. 

-¿A cuántos grados debe de estar el horno, Pífano? -Quiso saber la chica. 

Roja aún por la vergüenza, Pervinca murmuró:

-Los suficientes para poder cocinarte... 

-¡Vi! -Grité en un susurro-. Solamente era una broma... 

-Sabes que no me gusta que hablen de eso... Es incomodo... -admitió. 

¡Si supieras de lo que nos enteramos gracias a Grisam! Reí en mi interior ¡Le dejarías de hablar por un año!

-¿Pasa algo, Babú? -Preguntó Flox.

-¿Qué? 

-Bueno... Sonreíste de esa manera... -Dice.

-¿A qué te refieres? Solamente pensaba en algo... -Me encogí de hombros antes de observar el horno. 

-¿Pudiste colocar la temperatura adecuada? 

-Pífano me ha ayudado... 

Al parecer, ella sí acepta abiertamente la ayuda que le da Pífano... Y pensar que los últimos días de Feli fueron un poco extraños... 

-¿Y bien? ¿Dónde está el molde? -Chocó sus manos contra sí mismas mientras observaba la mesa.- ¿Vi? -Flox y yo nos giramos hacia donde se encontraba mi hermana. 

Perdida en sus pensamientos, Pervinca se encontraba observando cómo caían las hojas de los árboles a través de la ventana. Parecía como si estuviera en su propio mundo, encerrada y envuelta en sus dudas e ideas... Lo cual era raro. A pesar de que Vi tuviese una gran imaginación, era yo quien se quedaba de esa manera. 

-Creo que me estoy volviendo loca -murmuró con una sonrisa. 

-¿¡Qué!? -Dije a la vez que Flox y su hada. 

-¿Ahora qué te pasa, Vi? -Pregunté, alarmada. 

-Por un segundo pensé que era lindo el otoño... -Colocó su mano contra su frente, mostrando cierta molestia-. Hasta donde sé, mi estación favorita era el invierno... 

Suspiré aliviada. 

¡Por un momento pensé que diría algo acerca del enemigo! Reconocí en mi interior. 

-¡Pero si el otoño no tiene nada de malo! -Replica Flox, defendiendo a su estación del año favorita-. Es muy colorida... A su manera... 

Pífano voló hacia Flox. 

-Bien, bien. ¿Qué tal si dejamos el debate de las estaciones para después? ¡Necesitamos hacer las galletas! -dijo. 

-Sí, tienes razón, Pífano. -Afirmé. 

Pervinca observó una última vez los árboles antes de seguir con el trabajo. 


-¡Al fin hemos terminado! -Flox se dejó caer sobre el sofá de la sala principal de su casa-. Pensé que terminaríamos después de que llegara mi mamá... 

-Hemos tenido tiempo de sobra -habló con serenidad Pífano-. Hasta tuvimos tiempo de recoger todo... 

-¡Y vaya que teníamos un completo desorden por toda la cocina! -Continua Pervinca. 

-Sí, es verdad... -Admití-. Sin embargo, terminamos... ¡Ahora queda esperar a que se enfríen y Flox se librará de nosotras! 

Pervinca rió. 

-No, no... ¿Cómo pueden decir eso? -Flox se cruza de brazos-. Nunca me vienen a visitar, solamente a recogerme para ir a la escuela... 

Vi hizo un gesto de indiferencia con los hombros. 

-Con las clases de magia, la tía Tomelilla sobre nosotras y los deberes escolares, no tenemos mucho tiempo... 

-Después de todo, lo que dijo la tía Hortensia es cierto... -dice Flox-. ¡El último año siempre es el más difícil! 

-Mínimo su compañera Scarlet ya no las molesta, ¿verdad? -Pífano se sentó sobre el hombro de su "niña". 

-¡Eso es cierto! -Afirmó Pervinca, orgullosa-. Cuando logré atrapar a su conejo, Ojo Negro, quedó estupefacta... 

-¡Sí! Imaginaba que sería otra persona, como Tommy... -Dijo Flox. 

-¡Lo sé! Igual yo -Admití-. Su cara parecía querer decir: "¿Qué haces con mi conejo? ¿Por qué lo tocas? ¿Cómo lo atrapaste?"

-Algo así como... -Pervinca imitó la cara que puso Scarlet, provocando que Flox y yo riéramos. 

-Muy bien, muy bien... Suficiente crítica por hoy -Flox interrumpió riendo-. ¿Qué les parece un juego?

-¿Un juego? -dijimos Vi y yo. 

-¡Sí! ¡Un juego! -nuestra amiga sonrió-. ¿Les parece?

-¿Qué clase de juego? -pregunté. 

-¿Verdad o desafío? -Flox ensanchó su sonrisa. 

-¡Oh, cielos! ¡No otra vez con eso! -Pervinca dijo. 

-De acuerdo... ¿Qué dices tú, Babú? ¿Y tú, Pífano? -Ambas negamos-. ¡Ay, vamos! 

-No, no, no... -Negué con la cabeza-. No volveré a jugar ése juego contigo. Eres un peligro. 

-¡Pero si solo te había retado a que tomaras el zumo que hizo mi tía! 

-¡El cual hizo que me enfermara por dos días! -Repliqué. 

Flox resopló. 

-Bien, como quieran. 

-Mejor juguemos a otra cosa... 

-O practican la rutina que tenían que tener preparada para éste viernes... -Canturreó Pífano. 

-¡Es cierto! -Pervinca saltó de su lugar-. Flox, ¿tienes aún el tocadiscos? -la joven asintió-, ¿y el disco? 

-¡Pero claro que tengo todo! -protestó Flox-. ¿No confías en mí? 

-No es eso... Bien, vamos a hacer, mínimo, un ensayo -Pervinca nos tomó de las manos a Flox y a mí mientras nos introducían a la habitación de Flox. 

Parece que aún está muy inquieta respecto ése tema... Pensé Tal vez sea porque es el primer recital sin Feli...

«En medio de su relato, Vainilla paró. 

-¿Pasa algo? -Preguntó Jim. 

La bruja señaló a los dos niñas. 

Apegada la una contra la otra, dormían tranquilamente.

-¡Pero que lindas se ven! -Dijo Pétalo. 

Vainilla colocó su dedo índice sobre sus labios, indicando silencio. 

-Será mejor que continuemos después... Se han quedado completamente dormidas -dijo Babú.

-Tal vez sea una buena idea. -la siguió su hermana- ¿Te llevas tú a Lili, Grisam? 

-¡Claro! -Sonrió antes de tomar entre sus brazos a su hija. 

Sin sentir un solo movimiento, Lili dormía pacíficamente. Parecía ser que no despertaría hasta al día siguiente, con los rayos del sol. 

"-Como cualquier bruja de la luz" diría Tomelilla en aquél momento.

-¿Podrías encargarte tú de Iris, Jim? Necesito hablar con mi hermana... -Murmuró Vainilla. 

Jim asintió con una pequeña sonrisa en su rostro antes de llevar consigo a su hija hacia la habitación de la niña. Atrás de él fue Pétalo. 

Cuando ambos maridos, las niñas y las hadas correspondiente de cada familia, se fueron, dejaron a solas a las gemelas. 

-¿Hay alguna señal de que Iris aporte el poder de la oscuridad? -Preguntó Pervinca a Vainilla. 

-Afortunadamente, sí. Me di cuenta su gran capacidad de ver en la oscuridad... -Vainilla sonrió-. Pareciera como si tuviese vista de gato... 

-Entonces puede que sí tenga ése poder, ¡qué bien! Podré darle clases... -celebró Vi. 

-¿Y  Lili? ¿Ella ha heredado el poder de la luz? -quiso enterarse Babú. 

-Quizá... Pero no estoy del todo segura. -Respondió Pervinca- Aunque sea un poco pequeña, parece que tiene ciertas características que tú tenías.

-¿Cómo cuáles? 

-Bueno... Me di cuenta de que le fascinan cosas que solamente ocurren en el día, como los arcoiris.

-¿Algo así como Flox? -Vainilla intuyó. 

-¡Exacto! Solamente que en éste caso sí se aportarían los poderes de la luz... -Pervinca observó la taza de chocolate caliente que tenía en sus manos

-¿Crees que la volveremos a ver? 

-¿A quién? 

-A Feli. 

Vainilla suspiró. 

-Quizá, solamente queda esperar... Y tener un poco de esperanza».


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