Capítulo 3
«-¡IRIS! -Gritó Vainilla desde la planta baja de la casa.
-¿Si? -La niña había bajado las escaleras lo más rápido que pudo.
-Ya casi llegan tus tíos, ¿estás lista? -Cuestionó.
-Sí, mamá -Iris sonrió dando una pequeña vuelta en su lugar para que su madre la viese bien.
-¡Pero qué linda se ve mi princesa! -Jim sonrió mientras la cargaba entre sus brazos.
-¡Papá! -Rió la niña cuando sintió el cabello de su padre haciéndola cosquillas en el cuello.
-¿Qué me dices si mañana nos acompañas con Flox para que le dé un corte de cabello a tu padre? -Babú despeinó a su hija-, y, de paso, también a ti.
-¡Sí! ¡Quiero ver a Violeta y a su hermano! -la niña sonrió.
El timbre sonó.
-¡Pase! -gritó Vainilla mientras se iba a tomar asiento en su mecedora.
-¡Iris! -gritó Lili.
-¡Lili! -gritó la otra pequeña.
-¿Babú? -llamó Pervinca.
-¡Estoy acá! -contesta Babú.
-Pero mira nada mas... ¡Ya hasta lista se encuentra! -Se burla Grisam.
-Como sea -rió Vainilla-. ¿Empezamos, niñas?
-¡Sí!
-Por fin estaré presente mientras cuentan la historia -rió Jim».
A la mañana siguiente, Pervinca y yo nos dirigíamos hacia la escuela. Era nuestro último año.
-¡Es realmente extraño no venir acompañadas de Grisam! -rió Pervinca-. Se siente un tanto... Solitario.
-Sí, un poco -sonreí-. No te detengas, Vi. Recuerda que iremos por Flox para ir a la escuela...
-¡Cierto, cierto! -Inició a caminar al mismo ritmo que yo y continuó hablando-. ¿Cómo te tomaste la llegada de Jim?
Suspiré mientras apretaba con fuerza la capa que traía en la mano. Había iniciado a hacer frío y el viento podría provocar que nos diera un resfriado; sin embargo, mi hermana y yo nos habíamos rehusado en ponérnosla por el simple hecho de que nos gustaba la sensación del frío contra nuestro cuerpo.
-Bien, supongo -desvié la mirada-. ¡Me ha tomado por sorpresa! Nunca pensé que regresaría justo después de que Feli se fuera... Me pregunto cómo se lo habría tomado.
-¡Seguramente se hubiera puesto a volar de un lado a otro de alegría! -Pervinca se burló-. ¡Recuerda que ella lo apreciaba mucho!
-Sí... -Sonreí-. A pesar de que Jim duró poco tiempo aquí, mientras estaba Feli, ella se encariñó mucho con él.
-Recuerdo que nos dijo una vez que ella se sentía muy cómoda con nuestras decisiones amorosas -Pervinca no aguantaba la risa-. No puedo creer que me dijera eso a mí... ¡Y Grisam estaba con nosotras!
-Lo sé -reí con ella-. ¡Su cara no tuvo precio!
-Y la vergüenza que pasé... -continuó-. Definitivamente fueron los mejores días.
-Sí...
Sin darnos cuenta, ya habíamos llegado a casa de Flox.
-Eso fue rápido... -reí antes de tocar un par de veces la puerta-. ¡FLOX! -Le llamé.
Pasaron unos cuantos segundos para que Flox bajara.
-¡Hada mía! ¿Qué pasó con tu cabello? -cuestionó mi hermana.
-Amanecí con el cabello así... -dijo-. No pude desenredar ni un solo nudo... ¡Y si vieras el trabajo que le costó a Pífano quitarme el cepillo!
-Por cierto, ¿dónde está? -quise saber.
-¿Quién? ¿Pífano? -preguntó-. Se quedará a ayudar en la casa hoy...
-Vaya... -murmuré.
A comparación del trayecto de nuestra casa a la de Flox, el camino fue callado... ¡Y era difícil de imaginar si Flox estaba con nosotras!
-¿Pasa algo, Flox? -pregunta Pervinca cuando llegamos a la escuela.
-No, no... -Flox negó con la cabeza-. Es que he estado pensando...
-¿Acerca de qué?
-De lo que hablamos la otra vez, ¿lo recuerdan? -Toma asiento en una banca para esperar a que sonara la campana.
-¿Lo de... Ya sabes quién? -pregunté en voz baja.
Flox asintió mirando hacia el suelo.
-¿Y bien?
-Creo que me gusta... -Murmuró.
-¡Oh, por todos los cielos! ¡No lo creo! -Gritó Vi, provocando que recibiera un ligero golpe de mi parte-. Perdón, perdón...
-No lo puedo creer... -Susurré, atónita.
-Mis dos mejores amigos se gustan -soltó sonriendo Pervinca.
-No lo digas tan alto... -Las mejillas de Flox se tornaron rojas.
Sonreí.
-Perdón, perdón -rió Vi-. ¿Y ya le dijiste que sí, entonces?
-¿Quién? ¿A Acantos? -Flox negó repentinamente con la cabeza-. No, no... ¡Qué vergüenza! -Tapó su rostro con ambas manos.
-Vamos, Flox... Tarde o temprano tendrás que responder su pregunta -rió Pervinca-. Además, puede que se me escape durante clases...
-¡Ni si quiera lo pienses! -La pelirroja sonrió nerviosa-. No sé cómo se lo tomará, me he tardo mucho...
-¿Cuánto fue?
-Dos días... -Solté una carcajada junto con mi hermana.
-¡Dios mío! ¡Eso no es nada, a comparación de lo que se tardó Nepeta en aceptar a Francis! -Pervinca rió.
-Bueno... -Flox se removió incómoda-. Tal vez luego se lo diga...
El timbre sonó.
-No prometo nada -se despidió Pervinca.
-¡Siento que se quiere burlar de mí! -dijo Flox antes de tomar asiento frente a mí.
-Tranquila, pronto te acostumbraras... -reí.
La profesora De Transvall había entrado al salón de clase.
-Buenos días, chicos -saludó antes de iniciar con sus preguntas matutinas-. Vainilla Periwinkle, de pie.
¡Y vaya suerte tuve en ése momento! Por poco y sacaba mal la respuesta que había dicho sino fuera por Flox.
-Correcto, jovencita -habló la mujer-. Antes de continuar, me disculpo de ante mano con usted y con su hermana... No he podido felicitarlas por su cumpleaños.
-No hay problema, profesora -sonreí-. Lo que cuenta es la intención.
-Correcto... ¿Flox Polimón? -Flox se paró de su lugar-. Al frente, jovencita.
«-¡Oh, cielos! -rió Pervinca-, ¿cómo olvidar ése día? ¡Feli provocó que Grisam se pusiera realmente rojo!
-¿Y cómo no? -protestó Grisam-. ¡Si apenas me vio les dijo eso!
Jim soltó una pequeña risa.
-Parece que las niñas se quedaron dormidas a mitad del relato... -dice Babú-. Ya veré cómo le hago para explicarle lo que falta a Iris...
-¡No puedo creer que recuerdes todo con tanta facilidad! -Pervinca se dirigió a su hermana.
-Fueron momentos importantes para nosotras, para Fairy Oak... Nunca los olvidaría -Vainilla sonrió hacia los otros tres adultos-. Es nuestra historia, ¿no?»
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