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Capítulo 2

«-¡Mamá, mamá! -gritó Iris mientras bajaba las escaleras.

-¿Qué pasa? -cuestionó la bruja de la luz, observando como su hija se acercaba a ella.

-¿Puedes continuar la historia ahora? ¡Por favor! -rogó la pequeña de cabello negro.

Vainilla suspiró.

-Aún no llegan tus tíos con Lili, Iris... ¿Qué te parece si acompañas a papá para que te ayude a hacer el chocolate caliente? -sonrió Babú.

-Pero, ¡mamá!

-Tú fuiste la de la idea, Iris... -dijo Vainilla-. Anda, no han de tardar tanto tus tíos.

Y de hecho, se oyó que tocaron la puerta.

-¡Lili! -grita Iris al ver a su prima frente a ella.

-Lo lamento, no pudimos controlarla más tiempo -se disculpa Pervinca mientras saludaba a su hermana.

-Lo mismo digo... -murmura la bruja de la luz.

-Buenas noche, Babú -saludó Grisam. Vainilla lo observó un instante.

-¿Nuevo corte?

-Ideas de Pervinca... -Grisam rodó los ojos-. ¿Dónde está Jim? Somos vecinos y hace mucho no lo veo.

-Está en la cocina, preparando el chocolate caliente -informó Babú-. Si gustas, ve y búscalo; yo estaré con las niñas y Pervinca, contando la historia.

Vainilla tomó asiento en la antigua mecedora de su tía y esperó a que ambas niñas estuvieran frente a ella».

Minutos más tarde, después de que Jim y yo llegáramos a la calle de los ogros bajos, Pervinca yacía sentada frente a nosotros. Parecía como si quisiera ver más allá de nosotros, pero la verdad es que, a quien más observaba, era a Jim; el cual se había concentrado a sonreír tranquilamente.

-Aún no creo que estés aquí, ¿sabes? -soltó Pervinca, directa al grano como siempre.

-¡Yo tampoco me lo creo! -solté emocionada-, quién lo diría, ¿no? La frase que decía Feli, acerca del mago Tagix, se hizo realidad.

-¿Ah, sí?

-¡Sí! -aseguré con una sonrisa nostálgica-. Aún la recuerdo correctamente "Llega para dar la bienvenida a una persona esperada que viene a quedarse y para decir adiós a otra que, cumpliendo su deber, se va para no volver".

-¿Quién es el mago Tagix? -preguntó Jim hacia nosotras.

-¡Es el mago del tiempo! -informó mi hermana con una gran sonrisa-. ¡Su poder es, simplemente, asombroso!

Pervinca había estado investigando acerca de tal mago por el simple hecho de que le daba curiosidad saber quién era y qué hacía. La sorpresa que se llevó al saber que Tagix guardaba los recuerdos y memorias de las personas, fue tal que la llevó a meditar acerca de los beneficios de contar con aquellos poderes.

-¿De verdad?

-¡Sí! -aseguró Pervinca-. De hecho, no me sorprendería que se encontraran en el camino...

-Bueno... -Jim rascó la parte posterior de su cabeza.

Jim había recordado que, en el transcurso para llegar a Fairy Oak, había esquivado a un coche guiado por un caballo. Sin embargo, para él no había sido de gran importancia, por lo que decidió ignorarlo. Y pensar que a mí me hubiese gustado oír aquella historia.

-¿Chicas? -la tía Tomelilla asomó la cabeza por la puerta de la habitación de hechizos-, ¿con quién están hablando?

-¡Con Jim, tía! -sonreí.

-¿Quién? -la tía salió completamente de la habitación-. ¡Santo cielo! ¡Jim!

-Buenas tardes -murmuró Jim, el cual seguía sentado a un lado mío.

-Pero, ¿qué haces aquí? -cuestionó mi tía-. Pensé que estarías en Aberdurville...

-¡Tía! -protesté.

-Regresé para cumplir con mi promesa -Jim sonrió.

-¿Eso quiere decir que te sirvió la pluma que te presté? -solté un largo suspiro ante tal pregunta.

Así que habías sido tú, tía... Pensé.

-Me ha servido, y mucho -sentía como mis mejillas se sonrojaban al sentir la mirada del chico que tanto quería en mí.

Después de todo, la espera tuvo sus beneficios, me dije, satisfecha conmigo misma. 

La tarde había pasado, y yo no pude obtener mejor regalo que la presencia de Jim en aquella pequeña reunión.

Risas, historias y regalos llenaron la estancia cuando todos los chicos de la Banda estuvimos juntos. Todos otra vez... con una nueva integrante en el grupo; Scarlet.

-Me pregunto qué estarán haciendo Shirley y Tommy... -dijo Pervinca, la cual trataba de observar más allá de los hombros de los chicos que se interpusieron.

-Dijeron que tenían una sorpresa para nosotras, Vi -la llamé por su diminutivo-. Me pregunto qué será...

Mi sonrisa no se había borrado en todo el día, ¿y cómo hacerlo? ¡Jim había vuelto y no se volvería a ir!

-No sé cómo puedes estar tan tranquila, ¿sabes, Vainilla? -mi hermana me observó un instante de reojo-. Éste cumpleaños es muy importante, por sí no sabías... Es el momento en el cual dejamos de ser niñas, ¿no lo crees?

-Hace mucho lo habíamos dejado de ser... -sonreí comprensiva hacia ella-. Nuestro carácter había cambiado, al igual que nuestros gustos...

-Pero, me refiero a que dejarán de tratarnos como tal -Vi apretó con fuerza los puños-, ahora nos tratarán como "señoritas".

Reí cuando hizo comillas a la palabra señoritas.

-Sabes bien que eso nunca afectará a nuestra forma de ser, ¿verdad? -la abracé por lo hombros-. Imagina que es una nueva aventura, la cual viviremos y superaremos juntas. Siempre juntas, ¿lo olvidas? -mostré el dedo meñique para que Pervinca lo tomase entre el suyo y lo apretáramos uno contra el otro.

-Siempre juntas -sonrió.

-¿Promesa de hermanas? -cuestionó Francis, apareciendo entre ambas.

-¡Dios mío! -grité. El hermano menor de Tommy definitivamente no había madurado en éste tiempo-. Casi me das un infarto, Francis.

-Sus sorpresas están listas -el castaño sonrió, haciendo caso omiso a mi réplica.

Como bien era de imaginarse la primera en dar un salto para ir a ver fue Pervinca, y le seguí yo.

-¿Qué será éste año? -cuestionó Pervinca.

Tú tampoco madurarás... Nunca, me burlé en mi mente de Vi.

-¡Véanlo ustedes mismas! -dijo Tommy, parecía orgulloso de su trabajo.

Otro cuadro no, por favor... Me repetía una y otra vez a mí misma.

-Tranquila, Babú -rió-. Ésta vez no será ningún cuadro -me tendió el regalo, tal y como hizo a mi hermana.

-¡Vaya envoltura! -se burló Pervinca al sentarse.

-Ríete lo que quieras, tarde media hora en tratar de envolverlos -Tommy sonrió.

-¡Ábranlos! -se oyó una voz de entre el grupo de los chicos.

-¡Sí, me pregunto qué será ésta vez! -se oyó otra.

-Yo me hice cargo del regalo de Vi -informó Shirley- y, como es de costumbre, Tommy se hizo cargo del de Babú.

Se veían tan lindos cuando sonreían así. Definitivamente hacían una linda pareja, y no lo dudaba nadie. Serían de las parejas más conocidas en el valle.

-¿Y bien? ¡Ábranlos! -protestó Tommy.

A Pervinca, con solamente haber dicho tales palabras, se le había encendido un circuito y parecía una pequeña máquina tratando de quitar el envoltorio de aquel regalo. Por mí parte, yo solamente quitaba de manera lenta, pero precisa, el moño que lo cubría e igualmente hacía con el papel envoltorio.

-¡No puede ser! -soltó emocionada Pervinca-. ¡Es hermoso!

Un cuadro hecho por Shirley era lo que había obtenido mi hermana. Tenía todo lo que a ella le gustaba: murciélagos, la luna llena, un bosque oscuro y las estrellas decorando al cielo. Definitivamente, un escenario un tanto tétrico, al menos para mí.

-¿Y tú, Babú? -cuestionó mi hermana, observando por encima de mi hombro-. Es...

-Un álbum... -admiré el libro cerrado.

Tenía un lindo decorado, hecho claramente por Tommy. Las palabras "Álbum de Vainilla Periwinkle" combinaban entre sí mismas, con ciertos toques que las hacían diferentes entre sí.

-Gracias -sonreí.

-¿Verdad que es bonito? -dijo Shirley-. Le di la idea a Tommy porque sabía que a ti te encantaba guardar cosas que te demostraran tus momentos felices, al igual que los tristes.

-Gracias, Shirley -mi sonrisa no se borró por nada-; igualmente, Tommy.

-¡No hay de qué! -dijeron a la vez.

Otra vez aquella sonrisa que compartían...

-Son tal para cual, ¿no lo crees? -murmuró Jim, sentado a un lado mío.

-Sí -apreté con fuerza el álbum.

-¿Te gustaría abrir mi regalo?

-¿Qué?

-Mi regalo -Jim me sonrió-. ¿Crees que olvidaría traerte uno?

-No... Pero pensé que la piedrecita había sido tu regalo -reí, incómoda.

-¿Cómo crees? -dijo-. Éste es el verdadero.

Me tendió una pequeña caja, la cual estaba decorada con un delgado lazo color azul; mi color favorito.

-Ábrelo, no va a explotar -se burló, provocando que sonriera.

Como bien me había dicho, lo abrí. Fue tal mi sorpresa que no pude contraer un ligero gesto de ternura.

De una ligera cadena, una joya en forma de sol colgaba de ella.

-¿Te ha gustado? -cuestionó cerca de mí.

-¡Me ha encantado! -dije sonriendo.

Y era la verdad; no había mejor regalo que algo que se da con el corazón.

«-¡Recuerdo aquel día! -dijo Pervinca cuando dio por entendido que la parte del relato había terminado por aquella noche-. ¡Aún sigo conservando el cuadro!

-¡Claro! -sonrió Vainilla-, y yo aún le tengo fobia.

-¡Mamá, mamá! -Babú giró hacia Iris-. El collar que mencionaste... ¿Es el que traes puesto ahora mismo?

Vainilla sonrió hacia Jim antes de dirigirse a su hija.

-Sí, es éste -lo apretó con fuerza contra su pecho.

-¡Yo recuerdo que le di una araña a Vi! -rió Grisam-. Vaya... ¡Qué gran creatividad tenía entonces!

-¡Papá, eso no es nada romántico! -rió Lili.

-Yo tampoco lo soy... -Vi hizo una ligera mueca-. ¡Pero también recuerdo a Regina II!

-¿Sigues conservando el álbum, tía? -cuestionó Lili.

-Claro -asintió Babú-. ¿Cómo me desharía de aquel regalo? Me lo dio un gran amigo...

-¡Y antiguo pretendiente! -Pervinca se burló de su hermana, provocando que rodara los ojos.

-Eso fue hace años, Vi... Compórtate, mínimo cuando está tu hija -recriminó Vainilla.

-Yo sigo recordando la sorpresa que tuve cuando volví a ver a Jim... -dijo Grisam-. Lamento por casi tirarte un vaso de agua.

Jim rió.

-No hay problema.

-¿Casi le tiras un vaso con agua al tío Jim, papi? -cuestionó Lili, la cual era levantada por Grisam. La familia Burdock ya se iba a casa.

-Fue un ligero problema -Jim guiñó un ojo a Grisam.

-¡Nos vemos mañana! -Grita Iris a sus tíos y a su prima, los cuales estaban entrando ya a su casa.

-No sé cómo puedes seguir teniendo el collar en buenas condiciones -dice Jim mientras entraban a la casa.

-Es algo que me diste, Jim... Nunca le haría daño». 

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