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Capítulo 18

«Al día siguiente, durante la tarde, la familia Burdock Pimpernel fue de visita a casa de los Burium. Vainilla los había invitado para que Scarlet narrara ese día la siguiente parte de la historia; ella no conocía con exactitud su historia con James, pues comenzaron a salir en secreto, y decidió que sería buena idea el poder enterarse de una vez por todas en esa misma tarde. Después de todo, eso ayudaría a que Rose y Roseto conocieran la historia de su familia, ¿no es así? 

Yo, por mi parte, me sentía muy ansiosa. Según había oído de Pervinca y Grisam, solamente faltaban un par de relatos diarios y la historia concluiría; me había prometido a mí misma que me haría presente en la casa cuando todo esto terminara... Pero, aquel aviso de que casi todo acabaría había sido hacía un par de días atrás; eso me inquietaba más. 

Vainilla estaba haciendo la comida junto a Jim, quien le ayudaba en lo más que podía; él, a pesar de ser muy bueno con las manos, nunca había sido muy buen cocinero... ¡Pero siempre creaba bebidas deliciosas! No supo de dónde adquirió aquel pequeño don, pero supuso que fue porque su abuelo hablaba de mucha clase de frutas y plantas exóticas que podían quedar muy bien para "un pequeño trago", como él decía.

-¿Estás segura de que no quieres que te ayude con algo más, Babú...? -Jim le pregunta a su esposa, después de haber terminado de poner los platos-. Ya he hecho la bebida para los adultos, la bebida de los niños, los platos... ¡Ah! ¿No necesitas que lave algunas verduras para la ensalada? 

-Jim... -Vainilla dijo, entrecerrando sus ojos hacia él-. Todo está bien, en serio. Puedo encargarme del resto yo sola... ¡En realidad, ya acabé! Solo hay que meterlo al horno un tiempo y listo, ¿bien? Por mientras, vamos a la sala para descansar con mi hermana y los demás -ella sonríe con ternura y cerró el horno. 

-Casi siempre tú haces la comida... -Él le reprochó-. Yo solo hago la cena y muy pocas veces el desayuno. 

-Sí, pero ya sabes la razón -la bruja le dijo, riendo-. No eres bueno cocinando platillos fuertes, amor... ¡Además, yo adoro cocinar! 

-Pero tienes mucho trabajo ya con la redacción diaria del periódico, con tus libros, con la historia de las niñas... 

-Tú también tienes trabajo, Jim. Es más pesado que el mío, por cierto. 

El sin magia hinchó sus mejillas en desaprobación y soltó un largo suspiro mientras tomaba asiento junto a su hija y su cuñado, Grisam. El rubio le observó un par de segundos en silencio y luego palmeó su hombro con una sonrisa burlona en su rostro; ellos nunca cambiarían. 

-¿Scarlet y su familia aún no llegan? -Preguntó Vainilla, examinando la sala-. Les dije que llegaran temprano para comenzar la historia antes de la comida... 

-¡Tranquila! Estoy segura de que ya van a llegar... -El timbre sonando interrumpió a Pervinca, haciéndola sonreír-. Ya llegaron. 

-¡Sííí! ¡Tía Scarlet! -Chilló Iris mientras saltaba a los brazos de la mujer después de haber abierto la puerta rápidamente. 

-¡Ay! ¡Santo cielo! -Scarlet rió al haberse tambaleado. Por suerte, no llevaba cargando a ninguno de sus hijos en ese momento. 

Tras haberse saludado todo el mundo, las tres familias se acomodaron en la sala principal; Vainilla cedió su lugar a su amiga en la preciada mecedora "relata historias", mientras que los demás se acomodaron en lo sillones y en el suelo. 

-De acuerdo, ¿qué tengo que hacer con exactitud, Babú? -Scarlet preguntó y dio aquella sonrisa encantadora que hacía que James sonriera también-. ¿Solo cuento alguna parte de la historia? 

-No... ¡Te invité con un motivo oculto...! -Vainilla también sonrió con un pequeño toque de diversión. 

-¡Rayos! ¡Sabía que todo no podía ser tan lindo! -La rubia replicó, suspirando-. ¿Cuál es ese motivo? 

-Tú nos dijiste que salías con James un par de semanas después de que todo terminó, ¿no es así? Y solamente nos diste una fecha para saber cuándo iniciaron a ser pareja; el día en el cual renunciamos a todo -Scarlet asintió con confusión-. Bueno, quiero que cuentes cómo fue que iniciaron a salir... ¡O cómo te sentiste! Sería muy bonito y tus hijos conocerían la historia. 

-¡Sí, tía Scarlet! ¡Cuenta! -Lili e Iris chillaron emocionadas. 

-¡Sí, por favor, mamá! -Rose coreó con ayuda de Roseto. Scarlet tenía las mejillas rojas y la mirada fija en el suelo con algo de incomodidad. 

-Es que, en realidad... No hay una historia interesante -susurró. 

-A mí me da risa recordarla -James suspiró, conteniendo una risa traviesa. La sin magia chasqueó la lengua ante el comportamiento de su marido y luego suspiró. 

-¡Veamos cómo me queda! ¿Listos?»

Un par de días después de haber acabado con la fase de mejoramiento físico, me encontraba sentada en medio de la plaza de Docesutilessoplosdeviento mientras hacía una revisión de los últimos resultados que obtuvieron todos los magos y brujas al haber terminado con las prácticas. ¡Gran suerte habíamos tenido Jim y yo de no realizar esos extenuantes ejercicios que los Cordibock habían puesto! Sin embargo, lo nuestro también tenía un gran punto en contra; nosotros teníamos que pensar más de lo usual. 

Estaba agotada de ver tantos números y colores en las hojas de mi libreta, pues yo siempre había escogido el usar poco color en las hojas; me mareaba ver tantas cosas llamativas en un lugar. Lo odiaba, en realidad; por eso antes no me gustaba la forma de vestir de Flox. 

-¿Qué significaba el amarillo...? -Me dije a mí misma, mientras hacía una mueca con la boca. Rebusqué en páginas anteriores de las anotaciones y encontré la misma lista que había estado usando antes para guiarme. 

Colores y significados: 
Verde: Logrado 
Amarillo: Casi logrado 
Rojo: No logrado 
Azul: Cancelado 
Púrpura: Aceptado. 

Suspiré y cerré con fuerza el cuaderno con exasperación. 

-¡Maldición! -Me quejé-. ¿Cómo no puedo acordarme de colores y significados tan sencillos? Vainilla tuvo que hacerme caso cuando le dije que no podría hacerme cargo de esto... ¡Pero no me hizo caso! "¡Ay! Ándale, eres muy inteligente". -La imité, mientras hundía mi cara entre mis brazos- Sí, claro... Soy muy inteligente. No soy Pervinca. 

Desde la desaparición de su hermana gemela, Babú había estado encima de mí la mayoría del tiempo que pasábamos juntas. No me desagradaba, pero me era incómodo el tener tanta atención de su parte cuando le había causado tantos problemas en el pasado; ¡incluso dijo que le recordaba a su hermana cuando estaba enojada! ¿Cómo yo podría recordarle a Vi? Ella era mucho más valiente que yo. 

-Te traje un jugo. 

La voz de alguien me hizo alzar la mirada rápidamente, y luego fruncí el ceño al no haber visto a nadie cerca. Solo estaba un vaso con jugo de naranja, que antes no estaba ahí, sobre la mesa.

-La fruta tiene azúcar y dijiste que no la consumías -chasqueando la lengua, me levanté de golpe de mi lugar con el cuaderno entre las manos, y observé a mi alrededor. Las ramas de los árboles se movían gracias al frío viento, pero seguía sin ver a alguien-; te traje también un vaso de agua, por si no tomabas el jugo. 

Me aferré a la libreta con fuerza cuando vi a un nuevo vaso junto al jugo de naranja. A duras penas pude extender mi temblorosa mano hacia aquella bebida y tiré el contenido sobre el banco que estaba del otro lado de la mesa. 

-Me encontraste -James apareció frente a mí con una sonrisa burlona y el cabello empapado en el pegajoso jugo de naranja. Suspiré y me dejé caer al banquillo-. No tenías que lanzarme el jugo. ¿Ahora qué tomaré yo, si tú te tomarás el agua? 

-Tómate tú el agua. Yo no quiero nada de ti -le recriminé, achicando mis ojos hacia él. Debía de tratar de ser honesta conmigo misma, pero odiaba admitir que James parecía ser el chico más guapo del valle desde que llegó y que eso me ponía muy ansiosa-. ¿Qué haces aquí? Sabes que odio que me molesten mientras trabajo. Vete con Grisam. 

-¡Oye, tranquila! -Reprochó, frunciendo el ceño-. ¿Qué tiene de malo que te haga compañía? Llevo días tratando de hablarte y solamente me ves de reojo o me saludas.

-No tengo nada importante qué decirte -aclaro. Abrí mi cuaderno nuevamente y busqué la hoja donde había estado comparando los resultados antes-. ¿Necesitas algo, James? 

-No, no necesito nada -me respondió, y supe que sonreía de manera burlona-. ¿Por qué no descansas un poco y vienes conmigo a la reunión de los Periwinkle? No puedes perderte todo lo que sucederá, ¿sabes? 

-¿Acaso... Piensas que soy tu novia o algo así? -Pregunté, alzando una ceja con desinterés-. Sabes que no me gustas, James. -Eso no era verdad, pues me traía vuelta loca desde que lo vi. Por eso lo ignoraba- Mis estándares son muy grandes, y tú -lo señalé con mi bolígrafo- no los cumples. 

-No, no me creo tu novio -mi acompañante sonrió-, y sé que no cumplo con tus expectativas. 

-¿Entonces? 

-Que no cumpla con tus expectativas, no significa que me dejes de gustar -el mago me aclaró, palmeando mi cabeza. Eso hizo que mi corazón se acelerara-. Anda, cabeza rizada, muévete. Tenemos que ir. 

-No puedo. Tengo que acabar esto. 

-Jim y Vainilla estarán ahí, podrás preguntarles todo lo que necesitas... 

Antes de que pudiera reprocharle nuevamente, James ya me había levantado de mi lugar y caminaba hacia la casa de las gemelas conmigo sobre su hombro. Me sentía un costal de patatas de esa forma, pues veía todo de cabeza y comenzaba a sentir la sangre acumularse en mí. 

-No te resististe. 

-Tampoco es como si pudiera hacer gran cosa en esta posición -le repliqué. 

-Te apuesto un beso a que tienes la mejor vista de todas -soltó una carcajada cuando le di un golpe contra su pecho entre risas. 

-Eres un pervertido. 

-No lo soy... Solo quería ver si te reías. Lo hiciste. 

-No lo hice -mentí. 

-Sí. 

-No. 

-Sí. 

-No. 

-Sí, y se acabó. 


Ya cuando llegamos a la casa de los Periwinkle, James me bajó con una sonrisa en su rostro en forma de disculpa; yo solo me encogí de hombros y le regresé la sonrisa. Ambos saludamos a la señora Dalia y al señor Cícero antes de adentrarnos a la habitación de hechizos, donde nos esperaban los demás con Tomelilla. 

Todos sonrieron cuando nos vieron entrar. Vainilla, Jim, Grisam, Flox, Acantos, Tommy, Shirley, Francis, Nepeta... Todos estaban ahí. 

Todo estaba listo. 

-¿Están seguros que quieren hacer esto, niños...? -Tomelilla preguntó, preocupada-. Es muy arriesgado y ese libro es muy viejo. No creo que funcione. 

-Tía, eres la mejor bruja del valle. ¡Tú puedes hacerlo! -Vainilla le dijo con una enorme sonrisa refrescante. 

-Pero, Babú... -La bruja le observó con preocupación y después negó con la cabeza con algo de cansancio-. Si algo sale mal, ¿qué haremos? 

-No saldrá mal, si seguimos las instrucciones -Francis comentó. La mujer guardó silencio unos segundos con los ojos cerrados fuertemente y luego suspiró. 

-Bien... Retiren los bancos y póngalos en los extremos de la sala -murmuró-. ¡Shirley, ponte en el centro de la habitación! ¡Los demás, pónganse a su alrededor! Recuerden que deben estar intercalados los poderes; luz, oscuridad, luz, oscuridad... -Tomelilla tomó el mando de la situación-. Jim, Scarlet, necesito que ustedes tomen nota de lo que vaya sucediendo. 

-¡De acuerdo! -Ambos dijimos a la vez mientras nos sentábamos en dos de los asientos y sacábamos hojas limpias donde pudiéramos escribir. 

Mis manos temblaban del terror, pues todas las luces estaban apagadas a excepción de un par de velas que rodeaban la recámara. Tenía miedo que algo malo sucediera, ya que yo no conocía del todo la situación; solo sabía que todos dejarían sus poderes. 

-¿Tú me dices lo que ves y yo escribo? -Jim me preguntó, a lo cual yo me quise negar.

-Tienes que ver que Vainilla esté bien en todo momento -le dije-. ¿Y si se pone mal? 

-Mi Vainilla es fuerte -fue lo único que respondió, haciendo que lo observara con algo de confusión. Había dicho "mi Vainilla" a lo cual me pregunté si algún día alguien me diría "mi Scarlet".

-Muy bien, todos tómense de las manos y cierren los ojos -Tomelilla habló cuando todos formaron el círculo alrededor de Shirley. Tommy se había salido de la formación para besar la frente de mi amiga y luego volvió a su lugar, junto a Vainilla. 

-Tengo miedo. 

-Yo también. 

Oía murmurar a los chicos, haciéndome sentir peor. 

-Recuerden mantener la mente en blanco... No piensen en nada innecesario. No hagan caso al dolor -la mujer de cabello plateado dijo-. Shirley, recuerda extender los brazos hacia un lado cada uno en su momento... 

-Sí -la voz temblorosa de la pelirroja me partió el corazón. 

-¿Todos están listos? -Tomelilla preguntó-. ¿Infinito poder? 

-¡Lista! -Shirley dijo.

-¿Poder de la luz? 

-¡Listos! -Vainilla, Tommy, Nepeta, Francis y Acantos corearon a la vez. 

-¿Poder de la oscuridad? 

-¡Listos! -Dijeron al mismo tiempo Flox, Grisam y James. Esperábamos que funcionara, porque solo había tres que tenían ese poder y no se intercalaban por completo con los de la luz. 

-Jim, cuenta hasta tres... 

-¡Sí! -El inventor dijo. Tomó una bocanada de aire y comenzó-: Uno... Dos... Tres... 

Después de tomar aire, Tomelilla comenzó a leer el hechizo de un libro muy viejo: 

-Con la luz y la oscuridad de su lado, ellos alzan sus voces; dejan al infinito poder al mando, cediéndole todos sus dotes... -La bruja alzó su mirada hacia los jóvenes después de pasar grueso y los observó sin expresión alguna-. ¿Aceptan, brujas y magos, a perder todo lo que alguna vez fue suyo? -Shirley alzó sus brazos en ese momento. 

-Brujas y magos, aceptamos -los chicos, a excepción de Shirley, hablaron. 

-Yo, la bruja de la luz Lala Tomelilla de los Senderos, retiro sus poderes y se los entrego a Shirley Poppy... 

-¿Todo va bien? -Susurró Jim, quien había estado anotando todo lo que ocurría. Yo asentí. 

-Shirley Poppy, ¿aceptas este poder hasta que el tiempo máximo termine? 

-Yo, infinito poder, acepto la gran carga -la pelirroja dijo. 

-¡BRUJAS Y MAGOS, HAN PERDIDO SUS PODERES! 

Y, de pronto, silencio. 

-¿Ha... Funcionado...? -Susurré a Jim, quien veía fijamente la escena. Él entreabrió sus labios lentamente, pero no pudo hablar. Los gritos se desataron en ese momento; todos y cada uno de los magos y brujas tenían una horrible cara de dolor. Shirley, Tommy, Acantos, Vainilla... Todos. 

-¡Jim, Scarlet! -Tomelilla gritó. Mi compañero comenzó a anotar todo lo que sucedía mientras yo le dictaba lo que alcanzaba a ver desde mi lugar. 

-¿Qué es lo que ves? 

-Dolor, en cada uno -respondí. Todos se aferraban fuertemente a las manos de sus compañeros y comenzaba a lucir más pálidos de lo usual-. Desesperación... 

Gemidos y gritos de dolor fue lo que nos rodeó. Shirley estaba arrodillada en el centro del círculo, cubriéndose los oídos con ambas manos y gritando de dolor mientras recibía la gran cantidad de luz y oscuridad a la vez. Tommy era el único que mantenía los ojos bien abiertos, mirando fijamente a su pareja, a Francis y a Nepeta sufrir; su cara era de dolor y temor, parecía solo querer correr hacia ellos y envolverlos en sus brazos. 

Los segundos pasaron, al igual que un par de minutos, y cada uno fue cayendo sobre el suelo cuando su poder se fue "terminando". Primero fueron Francis y Nepeta, luego Acantos y Flox; aun así, ninguno de soltó. Solo quedaban Vainilla, Tommy, Grisam y James de pie, entregando lo último que tenían de poder... Pero yo no me di cuenta de cuándo Jim se había parado de su lugar, solo reaccioné gracias a que él gritó el nombre de Babú y hacía que el círculo se rompiera después de haberla apartado de aquel lugar. 

Todos cayeron. 

Jim sostenía entre sus brazos a Vainilla, quien muy apenas tenía color en su rostro, mientras plantaba besos en su rostro; Acantos, el cual parecía ya ser un muerto viviente, tuvo que arrastrarse un poco para abrazar a Flox y besar su frente; Tommy se aproximó como pudo a Francis, a Shirley y a Nepeta, los cuatro se unieron en un nuevo abrazo. Grisam y James solo se recargaron contra la espalda del otro, buscando apoyo. 

-Iré a buscar las mantas, las bebidas y la comida que falta. Volveré con Cícero y Dalia para que ayuden... Scarlet, no los toques -Tomelilla me dijo después de haber revisado que todos estaban considerablemente bien. Pude jurar ver a la mujer mirar con dolor a su sobrina y a sus amigos. 

Yo no pude hacer lo que la bruja me pidió, porque solamente se había ido y yo corrí hacia donde estaba James para lanzarme a sus brazos inconscientemente. 

-Idiota -le reproché en un murmuro-. Eres un idiota, James. 

-¿Por qué? -Dijo sin aliento, mientras me estrechaba contra sus brazos. 

-¿Por qué no te soltaste antes? ¿Y si te pasaba algo malo? 

-Si me soltaba, me vería débil. No quería verme débil frente a ti. 

Froté mi rostro contra su pecho, tal y como un gato haría, y sentí cómo los latidos de su corazón estaban acelerados. Su respiración también era irregular; esa vez, por primera ocasión, comencé a llorar por alguien más que no fuera por mí misma. 

-Oye, James -susurré. 

-¿Si...? 

-Sí cumples con mis expectativas. 

-Lo sé... 

-¿Lo sabes? 

-Lo sé, Scarlet. 

«-Y esa fue toda la historia. Les dije que sería aburrida... -Scarlet dijo, alzando sus hombros mientras se levantaba del lugar-. Claro, aburrida mi historia con James, no lo demás. 

-¿¡QUÉ ACABA DE PASAR!? -Gritaron a la vez las tres niñas-. ¡NO PUEDE SER!

-¡Ay...! Ese dolor había sido horrible -Vainilla suspiró-. Fue peor que el dar a luz. 

-Pero ahora están todos bien -Jim dijo, besando su mejilla-. Me habías asustado mucho ese día... Creo que nunca me había asustado tanto. 

-No puedo creer que hicieran todo eso para salvarme -Pervinca los regañó a todos, negando con su cabeza-. ¡Están locos! ¡Todos y cada uno! 

-Mamá, ¡te han salvado dando sus poderes! -Chilló Lili-. ¡No sabía que eso había pasado! ¡De seguro fue un espectáculo horrible y fascinante a la vez! 

-La cara de dolor de Shirley era horrible... -Scarlet recordó, abrazando a sus pequeños-. Al menos todos recibieron sus poderes, otra vez. 

-Papá fue muy valiente, entonces, mamá -Roseto dijo, alzando la mirada hacia la rubia. Ella asintió con la cabeza, sonriendo. 

-Sí, lo ha sido. 

-¿Y cumplió tus expectativas en ese momento? -Rose preguntó. 

-Creo que lo hizo mucho tiempo atrás, pero yo no me había dado cuenta... 

-Solo querías verme sufrir -dijo James, haciendo reír a los demás. 

Y yo, desde mi ventana, contemplé todo, preocupada. Ya casi era hora». 

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