Capítulo 16
«Plop.
Plop.
Plop.
Eran las once de la noche y de la nada había comenzado una horrible tormenta. Los relámpagos eran muy llamativos en el cielo y los truenos eran lo único que se oía en la oscura noche del valle. Los ciudadanos temían un poco, pero sabían que lo correcto era conservar la calma ante la situación.
Las pequeñas Iris y Lili ya estaban durmiendo en la habitación de Lili después de haber escuchado el relato diario de la historia. El sonido de las gotas chocar contra los cristales de las ventanas las arrullaron.
Vainilla, Pervinca, Grisam y Jim se encontraban en la sala de estar bebiendo una taza de café con leche. Aunque era fácil de preparar, a Jim siempre le quedaba mucho mejor que a los demás.
-¿De qué trató el relato de hoy? -Pervinca preguntó-. Lamento dejarte sola con las dos, pero la señora Burdock se sentía muy mal y Grisam quería verla, así que lo acompañé...
-Yo tenía mucho trabajo -Jim lamentó.
-¡Ay, pero no han causado ningún problema! -Vainilla dijo con una enorme sonrisa resplandeciente-. Además, si tendré a dos pequeños corriendo por toda la casa, tendré que acostumbrarme de una vez.
-Yo sigo asustado por lo que puede hacerme Pervinca mientras duermo por haberle pedido otro bebé -Grisam reprochó, haciéndose ovillo entre los cojines del sofá.
-Eso te pasa por abusar de la situación de mi hermana -Pervinca lo regañó.
-¡Por favor! A ellos les gustó la idea de tener otro hijo. Tienen los recursos necesarios, al igual que nosotros -reniega, antes de hinchar sus mejillas-. Lo que ocurre aquí es que eres muy cruel conmigo.
Vi entornó los ojos y fijó la mirada en su hermana. Vainilla y Jim se encontraban acurrucados contra el otro, abrazándose con fuerza por la cintura; parecían la pareja perfecta desde lejos.
"Si bruja de luz serás, con un sin magia no te casarás... Porque un dulce de miel parecerán." Ella pareció recordar. Yo hubiera deseado estar con ella para burlarnos juntas de la situación.
-¿Puedes narrar otra vez esa parte de la historia? -Grisam preguntó, cambiando drásticamente de tema.
-¡Claro! -Babú exclamó sonriendo nuevamente-. Si recuerdo todo con exactitud, claro...
-Con lo que recuerdes está bien -Jim concluyó, inclinándose para besar su frente.
Y así comenzó la historia de esa noche...»
Una semana más tarde, Shirley, Grisam, Tommy y yo nos encontrábamos tomando clases de magia con la tía Tomelilla. Al parecer, la temática de esa noche era muy especial e importante, pues la mismísima Tomelilla nos lo dijo con una enorme sonrisa.
-¿Qué crees que sea? -Me preguntó Tommy mientras bajábamos juntos a la habitación de hechizos-. Muy pocas veces me invita tu tía a esto y, tengo que admitir, que da un poco de miedo...
-No hay nada de qué temer, Tommy -dije palmeando su hombro con una pequeña sonrisa-. Quizá pensaba que no eras responsable y maduro, como Grisam y nosotras; pero ahora sí lo piensa.
-¿Por qué no sería maduro?
-Pasar más de ocho años enamorado de la misma persona sería un buen ejemplo...
El castaño me observó en silencio unos cuantos segundos y luego apartó su mirada hacia el frente con la mandíbula ligeramente tensa. Por alguna razón, se me hacía un gesto demasiado infantil e ingenuo de su parte.
-Tú hiciste lo mismo -aclaró con cierto tono cortante.
-No.
-Sí.
-No. Esperé a Jim cuatro años, y de ya sabes quien... Bueno... Quizá otros cuatro años o cinco -le aclaré.
-Es lo mismo -Tommy insistió, dispuesto a ganarme.
-¿Podrían dejar de hablar? -Shirley preguntó cuando todos estuvimos adentro de la habitación-. "Entre brujas y magos de la luz, de amores no se hablará", ¿lo olvidan? Y, al parecer, entre ustedes dos no se puede ni siquiera un poco.
El joven Cordibock rodó los ojos antes de soltar una risa y palmear mi cabeza. Muy pocas veces, o quizá solamente esa vez, pudimos ver a Shirley ligeramente celosa. Eso me disgustó, pues ese no era mi propósito... ¡Ni siquiera tenía un propósito, caray!
-Veo que prestas atención, pequeña Poppy -sorprendiéndonos a todos, la tía Tomelilla entró de golpe a la habitación-. Tomen asiento y saquen sus cuadernos. La clase será rápida porque tengo que hablar de algo muy importante con Duff.
-¿De qué será la clase de hoy? -Grisam preguntó ansioso. Desde que iniciamos el plan se había interesado más en las clases... Aunque también era el hecho de que hace mucho no tomaba, considerándose un mago mayor de los dieciocho-. ¿Transformaciones? ¿Pociones? ¿Hechizos en general...?
-Mucho mejor -la tía dijo dejándose caer sobre su silla.
-¿Qué será, entonces? -Shirley quiso saber.
-"Magia negra y magia blanca: poderes extra" -fue la respuesta de su parte mientras abría un gran y polvoriento libro-. El tío Duff y yo hemos guardado estos ejemplares creyendo que no son necesarios, pues estos poderes son verdaderamente antiguos y poco utilizados; hace generaciones que no se ve alguien que los controle oficialmente. Sin embargo, todos los portamos.
-¿Es como cuando sabíamos que seríamos brujas y magos gracias a nuestras raíces, pero aún no mostrábamos señales...? -Pregunté, ladeando mi cabeza.
-Mm... Sí... Algo así -Tomelilla me sonrió un poco antes de ajustarse sus gafas-. Como bien dice el nombre, son poderes extras, después de todo... Pero todos los mágicos los portamos sin importar qué.
-Entonces, ¿el poder de la luz puede utilizar magia negra? -Interesado, Tommy preguntó-. A eso se refería, ¿no?
-Así es -la mayor asintió-. Los magos y brujas de la luz podrán controlar la magia negra y la magia blanca; los de la oscuridad igual... Sin embargo, controlan a sus poderes contrarios un poco menos.
-Es como si todos fuéramos el infinito poder pero en cantidades diferentes -Shirley alzó la voz después de unos segundos de estar pensando-. Por ejemplo, usted al ser bruja de luz, puede controlar ambos, ¿no es así? Pero, como usted dice, la magia negra será en cantidades menores.
-Y mi tío Duff, al ser mago de la oscuridad, controla mejor la magia negra antes de que la blanca... -Grisam susurró-. Mientras que, Shirley... Supongo que ella controla ambos a la perfección, ¿no?
-Sí -mi tía asiente nuevamente-. Lo captaron más rápido de lo que creí.
-¡Esperen, esperen...! Eso quiere decir que, de cierta forma, ¿soy bruja de la oscuridad? -Haciendo una mueca, pregunté.
-No. Solo compartirías algunos poderes... Si no, ¿para qué crees que nos clasificaríamos en luz y oscuridad? -Ella rió, negando con su cabeza-. Estos poderes no son como los demás. No crean, y no destruyen; no embellecen, pero tampoco arruinan; no abren, pero tampoco cierran. Son un punto medio.
-Oh por todos los cielos... Al fin hay igualdad -Tommy murmuró, alzando sus brazos dramáticamente-. ¿Hay algunas oraciones que se deban de pronunciar?
-Sí, por supuesto... Y espero que estén anotando todas estas observaciones en sus libretas porque no pienso repetir -Tomelilla concluyó, levantándose de su lugar-. Anotarán ambas oraciones, ¿entendieron?
-¡De acuerdo! -Dijimos los cuatro al unísono. La bruja escribió un par de palabras en la pizarra que estaba detrás de ella, y después dejó la tiza en su lugar original antes de sentarse.
Número 1- Magia negra: "Con este gran ego, realizo este ruego para que me concedan el poder del fuego."
Número 2- Magia blanca: "Con este simple vuelo me levanto del suelo para pedirle al cielo el poder del hielo."
Observé fijamente las palabras escritas, pues creía haber leído mal. Las releí un par de veces antes de fruncir por completo mi ceño. ¿Hielo y fuego? ¿El fuego era magia negra? ¿No sería blanca?
-Ah... ¿Tía?
-No hagas preguntas. Están bien escritos -Tomelilla dijo, intuyendo lo que diría, antes de suspirar-. Como se darán cuenta, el poder de la magia negra es el fuego y el de la magia blanca es el hielo. Estos poderes, tal y como dije antes, son tan antiguos que muy apenas se usan; una persona que renuncia a sus poderes originales por amor o algo similar los seguirá conservando.
-¿Mamá los tiene? -Sorprendida, pregunté. Ella asintió-. ¡Vaya...! Y pensar que odiaba las charlas del clima que papá tenía con ella en sus citas.
-Necesito que se cuiden, por si el enemigo les hace algo y les quita sus poderes. Estos son solo extras, pero podrán aprender a defenderse... -Lila murmuró, pero ninguno la oyó. Todos estábamos absortos en las bolas de fuego y nieve que se encontraban al rededor de nuestras manos, al igual que con los pequeños remolinos de viento frío y caliente.
De aquella manera, todos aprendimos a usar nuestros nuevos poderes. No batallamos mucho en comprenderlos, pues eran relativamente fáciles y sencillos. ¡No podía creer que se podían controlar el fuego y el hielo de esa manera! Pervinca se estaría muriendo de la emoción, si hubiera estado con nosotros en esa clase.
Esa misma noche, ya a la hora de dormir, me encontraba recostada en la cama junto a Jim entre diversas mantas y almohadas; desde que raptaron a mi hermana, él se había quedado a dormir en la habitación para que me sintiese más segura. Había pasado los últimos minutos contando lo que había aprendido con la tía Tomelilla, pues debía de estar al tanto de los nuevos aprendizajes que teníamos.
-Oh... Nuevos poderes, eh... Eso es interesante -dijo justo después de que terminé de explicar. Pellizcó la punta de mi nariz y sonrió-. Me alegra verte emocionada por descubrir cosas nuevas.
-¡Sí! Ahora tendré algo nuevo que mostrarle a Pervinca y, al fin, tendremos unos poderes similares -dije. Jim soltó una risa mientras me abrazaba con fuerza, haciéndome fruncir mis labios en una mueca nerviosa; nunca antes me había apegado tanto a él-. ¿Quieres ver una muestra de los poderes?
-Me conformo con que solo me expliques el de magia blanca... No quiero que termines incendiando su habitación.
Entrecerré mis ojos hacia él durante unos instantes y luego repetí el hechizo que la tía me había enseñado.
-Con este simple vuelo me levanto del suelo para pedirle al cielo el poder del hielo -hice un pequeño ademán con la mano-. Dependiendo de la forma en la cual muevas tu mano, o en la cual pienses y desees que funcionen los poderes, será la forma de su manifestación. ¿Ves? -Mostré cómo en la parte superior de la palma de mi mano comenzaban a surgir pequeños copos de nieve.
-Ah, ya veo -él dijo, pasando una de sus manos sobre aquellos copos. Entrelazó sus dedos con los míos y rompió la generación de la nieve; su cálida piel quitó los restos de frío que quedaban-. Si lo sigues haciendo podrás enfermarte... Con esfuerzo logré quitarte el frío con cuatro mantas.
-Pero esto es diferente...
-No, no lo es -replicó mientras dirigía su otra mano hacia mi mejilla. La acarició durante unos instantes con su pulgar, y después sonrió-. El cambiar drásticamente de temperatura podrá tener una consecuencia de ese tipo.
Mi mirada se concentró en nuestras manos entrelazadas tras aquel pequeño reclamo. Por alguna extraña razón siempre me sentía más pequeña de lo usual cuando Jim me reprochaba o regañaba por algo; tal y como Grisam se sentía cuando Vi le llamaba la atención por algo que hizo mal.
Recosté mi cabeza contra el pecho de Jim y solté un largo suspiro cansado cuando sentí su mano acariciar mi cabello con suavidad. Me había limitado de muchos mimos durante aquellos últimos cuatro años y el poder estar estar cerca de él nuevamente me hacía pensar que era una clase de sueño o una mala broma de mi subconsciente.
-¿Necesitarás que te lea otra historia para dormir? -Preguntó de la nada Jim, haciéndome alzar la cabeza hacia él. Mis mejillas se tornaron de un tono rojizo al verlo tan cerca de mí, y mi pulso se intensificó de un instante a otro; era sorprendente cómo en cuestión de segundos me había puesto tan nerviosa y torpe.
Con inquietud y algo de incomodidad, mordisqueé la comisura de mi labio inferior y fruncí un poco mi nariz. El fresco aliento de él chocaba contra mis labios, poniendo mi piel de gallina; posiblemente, si no fuera por el frío que había, habría terminado con las manos sudadas a causa de los nervios.
No supe cuándo había comenzando a acercarme a los labios de Jim, y tampoco supe cuándo él había posicionado sus brazos sobre mi cintura y yo los míos sobre su cuello, pero sí sabía lo que ocurriría después. Nuestros labios al fin se unieron, causando que una corriente eléctrica recorriese mi espalda.
No había sido un beso. Había sido el beso. De entre todas las noches en las cuales Jim había permanecido a mi lado, esa había sido la favorita por mucho.
No necesité una historia para dormir, pues había obtenido algo mucho mejor.
«-¡ESPERA, ESPERA! -Pervinca gritó, levantándose de golpe de su lugar-. ¿Le constante eso a Lili y a Iris? Oh por todos los cielos...
-¿Qué? No -Vainilla frunció su ceño ante el comportamiento impulsivo de su hermana-. Obviamente no se los conté... ¿Qué me crees? Solamente conté que me quedé dormida con Jim como se había hecho costumbre.
-Yo no comprendí... -Grisam susurró a Jim, el cual se encontraba ya de todos los tonos de rojo gracias la vergüenza por la cual atravesaba.
-Sí... Y qué bueno que no lo hiciste -Jim dijo de hecho.
Debía de admitir que, cuando escuché aquella parte extra del relato, casi me desmayo sobre las flores en las que me escondía. No sabía que Vainilla hubiese hecho eso con Jim aquel momento; ni siquiera lo había visto venir.
-Mientras yo estaba ahí con el pervertido de Humulus ustedes dos estaban... Ay, me va a dar algo -Pervinca dijo, echándose aire con la mano-. Y yo quejándome de Grisam...
-Pero, ¿de qué están hablando? -El mago de la oscuridad reprochó con sus mejillas hinchadas. Odiaba no comprender de lo que hablaban los demás, pues parecía que lo querían excluir del grupo.
-Digamos que, gracias a mí y a este fragmento de la historia, tendrás un segundo hijo -Vainilla le sonrió al rubio, antes de palmear su hombro con alegría-. Suerte. Quiero un sobrino varón esta vez, eh...
-¿Por qué contaste eso? -Susurró Jim con el mayor sonrojo de su vida-. Es decir, no creo que ese tema sea normal entre la gente...
-Jim, soy escritora de libros populares por todo el valle y redactora del periódico de Fairy Oak -Vainilla dijo-. Nada se escapa de mí. Sé cuándo hablar y sé cuándo no... Ésta ocasión era importante para Grisam y mi hermana. ¡Ahora quizá también seas tío, otra vez! ¿No será bonito?
El mayor frotó sus sienes antes de reír un poco con nerviosismo. Su voz temblaba un poco, lo cual le dio un aspecto muy tierno.
-Sí, supongo que sí -Jim concluyó, dando unas suaves palmadas a la cabeza de Babú-. No tienes remedio, ¿verdad?
-No -la bruja de la luz frunció su pequeña nariz antes de alzar su mirada hacia él. Nunca se acostumbró a su alta estatura.
-Me alegro -besó los labios de su esposa de manera breve y dio una sonrisa cómplice.
-¡Ah...! ¡Ya entendí...! -Grisam exclamó de la nada-. ¡Oh por todos los cielos! ¡Jim, Babú!»
Poderes de Magia Blanca/ poderes similares a los de Elsa:
Poderes de Magia Negra:
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