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Capítulo 13

«Durante la siguiente noche, Iris, Lili, Peter y Violeta se encontraban sentados frente a la chimenea; el sofá en donde estaban sentados olía a la madera recién cortada, lo cual adoraban Violeta y Lili.

Las hadas Clío y Pétalo ayudaban a Jim y a Grisam en el estudio de la familia Burium Periwinkle; mientras que Vi y Acantos preparaban algo de cenar para los niños. Flox no había podido asistir, pues tenía demasiados clientes en su estética. 

-Uh... Qué sueño... -Violeta cabeceaba a un lado de su hermano-. Peter, ¿cuándo nos podemos ir?

-Cuando Lili y yo terminemos nuestro trabajo, Violeta. Por mientras, ¿por qué no vas con la tía Babú para que les cuente la siguiente parte de la historia? 

-Pero, ¿por qué están juntos? ¡Lili y tú no van al mismo salón! -Su hermana le reprochó, apartando la mirada. 

-Es un trabajo que nos han encargado a ambos grupos -Iris explicó-. Por eso yo estoy con Max, y ellos dos están juntos... Aunque, puede que Peter tenga razón, ¿por qué no vamos con mi mamá para que nos cuente la siguiente parte del cuento? 

-¡Me dices qué pasa! -Fue lo último que oyeron por parte de Lili antes de subir a donde estaba Babú. 

La bruja se encontraba en su habitación, pintando en un gran lienzo, como era ya de costumbre en esos días; unos decían que se le había zafado un tornillo porque pasaba la mayor parte de su tiempo libre encerrada ahí. 

"-Está haciendo una sorpresa para sus padres; cumplen 35 años de casados" es lo que Jim solía decir. 

-Mamá, ¿podemos pasar? -Iris preguntó y tras haber escuchado un "sí" por parte de su madre, entró junto a la pequeña Violeta. La habitación olía a pintura y la mayoría del suelo estaba cubierto por sábanas viejas, las cuales evitaban que éste se manchara.

-¿Qué sucede, niñas? ¿Está todo bien allá abajo? 

-Sí, tía Babú -Violeta sonrió un poco. 

-Ah, ya veo... ¿Y qué las trae por aquí? 

-Queríamos saber si puedes contarnos la siguiente parte de la historia -explicó su hija, quien se sentó en la cama de sus padres, a un lado de Violeta. 

-Ya veo -Vainilla repitió, asintiendo-. ¿En qué nos quedamos, Iris? ¿Le has dicho en donde nos quedamos a Violeta? 

-Ella siempre lo hace en el recreo -susurra Violeta, jugando con el borde del edredón de la cama; tenía un olor suave, conformado por el dulce aroma de la loción de Jim y de la crema corporal que usaba Vainilla. 

-Explicaban las frases de "Operación Pervinca", creo... -Iris recordó, dubitativa. 

-¡Ah, sí! De acuerdo... -Regresando la mirada al lienzo, Babú suspiró-. Vamos a ver...»

Una semana. 

Había pasado una semana entera y no había noticias de mi hermana; la banda del capitán y yo queríamos acercarnos a La Roca de Arrochar para ver si había algún movimiento, pero, claramente, nos lo prohibieron al instante. 

Jim, Grisam, Tommy y Shirley me visitaban muy seguido, principalmente Jim, quien se pasaba la mayor parte del día y la noche conmigo; no sabía si lo hacía por sentirse mal consigo mismo, o porque estaba preocupado por mí... Pero algo tenía muy claro; sus palabras, tan seguras y firmes. 

"-Si algo está claro, es que el enemigo quiere que le tengamos miedo; y por eso sigo estando a tu lado. No tengo miedo, y no quiero que tú lo tengas."

Creí que sonaba muy romántico y dulce, pero también absurdo y tonto. Yo pensaba que no tenía miedo, que estaba segura de mí misma... Pero él tenía razón, como siempre. 

Ese día, mientras escuchaba una larga charla de "Nuevos lugares prohibidos en el valle" hecha por mí tía, intercambiaba pequeñas notas con Shirley y Flox, quienes me acompañaban. 

"Quizá cancelen la escuela. Horrible, ¿no?

-Babú."

"¿Ah, sí? ¡Eso es increíble! ¡Al menos hay algo bueno en esto!

-Flox."

"Creo que Vainilla lo dice por el plan: No temer al enemigo. 

-Shirley." 

-¡Niñas! -Un fuerte golpe se oyó desde la parte delantera de la habitación de hechizos, provocando que diéramos un salto en nuestros lugares; la tía había golpeado el escritorio con un gran libro, molesta por nuestra falta de respeto-. Shirley, dime tres de los lugares prohibidos, ahora. 

Shirley saltó de su lugar, espantada. 

-Eh... Yo... Uh... La roca de Arrochar -comenzó con lo más fácil-, los jardines del  viejo ayuntamiento... Y el viejo cementerio celta. Sin mencionar que también hay...

-Vainilla, Flox, digan los dos que faltan. Uno cada uno; ya. -Tomelilla interrumpió a Shirley, e hizo que nos levantáramos. 

-¡La playa de Arran! -Mencioné, recordando que lo dijo en la primera clase que tuvimos Vi y yo; recuerdo que Tommy y yo estuvimos desanimados porque no podríamos ir para darles de comer a los cangrejos. 

-Flox, el último...

Flox ladeó la cabeza, dubitativa; podíamos notar lo nerviosa que estaba porque no se mantenía quieta en ningún momento. 

-Pst, Flox... -Shirley susurró hacia la otra chica, escribió algo en su libreta y la mostró de forma despistada. 

"El faro de Aberdur" 

-¡El faro de Aberdur! 

Suspiré, antes de reír un poco. Las chicas nunca cambiarían, y la tía Tomelilla lo sabía; las conocía tan bien como nos conocía a Vi y a mí. 

-Niñas, niñas, ¿qué haré con ustedes? -Ella suspiró, dejándose caer en su gran y vieja silla-. Necesito que presten atención más que nunca; por si no se han dado cuenta, estamos en un periodo muy frágil para el pueblo. No puedo permitir que por descuidos como estos, terminen lastimadas, ¡o peor, muertas! 

-¡Bruja mía, no! -Flox murmuró, provocando que frunciera el ceño. Su expresión me recordó a la de Feli: "¡Hada mía, no!". 

-Lo lamentamos, señora Lala Tomelilla -se disculpó Shirley, cortés como siempre-. No es que no nos interesase el tema, pero lo ha repetido en la última hora más de tres veces... Sin mencionar que solamente está dando un recordatorio de los lugares prohibidos, no se ha agregado ningún sitio nuevo, ¿no es así? Por ello los sabemos ya... Bueno, al menos la mayoría -Shirley dirigió su mirada hacia Flox, quien se escurría de la vergüenza en su pupitre. 

-Eso ya lo sé, Shirley. Y confío en ello, pero eso no me quita el pendiente que se les meta en la cabeza alguna idea similar a de Vi aquella vez, cuando creímos que se había aliado al enemigo... ¡Y ahora es mucho peor! ¡La han raptado! ¿Quién seguirá? -La tía se levantó de golpe, antes de comenzar a caminar entre nuestros lugares-. ¿Quizá la otra bruja de la antigua alianza...? ¿O la bruja que era cuidada por el hada que desafío a sus hombres...? ¿O quizá se arriesgue tanto y decida robar al infinito poder? -Ella se detuvo en el lugar de Shirley, provocando que ésta pasase saliva pesadamente-. No olvidemos la situación en la cual nos encontramos, querida Poppy. 

-No creo que sea necesario decirlo de ésa forma, tía -intervine, riendo nerviosamente-. Mejor dejemos el tema a un lado y continuemos con la clase, ¿qué te parece? Nos centraremos ya en el tema, y podremos responder todo más rápido. 

-¿Crees que esto es solo teoría, Babú? -La bruja se giró a mí, entrecerrando sus ojos hacia mí-. Por si lo olvidas, ya no tenemos a Feli para que te proteja a ti y Flox está por cumplir los quince años también, y Pífano podrá irse... Además, muchas hadas se han ido ya y...

-Sí, pero se han ido porque ya no es necesario que nos cuiden -le interrumpí-. No somos unas niñas ya, tía Tomelilla. Podemos hacer esto solas, no necesitamos que Feli, Pífano, o algún otra hada nos ayude; confiamos en nuestras decisiones y acciones, no requerimos de las opiniones de los demás para confirmarlo. 

La tía suspira, recargándose contra su escritorio.

-Solo queremos protegerlas, niñas... Les guste o no, durante éste tiempo pasaremos la mayor parte del día encima de ustedes... ¡Y si es necesario no las dejaremos salir ni siquiera al jardín! 

Deberíamos de dejar el tema ya, si esto sigue así el plan se echará a perder... Pensé. No permitiré que un reproche eche a perder todo... No puedo.

«-¡Oh! ¡Aquí estaban! -La puerta de la habitación se abrió de golpe, dejando ver a Acantos y a Jim-. Las hemos estado buscando por toda la casa, nos habíamos asustado. 

"Sin embargo, Lili y Peter sabía en donde estaríamos..." Pensó Iris, frunciendo el ceño. 

Levantándose de la cama, Violeta corrió hacia su padre y saltó a sus brazos. 

-¿Mamá ya viene? -Pregunta la pequeña, observando a su padre-. La tía Babú nos contó la siguiente parte de la historia, y aparecía ella. ¿Quieres que te la cuente cuando vayamos a casa? 

Acantos ríe, palmeando la cabeza de la niña. 

-Claro, Violeta, claro. Pero ahora necesitamos bajar a comer, la tía Vi y yo les hemos hecho pasta con salsa de tomate y champiñones -Acantos informó. 

-¿Eh? ¿En serio? -Iris se levantó de la cama de sus padres y corrió escaleras abajo; si había algo que le gustara más que Max, era la pasta. 

Vainilla rió. 

-Quizá deberían bajar ustedes también -la bruja indicó, señalando la puerta con un gesto con la cabeza. 

Al ver que tanto como Acantos y su hija asintieron y salieron de la habitación, Jim se giró hacia ella. 

-Deberías bajar tú también, Babú -Jim dijo, observando a su esposa con desaprobación. 

-Torpe, si lo hago ahora olvidaré la idea que tengo. ¡Ya casi lo termino, y solo he pasado aquí tres tardes seguidas! -Satisfecha, puso sus manos sobre su cadera-. ¿Va quedando bien? Ayer aproveché que vi a Tommy y le pregunté qué colores me recomendaría... 

-Se ve muy bien, tranquila -Jim sonríe y deposita un dulce beso sobre su cabeza-. Como dije, deberías bajar y descansar un poco. 

-¡Pero...! 

-Pero nada, Babú. Anda, baja -jalando de la mano a Vainilla, Jim comenzó a caminar. 

-¡Jim! -Reprochó Babú tratando de zafarse mientras reía. 

Cómo hubiera querido estar más cerca de ellos en ése momento, pero ahora solo puedo quedarme aquí; observando desde la ventana. 

Las extraño, niñas; y nunca las he dejado ir».


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