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[6]

"Veo nuevos mundos.

Estas visiones se queman dentro de mí.

Solo fuera de contacto.

Pero todavía lo suficientemente cerca para ser parte de mí. “

 

 

Yoongi POV

“¿Realmente importa?”


Era primavera en aquel tiempo.

Mis dieciséis años no me permitían esclarecer mis inseguridades y con ello mi desastrosa vida, una que me mantenía atado inconscientemente.

Aquellos pocos pero muchos años me hicieron sin querer madurar de manera descomunal, de ver el sentido de la vida otra razón más para desaparecer.

El porqué me tomó tanto tiempo decidir si acabar el sentido sin rumbo que llevaba o no, fue aquel extraño sentimiento.

En un sueño. Diecisiete años. Fue la primera vez que lo vi, bailando al compás de las hojas de otoño con eso él, llamando mi nombre. Desperté después de varios segundos en mi habitación vacía y desolada, una pared lisa y completamente blanca me saludaba. Entendí que era un sueño.

A mis veinte años. Cuando logré tener mi primer piano, aquellos sentimientos se hicieron más fuertes. Cada que mis dedos bailaban en sus teclas, cada que me absorbía en sus profundas notas, veía su figura en solo un parpadeo. Después desaparecía.

Mi depresión y fobia social cayeron completamente a un inminente abismo sin oportunidad de salir. Fue allí cuando entendí que no había vuelta atrás. Y, que si tenía un propósito, era aquel de ver la luz después del túnel, de cantar un desconocido nombre y tocar sonatas con su cuerpo.

Era invierno.

Mi undécimo tercer cumpleaños llegó, era media noche cuando los antidepresivos fueron lo único que recibí como todos mis años. Y realmente no necesitaba ni quería nada más. Pues he odiado siempre las fechas así.

Dos golpes en la puerta hicieron obligatoriamente arrastrar mis pies fuera de la cama, el frío calando mis huesos pero eso nunca importó, menos cuando después de abrir la puerta una nota cayó lentamente desde el aire golpeando el suelo con suavidad.

Reparé lentamente con mis ojos hacia todas partes, más nadie pareció estar en ese momento, acto seguido recogí la nota y una dirección se plasmó en ella reluciendo dos pequeñas alas en sus costados.

Fue a mis doce años cuando entendí casi completamente que mi única salida era componer y tocar aquello que yo llamaba Dios. Ciertamente eso era, mi refugio, mi escapatoria y mi única salida. Aquél que llenaba mi ser y era testigo de mi vulgar existencia, inservible. Es mi deidad, será siempre así y cuando comprendí a ciencia cierta aquello, solo pude sonreír porque además de ello, un ser alado bailaba al acompasado de mis notas.

Aún así, quería que mi último respiro lo tomara él, y que en sus notas me embriagara llevándose mi último aliento.

El sentimiento de ver a alguien más nunca se fue, y una vez quise cerrar mis ojos y acabar con todo, él sonrió con sus pequeños ojos y su peculiar voz robó aquello que ni siquiera tenía idea podría existir en mí. Encendió tal cual interruptor, emociones ligadas con una confusión malditamente familiar.

Llegando a esto donde ahora estamos.

— Pasa por favor, ellos no te harán nada.

— No quiero.

— Vamos, hablo en serio. Te aseguro que solo quieren admirarte. –suplicó zarandeándome.

— Dije no.

— Bien. No tengo opción, ¿O si?

Si este ser con alas de mariposa cree que dejaré aquellos jodidos elfos acercarse a mí, está muy muy equivocado.

Sujétate. dijo después de tomarme por el cuello trasero de mi Cárdigan alzándome, mis pies dejando la tierra siendo remplazada el aire en estos.

Casi grité cuando se impulsó volando por encima de las criaturas y elfos que ahora nos miraban impresionados. Gruñí claramente molesto, ¿No podía simplemente dejarme y ya?

Yoongi, no grites, asustas a los gnomos que viven en los hongos.

Tras llegar a la aclamada zona de “Elfos” y demás criaturas mágicas, los jodidos mágicos me miraban como un pedazo de carne, no es por nada pero esto sí me dio miedo y miren que de miedo y preocupación no sé nada.

Opté por negar varias veces queriendo regresar o de lo contrario mi puño quedaría enterrado en quien quisiera tocarme, sin embargo, el hada no era muy conformista.

— ¡Tú!, ¡pedazo de ave! ¿Crees que eso me importa?

—Tengo alas, sí. Pero son similares a las de mariposas, no de aves. Ellas tienen plumas, sabes. –alcé mi cabeza fulminándolo con la mirada, él solo me miró desde arriba con una picardía palpable e irritante. — No te enojes, aquí paramos.

— Maravilloso. –puse los ojos en blanco.

— Creí que pesabas más. Pero en realidad pareces una pluma, al igual que tu color. –soltó una risa seca.

Ja, que puta risa.

— Jimin, por el amor a tus alas –me posé tras su espalda en un rápido movimiento tomando con una mano una de sus alas justo donde la base con la piel conecta, y con la otra en su cuello apretando levemente — Si no quieres perder una de estas, deja de bromear y estar haciendo cosas imprudentes, precioso. –gimió bajito cuando deslicé mi mano derecha en su ala izquierda, acariciándola. Subí de nuevo a la base y abrió su boca cuando llegué a la punta de ésta soltando otro gemido, esta vez más agudo.

Oh.

— H-humano. Deja mis alas, l-lo sient… ¡ah!

— ¿Qué pasa si toco aquí, hmn? –hice círculos en su espalda baja lo mismo con su ala, su respiración se volvió más acelerada, reí al saber lo sumiso que ahora mismo se veía.

— Hmp… n-no basta, ¡ah!

— ¿Es tu zona erógena acaso? Oh, pero que maravilla. –se removió tratando de cubrir su rostro, al parecer por haber descubierto algo tan íntimo como esto.

— Descuida, bonito, te dije que no jugaras conmigo. –lamí su lóbulo a la vez que tomaba su cuello haciendo reposar su cabeza sobre mi hombro, su cuerpo entero tembló. — Solo es una advertencia, no sería capaz de dañarte. –y lo solté después de besar su mejilla, dejándolo ir, de inmediato cayó al suelo sobre sus rodillas jadeando suavemente. 

— Eres un idiota.

— Puede qué, pero así decidiste traerme. –achicó sus ojos, sus manos en su rostro tratando de menguar el calor en sus mejillas. — Tienes una voz muy dulce, más si gimes así de delicado.

Ah, él pensó que podría jugar conmigo.

¡Yoongi! ¡Deja de decir esa clase de cosas tan a la ligera.  –el carmín regresó esta vez más intenso y cubrió parte de su cuello, sonreí lascivo.

— Eres hermoso, pero lo eres aún más avergonzado –acoté en un suspiro, me acerqué hasta él extendiendo mi mano poniéndolo de pie. — Así que descuida, no te alteres, dulce hada.

— Empiezo a creer que tienes doble personalidad.

— Tal vez, quien sabe. Nunca me lo diagnosticaron, pero puede qué –jadeó viéndome con cara de “En serio eres idiota”. — Vamos, olvida eso. ¿Dónde estamos?.

El rubio frente a mi suspiró pesadamente, y señaló el camino de rocas y mármol que se abría paso entre los arboles. A lo lejos vislumbré casas.

No es tan diferente para ser un mundo de hadas.

Y al parecer más seres mágicos. Sería una larga noche.

“Es justo lo que ahora mismo importa.”


— Y él es Hoseok, uno de mis hermanos. Pertenece a las hadas Sílfides. Un hada de viento.

Más seres con alas de mariposas. Más que socializar, más para irritarme.

— ¡Es un humano! ¡¿Jimin, trajiste un humano al reino de las hadas?!

Bastante irritante, diría yo.

Cubrí mis oídos y la mueca en el rostro de Jimin me confirmó que no era el único irritado.

— Solo, ¿podrías dejar de gritar? Sabes que a esta hora Namjoon y los demás duermen, no querrás despertarlos.

Todo resultó siendo un lugar estúpidamente mágico.

Enormes montañas con formas triangulares flotan encima de un abismo poco amigable con grandes cascadas conectadas a ellas.

Otras más se posan en la tierra a pocos metros de donde estamos, y en el centro mirando hacia el cielo una clase de lazos y mantos se extienden de diferentes y llamativos colores asomando las mismas notas musicales, pero esta vez, enormes.

Le siguen figuras en forma de arpas, flautas y teclas de piano colgando de lianas en el centro de la oscura y despierta noche. Todas éstas sonando apenas perceptibles a oídos de todos los aquí presente.

Jodido y maravillosamente mágico.

Estamos en el centro de las montañas donde al parecer son estilos de casas bastante hogareñas, suponiendo por lo tarde de la noche, descansan ahora dentro. Las lunas alumbrando brillante y limpio, el cuerpo de Jimin bajo su luz rosácea siendo más que embriagador.

Más que delirante.

— Esto es… es maravilloso, nunca había visto un humano tan de cerca –tocó mi mejilla con la punta de su índice, manoteé su derecha e hizo un puchero sobando su mano. — Que agresivo eres, ¿cómo dijiste que te llamas?

— Y a ti que mier…

— ¡Yoongi! Su nombre es Yoongi, Hobi. –se apresuró el rubio cubriendo mi boca.

Menudo idiota.

— ¿Podemos hablar después? Estoy cansado, y tengo que dormir, además Yoongi no parece muy contento.

Alcé una ceja ante su suave tono.

El pelirrojo, hada que se hace llamar Hoseok, cruzó sus brazos diciendo algo en su oído, después un fuerte “Nos vemos humano”  y acto seguido voló y despareció más rápido que un parpadeo.

— Jimin, tengo hambre –rodó los ojos y tomó mi mano. — Tu amigo es irritante.

—Es peculiar, así es su raza. Por ser un hada de viento.

Diez pasos más y estábamos dentro de una de las casas.

Bastante acogedora.

Cerró tras un suspiro y me sonrió de vuelta.

— ¿Quieres sentarte?, preparé algo para que comas, por cierto… –se acercó despacio tomando mi mano plantando un pequeño y casi fugaz beso en mis labios, pestañeé. — Son las once y once, supuse que querrías saber.

Tan atrevido. Sonreí entrelazando nuestros dedos.

— ¿Dónde dormiré?

— Conmigo, no hay otro lugar donde puedas descansar, lo siento.

Que esto no sea un sueño, por el amor a las notas.

Eso suena fantástico. –solté cerca de su oído.

— ¿No te molesta? –dijo despacito, negué leve después de acariciar su mejilla, el carmín naciendo en la punta de su nariz.

¿Cómo podría? Gracias, Jimin. –tomé su nunca enterrando mis dedos en sus hebras y aspiré el aroma en su cuello, él dejándose ante mi atrevimiento. Dejé un suave beso allí para después tomar su boca, introduciendo mi lengua en ella, la suya sumándose al trabajo y un jadeo me hizo suspirar. Mi mano subiendo a una de sus alas, sonreí satisfecho cuando gimió en mi boca. — Sigo teniendo hambre, sin embargo.

Soltó una risa nasal separándose apenas unos centímetros para después hacer un mohín.

— ¿Puede esperar?

— Puede esperar. –afirmé sin rodeos bajando mi mano a su cintura y acercándolo más a mi cuerpo antes de tomar su boca nuevamente succionado su lengua, pasó sus manos a mi cuello guiándome hasta que mis pies tocaron la cama, estaba a punto de dar la vuelta y lanzarlo de espaldas pero…

— Jimin, quería decirte que olvidé los hongos de cristal el otro día que…

Maldita sea mi bendita suerte.

Jimin se sobresaltó empujándome y haciéndome caer de espaldas a la cama, limpió su cara rápidamente, sus manos en su espalda y después acomodando su ropa.

— Perdón yo-no, no sabía que estabas, hmn, ocupado. Disculpa por interrumpir Yo ya… ya me iba, regreso luego.

— Sí, gracias. –dije entre dientes. Jimin me miró como si quisiera matarme, me encogí hombros.

— No, Hoseok. No interrumpes nada, s-solo le mostraba a Yoongi la cama, íbamos a dormir. –exclamó nervioso.

Ajá.

Solo, luego nos vemos, ¿si? Buenas noches, Jimin. Tenemos una conversación pendiente. –y se fue justo como entró, dejando a un Jimin confuso y a mí con un doloroso problema en mis pantalones.

Y con hambre.

 

 

 

🍀🍂
 

 



Holaaaaa babus, perdón la demora :' no he tenido Internet. Espero que estén bien, cuidenseee

Katsu✓❄️

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